La Razón , 18/07/2011
Noticia M1
El camino es recorrido a diario por colonizadores e indígenas. Para los primeros, el camino servirá de base para edificar la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. "Ya no tendrían que deforestar, sólo ampliar el camino y, pasando la zona protegida, a partir de San José de la Angostura, abrir la brecha que ya existe", argumenta Vicente Apaza, colono del sindicato Villa Paraíso, de la central cocalera Nueva Aroma. El hombre llegó al Parque en 1980; es oriundo de Oruro y junto a otros relocalizados mineros "nos asentamos aquí y formamos el sindicato. Ingresábamos por el sendero, sacábamos las cosas a lomo". Ese sendero se convirtió en camino. Con cuatro metros de ancho, el camino ondulado se inicia al pasar el río Isinuta, afluente que tiene al menos 200 metros de largo y lugar donde se ubicaría el primer puente de conexión con el Parque Nacional Isiboro Sécure. Llega hasta el río San José de la Angostura; son 150 km sinuosos de tierra, lo cruzan varios afluentes pequeños y al menos cinco ríos grandes: Isiboro, Ibuelo, Bolívar, Izeze y San José de la Angostura. En la entrada de la reserva ecológica se aprecian las primeras casas de madera, precarias, pero con energía eléctrica y antenas parabólicas. Hay otras de ladrillo, como las unidades educativas. Puerto Patiño es la primera población colonizada, luego están Patiño Norte, Villa Bolívar y Santísima Trinidad, comunidad indígena que pertenece al Beni, ubicada a 100 km de Isinuta, de 200 km y que se halla rodeada por colonos. Félix Zambrana (60 años), trinitario mojeño, dice que los indígenas se sienten acorralados, "como ganado nos quedamos en el medio y alrededor todos son de Cochabamba, se han llenado con la coca y a los indígenas nos han hecho escapar al monte, han ido botando los mojones y siguen avanzando junto con la coca". Para ellos, la carretera podría significar más colonización. El cacique de Santísima Trinidad, Santiago Rosendy, cuenta que antes eran 500 familias, pero "la colonización hizo que desertaran y quedaron 30; los trinitarios llegábamos hasta Aroma, ahora ese terreno no es nuestro". Leonardo, cacique de El Carmen, población ubicada en el área protegida, más allá de la línea roja, argumenta: "Podríamos querer si (el camino) viene por aquí, si viene por otro lado no nos beneficia; pero hay que pensar porque es nuestra única tierra". La carretera llevaría progreso a sus pueblos, consideran algunos, "salud, educación, energía eléctrica, pero el problema es la tierra, si abrimos el camino los colonos nos van a perseguir y puede ser que nos boten a los pueblos indígenas, somos pocos pero queremos defender nuestro territorio". Además de la carretera, el ingreso de madereros genera desencuentros entre pueblos indígenas; "no podemos entendernos entre Cochabamba y el Beni, esto no es de ahora, no podemos organizarnos, cada uno está por su lado, somos tres organizaciones (Indígenas del Isiboro Sécure, Sur y Conisur) y cada uno piensa diferente". Los indígenas de El Carmen y pueblos aledaños producen para su consumo, viven de los frutos del monte y la pesca, "venimos a Ichoa por necesidad, a canchearnos donde ellos, no tenemos productos para que vendamos, tampoco podemos cultivar ni vender coca porque para nosotros no hay permiso". A diferencia de éstos, los mojeños de Santísima Trinidad viven del cultivo de la hoja de coca, tienen derecho a un cato y la producción es trasladada a Aroma, central cocalera ubicada a una hora y media de caminata. Bernabé Noza Cayuba, autoridad del lugar, cree que será preciso, por las diferentes versiones, que Evo Morales llegue a las zonas indígenas y converse con ellos; "queremos una reunión con el Presidente, queremos que nos explique, ahorita estamos confundidos". Quienes ya definieron la ruta son los colonos y hasta aprobaron la construcción porque la vía, confían, ayudará al área colonizada que tiene entre sus pobladores a exmineros de Oruro y Potosí y gente que, siendo descendiente de los migrantes, nació allí. Ingresaron al Parque desde 1979, según Roberto Reyes Ramos, uno de los primeros que se instalaron en Aroma; "éramos 770 los que entramos hasta Ichoa". Conformaron ocho centrales cocaleras: Uncía, Tacopaya, 15 de Diciembre, Isiboro, Isiboro A, 1 de Mayo, Sécure y 1 de Marzo; cada una aglutina a sindicatos productores de coca, de yuca, arroz, walusa, cacao, maíz, naranja, lima, plátano y papaya, productos que por falta de transporte, carretera y puentes, muchas veces se quedan en los lugares de cultivo. "Se pudren porque no tenemos cómo sacar, especialmente en época lluviosa no podemos atravesar los ríos", afirma Saturnino Angüela. Los productos, aclara, son llevados en "q'epis, apenas podemos cargar 20 ó 50 kilos, no más porque el camino es bateado; de aquí llegamos en medio día hasta Isinuta, un día en tiempo de lluvia, a veces hay que estar parados dos o tres días hasta que rebaje el agua de los ríos". Sueño. Don Saturnino cuenta que desde 1982, cuando llegó al Parque, "nos prometen camino, ya soy viejo y nada, seguimos esperando la carretera que nos ayude a sacar los productos". Para el exministro de Tierra Alejandro Almaraz la construcción de la carretera facilitará el acceso al narcotráfico. Los cocaleros dicen que no habrá más cocales y mucho menos permitirán el ingreso de otras personas. "Nosotros vivimos más de 30 años, respetamos la parte indígena, la demarcación del Parque, vamos a hacer respetar esto", expresa David Delgado, colono de la central Aroma. Conamaq apoya la marcha ANF El Consejo Nacional de Ayllus y Marcas del Qollasuyu (Conamaq) ratificó su apoyo a la marcha de los indígenas del Parque Nacional Isiboro Sécuré (Tipnis), en protesta contra la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. El dirigente del Conamaq, Rafael Quispe, confirmó la participación de esa organización que aglutina a los pueblos indígenas y campesinos del país en la movilización del 2 de agosto, cuando la marcha partirá desde Villa Tunari rumbo a La Paz. Informó que se sumarán otros sectores indígenas y campesinos. El presidente Evo Morales Ayma ha advertido que la carretera que unirá Cochabamba con Beni se construirá a pesar de la oposición de los habitantes del Tipnis Los colonos llegaron y no respetaron lo nuestro Santiago Rosendy, corregidor de Santísima Trinidad. "La salida de Santísima Trinidad (Beni) a Cochabamba es fácil, pero para visitar a mi familia que está en la capital beniana (Trinidad) cuesta llegar, son dos días y una gran vuelta por Santa Cruz. Yo nací en Trinidad y he llegado por canoa hasta acá (Santísima Trinidad), donde vivían mis abuelos y, como teníamos terreno, lo agarramos para poder sembrar y nos quedamos asentados. Aquí crecieron nuestros hijos. Los colonos llegaron en los años 80 en cantidad, hubo avasallamiento, no hubo respeto, encima de nuestros lotes han construido sus casas, se metieron encima y ahora ese terreno no es más nuestro. La gente del Territorio Indígena Parque Isiboro Sécure (Tipnis) no estamos acostumbrados a enfrentarnos, no estamos preparados para grandes problemas. Por eso, muchos se fueron más adentro, por las orillas de los ríos viven de los trabajos que pueden conseguir. Ellos transitan en puro canoa, ése es su camino, el río. Nosotros podríamos querer el camino, pero depende también de los otros indígenas que son más. No podemos aceptar nosotros mientras ellos no lo hagan, ellos son la mayoría". La carretera nos ayudará a sacar los productos, Walter Áica (28), productor de plátanos. Nosotros producimos varios productos; pero no podemos venderlos afuera porque no hay carretera, nos cuesta muchísimo sacar la producción, por ejemplo, esta cabeza de plátano cuesta 80 bolivianos, si hubiera cómo sacar en buenas condiciones, podríamos vender más y entonces la cabeza llegaría a costar 20 bolivianos. La gente debe entender que la carretera seguramente va a contribuir a mejorar la vida de la gente. Dicen que los indígenas del lugar se oponen, nosotros solamente les pedimos que reflexionen, a sus dirigentes especialmente, porque conversando con ellos, dicen que sí. El año 2005 ellos son los que han pedido abrir una brecha hasta Oronono, en el área protegida. Lo hemos hecho, son al menos 70 kilómetros de senda en el monte que se pueden usar para la carretera. El tema ahora es dialogar con ellos. Nosotros sentimos que estamos en nuestra casa, hablemos. Los indígenas quieren, hay que hablar con dirigentes, Saturnino angüela, colono de Aroma. Son 30 años que vivo aquí, ahora ya tengo 60 de edad. Este camino que al principio era senda, lo hemos transitado sufriendo, lomeando (llevando carga en las espaldas), hemos caminado y hasta con el agua nos hemos hecho llevar. Nos hemos comprado unimocs (viejos camiones militares que ellos mantienen en buen estado); hasta los vehículos se han quedado como testigos en el agua. Ahora queremos que este camino se vuelva carretera, son 30 años de sufrimiento y necesitamos urgentemente esta construcción. Yo he venido a esta zona desde Potosí, con el trabajo ya me he acostumbrado al lugar, incluso junto con los indígenas hemos sufrido. La gente aquí antes andaba patapila (descalza), gracias a nuestra influencia usan ya calzados, ropa. Ellos quieren la carretera como nosotros, al ver nuestro trabajo, cómo no van a querer este adelanto. Los yuritas (yuracarés) dicen que son algunos nomás los que deciden y se oponen.
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