miércoles, 28 de febrero de 2018

Protestan por el desalojo por la fuerza de activistas contra el cementerio nuclear en Francia


Por Ecologistas en Acción
Activistas contra el cementerio nuclear ocuparon en 2009 los terrenos donde se iban a producir las primeras catas geológicas. Unos 500 policías expulsaron a la quincena de activistas que ocupaban el lugar. Después realizaron varias detenciones.
  • Ante el desalojo de activistas antinucleares en Francia, Ecologistas en Acción y Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) envían una carta de protesta al embajador francés.

  • Las organizaciones consideran que este desalojo es antidemocrático y contrario a la supuesta oferta de diálogo del gobierno. La propia Autoridad de Seguridad Nuclear de Francia ha arrojado múltiples dudas sobre el proyecto.
El 22 de febrero de 2018 más de 500 policías franceses han desalojado a activistas antinucleares del bosque de Bois Lejus y de la ciudad de Bure. Desde hace varias décadas la empresa Areva pretende enterrar en profundidad 80.000 m3 de residuos nucleares de alta actividad en esta localidad francesa.
Activistas contra el cementerio nuclear ocuparon en 2009 los terrenos donde se iban a producir las primeras catas geológicas. Unos 500 policías expulsaron a la quincena de activistas que ocupaban el lugar. Después realizaron varias detenciones.
Estos hechos se producen durante la visita del ministro de Medio Ambiente francés Sébastien Lecornu. Esta visita se produce supuestamente para ofrecer diálogo, acuerdo y concertación en el proceso de instalación del posible cementerio nuclear.
Asimismo, la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa, equivalente al Consejo de Seguridad Nuclear español, ha arrojado múltiples dudas sobre la calidad de este proyecto mostrando numerosos elementos problemáticos al proyecto de Areva.
Por todo ello, el MIA y Ecologistas en Acción se han dirigido al embajador francés Yves Saint-Geours para que transmita su protesta a las autoridades de este país ante un desalojo arbitrario y antidemocrático.



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Colombia. Militares habrían iniciado incendio en vereda de Puerto Asís, Putumayo, según los campesinos


Por Contagio Radio

Este incendio ha afectado fuentes hídricas, la fauna y flora del territorio y el potrero que estaba en la finca contigua a donde inicio el incendio.

Campesinos denuncian que militares habrían comenzado un incendio en una finca en la comunidad de Sevilla, en Puerto Asís, Putumayo, que ya dejaría hasta el momento 20 hectáreas quemadas, una bodega en donde había elementos para realizar siembra y cortar árboles, y daños en la vivienda del predio del campesino afectado.
De acuerdo con Gregorio Rosales, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda la Rosa, el incendio inició el pasado jueves 22 de febrero hacia las 12 del mediodía, luego de que soldados pertenecientes a la Brigada 27 de Selva, ubicados en las plataformas petroleras de la empresa británica Amerisur, ingresaran al predio de un campesino en la comunidad de Sevilla y quemaron una pequeña bodega, hecho que provocó que el fuego creciera sin que se pudiese controlar.
Este incendio ha afectado fuentes hídricas, la fauna y flora del territorio y el potrero que estaba en la finca contigua a donde inicio el incendio. Sumada a esta situación se encuentran los demás los incendios que se han registrado en la Amazonía colombiana desde la semana pasada.
“Aquí lo único que se sospecha es que el causante de esto fueron los militares que pasaron por aquí, entonces esas 20 hectáreas consumidas entre potrero y rastrojo son las que fueron consumidas por el fuego”, manifestó Rosales y agregó que no conocen los posibles intereses que tengan esos integrantes del Ejército por iniciar el fuego.
De igual forma Gregorio Rosales señaló que la familia dueña de las hectáreas se encuentra bastante preocupada y triste por la pérdida de las tierras para cultivar y así mismo se encuentra la familia que perdió la bodega en donde comenzó el incendio.
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www.contagioradio.com/militares-habrian-iniciando-incendio-en-puerto-asis-putumayo-segun-los-campesinos-articulo-51813/

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La lucha de los pescadores de Amuay contra el gigante petrolero venezolano



New York Times




Pescando en la bahía de Amuay. La refinería más grande de Venezuela ha vertido contaminantes al agua, lo que pone en riesgo el sustento de las familias en el área. Credit Meridith Kohut para The New York Times

Con las sandalias enterradas en la arena y su infatigable optimismo, el pescador de edad avanzada miró hacia el agua y sopesó su larga y perdida batalla.

A sus pies estaba la bahía Amuay y la fértil fuente de pescado que sustentaba: eso era por lo que peleaba. Lejos, en la costa opuesta, más allá de las olas que levanta el viento, se sitúa su adversario: la imponente planta petrolera paraestatal y su maquinaria fallida.

“La empresa odia a este señor”, dijo el pescador, Esteban Sánchez, al tiempo que su índice calloso apuntaba hacia su pecho. “Pero no me importa. Continuaré denunciándolos”.

Por generaciones, los pescadores de Amuay han pescado pargo (también conocido como huachinango), macarela (caballa), sardinas, almejas y cangrejos de estas aguas para alimentar a sus familias y venderlos a mayoristas que llevan sus productos a los mercados y restaurantes de otros lugares.

Sin embargo, la planta, parte de un gran complejo de refinerías en Venezuela, ha arrojado ocasionalmente contaminantes a la bahía y a las aguas adyacentes del mar Caribe, por lo que amenaza el sustento de familias que viven en esta pequeña y pobre comunidad de varios miles de habitantes en la costa noroeste del país.

Con cada derrame —una veintena durante las últimas tres décadas, dicen los residentes— los pescadores se han visto obligados a poner en pausa su trabajo mientras las manchas de contaminantes convirtieron la superficie del agua en un caleidoscopio brillante tóxico que envenenó a los peces y el agua corriente, eliminó los manglares y ensució las playas del pueblo.

Es muy poco lo que los pescadores y sus familias pueden hacer; como si estuviera atrapada en el peor de los matrimonios forzados, la población está atada a la refinería por la bahía que comparten.

El suceso más reciente se dio cuando un tanque de almacenamiento se inundó por las fuertes lluvias en octubre pasado y tiró miles de galones de desperdicios de la refinería hacia la bahía. Peces sin vida llegaron a las orillas de Amuay; decenas de pelícanos murieron. Los pescadores que trabajaban en la bahía no pudieron pescar ahí durante más de un mes, lo que los dejó en una situación económica precaria en medio de la creciente inflación y una economía nacional en picada.
Los habitantes del pueblo dijeron que la empresa, Petróleos de Venezuela (PDVSA), mandó empleados para revisar los daños, pero no comenzó con la limpieza ni indemnizó a los pescadores por la pérdida de días de pesca. PDVSA no respondió a nuestra solicitud de comentarios. Algunos ahora temen que tales derrames se puedan convertir en algo más común. El complejo de la refinería, la piedra angular de la industria petrolera de Venezuela, ha caído en un abandono severo que ha ocasionado recortes en las operaciones, despidos masivos y aumento de accidentes.

“Es como una bomba en la puerta de tu casa”, dijo Francisco Sánchez, un pescador y primo de Esteban Sánchez.

El pueblo —con sus rudimentarias casas de concreto de un piso, cuatro iglesias, una escuela y un centro comunitario— se extiende a lo largo de caminos parcialmente pavimentados en una pequeña península entre la bahía y el mar. La vida siempre ha sido dura en este lugar, pero ahora lo es más en medio del declive económico de la nación.

Al igual que el resto de la población desfavorecida del país, la voluntad comunitaria para protestar parece haber aminorado debido al colapso económico de Venezuela, y la mayoría parece resignarse estos días a sufrir en silencio por las humillaciones de PDVSA.

Excepto por Esteban Sánchez, de 70 años, un nativo de Amuay que, como muchas generaciones anteriores a él, ha pescado toda su vida en las aguas que circundan la bahía. Conforme otras voces de protesta se disipan, él ha mantenido la suya a todo volumen.

Expresa una opinión matizada sobre la refinería: respeta su importancia económica para la nación, pero critica su conducta.

“Tú sabes que este es un desarrollo que beneficia al país y no somos egoístas”, dijo. “Lo que no nos gusta es que nos consideren inferiores, como si fuéramos una garrapata en un perro”.

Sánchez comenzó su cruzada ambientalista en 1996, cuando levantó su primera denuncia formal ante las autoridades venezolanas después de una serie de derrames en la bahía.

En ese momento, dijo, el grupo de presión de pescadores de Amuay estaba más unido, con dos asociaciones de pesca que representaban a varios cientos de pescadores del pueblo. Él era presidente de una, la Asociación de Pescadores Artesanales de la Bahía de Amuay; la otra asociación representaba a pescadores que trabajaban principalmente en el mar Caribe.

Sin embargo, más o menos hace una década, su asociación sufrió un cisma, pues la mayoría de los miembros la dejaron para unirse a dos nuevos grupos de pescadores, que eran parte de un plan del entonces presidente Hugo Chávez para crear un sistema de consejos comunitarios que supervisaran el desarrollo local de proyectos. El gobierno abastece de botes, motores y redes a los dos consejos de pesca.

Sánchez mantuvo su asociación a flote, incluso cuando se quedó fuera del flujo de recursos del gobierno, porque le ofrecía una plataforma independiente desde donde podía levantarse contra PDVSA.

No obstante, cada vez se vio más como un actor solitario. El gobierno, arguye, compró la sumisión de los dos consejos de pescadores con equipo a pesar de que PDVSA continuó sin atender los problemas subyacentes en la planta que causaban la contaminación.

“La gente se quedó callada”, coincidió Adrian Cosi, de 47 años, miembro de uno de los dos consejos de pescadores y antiguo miembro de la asociación de Sánchez. “El pescador nunca dice las cosas como debe decirlas”.

A pesar de todo, otros residentes dicen que respetan la visión decidida de Sánchez, pero que ellos han escogido sus batallas con más cuidado. Algunos incluso lo acusan de exagerar el impacto ambiental para hacer más ruido y llamar más la atención sobre sí mismo.

Su primo, Francisco, de 57 años, quien es el vocero de uno de los consejos de pescadores, dijo que Esteban era “la punta de lanza” de los esfuerzos del pueblo para proteger el medioambiente.
Sin embargo, también sugirió que su primo a veces lleva sus acciones demasiado lejos.

“Es un luchador social, pero a veces es momento de dejar todo atrás”, dijo, antes de expresar su apoyo a la administración del presidente Nicolás Maduro y la ayuda que le ha dado a su consejo.
Elio Coromoto Reyes Cuauro, de 67 años, un profesor universitario jubilado y propietario de un pequeño hotel en Amuay, dijo que la lucha por la justicia ha sufrido las consecuencias de la división política entre los pescadores. Si fueran más unidos, explicó, podrían acumular más beneficios para el pueblo por parte de PDVSA, incluyendo las tan necesitadas mejoras en los servicios públicos como caminos, escuelas y electricidad.

“Si la gente no lucha hombro a hombro, no tiene la suficiente fuerza y no puede alcanzar objetivos comunes”, dijo.

Los archivos de la lucha de veintiún años de Sánchez están guardados con descuido en dos portafolios en la pequeña casa color verde y amarillo de cemento donde vive con su esposa, a 90 metros de la bahía.

“Por esto PDVSA no me quiere”, declaró una mañana reciente, con una sonrisa traviesa, mientras tomaba uno de los portafolios y comenzaba a pasar con fuerza montones de documentos doblados por la punta y arrugados: demandas formales, papeles legales, recortes de periódicos, fotografías. Los esparció sobre la mesa de vidrio, que se llenó rápidamente; después tomó el otro portafolios y vació su contenido —más de lo mismo— en un sofá.

“Hay mucho material de Esteban Sánchez”, dijo, separando los montones. “Con todo este material, Esteban Sánchez será escuchado en el extranjero”. Entre sus documentos estaba un certificado que la Embajada de Canadá le otorgó en 2013 como reconocimiento a su defensa del medioambiente y los derechos humanos.

Esa mañana tenía puesto un pantalón de rayas muchas tallas más grande, amarrado con un cinturón, y una camisa muy gastada. Estaba planeando presionar con su última denuncia en la oficina del fiscal general del estado en Coro, la capital del estado de Falcón. Estos viajes no son nada frecuentes, pues normalmente le toman un día completo de viaje en transporte público y representan un enorme porcentaje de su ingreso mensual.

En Coro, un asistente del fiscal de distrito invitó a Sánchez a tomar asiento y explicar su asunto. En la computadora del abogado sonaba música pop.

Sánchez habló sobre el derrame de octubre y citó las violaciones a los estatutos, además de relatar la larga historia de negligencia de PDVSA respecto de Amuay. “Nos sentimos humillados, pero soy un hombre paciente”, dijo.

Mientras el pescador hablaba, el abogado tecleaba en su teléfono, que de vez en cuando emitía distintos tipos de pitidos, como si estuviera jugando un videojuego. Casi no despegó la vista de la pantalla.

Más tarde, Sánchez parecía satisfecho. El fiscal le había dado mucho más tiempo del normal. “Nos fue bien”, dijo animado.



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La ruleta rusa y la espada de Damocles del amianto, dos metáforas para un material con el que se asesina.

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Carolina Garrido y Paco Puche
Rebelión


Las metáforas nos piensan (Emmanuel Lizcano)

Saber que has estado expuesto al dañino polvo, esperar cada año la cita para ver el resultado de las pruebas médicas, para determinar si eres o no agraciado en la ruleta rusa del amianto, debe ser un peso difícil de soportar.
Vivir con angustia los días previos al reconocimiento, al que otros ya han ido. De hecho, muchos de ellos, amigos, conocidos, compañeros… ya no están.
Que esta vez el tiempo de latencia y la fortuna te hayan dejado en paz, significa que el reloj sigue contando. Que en un tiempo cercano deberás regresar a la consulta y vivir nuevamente toda la espera, para someterte otra vez a las pruebas, esperar… Esperar con deseo de que los resultados sigan siendo benévolos.
Esta es la interminable historia de quienes han estado aspirando polvo de amianto, que viven con el miedo a que lleguen los resultados médicos cualquier día y determinen, que también han sido elegidos por la ruleta rusa del amianto.
***
La espada de Damocles, hace referencia a una leyenda griega convertida hoy en metáfora, que el Diccionario de la Real Academia define como "Amenaza persistente de un peligro". Que puede veniren cualquier momento, inesperadamente. En su origen, la leyendatrataba de dar una lección a Damocles, un cortesano que pretendía disfrutar de todos los privilegios reales en un intercambio que hizo con el Rey de Siracusa. La cena donde Damocles disfrutaba de todos los manjares y los mejores vinos, sintiéndose la persona más afortunada del mundo, se truncó al divisar una afilada espada atada con un hilo de crin de caballo sobre su cabeza.
En nuestra metáfora, la espada que pende sobrelas cabezas de los afectados del amianto se llama mesotelioma y no siendo una metáfora, deben seguir cenando durante cuarenta o más años con la ominosa espada mortíferas encima de sus cabezas.
Cuando cae, sea por una exposición continuada o esporádica, inesperadamente… puede ocurrir lo siguiente:
Pese a sus 53 años y no haber estado nunca en contacto directo con el amianto, Marcel Jann, sabía que le quedaban solo unos meses de vida. Era el precio por haber vivido diez años de su adolescencia al lado de la fábrica en Niederurnen (Suiza)-,
Un día de otoño de 2004, aquel maestro apasionado de la montaña y la bicicleta tuvo tales dificultades para respirar que creyó ahogarse. (…) Después de una quimioterapia complicada, en la primavera de 2005, le extrajeron el pulmón derecho, incluida la pleura, así como el diafragma, una costilla y el pericardio a lo largo de una operación que duró siete horas. Diez días después precisó de una intervención de urgencia…(Recuperado)” su lucha por la justicia”, como él la llamaba, se convirtió en su razón de vivir. Dirigió muchas cartas a Stephan Schmidheiny (responsable de la empresa Eternit) exigiéndole disculpas e indemnizaciones, pero con la venta de la empresa, todo había sido transferido. ¡Schmidheiny ya no se consideraba responsable!
Jann continuó luchando hasta los últimos meses de su vida. Falleció en octubre de 2006. Afirmó que no podía aceptar esa enfermedad mortal sin rechistar, mientras le llevaban a Glarus-Suiza- a hacer su declaración ante el juez de instrucción, conectado a su botella de oxígeno y acostado sobre una camilla (Retrato de Marcel Jann: “La lucha por la justicia”) [i]
El fiscal de Turín, que juzgó al criminal del amianto, Stephan Schmidheiny, le ha llamado públicamente “asesino en serie”. Los jesuitas de las universidades de Latinoamérica le siguen dando su amparo a cambio de sumas importantes de dinero y doctorados honoris causa, haciéndose cómplices del daño. Así rezaba la Stampa de Turín el 1 de julio de 2014:
En las reuniones de la asociaciones de víctimas y afectados se masca la tragedia.La gente sigue con una angustia que no pasa desapercibida.
No se quiere hablar del asunto, pero de vez en cuando, alguien se va de la boca y habla de su padecimiento.
A la tragedia que lleva ya cerca de cinco millones de muertos, se ha de unir esa agonía de no saber cuándo caerá la espada de Damocles que pende sobre ellos, convirtiéndose en peregrinos del amianto: yendo del juzgado al hospital, del miedo a la constatación.
Hablamos de la mayor masacre industrial de la historia de la humanidad, que sigue sin reconocerse.
Hablamos de la riqueza constituida a costa de la sangre, el dolor y el coraje de las víctimas del amianto.
Hablamos de las fundaciones de Schmidheiny y de los propietarios de Uralita, AVINA, Ashoka y la Fundación March.
Hablamos de genocidio.
 
Notas:
[i] Roselli, M. (2010) : Las mentiras delamianto. Fortunas y delitos, pp71 a 75
[ii] Aparecido en La Stampa de Turín del 1 de julio de 2014 en donde se podía leer, en el subtítulo de la noticia, que “El PM (ministerio público) define a Schmidheiny como ‘terrorista’ y ‘asesino en serie’”.



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Ciudad del Cabo, el reto de vivir sin agua que pone cara al cambio climático


El embalse de Theewaterskloof, cerca de Ciudad del Cabo, completamente seco. REUTERS


Lucía Villa


Hay dos hechos de los que se viene advirtiendo desde hace tiempo para el futuro de las ciudades: el primero es el de los efectos que el cambio climático, especialmente la sequía, tendrán para los recursos que abastecen a las grandes urbes. El segundo es la superpoblación, porque este es el primer siglo en la historia en la que hay más gente viviendo en las ciudades que fuera de ellas; y se estima que para el año 2050 esa proporción será de tres cuartas partes frente a una.

Para Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, este escenario ya es presente. La segunda urbe más grande del país surafricano, con cuatro millones de habitantes, está a pocos meses de convertirse en la primera ciudad del mundo sin agua corriente para el suministro diario de su población.
La severa sequía a la que hace frente desde hace tres años, sumado a un aumento desorb
itado de sus habitantes —se estima que la metrópolis ha duplicado su población en las últimas dos décadas— ha llevado a sus recursos hídricos a una situación límite. 2017, el año más seco desde que hay registros, ha dejado tan solo 153,5 milímetros de lluvia acumulada, según el Climate System Analysis Group de la Universidad de Ciudad del Cabo.
La ciudad lleva meses en la cuenta atrás para el día cero, como se denomina al momento en el que los grifos se cierren definitivamente y el agua sólo sea asequible a través de los 180 camiones cisterna donde los habitantes podrán ir a llenar sus garrafas con un límite de 25 litros diarios. Es una cantidad ínfima, si se tiene en cuenta que sólo una ducha de 2 minutos consume 20 litros y que se necesitan otros 5 para comer y alimentarse. Las autoridades locales tienen previsto activar estas medidas cuando los embalses de los que se abastecen sus habitantes bajen hasta el 13,5% de su capacidad. Una línea roja que al principio se estimó que llegaría en marzo, pero que las intensas restricciones en el consumo han permitido alargar hasta el 9 de julio.

Con suerte, la fecha maldita coincidirá con las primeras precipitaciones de la temporada de lluvias, que históricamente comenzaban en abril, pero que el cambio climático está retrasando hasta el mes de junio.

"Aunque la lluvia vuelva mañana, no podemos volver a los hábitos antiguos. Hay que cambiar el comportamiento, es el tiempo del agua", señala en cualquier caso el director de Turismo del país austral, Sisa Ntshona, en una entrevista con Efe.

Las primeras restricciones en el suministro comenzaron a finales del año pasado, cuando se impuso un tope de 87 litros por persona y día. Desde principios de febrero, ese límite se ha rebajado hasta los 50 litros. Es un recorte importante, porque otro de los problemas que afrontaba la ciudad era el gran derroche de este recurso: antes de la crisis del agua, los habitantes de la urbe usaban entre 250 y 350 litros por persona al día. El consumo medio en España, por ejemplo, es de 132 litros por persona y día, según el Instituto Nacional de Estadística.

Además, se han recortado un 60% los suministros a la agricultura y un 45% los del comercio, se ha prohibido regar las aceras y jardines, lavar los coches con agua potable municipal o llenar las piscinas privadas, se ha regulado la compra-venta de agua de los pozos y se aplican multas para quienes derrochen.

“Se recomienda encarecidamente a todos los residentes que instalen piezas, accesorios y tecnologías eficientes para minimizar el uso del agua en todos los grifos”, señala la nueva normativa municipal.

El caso de Ciudad del Cabo, no obstante, supone un reto para el resto de ciudades en el mundo.
"Ciudad del Cabo es el foco de atención ahora mismo, pero en realidad es un problema global. El mundo tiene la oportunidad de aprender una gran lección de Sudáfrica: no deben esperar a que haya una crisis para modificar los hábitos de consumo", reflexiona Ntshona, que cita otras importantes capitales como Los Ángeles, Sao Paulo o Pekín, que enfrentan problemas similares.


El embalse de Theewaterskloof, cerca de Ciudad del Cabo, completamente seco. REUTERS





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martes, 27 de febrero de 2018

Las barreras humanas que afectan la migración animal



Jim Robbins
New York Times




Antílopes americanos o berrendos tras una barda al noroeste de Casper, Wyoming. Un estudio ha encontrado que los animales silvestres se mueven mucho menos en regiones con presencia humana. Credit Alan Rogers/Casper Star-Tribune, vía Associated Press


HELENA, Montana – La nieve cae pronto sobre la cordillera Teton y, cuando lo hace, los berrendos de pelaje inferior blanco que viven aquí sienten la urgencia de mudarse.
Conforme a un ritmo antiguo, migran más de 320 kilómetros hacia el sur, donde la altitud es menor, el invierno no es tan crudo y es más fácil encontrar pasto. Cuando la hierba comienza a salir en la primavera, completan la segunda mitad del viaje redondo, de regreso al Parque Nacional de Grand Teton.

Después de miles de años, a los biólogos les preocupa el futuro de este patrón migratorio. Aunque ha habido esfuerzos por proteger esta travesía, como pasos a desnivel en la carretera y bardas que no impiden el paso a los berrendos, siguen cerniéndose algunos obstáculos. El más inmediato es el proyecto de 3500 nuevos pozos de gas cuya construcción está planeada en tierras federales, en el extremo sur de la ruta migratoria de este animal. También está cerca el yacimiento de gas natural Jonah, ya ampliamente desarrollado.“El reto es entender cuántos hoyos puedes hacer en el paisaje”, dijo Matthew Kauffman, profesor de Biología de la vida silvestre de la Universidad de Wyoming, “antes de que se pierda una ruta migratoria”.

Un buen espacio para moverse es crucial para una amplia gama de especies, pero desde hace mucho ha sido difícil para los investigadores captar dónde y cuándo viajan.
Sin embargo, un nuevo campo en crecimiento llamado “ecología del movimiento” está arrojando luz sobre los movimientos sigilosos de los animales salvajes y cómo están cambiando sus hábitats.
Un estudio global con 57 especies de mamíferos, publicado en la revista Science, reveló que los animales silvestres se mueven mucho menos en los paisajes alterados por los humanos, un hallazgo que podría tener consecuencias en diversos asuntos, desde qué tan bien funcionan los sistemas naturales hasta descubrir maneras de proteger a las especies migrantes.

El extenso estudio conjuntó a 114 investigadores de todo el mundo que habían recabado información de 803 animales individuales. Los clasificaron de los más pequeños a los que podía ponérseles un collar —ratón mochilero— a los más grandes, los elefantes. Mediante el uso de collares con GPS que actualizaban la ubicación del animal con regularidad, así como otros datos, el proyecto encontró que la vagilidad —la capacidad de diseminación de un organismo— decae en áreas con huella humana hasta la mitad o dos tercios de la distancia en comparación con lugares donde hay poco o nula actividad humana.
“Es fundamental que los animales se muevan, pues al hacerlo llevan a cabo funciones ecológicas importantes como transportar nutrientes y semillas entre zonas diferentes”, dijo Marlee Tucker, bióloga del Centro de Investigación del Clima y la Biodiversidad Senckenber, en la Universidad Goethe, en Fráncfort, y autora principal del estudio. La capacidad de ir de un lugar a otro y encontrar comida ayuda a mantener la viabilidad de algunas especies en peligro.

Ha habido un crecimiento exponencial de los datos sobre el movimiento animal conforme la tecnología ha evolucionado, lo que ha abierto ventanas hacia la vida secreta de los animales. “Antes teníamos un puntito en un mapa dos veces al día”, dijo Roland Kays, biólogo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quien participó en el estudio. “Ahora vemos un puntito cada segundo y sabemos exactamente a dónde van, cómo evitan a la gente, cómo cruzan el camino y cazan presas. Es muy importante para determinar cómo o dónde mueren los animales y cómo afecta eso a las poblaciones”.

De hecho, la ciencia ha avanzado tanto que está claro que la protección de estos corredores críticos está quedándose atrás. Ryan Zinke, secretario del Departamento del Interior, acaba de anunciar una nueva iniciativa para hacer un recuento de las migraciones a largas distancias que cruzan tierras federales.
El nuevo estudio sobre migración pudo realizarse gracias a Movebank, un repositorio global de investigación científica sobre desplazamiento animal que ha hecho investigación extensa sobre la vagilidad. Los registros sobre a dónde se trasladan los animales pueden compartirse con otros investigadores y se combinan con datos sobre recubrimiento vegetal, elevación y temperatura, de cualquier parte del mundo, provenientes de la NASA y otras fuentes.
“Es un ejemplo de datos abiertos y compartición de datos que te permite responder nuevas preguntas y dar una segunda vida a los datos”, dijo Kays, que también es uno de los directores de Movebank.

Se necesita más investigación para determinar las razones de la reducción de la vagilidad y su significado para las especies.

Las amenazas de construcción condujeron a que se creara la Iniciativa Migratoria de Wyoming, que busca identificar, estudiar y proteger la migración de los berrendos, los ciervos mulos y otros animales, que están cada vez en mayor riesgo en las planicies altas debido a nuevas extensiones de viviendas, construcciones para la obtención de petróleo y gas, carreteras y otras barreras.
Bloquear u obstruir las migraciones puede significar que los animales pierdan el acceso a las fuentes alimentarias que necesitan. En 2011, los investigadores descubrieron que el ciervo mulo de Wyoming hacía una travesía de 240 kilómetros dos veces al año, siguiendo una ola de pastos verdes y nutritivos desde el desierto rojo hasta Hoback.
“Es como una mezcla de ensalada primavera”, dijo Kauffman, fundador y director de la iniciativa sobre la migración y autor del nuevo artículo. “Se dirigen hacia la primera zona donde crezca pasto, pero conforme este se va secando se van al siguiente punto y continúan desplazándose así”.
En el oeste, la aceleración de construcciones en territorios públicos durante el gobierno de Trump para obtener petróleo y gas, entre otros desarrollos, podría incrementar la pérdida de rutas migratorias. Muchas de estas rutas silvestres han desaparecido.

Un menor desplazamiento en una población animal también puede ser el resultado de nuevas fuentes de alimentos creadas por los humanos que los animales pueden aprovechar. Un estudio de martas, miembros de la familia de las comadrejas, observó el desplazamiento de los animales en diversos hábitats cerca de Albany, Nueva York, desde zonas fragmentadas a otras intactas. “Los animales en el Albany suburbano tienen extensiones reducidas para vivir, en tanto que los animales en los bosques y parques del estado tienen dominios más amplios”, dijo Kays. “Es más probable que a los animales en las ciudades los golpeen los autos, pero también parecen tener más comida debido a la cantidad de conejos y ardillas que hay en los suburbios”.

Los depredadores podrían sufrir más que otros animales por un desplazamiento restringido puesto que recorren zonas más extensas y encuentran más construcciones a su paso. “Los lobos están atrapados en un juego de rebotar de un lado a otro, entre bardas y carreteras, y no pueden trasladarse tanto como los que viven en áreas más silvestres”, dijo Mark Hebblewhite, biólogo de vida silvestre de la Universidad de Montana, quien dirige un amplio estudio en curso sobre lobos y ciervos canadienses en la Columbia Británica y contribuyó con datos para el nuevo artículo.
Comprender la movilidad de las especies es particularmente importante pues el cambio climático las lleva a buscar más terrenos habitables. Los parques y las reservas pueden ofrecer menos protección conforme los animales migran y aumenta la necesidad de proteger corredores para que algunos de ellos puedan dirigirse a otros lugares.

“Los animales salvajes en un paisaje intacto se desplazan en sincronía con sus necesidades”, dijo Kauffman. “Cuando construyes en ese paisaje, hay menos movilidad y pierden la sintonía con el pulso natural de la tierra”.


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La justicia europea condena a Polonia por la contaminación del aire



AFP



AFP/Archivos / Janek Skarzynski .Polonia tiene uno de los aires más contaminados de Europa, sobre todo por culpa de las emisiones de sus centrales de carbón


La justicia europea condenó este jueves a Polonia por haber infringido de manera "continuada" la legislación europea sobre la calidad del aire superando con regularidad los límites de partículas finas.

Polonia superó en varias ocasiones los valores límite de concentración de partículas finas en el aire (PM10) entre 2007 y 2015, diarios y anuales, explica el comunicado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

El recurso contra Polonia fue presentado por la Comisión Europea, garante de que se aplique la ley dentro de la UE.

"El hecho de superar los valores límite aplicables a las concentraciones de PM10 en el aire ambiente basta por sí mismo para que se declare un incumplimiento", explicó el TJUE.

La UE se ha dotado de varias directivas para luchar contra la contaminación atmosférica, entre ellas una sobre la calidad del aire ambiente que determina umbrales promedio diarios y anuales que no hay que superar para diferentes contaminantes.

Polonia tiene uno de los aires más contaminados de Europa, sobre todo por culpa de las emisiones de sus centrales de carbón.

No es el único país que supera los valores límite. El TJUE ya emitió una sentencia contra Bulgaria y la Comisión estudia muy seriamente demandar a otros nueve miembros -Alemania, Eslovaquia, España, Francia, Hungría, Italia, República Checa, Reino Unido y Rumanía- por temas de contaminación.

El TJUE reprocha también a Varsovia no haber establecido programas para remediar estas superaciones rápidamente. Los planes de calidad del aire establecidos por Polonia no estarán listos hasta 2020 y 2024, según las zonas.

Pero el tribunal recuerda que la legislación europea establece que el periodo de superación debe ser "lo más breve posible".

Si la Comisión considera más adelante que Polonia sigue incumpliendo la legislación podrá presentar un nuevo recurso ante el TJUE para que decida una eventual sanción financiera.
La contaminación del aire es considerada responsable de más de 400.000 muertes prematuras al año en la UE.


Fuente: AFP



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sábado, 24 de febrero de 2018

"Las clases trabajadoras son las que más sufren los efectos del cambio climático"

Entrevista a Yayo Herrero

Yayo Herrero

Alejandro Tena


Hace tiempo que su nombre suena con fuerza en los espacios de debate social y político sobre la actual crisis climática. Yayo Herrero, una de las principales activistas del ecologismo español y europeo, recibe a Público en su despacho de la sede de Fuhem en Madrid, una fundación independiente dedicada, entre otras cosas, al fomento de la educación ecosocial. “Se ha estropeado la calefacción, espero que no pasemos frío”, advierte mientras toma asiento junto a una mesa redonda de madera. Después de un preámbulo breve, la grabadora se enciende y su voz deja de ser una anécdota.
Tras un verano donde los incendios y los huracanes han sido noticia, estamos viviendo uno de los inviernos más secos de los últimos años ¿Que lectura hace de ello, tanto desde un punto de vista ambiental como político?
Los eventos climáticos extremos son evidencias de que se está haciendo cada vez más patente la dinámica del cambio climático. La comunidad científica llevaba advirtiendo desde hacía décadas que, de no revertir la situación y frenar la quema acelerada de combustibles fósiles, estos sucesos iban a ser cada vez más frecuentes. La lectura ecológica es que la humanidad se encuentra en una situación de tremenda incertidumbre y peligrosa para su propia supervivencia. La lectura política es que quienes gobiernan están anteponiendo el mantenimiento del orden de cosas tal cual estaba, por encima de la protección a las mayorías sociales. Quiero decir, que este cambio climático tiene un sesgo de clase brutal. Son, precisamente, las clases trabajadoras, las más vulnerables ante los efectos de todo el proceso del cambio climático.
Estamos inmersos en una crisis climática, pero también en una crisis económica que parece no tener fin ¿Cúal es más grave?
Desde mi punto de vista ambas están completamente relacionadas. No es posible hacer una buena lectura de lo que está pasando en el mundo si no nos damos cuenta de que la crisis económica está en el corazón de la crisis ecológica. No es que una sea más importante que la otra, sino que una tiene muchos elementos que son consecuencia de la otra. Dentro de la crisis ecológica, a parte de la dinámica del calentamiento global, encontramos el agotamiento de recursos naturales básicos. Ese agotamiento se explica por un modelo económico depredador que pretende crecer de forma expansiva, sobre un planeta con limites físicos. A su vez la crisis ecológica termina condicionando el hecho de que ese sistema no pueda seguir creciendo. Nos encontramos ante una economía que es tan disparatada y tan loca que genera en la sociedad una sensación de progreso, cuando en realidad se está destruyendo a sí misma. Una economía que cuando crece devora y destruye las condiciones que le van a poder permitir crecer en el futuro. Es una especie de espiral viciosa.
Sin embargo, la destrucción que genera el cambio climático y el agotamiento de recursos, puede ser un buen objeto de negocio ¿No cree?
Ahora mismo está sucediendo. El modelo capitalista ha fracasado estrepitosamente en casi todas sus promesas. En un principio este modelo prometía generar bienes y servicios y prosperidad para las mayorías sociales. Al topar con los límites del planeta, el capitalismo busca otros espacios donde crecer y algunos de esos espacios los encuentra en la monetización del propio desastre climático. Se crean nuevos negocios ambientales como por ejemplo el comercio de emisiones o las investigaciones y proyectos tecnológicos centrados en reparar los desastres que el propio capitalismo crea. De alguna manera estos terminan generando un crecimiento económico. Es lo que Naomi Klein denomina como “capitalismo del desastre”, que busca el crecimiento de la economía convirtiendo en un negocio la escasez, la destrucción y el deterioro. No es otra cosa que terminar convirtiendo la propia destrucción en una forma de riqueza.
Se habla mucho de la cerrazón de la derecha a la hora de reconocer la crisis climática, pero ¿Cree que la izquierda está siendo capaz de ofrecer alternativas capaces de revertir esta situación?
Creo que la izquierda no está a la altura política de la crisis ecológica que estamos viviendo. Es obvio que la derecha ha sido negacionista y ha seguido apostando por el crecimiento económico, aunque este alcance cada vez a menos personas. Sin embargo, el problema es que la izquierda, a pesar de que puede tener unos discursos radicalmente distintos en cuanto a la justicia o a la privatización de los recursos, no ha interiorizado aquello de que la economía sólo se puede sostener en un planeta que proporciona recursos naturales capaces de regenerarse. Esto hace que a veces aparezcan propuestas, dentro de la izquierda, que, salvo que postulan una mejor redistribución de los recursos, se basan en los mismos planteamientos económicos que tiene la derecha. En general, casi todas las propuestas políticas de izquierdas hablan de un modelo neokeynesiano o de un capitalismo que corrija las desviaciones del sistema. El problema es que eso ya no es viable. A la izquierda, desde mi punto de vista, le falta hacer una análisis material más completo y pisar tierra, mirando la realidad material para poder establecer propuestas y desarrollar políticas que realmente solucionen los problemas que tenemos.
En su discurso, suele hablar de clasismo ambiental ¿Considera que las clases populares son más vulnerables a los efectos del cambio climático?
En primer lugar, cuando hablamos de eventos climáticos extremos y vemos como se producen en países de corte capitalista, quienes pierden las casas, quienes se quedan fuera del sistema y quienes pierden la vida, son las personas que tienen peores condiciones de vida. Es curioso el contraste con otros países que se encuentran fuera de los marcos del capitalismo. Podemos señalar el caso de Cuba, pobre en un montón de cosas, y como suelen pasar por allí los huracanes sin apenas dejar víctimas mortales gracias a mecanismos de solidaridad y a la autoorganización de la gente. Si comparamos con lo que ocurre, por ejemplo en EEUU, las diferencias son abismales.
Además, en aquellos lugares donde se está viviendo la sequía o donde se alteran los ritmos de la fotosíntesis y la capacidad de la tierra para producir alimentos, son las clases populares las que sufren en mayor medida los efectos del cambio climático. Porque son personas que dependen de la tierra y de lo que ellos mismos cultivan. Obviamente, el cambio climático no tiene perspectiva de clase, pero las políticas que afrontan el cambio climático si. Es decir, lo que tiene un sesgo de clase es como los poderes económicos y los gobiernos afrontan los problemas que derivan del agotamiento de los recursos naturales y del cambio climático.
Sin embargo, estas clases populares que sufren en mayor medida los efectos de la crisis climática suelen tener otras preocupaciones cotidianas... ¿Cómo se puede crear una conciencia ecológica en ellas?
Las clases obreras y trabajadoras que vivimos en las sociedades occidentales estamos inmersos en una especie de ficción que nos hace creer que podemos vivir al margen de la naturaleza. Se ha alimentado la idea de que la posibilidad de desarrollar vidas decentes pasa por el sacrificio de la naturaleza. El tema a trabajar es que es bastante absurdo pelearte contra lo que te sostiene, es decir, el enemigo no es la naturaleza, el enemigo es el modelo capitalista, que solamente considera que tienes derecho a vivir una vida decente en la medida en que quién te emplea haya ganado lo que considera que tiene que ganar. Se tendría que articular una alianza entre miradas ecologistas y miradas sindicalistas para ver como hacer las transiciones energéticas justas y necesarias que garanticen el bienestar de las mayorías sociales.
Habla de transición energética ¿No cree que para que esta se produzca de manera eficaz es necesario un cambio previo en los modelos sociales y económicos que rigen el planeta?
Estoy de acuerdo. De hecho ya se está produciendo una transición energética. Pero se está produciendo por la peor vía... Mediante monopolios empresariales que acumulan el poder sobre la energía y deciden como se usa y quién la usa. Esa transición se va a producir si o si. La clave es cómo se va a producir: por una vía absolutamente fascista, liderada por los sectores que tienen el poder político, económico y militar, que busquen mantener su estatus y sus formas de vida a costa de que cada vez más gente muera. O por una segunda vía en la que se revierta todo el modelo productivo. Es decir, la transición energética de la que hablo debe cubrir las necesidades de la mayoría social y debe repensar el modelo productivo y cuales son los trabajos realmente necesarios, porque no todos los trabajos son socialmente necesarios. La transición adecuada tendrá que evolucionar desde el modelo despilfarrador que tenemos ahora a un modelo mucho más sencillo en lo material, pero justo socialmente y que se ajuste a los limites naturales de la tierra.
Además de aplicar la perspectiva de clase a sus planteamientos, también defiende que la revolución ecológica debe ser, ante todo, feminista ¿Por qué?
Para sostener la vida no solo nos hacen falta recursos naturales. Necesitamos que otras personas cuiden de nosotros. Ese trabajo, históricamente ha sido realizado por mujeres en espacios invisibles a la política y la economía como son los hogares. Ese trabajo de cuidados ahora mismo, también está en crisis. Vivimos en sociedades que puede que, en no mucho tiempo, dejen de ser capaces de cuidar de aquellas personas que se encuentran en un estado de vulnerabilidad. Esto se explica por los cambios en las pirámides demográficas, por los nuevos modelos laborales y urbanísticos y por la propia política económica heteropatriarcal que convierte los recortes sociales en su eje recuperador.
Por otro lado, el calentamiento global está repercutiendo de forma más negativa en las mujeres que en los hombres. Los datos nos muestran que cuando se producen desastres naturales, mueren más mujeres que hombres. Además, en muchos lugares del mundo, las mujeres son responsables del cuidado del huerto doméstico o de ir a buscar el agua. Es decir, son responsables del abastecimiento familiar y les está tocando hacer mayores esfuerzos debido a la falta de recursos para el trabajo de la tierra. Desde el punto de vista de la resistencia, es importante señalar que los movimientos contra proyectos extractivistas o la construcción de presas, suelen estar liderados por mujeres.
El otro día estuvo presentando un libro sobre Murray Bookchin, padre del municipalismo ¿Cree que el camino para impulsar medidas alternativas por la sostenibilidad del planeta pasan por crear estructuras de democracia directa?
Si. El movimiento municipalista es un eje central para poder dar la vuelta a muchos de los desastres que estamos viviendo. En buena medida el progreso en las sociedades occidentales ha ido pasando porque cada vez estén más lejos los puntos donde se toman las decisiones de los lugares donde se afrontan dichas decisiones. Por ejemplo, la política agraria común se decide en Bruselas y son los campesinos rurales quienes tienen que acatarlas. Acercar los lugares de decisión al territorio concreto y a las personas que deben afrontar esas decisiones me parece algo realmente importante.
Pese a la crisis climática y económica, pese los desastres naturales que azotan el planeta, pese a que los científicos aseguran que el cambio climático es irreversible, usted siempre se muestra optimista ¿Por qué?
Cuando hablamos del calentamiento global y los problemas que genera, no se me olvida que todo ello se viven en la cotidianidad de la gente. Se vive en cada territorio, en cada ciudad, en cada barrio... y ahí creo que las personas podemos hacer muchas cosas. No es lo mismo afrontar el proceso del declive de la energía por la vía del “todos contra todos”, que afrontarlo con una dinámica de apoyo mutuo y colaboración. A lo largo de la historia ha habido pueblos que han tenido que enfrentarse a crisis muy complejas y las personas han sabido organizarse y vivir de forma más colectiva. La gente, al final, se seguía enamorando, seguía escribiendo poesía y seguía cuidando de la vida... Donde se viven los malestares y los bienestares es en la vida cotidiana y creo que esta crisis, a nivel cotidiano, puede sorprendernos más por la aparición de valores que nos lleven al apoyo mutuo que por la aparición de otros valores que nos lleven a matar a nuestros propios vecinos. No sé si es optimismo o no, pero la tarea de crear esos valores y nuevas conciencias es tan hermosa que a mí, realmente, me pone mucho.
@Alxtena
Fuente: http://www.publico.es/sociedad/cambio-climatico-yayo-herrero-son-clases-trabajadoras-sufren-efectos-cambio-climatico.html


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