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sábado, 29 de marzo de 2025

Segundo corredor bioceánico: el proyecto que fortalecerá el comercio entre Brasil y Bolivia

La carretera Vila Bela - San Ignacio de Velasco será clave para la integración y el comercio regional. 


La construcción del segundo corredor bioceánico entre Brasil y Bolivia es un proyecto cuyo objetivo es fortalecer el comercio, la conectividad y el turismo entre ambos países.

Con la carretera Vila Bela - San Ignacio de Velasco, se abrirá una nueva ruta estratégica que facilitará el transporte de mercancías y dinamizará la economía en la región fronteriza. 

Un proyecto clave para la integración


Durante el aniversario 273 de Vila Bela, el gobernador del estado de Mato Grosso, Mauro Méndes, anunció la construcción de los primeros 40 kilómetros de esta vía, que en su fase final llegará hasta la frontera con Bolivia.

“Ya tenemos en obra los primeros 40 kilómetros. Si Dios quiere, el próximo año estarán complementados y llegarán hasta la frontera con nuestro país hermano”, afirmó Méndes, destacando la importancia del proyecto para la conexión entre ambos territorios.

Mato Grosso es uno de los principales productores de soya y almendra de Brasil, y este corredor facilitará la exportación de estos productos hacia Bolivia y otros mercados sudamericanos.

El diputado brasileño Valdir Moretto enfatizó el impacto que tendrá esta carretera en la comercialización y la inversión mutua.“La visión del pueblo brasileño y la esperanza del pueblo boliviano es la integración comercial. Esperamos que Brasil invierta y que Bolivia también lo haga”, señaló Moretto.

Una apuesta por el turismo y el desarrollo

Además de su impacto comercial, la carretera potenciará el turismo entre ambos países. Vila Bela es un destino con atractivos naturales como el Parque Serra Ricardo Franco y el río Guaporé, que se conecta con el Parque Noel Kempff Mercado en Bolivia.

“El turismo es clave porque tenemos mucho en común. Esta carretera traerá desarrollo a nuestra frontera y fortalecerá la conexión entre nuestras bellezas naturales”, expresó André Bringsken, alcalde de Vila Bela.

El rol de Bolivia en el proyecto

Para consolidar el corredor bioceánico, Bolivia debe avanzar en la pavimentación del tramo entre Palmarito (frontera con Brasil) y San Ignacio de Velasco. La Gobernación de Santa Cruz ya recibió varias propuestas de inversión nacional y  privada para la construcción de este tramo.

“Hemos recibido un interesado nacional y alrededor de cinco internacionales, porque este corredor es de altísimo impacto para los bolivianos. Su ejecución significará ingreso de divisas, reactivación de la economía y nuevas oportunidades de comercio y servicios”, destacó Mario Aguilera, gobernador en ejercicio de Santa Cruz.

 

Un desafío y una oportunidad para la región

El éxito del nuevo corredor bioceánico dependerá del compromiso del Gobierno boliviano para completar la infraestructura vial en su territorio. Percy Gómez, director de turismo de San Ignacio de Velasco, hizo un llamado a las autoridades para priorizar esta obra.

“Le pedimos al Gobierno que nos dé la oportunidad de la integración. Este es un proyecto anhelado por el pueblo boliviano y toda la Chiquitania”, afirmó Gómez.
El segundo corredor bioceánico Brasil-Bolivia se perfila como una obra fundamental para el comercio y el desarrollo regional. Con voluntad política y apoyo del sector privado, esta carretera promete ser una pieza clave en la integración sudamericana.

 


 Extraido: https://www.reduno.com.bo/nota/segundo-corredor-bioceanico-el-proyecto-que-fortalecera-el-comercio-entre-brasil-y-bolivia-202532915533?fbclid=IwY2xjawJVMqNleHRuA2FlbQIxMQABHQfhcWJ2Wuj2qs6JnGuPCye52_ffvNE2_k1ZCQdtpiOc6LIuFDWTPe8lJA_aem_whrzXIXanAqATk2tTGp7Dw





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martes, 9 de agosto de 2022

Las defensoras de la vida que se extingue en el lago Titicaca


Fuentes: IPS [Imagen: Vista del lago Titicaca. Foto: Sally Jabiel / PxP ]

COPACABANA, Bolivia – El 2015 fue un año de alerta para el lago Titicaca que conecta a Perú y Bolivia a 3812 metros sobre el nivel del mar. Miles de ranas gigantes del Titicaca (Telmatobius culeus), peces y aves aparecieron muertos en el lado boliviano del segundo lago más grande de América del Sur.

“Fue un llamado de alerta de lo que también puede pasarnos a nosotros”, recuerda Vilma Paye Quispe, de 48 años, que reside a sus orillas en la comunidad aymara de Sampaya, en la ciudad de Copacabana, a unos 150 kilómetros de La Paz.

Ese mismo año, el lago Poopó, que se une al Titicaca por el río Desaguadero, se secó por completo. El desastre siguió meses después, cuando otras 10 000 ranas gigantes murieron en el río Coata, que da al sector peruano del lago.

Era una crisis anunciada desde hace años para el lago sagrado de los Incas. “Nuestros abuelos decían que el clima iba a cambiar y también que algunas especies se extinguirían, pero nunca lo creímos”, cuenta Paye, quien es arquitecta y una de las 50 lideresas indígenas de la red de Mujeres Unidas en Defensa del Agua, creada en 2016 para sanar el Titicaca de la contaminación.

“Es alarmante que nosotros mismos lo estemos contaminando, porque esto va a repercutir en que también nos extingamos al igual que las ranas gigantes”, agrega con preocupación.

Un síntoma de la crisis

Lo que sucede con este anfibio acuático, en peligro de extinción, es un síntoma de la degradación del lago navegable más alto del mundo. Las descargas de aguas residuales y la basura de las casas, los hospitales y la explotación minera alrededor están contaminando el Titicaca y toda su cuenca, desde el río Desaguadero hasta el lago Poopó.

Diversos estudios ya han confirmado la presencia de metales pesados en sus aguas, como arsénico, cadmio, mercurio y plomo, entre otros. Por supuesto, al respirar a través de su piel holgada y llena de pliegues, estas ranas oriundas y exclusivas del lago absorben todos estos contaminantes.

Sin embargo, alguna vez las aguas del Titicaca sí fueron cristalinas. De niña, Paye jugaba con los carachis amarillos (Orestias luteus) y otros peces nativos en la playa de Copacabana.

“No se veía toda esta contaminación, hasta tomábamos el agua del lago y nunca nos enfermamos”, dice la lideresa desde esta ciudad boliviana que, al igual que otras al margen del lago, se ha transformado en un centro turístico del cual dependen prácticamente sus 15 000 habitantes.

Para Paye y otras mujeres, el impacto ha sido más que evidente. “Me da pena que ahora no veo más nada que la playa contaminada”, asegura. “Nosotras palpamos lo que eso está causando, porque somos cabeza del hogar y utilizamos el agua en todo.”

Son las mujeres quienes cargan con la crisis hídrica que se está agudizando debido al cambio climático y la falta de lluvias.

En efecto, el agua ya escasea al punto que las comunidades en Copacabana, por ejemplo, solo tenían abastecimiento un día sí y otro no hasta 2018, año en que el Estado boliviano lo amplió mezclando el recurso del lago y sus vertientes. “Pero la calidad no es la misma, aunque quieran decirnos que han hecho todo para que sea potable, se siente la diferencia”, sentencia la lideresa.Por eso, en 2020, Paye se unió a la red de Mujeres Unidas en Defensa del Agua. Junto a las defensoras aymaras y quechuas recoge botellas y bolsas de plástico de las playas, sensibiliza a jóvenes en las escuelas, dialoga con las autoridades y hasta mide la calidad del agua con tal de sanar su lago ancestral. Y lo hace contra el machismo que perdura en esta zona del Altiplano.

“¿Creen que ustedes van a poder salvar el lago?”, les decían algunos en las comunidades. “Pero sí que está en nuestras manos como mujeres cambiar algo, y es la lucha que estamos liderando por nuestros hijos. No podemos seguir yendo en contra de nuestra propia especie”, aclara la lideresa.

Un refugio en cautiverio

Tras la muerte masiva de ranas en 2015, un equipo de emergencia rescató a las sobrevivientes en el Lago Menor del Titicaca para conservarlas en cautiverio en el Centro K’ayra, el único en Bolivia destinado a proteger especies de anfibios amenazados.

“Al tener una piel tan permeable, las ranas son centinelas de nuestro medio ambiente”, comenta la bióloga Teresa Camacho Badani, quien está a cargo de este centro de investigación y conservación en Cochabamba, a unos 430 kilómetros del Lago Menor.

“Nadie se da cuenta de que lo que está pasando con estas ranas, en cierta medida, nos puede pasar a nosotros. Solo nos están alertando de lo mal que estamos dejando un hábitat tan necesario para la región. Debemos tomar en cuenta esa señal que nos está dando la naturaleza antes de que sea demasiado tarde”, añade la herpetóloga.

Para su rescate, las ranas del Titicaca atravesaron una odisea desde que salieron del lago que fue su hogar desde siempre. El equipo evacuó a unos 35 anfibios de las aguas contaminadas en un avión, con apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Amphibian Ark, entre otras organizaciones.

Luego, emprendieron un viaje por tierra hasta el Centro K’ayra y se instalaron finalmente en un contenedor acondicionado donde no entra ningún tipo de contaminante y un sistema simula la

Aquí recibieron todos los tratamientos veterinarios y cuidados necesarios, porque también estaban expuestas al hongo Batrachochytrium dendrobatidis que está devastando poblaciones enteras de anfibios alrededor del mundo desde los años ochenta”, explica Camacho.

Este refugio es parte del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, que fue declarado Patrimonio Nacional en 2014.

A la fecha, alberga a 450 individuos que pertenecen a cinco especies del género Telmatobius —acuáticas y endémica de la cordillera de los Andes—como la rana gigante del Titicaca; al igual que dos especies terrestres, entre ellas, la rana de cristal (Nymphargus bejaranoi) que no había sido vista en 17 años.

En custodia, las ranas rescatadas del Titicaca se reprodujeron a mediados de 2020, haciendo que su población supere los 290 individuos.

Para Camacho, es el resultado de mucho esfuerzo para que estos anfibios superen el estrés por todo lo que pasaron debido al deterioro de su hábitat.

“También es esperanzador porque, al rescatarlas, esperábamos que ellas sean las reproductoras que permitan que su descendencia pueda volver al lugar de donde ellas tuvieron que salir por una emergencia”, añade la bióloga. “En verdad, lo último que quisiéramos es tenerlas en cautiverio, pero es nuestro último recurso frente a lo que está sucediendo en el lago”, precisa.

Guardianas de la especie

En la comunidad de Perka Norte, ubicada en el litoral peruano del Titicaca, aún queda esperanza para las ranas gigantes.

Después de 10 años sin monitoreo de las poblaciones de este anfibio, en 2017, una misión científica del Zoológico de Denver, la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la organización sin fines de lucro Natural Way analizó 13 puntos del lago. En la mayoría, no había ranas. En algunos sitios apenas se hallaron entre una a cuatro ranas en 100 metros; sin embargo, en Perka Norte, la cantidad se elevaba hasta las 20 ranas.

“Nosotros no sabíamos que las ranas estaban desapareciendo en otras comunidades”, dice Elvira Chicani Cruz, lideresa y artesana de 45 años que antes se dedicaba a la pesca artesanal con sus abuelos en este pueblo aymara.

“A veces se quedaban atrapadas en nuestras redes, pero siempre las hemos devuelto al lago para que crezcan más, para que no se pierdan. Ahora las estamos cuidando mucho más porque se las quieren llevar a los mercados”, detalla.

Además de la contaminación, la mayor amenaza que enfrenta este anfibio del Titicaca es su tráfico para la venta de jugos verdes en ciudades, como Lima, debido a creencias populares sobre sus propiedades curativas.

De hecho, es la especie más traficada en el Perú, según una investigación de InSight Crime, representando más de 50 % de los 20 000 animales incautados por las autoridades entre 2015 y 2020.

Por eso, tras los hallazgos de 2017, Natural Way continúo con un estudio de densidad poblacional de la rana del Titicaca de la mano con la comunidad. Se instalaron transectos bajo el agua y se capacitaron a mujeres y hombres de Perka Norte para que asistan en campo a los científicos, mientras bucean a pulmón para analizar a la especie.

Según el biólogo Jhazel Quispe, a cargo de la organización, durante esos meses de investigación científica y social se descubrió que los traficantes no habían llegado todavía a esta comunidad, ubicada a una hora en lancha de la ciudad de Puno.

También se confirmó que sus habitantes no tenían mayor conexión con la rana que un ritual para llamar a la lluvia, que consiste en extraer al animal del lago y llevarlo a un cerro antes de las cosechas. Más aún, era considerado de aspecto desagradable y los niños le tenían miedo. “Llegamos a entender que si en algún momento algún traficante les ofrecía dinero por extraer 1000 ranas, lo iban a hacer porque no sentían mayor afecto por ellas”, comenta el investigador.

Al respecto, la lideresa Chicani es firme: “Aquí, nosotros no permitimos eso”. La educación ambiental con la comunidad —y en especial con niños y jóvenes— fue una estrategia central para conservar a este anfibio acuático.

La incidencia fue tal que, en 2018, ella y ocho artesanas de Perka Norte se asociaron para crear textiles inspirados en la rana gigante del Titicaca. El emprendimiento, además de mejorar sus medios de vida, fue una señal de la transformación que se estaba dando.

“A veces vemos que vienen lanchas, les sacamos foto y pasamos la voz a las autoridades”, cuenta Chicani, quien incluso reporta que los traficantes han llegado en carros preguntando dónde había más ranas gigantes. “Estaban dando vueltas por días, pero los hemos expulsado”, dice.

Y añade: “Ahora que nosotros queremos mucho a esta rana no vamos a permitir que la extraigan ni tampoco que sigan contaminando el lago, sino también van a desaparecer como los peces que ahora quedan pocos.”

Otras especies en peligro

El desastre ecológico en el lago de Perú y Bolivia está acabando con otras especies nativas, como el zambullidor del Titicaca (Rollandia microptera). Precisamente, en 2019, 119 de estas aves acuáticas fueron halladas muertas en Suchipujo, al pie del agua en la parte peruana.

“Las especies que están muriendo coinciden en que son endémicas y, por tanto, indicadoras de cualquier cambio en la calidad del lago”, apunta el biólogo Quispe, que también está investigando a este animal en peligro de extinción.Para la lideresa boliviana Elizabeth Zenteno Callisaya, se está bordeando un punto de no retorno. “El Titicaca ha perdido la capacidad de auto-recuperarse, porque la contaminación es tal que no es resiliente, ya es un cuerpo contaminado”, dice la ingeniera ambiental que participa desde hace poco más de un año en Mujeres Unidas en Defensa del Agua.

En las últimas tres décadas, el Titicaca, en su superficie total de 8200 kilómetros cuadrados, ha perdido 90 % de especies de peces nativos debido, principalmente, a la sobrepesca y la contaminación, según un reciente diagnóstico de la Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca.

“Es un colapso en cadena”, recalca Zenteno, de 28 años, que pasó su niñez en la isla del Sol, en Copacabana, antes del boom turístico. “Ahora hay una gran cantidad de hoteles y alrededor de estos no puedes encontrar peces”, detalla.

Se calcula que 20 especies de peces Orestias se han extinguido en todo el lago durante las últimas seis décadas; mientras tanto, otras seis están al borde de la extinción, según el mismo diagnóstico. A este declive han contribuido también la falta de regulación y la introducción de especies como la trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss), que es depredadora de ciertos peces nativos y renacuajos.

“Necesitamos leyes efectivas que limiten todas aquellas actividades que están perjudicando nuestro lago, y eso es lo que nosotras estamos defendiendo para que los jóvenes no tengan que migrar y puedan vivir aquí con la calidad de vida que merecen”, añade Zenteno.

Un futuro en el lago

Para que las ranas en cautiverio en el Centro K’ayra puedan regresar al Titicaca, las condiciones del ecosistema deben volver a ser seguras y óptimas. Algo que en el presente suena lejano. “No las podemos liberar aún porque sería condenarlas a morir”, lamenta la herpetóloga Camacho.

Desde 2019, este espacio de conservación ha puesto en marcha una misión científica —con Natural Way, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, el Zoológico de Denver y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador— para estudiar el hábitat de la rana gigante del Titicaca, sus amenazas y la genética misma de esta especie.

A partir de esta investigación, respaldada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se busca mejorar su cuidado de manera que este anfibio sí tenga un futuro a largo plazo. “Se está dando así un paso para poder liberarlas más adelante, porque lo ideal es ver a las ranitas ser libres y volver al lugar de donde nunca debieron salir”, concluye Camacho.

Desde tiempos ancestrales, el lago Titicaca es el símbolo de vida para todas las especies que habitan en sus aguas y alrededores. Sin embargo, se está agotando frente al desinterés de algunos que ponen en riesgo la sobrevivencia de todos.

“Hay un desconocimiento desmedido de parte de la población a la que, por ejemplo, poco le importa arrojar sus desechos al lago”, indica Luz Mary Quispe, docente peruana y presidenta de Mujeres Unidas en Defensa del Agua. “En las campañas de limpieza que hacemos, inclusive hemos encontrado a las aves con barbijos enredados en sus patas. Estamos llegando a un punto que preocupa bastante”, añade.

Por eso, las defensoras consideran —y están incidiendo políticamente— para que el Titicaca sea declarado sujeto de derechos también en el Perú.

Este reconocimiento se dio apenas el año pasado en Bolivia, debido al alto grado de contaminación de sus aguas que, según se lee en la declaratoria del Senado, está causando “la desaparición de toda forma de vida animal y vegetal que cobija en su lecho y riberas”.

Para la defensora aymara Quispe, el objetivo es sanar por completo el cuerpo de agua de sus antepasados.

“Queremos que sus aguas vuelvan a ser aptas para todos; sus cuencas y sus ríos y todos sus ojos de agua deben ser cuidados y protegidos desde nuestros saberes ancestrales”, afirma. “Para nosotras, el lago representa la vida, es un ser vivo y, como tal, debemos tratarlo con respeto”, remarca.

Este artículo es parte de la Comunidad Planeta, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América latina, del que IPS forma parte.

RV: EG

Fuente: https://ipsnoticias.net/2022/07/las-defensoras-de-la-vida-que-se-extingue-en-el-lago-titicaca/







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viernes, 13 de septiembre de 2019

Stedile, Amazonia y UNAM

Resultado de imagen para Amazonia bajo juego

John Saxe-Fernández
La Jornada


Joao Pedro Stedile,  del liderato de la coordinación nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), de la Vía Campesina Brasil y de la articulación de movimientos populares hacia una asamblea internacional de fuerzas populares, no pudo viajar a México, pero envió en un video un agradecimiento por el Reconocimiento Maestro José Luis Ceceña Gámez, que le otorgó el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Por la calidad humana y sensibilidad política de Stedile, la distinción cobra un significado profundo en momentos en que los ejes fundamentales de la ciencia de Brasil y el mundo registran que en los pocos meses de Jair Bolsonaro en la presidencia, son alarmantes las alzas en la cantidad de incendios y de deforestación que están impactando la Amazonia brasileña, lanzando al planeta a una todavía mayor aceleración del colapso bioclimático capitalogénico.

Escribí capitalogénico porque, como muestran Elmar Altvater, Jorge Beinstein y Jason W. Moore, esa noción da cuenta de lo que protagoniza el capital en su etapa monopolista/financiera de alta militarización, lanzándose sobre los ecosistemas del mundo, hasta su extinción. El capital, dice Stedile, “tiene su plan y su lógica que opera... aparte de las instituciones públicas o democráticas… ellos tratan de apoderarse privadamente de todos los recursos de la naturaleza como el petróleo, el agua, los minerales, las forestas, la biodiversidad, porque saben que transformar los recursos de la naturaleza en mercancías es la oportunidad de sacar una renta extraordinaria, fantástica. En Brasil la Nestlé saca una ganancia de 700% en la mercantilización de lácteos”.

La expresión brutal de la aniquilación biológica contra la naturaleza (https://www.pnas.org/content/114/30/E6089] en pos de la ganancia es descrita por Stedile en referencia a lo que está ocurriendo no solo en la Amazonia, también “…en otras regiones de forestas o de frontera agrícola, Indonesia, Congo etcétera. Por ese afán que no tiene límites, de apoderarse de los recursos naturales, el capital avanza sobre la frontera agrícola dominada por las forestas, mata la foresta, extrae la madera y trata de apoderarse del agua y de la biodiversidad al imponer el modelo de agronegocio a través de la explotación de soja… El fuego que consume nuestra Amazonia resulta de esa ganancia del capital”. En efecto, el equipo científico del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil calcula que agosto de este 2019, faltando septiembre y octubre, cuando se acentúan los fuegos, los satélites detectan ¡un aumento de 35% en el número de incendios en la Amazonia frente al promedio que se registró en los pasados ocho años! (citado por K.K. Rebecca Lai, et al NYT/23/8/19).

¿Qué hacer ante esta devastación biológica si no la movilización para la resistencia? La aclaración y el llamado de Stedile en su mensaje revela por qué es interlocutor nuestroamericano de primera línea: aunque este diploma lleve mi nombre, dijo al Instituto de Investigaciones Económicas, no es individual, sino que es también homenaje a todos los luchadores y luchadoras de nuestro continente que desarrollan esa militancia social mezclando y difundiendo el conocimiento científico de la lucha social de nuestros pueblos. ¿Cuál conocimiento científico? Aquel que muestra el orden de magnitud del atroz uso de instrumentos del Estado brasileño impulsando la deforestación y alentando la sabanización amazónica vía cultivos de soja, desde una empequeñecida, pero muy riesgosa actuación bolsonaria carente de percepción del alcance planetario que acarrea la agricultura industrial capitalista (AIC) que por siglos cerca, privatiza, explota y contamina hasta su aniquilación, forestas de campesinos e indígenas biodiversos.

Es también la ciencia que apoya a Gloria Martínez analista, en un sustantivo artículo que moviliza conciencias sobre La urgencia climática de un nuevo sistema agroalimentario (SABC, enero 2012, N.8). La AIC aniquila ecosistemas: usa fertilizantes químicos (con óxido nitroso que captura 298 veces más calor que el CO2, usa “maquinaria pesada que funciona con gasolina y en operaciones industriales de crianza animal altamente concentradas que bombean a la atmósfera deshechos de metano. Tampoco se toman en cuenta… los cambios en el uso del suelo y la deforestación, que son responsables de una quinta parte de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI). Entre 15% y 18% de las emisiones globales de GEI son producidas por el cambio en el uso del suelo y la deforestación ocasionada por la agricultura”. Añádase entre 15% y 20% de las emisiones globales por el transporte, procesamiento, empacado y venta de los alimentos y entre 2% y 4% de las emisiones por la putrefacción de los alimentos que tiramos (Ibidem). Sus datos indican que del sistema alimentario global emana la mitad de los GEI causantes del colapso bioclimático capitalogénico en curso.




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sábado, 29 de junio de 2019

El capitalismo mata el planeta: ¡Que no te engañen!


Por Sindicato de Estudiantes - Estatal
La burguesía internacional ha iniciado toda una campaña mediática muy consciente para lavar la cara al sistema capitalista en lo que refiere al cambio climático. Pero tenemos que decir alto y claro que ni sus maniobras, ni las cumbres climáticas y protocolos que aprueban y que no sirven para nada, ni las declaraciones sobre la supuesta “preocupación” de los gobernantes sobre la crisis climática nos engañan.
Desde el Sindicato de Estudiantes convocamos a la juventud de todo el Estado a la huelga general estudiantil el 27 de Septiembre contra el cambio climático y los responsables directos de la catástrofe medioambiental que sufre nuestro planeta: las multinacionales, las grandes empresas y los gobiernos a su servicio. Tal y como hicimos el pasado 15 de marzo, vaciando las aulas y llenando las calles a nivel estatal, queremos volver a poner sobre la mesa la determinación  de la juventud para luchar por la supervivencia de nuestro ecosistema y de la propia humanidad.
Tras esta demostración de fuerza el pasado 15M, políticos defensores del sistema en todo el mundo han tratado de aprovecharse de nuestro movimiento para lavarse la cara a nuestra costa: han tratado de forma oportunista sumarse al carro de nuestro movimiento con un objetivo muy distinto- para descafeinarlo y despojarlo de su contenido anticapitalista-. ¡Qué gran hipocresía! Los mismos que declaraban públicamente su gran preocupación por el medio ambiente y su solidaridad con las movilizaciones estudiantiles han seguido y seguirán mirando hacia otro lado mientras las grandes multinacionales y poderes económicos a los que están subordinados siguen destruyendo y degradando nuestro planeta.
La gran mentira del capitalismo verde
Desde el último informe medioambiental de la ONU que estimaba que la humanidad tiene doce años para evitar una catástrofe medioambiental, se han publicado nuevos estudios que señalan la alarmante velocidad con la que se está agravando el problema climático. Un nuevo informe sentencia que si no se aumentan drásticamente las protecciones ambientales se podrían producir millones de muertes prematuras a mediados de siglo en ciudades y regiones de Asia, Oriente Medio y África. Las temperaturas siguen alcanzando niveles récords en las grandes ciudades –donde ya vive más de la mitad de la población mundial–, las desertizaciones, sequías o catástrofes naturales se agudizan, y la situación respecto al fenómeno del deshielo es dramática: según un comunicado de la NASA, el deshielo ha afectado ya al 40% de la superficie de Groenlandia y en menos de un mes se ha derretido el 97% del hielo de la zona.
Esta situación de absoluta decadencia tiene una causa muy concreta: es el modo de producción capitalista que  arrasa  con todo mientras pueda seguir asegurando los beneficios de la clase dominante: el 71% de las emisiones de CO2 a nivel mundial son emitidas por tan sólo 100 empresas y el 10% de las personas más ricas son responsables del 49% de las emisiones globales.
Estas grandes multinacionales, como Coca-Cola o Repsol, se gastan millones de euros en presentarse como empresas verdes o lanzar productos ecológicos mientras incumplen sistemáticamente los acuerdos y protocolos medioambientales, con el beneplácito de gobiernos y capitalistas. Un ejemplo: las petroleras que controlan el mercado energético mundial destinaron a lo largo de 2018 cerca de doscientos millones de dólares en retrasar y obstaculizar cualquier iniciativa diseñada a combatir el cambio climático y así seguir explotando a su antojo los combustibles fósiles.
Por eso es una auténtica vergüenza que los responsables de esta situación se presenten como aliados en esta batalla. Desde el Sindicato de Estudiantes denunciamos su tremenda hipocresía y les señalamos como culpables de la situación por la que hoy millones nos alzamos en todo el mundo.
¡Grandes empresas y gobiernos a su servicio son responsables!
La burguesía internacional ha iniciado toda una campaña mediática muy consciente para lavar la cara al sistema capitalista en lo que refiere al cambio climático. Pero tenemos que decir alto y claro que ni sus maniobras, ni las cumbres climáticas y protocolos que aprueban y que no sirven para nada, ni las declaraciones sobre la supuesta “preocupación” de los gobernantes sobre la crisis climática nos engañan. Tampoco  son una alternativa los conocidos “partidos verdes”, que allí donde han llegado a posiciones en los gobiernos como Irlanda, Suecia o Alemania, no sólo no han logrado ninguna mejora ecológica sino que además han apoyado los planes de austeridad de la Troika.
En el Estado español, los defensores del sistema también se encargan de guardarles las espaldas a las grandes empresas que acaban con el planeta. Más allá de la retórica, el gobierno del PSOE no ha llevado a cabo ninguna medida para solucionar la crisis climática. Pedro Sánchez dice que una de sus prioridades es implementar una agenda ecológica. Pero la práctica es igual a lo que ocurrió con su promesa de derogar la Ley Mordaza o que se declarase el gobierno “más feminista de la historia”, todo son brindis al sol.
Por eso, esta huelga no es ni para alabar la “buena gestión ecológica” del gobierno, ni para aplaudir a Pedro Sánchez. Si Sánchez quisiera realmente acabar con la terrible situación climática que tiene consecuencias notables en el Estado español, debería en primer lugar nacionalizar las empresas eléctricas bajo control de los trabajadores para frenar la destrucción de la naturaleza, para que sean públicas y baratas y así acabar con la pobreza energética. Debería garantizar un transporte público, de calidad y gratuito para luchar contra la contaminación. Debería poner en marcha un plan de expropiaciones de las empresas más contaminantes para hacerlas sostenibles y respetuosas con la naturaleza. Pero esto significa enfrentarse a los dueños de las eléctricas y de los grandes poderes económicos, algo que no parece estar en la agenda del ejecutivo.
El 27 de Septiembre: huelga general estudiantil europea
Sabemos que todo lo que logremos será con la movilización en las calles y por eso  llamamos a vaciar las aulas con una huelga general estudiantil el próximo 27 de septiembre y a llenar las calles en las manifestaciones que celebraremos por la mañana en todo el Estado.  Llamamos a organizar comités de acción contra el cambio climático en todos los institutos y universidades para preparar la jornada de huelga y movilizaciones.
Pero esta lucha no es sólo de la juventud, sino de todas y todos los trabajadores que pagamos los platos rotos de la dictadura de un puñado de empresas a nivel mundial y de este sistema.  Por eso, llamamos a CCOO, UGT, CGT, y a los sindicatos alternativos de trabajadores a que se sumen a esta protesta y convoquen una huelga general de 24h donde estudiantes, trabajadores y trabajadoras confluyamos no bajo consignas abstractas como la declaración de la emergencia climática, sino bajo un programa combativo y revolucionario que ponga contra las cuerdas a los responsables de esta barbarie ecológica. La vida de nuestro planeta depende de ello. ¡Si se cargan el planeta, a la huelga general!
Exigimos:
  • Nacionalización de las empresas energéticas (eléctricas, compañías mineras, de petróleo y gas, empresas de producción de energía eólica y solar, etc…), y  un plan público de inversiones para establecer una industria energética 100% ecológica y sostenible. ¡No a la pobreza energética!
  • Por una red de transporte público, gratuito, de calidad y ecológico. Plan masivo de inversiones para hacer las ciudades 100% sostenibles.
  • Nacionalización de las industrias automovilísticas, aeronáuticas y navales, y transformación de su producción para hacerlas viables y no contaminantes.
  • Nacionalización de la tierra, de la industria ganadera y de las industrias de procesamiento de alimentos. No a la explotación capitalista de los océanos. ¡Por una alimentación sostenible, ecológica y sana!
  • Empresas públicas de reciclaje bajo el control democrático de trabajadoras y trabajadores. ¡Basta de hacer negocios con el ecologismo!
  • Por una producción sostenible planificada democráticamente por el conjunto de la clase trabajadora y la juventud. Por la transformación socialista y ecológica de la sociedad.
¡Todas y todos a la huelga y las manifestaciones el 27 de septiembre!



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miércoles, 24 de abril de 2019

Francia: Notre Dame, las trágicas consecuencias de una política incendiaria


Manon Boltansky
NPA


El lunes 15 de abril de 2019 quedará en la historia como el día en que Notre Dame de París fue devastada por las llamas. En el momento de escribir estas líneas el incendio parece controlado y solo algunos focos residuales siguen contenidos por las y los bomberos, temiendo riesgos de rebrote. En realidad habrá que esperar varios días o semanas para conocer la extensión de las pérdidas y los daños causados por el incendio, el hundimiento del armazón de la cubierta y de la aguja así como las consecuencias de los centenares de miles de litros de agua lanzados para apagar las llamas sobre las estructuras y las obras de arte que no han podido ser evacuadas.Las causas del incendio siguen siendo aún desconocidas aunque un inicio accidental proveniente de los espacios ocupados por los trabajos de renovación parece hoy la pista privilegiada por las autoridades y profesionales. Solo la investigación permitirá aclarar esto en los hechos, pero podemos afirmar ya que las responsabilidades no hay que buscarles ni señalarlas en eventuales errores individuales… sino claramente del lado de una política global y de una suma de responsabilidades colectivas en la cúspide de las cuales se encuentra la del Estado, responsable de la seguridad del sitio y director de los trabajos en curso.

¿Qué consecuencias?

Las primeras informaciones entregadas por los bomberos indican que “el conjunto de la cubierta está siniestrada, el conjunto del armazón está destruido, una parte de la bóveda se ha hundido” por la caída de la aguja cuyas impresionantes imágenes son mostradas en la portada de todos los periódicos. Esta aguja, así como una parte del techo y del armazón de la cubierta databan de los trabajos efectuados en el siglo XIX por Viollet-le-Duc. El resto del armazón hundido databa del siglo XIII, reconstruido con vigas de madera provenientes de la primera construcción en el siglo XII, y había sido llamado por su importancia y tamaño “la selva”. Al desplomarse, la aguja ha hundido una parte de la bóveda de piedra de la catedral pero no parece (a día de hoy) haber puesto en peligro la estructura general. Numerosas reliquias, obras de arte y objetos habrán sido afectados por el fuego, la ceniza y el agua y una parte de los plomos de las vidrieras ha sido también afectada de forma más o menos importante. El gran órgano que acababa de ser restaurado parecería haber sufrido también daños importantes. 

Las primeras reacciones

Muchos parisinos y parisinas se han reunido, en medio de una gran emoción, al pie de la catedral… Pero las reacciones políticas bastante menos sinceras y espontáneas no han tardado tampoco en multiplicarse. Macron el primero, sin duda feliz por haber podido evitar su prevista intervención televisiva (para anunciar las medidas que planteaba para atajar la crisis social de las y los chalecos amarillos y otros movimientos sociales, ndt) para pasar a jugar el papel de “salvador” del patrimonio, de la Nación y de su unidad reencontrada (¡sic!). Tras él y sobre el mismo tema, todos los racistas, fascistas y nacionalistas patentados se han ido sucediendo con rapidez para hablarnos del corazón de la herencia cristiana de la nación (¡y de la civilización!) atacada. Algunos avanzan ya por el terreno del complotismo islamófobo más craso…

¿Se podía prever o evitar algo así?

Al margen de los hechos precisos que la investigación permitirá quizás determinar, una catástrofe de tal amplitud solo puede ser fruto de una cadena colectiva de responsabilidades. Este accidente pone a la luz dos problemas estructurales y señala la responsabilidad directa del Estado: de una parte, la política de los sucesivos gobiernos de desinversión en la salvaguarda y mantenimiento del patrimonio (igual que en el conjunto de los servicios públicos). De otra, la insuficiencia de las normas de seguridad en los trabajos patrimoniales (lo mismo que ocurre en el conjunto de los trabajos de los edificios públicos). “Lo que ha pasado tenía que pasar. La falta de un real mantenimiento y de una atención cotidiana a un edificio de una importancia mayúscula es la causa de esta catástrofe. No se trata de buscar responsables, la responsabilidad es completamente colectiva porque es el monumento más colectivo del país”, explicaba J.M Léniaud (presidente del consejo científico del Instituto Nacional del Patrimonio). Desinversión financiera y falta de personal. El estado de los edificios patrimoniales es muy a menudo deplorable, las necesidades en políticas de conservación, restauración y renovación son inmensas. Las y los profesionales de la conservación/restauración, así como el conjunto del personal y de las y los agentes que trabajan en este tipo de edificios públicos, dan testimonio de ello y no dejan de lanzar alertas que se quedan en letra muerta. Los accidentes, humanos y materiales, son desgraciadamente moneda corriente.

Hacer pagar a las y los más pobres

Según el presidente Macron, “esta catedral la reconstruiremos entre todos y todas”. Precisemos de paso, por un lado, que no será él quien la reconstruya (como tampoco fue construida en su época por el obispo Maurice de Sully sino por las y los miles de trabajadores, obreros y artesanos, que se han sucedido a lo largo de los siglos). De otra parte, que para ello sería preciso que el Estado invirtiera en su reconstrucción… lo que no parece que sea la idea. Macron, al contrario, ya ha anunciado este martes 16 de abril el lanzamiento de una “suscripción nacional” para financiar la restauración… En 2017 fue necesario que una fundación privada encontrara la financiación (privada) y acordara con la diócesis el lanzamiento de los trabajos de renovación que estaban en curso, en particular en la aguja y la techumbre. Esta última no había sido restaurada desde los años 1930… El conjunto del patrimonio nacional es hoy víctima de ese desinterés del Estado. Pero en el punto opuesto de esos intereses de dinero, la población, incluyendo sus componentes más populares, se ha sentido a menudo ligada al patrimonio público y a los monumentos culturales e históricos… particularmente Notre Dame, hecha célebre por Victor Hugo como el corazón viviente más popular de París. La ocasión perfecta para el gobierno de hacer aprobar la financiación de su restauración sobre las espaldas de una colecta nacional (!). La maniobra es hábil, pues permite ocultar su propia responsabilidad en el incendio, y la gente, sinceramente conmovida, se dispone ya a donar. ¡Pero es al Estado a quien corresponde pagar! ¡Nuestros impuestos deberían servir ya para financiar los servicios públicos, incluyendo el de la cultura y el de un patrimonio accesible para todas y todos! En lugar de desaparecer en exenciones fiscales para las mayores empresas…

Sin embargo, hay dinero

Este drama es sobre todo la ocasión de recordar que la financiación de la cultura y del patrimonio es de lejos uno de los mejores nichos fiscales que las y los capitalistas pueden encontrar. Matando dos pájaros de un tiro, adornan su imagen, a veces puesta muy en cuestión, mediante “generosos” donativos, y gozan al mismo tiempo de las exenciones fiscales más ventajosas de toda la (sin embargo) amplia gama ofrecida por los sucesivos gobiernos. Las y los mecenas se agolpan: 200 millones para LVMH y la familia Arnault (Bernard Arnault es propietario del grupo de artículos de lujo LVMH, es el hombre más rico de Francia y primero de la Unión Europea ndt), 100 millones de Pinault (François-Henri Pinault es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna familiar estimada el 18 de agosto de 2018 de 30 500 millones de dólares ndt) que casi parecen poca cosa, 100 millones Total y, la guinda del pastel, Vinci (un grupo industrial francés ndt) propone un “mecenazgo de competencia” y hacer una alianza de constructores (¿Bouygues, etc?) para trabajar “gratuitamente” en la reconstrucción de la catedral. El mercado del arte y las inversiones en materia de patrimonio gozan ya de una fiscalidad particularmente ventajosa, pero entre quienes hacían “llamamientos a la ayuda” había sin embargo muchos que pedían aún menos impuestos para “salvar” Notre Dame e incitar a las donaciones… En primera fila de éstos, el primero de los servidores y símbolo de los lazos consanguíneos entre la Cultura en el gobierno y los regalos a los más ricos: J-J Aillagon. Quien hoy demanda la clasificación de la catedral como “tesoro nacional” a fin de que los donativos gocen de una desgravación fiscal del 90%, fue sucesivamente ministro de Cultura, director del museo personal de Pinault y luego director del castillo de Versalles… Un llamamiento, por tanto, probablemente desinteresado…

Las decisiones en materia de cultura y de patrimonio son decisiones de sociedad

Evidentemente, tenemos más que dudas sobre la voluntad y los medios que va a desbloquear el Estado para la reconstrucción. Sobre el conjunto de los trabajos de los grandes monumentos nacionales (a fortiori de los de menor posteridad), éste ha optado sistemáticamente por las soluciones “menos costosas” pero también las menos deontológicas y respetuosas de los materiales y construcciones originales. No podemos a partir de ahí sino interrogarnos sobre la reconstrucción que se perfila… Jean Michel Liénaud sostiene que “para Notre Dame, será lo mismo. No volveremos a ver ni la aguja ni el armazón de la cubierta. Sin embargo, el desafío del Segundo Imperio fue reconstruir en 1860 la aguja que había sido desmontada un poco antes de la Revolución porque amenazaba ruina. Fue una verdadera proeza neomedieval. Esta vez soy pesimista”.

No equivocarse en las prioridades

No se pueden sino comprender las reacciones de las y los que señalan el desprecio y el silencio de las autoridades y de las grandes empresas, sin embargo todas hoy en primera línea, cuando en noviembre pasado 8 personas encontraban la muerte en el hundimiento de su insalubre inmueble y centenares de otras personas se encontraban evacuadas de sus casas de alquiler sin soluciones de realojamiento, en Marsella. La actual exposición de donativos nos prueba que cuando están en juego sus intereses (esencialmente simbólicos y financieros) las empresas pueden encontrar el dinero y desbloquear sumas considerables en muy poco tiempo. Lo mismo ocurre con el gobierno, cuando decide ofrecerles regalos… En esta balanza, la vida de las clases populares solo cuenta si va acompañada de una línea de exención fiscal. Lo que está en juego es evidentemente incomparable.

¿Qué interés tiene financiar viejas piedras?

Hay quien se interroga a menudo sobre la pertinencia de invertir tales sumas de dinero en la cultura o en la preservación del patrimonio (cada vez menos dinero público por otra parte…), igual que a veces ocurre también en el caso de la investigación científica abstracta. Pero sería un error oponer cualquier necesidad social a tales inversiones. El dinero no falta, a poco que se le vaya a buscar donde está. El patrimonio forma parte de una propiedad colectiva inestimable. Su valoración y su accesibilidad a todas y todos tiene que ver con el desarrollo de las y los individuos y de nuestras sociedades.

Escribir una historia diferente

Notre Dame, como otros monumentos, forma parte de nuestra historia y de nuestro inconsciente colectivo. Es importante negarse a dejar lo que simboliza en manos de nacionalistas de todo pelaje. A través de los tiempos, ha simbolizado ciertamente las relaciones de poder entre la iglesia católica y el poder estatal. Pero es también un símbolo deslumbrante de la evolución de la arquitectura religiosa. En fin, es también un monumento secular de la historia de París, y Victor Hugo a través de su obra epónima la había ligado a lo que París tenía de más vivo, bullicioso y popular. Durante la Revolución francesa, y luego durante la Comuna de París, fue utilizada como lugar de actividades colectivas y de reuniones políticas, mientras la Marsellesa y otros cantos revolucionarios resonaban en los tubos de los grandes órganos. Es también un reto de reapropiación cultural y colectiva de nuestra clase social.

Esta vez no había afortunadamente vidas humanas directamente en juego frente a los intereses financieros, pero hemos perdido uno de nuestros bienes patrimoniales colectivos más preciosos… Una vez más sacrificado por este gobierno y los precedentes como consecuencia de sus incendiarios recortes presupuestarios…

Fuente original: https://npa2009.org/
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur, https://vientosur.info/



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martes, 24 de julio de 2018

Cumbre de Helsinki: Rusia exhibe el fin oficial del unilateralismo de EE.UU.

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Nazanín Armanian



Tambien lo puedes encontrar: https://www.lahaine.org/mundo.php/cumbre-de-helsinki-rusia-exhibe

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jueves, 29 de marzo de 2018

Mad Max global o la geopolítica del agua y los alimentos, y el rol de EEUU

Por Eder Peña, Misión Verdad

Las implicaciones de los Estados Unidos en la geopolítica alimentaria y del agua tienen que ver con el aseguramiento del estatus y liderazgo de las corporaciones que dirigen dicho país. Informes de inteligencia detallan el control de estos ámbitos que, junto a la energía, mantienen una vinculación estrecha y crítica para el tránsito de la civilización humana por los próximos años.
Los informes “Seguridad Alimentaria Global” y “Seguridad Global del Agua” fueron preparados por el Consejo Nacional de Inteligencia (NIC, sus siglas en inglés) estadounidense que reúne, entre otras, a entidades importantes como la Agencia Central de Inteligencia (CIA, sus siglas en inglés) y la Agencia de Inteligencia de Defensa y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, sus siglas en inglés). El objeto era responder a las inquietudes del gobierno respecto a los riesgos que implican ambos temas para su seguridad nacional. En ambos se aprecia la convicción firme de mantener el modelo de desarrollo actual que se basa en un crecimiento económico infinito, tanto como la disponibilidad de recursos que lo apuntalen.
Inseguridad alimentaria: pasos hacia adelante en el borde del abismo
En el informe “Seguridad Alimentaria Global”, publicado en febrero de 2012, se consideraba que la inseguridad alimentaria aumentaría durante los siguientes 10 años debido a problemas con la producción, el transporte y las perturbaciones del mercado a la disponibilidad local de alimentos, así como el menor poder adquisitivo y las políticas gubernamentales contraproducentes. También se indicaba que los cambios demográficos y las limitaciones de insumos clave como la tierra y el agua podrían agravar el riesgo de trastornos sociales e inestabilidad política en algunos países.
Se consideraba que regiones como África, América Latina y Asia serían amenazadas además por el cambio climático (término prohibido hoy por la Administración Trump), el clima extremo, los conflictos, las enfermedades, la escasez de recursos, las enfermedades y la degradación ambiental, aun cuando grandes suministros exportables de los componentes clave de la producción de alimentos, tales como fosfatos, potasa, y el combustible de petróleo, provienen de Estados en los que las acciones de conflicto o gubernamentales podrían causar interrupciones en la cadena de suministro con los consecuentes aumentos en los precios. Un extenso ejercicio de neolengua para afirmar que son las guerras promovidas por el complejo militar-industrial-financiero el caldo de cultivo para una reorganización global del mercado alimentario, de la distribución de aguas y de cuánta población accede a recursos vitales.
Aun cuando en el informe se proponía producir más, se afirmaba que el problema está en la distribución. Un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo no llega a las mesas debido a las pérdidas y los residuos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países del norte desperdician más alimentos en la etapa de consumo mientras que los del sur lo hacen más en las etapas previas.
Se planteaba también que el mayor potencial para aliviar la escasez de alimentos sería a través de inversiones en infraestructura, tecnología y la educación para mejorar la cadena de suministro de alimentos con menos recursos, sin embargo menos del 5% de toda la investigación y el desarrollo agrícola (I + D) se gasta en la reducción de las pérdidas de alimentos y residuos. El interés académico se centra en la mayor producción, lo que es más rentable para las élites corporativas que, a su vez, dirigen y financian la investigación académica.
Como el modelo agroalimentario gravita en torno al consumo de carne como fuente de proteínas y se prevé un aumento del 85% en la demanda, estiman que para 2025 el uso de semillas genéticamente modificadas (transgénicas) “ganará una mayor aceptación” en la producción de cultivos de alimentos para animales, no alimentarios, e industriales, y reconocen la resistencia en contra de dichos cultivos. El maíz y las semillas oleaginosas (soya, por ejemplo), los dos productos primarios de alimentos transgénicos utilizados y comercializados ampliamente en el mundo, representan más del 70% de los suministros de alimentos para animales de todo el mundo y una alta huella ecológica.
En la sección que trata sobre las implicaciones para los EEUU de todo esto, se considera la importancia de alinearse con aliados de larga data así como con nuevos socios. El enfoque consiste en fomentar la libre circulación de los fertilizantes, la energía y los servicios relacionados con los alimentos y equipos de acuerdos comerciales globales. En este sentido cabe revisar el rol de aliados como las transnacionales que se apoderan de la agricultura industrial luego de las recientes megafusiones agrícolas, y su casi total privilegio de decidir, por encima de los Estados-nación, sobre la matriz productiva de grandes regiones y las tecnologías que deben ser empleadas para aumentar la producción de alimentos y por ende los beneficios financieros.
En sus expectativas EEUU espera mantener el liderazgo vendiendo tecnologías, siendo bastante conocido el poder político que ejercen empresas como Bayer y Monsanto en la privatización de semillas, así como de su monopolización. Agrega el informe “Seguridad Alimentaria Global” que los países en desarrollo esperan que los EEUU adapten sus operaciones de desarrollo agrícola para aumentar sus capacidades limitadas y utilizar las tecnologías de primer mundo, lo que implicaría una profundización de la llamada Revolución Verde basada en subvencionar fuertemente los pesticidas y fertilizantes químicos, homologando a los países pobres en maquilas del agro extreman las condiciones de miseria y pobreza de los nacionales.
Se reseña que, aunque 40 países han reducido la pobreza a la mitad, en regiones como África Subsahariana sigue creciendo (de 290 millones en 1990 a 414 millones en 2010) mientras que 127 multimillonarios serán sus socios al donar la mitad de sus fortunas a proyectos de seguridad agrícola y alimentaria.
La oferta y la demanda del agua
Como es evidente, la seguridad alimentaria está fuertemente ligada a la disponibilidad de agua y de energía. Aun cuando la demanda mundial de agua dulce aumentará el suministro, no seguirá el mismo ritmo. Más de mil millones de personas viven actualmente en regiones con escasez de agua. El Banco Mundial estima que 3,5 mil millones podrían experimentarla en 2025. La agricultura consume el 70% del suministro mundial de agua dulce, y el 40% de la agricultura mundial depende de riego.
Varios países de Asia, América del Norte, África, y casi todos los países de Oriente Medio y el Norte de África, han bombeado sus aguas subterráneas, y la extracción ha sido mayor que la reposición, según investigaciones, por ello su producción agrícola podría verse limitada en los próximos 10 años y dependerían de los mercados globales.
En el informe “Seguridad Global del Agua”, publicado en septiembre de 2015, se evalúa que durante los próximos 10 años los problemas del agua contribuirán a la inestabilidad en Estados importantes para los intereses de la seguridad nacional de EEUU. Aunque la escasez de agua, su mala calidad y las inundaciones por sí solas no traerían problemas políticos, causarían mayores perturbaciones sociales en combinación con la pobreza, las tensiones sociales, la degradación ambiental, el liderazgo ineficaz y la debilidad de las instituciones políticas. Aunque el informe insiste en que los conflictos por agua terminan más en acuerdos que en violencia, consideran que pudieran aumentar los objetivos terroristas que incluyan el agua.
Bajo esa jerga tecnocrática encubren y promocionan que las consecuencias del modelo de explotación capitalista en su fase globalizada, sería resuelta con un “nuevo” enfoque de cooptación y saqueo de recursos alimentos e hídricos, que transformados en un activo financiero y comercial, solidificarán las fronteras entre países pobres y ricos potenciando la conflictividad geopolítica.
Hay una relación directamente proporcional entre el uso de agua y la extracción tanto de productos agrícolas como de materia prima: no se visualiza ninguna tecnología de punta que reduzca la demanda industrial de agua. Por otra parte, algunas regiones ven limitaciones en su energía hidroeléctrica debido a las sequías, tal como pasó en Venezuela en 2016 durante el fenómeno “El Niño”.
Son claves los escenarios de cambio climático global al aumentar la disponibilidad de agua en los trópicos húmedos (20% a 40%) pero disminuiría en algunas regiones secas en latitudes medias y en los trópicos secos. La deforestación y el efecto regresivo del calentamiento global sobre los glaciares y nieves reducen la oferta. Sin embargo, el informe refiere que el crecimiento económico generaría un aumento en la demanda de agua dulce debido al aumento de la población mundial a 8 mil millones de habitantes, una migración a las ciudades con demandas cada vez mayores para el uso doméstico e industrial y cambios en los patrones de consumo humano al aumentar el consumo de carnes y disminuir el de granos.
La posición del documento respecto a la privatización del servicio es cautelosa, reconoce los beneficios de la gestión gubernamental y el riesgo de conflictos sociales debido a la vulnerabilidad ante las “fuerzas del mercado”. También propone que se actualicen o implementen acuerdos de cuencas hidrográficas internacionales, un transformación de la institucionalidad internacional, “que disminuyan y eviten” conflictos regionales.
Entre las implicaciones para los EEUU, el informe menciona su papel en el desarrollo de modelos hidrológicos y la vigilancia del medio ambiente a distancia y su apoyo (injerencia) en los acuerdos internacionales.
Un diagnóstico preciso con una premisa difusa
El diagnóstico de ambos informes es claro: vamos hacia una escasez de recursos vitales como los alimentos y el agua.
La ONU ha reconocido que 2.100 millones de personas (ubicadas en los países pobres del sur global) en la actualidad carecen de acceso al agua, mientras en que en renglón de los alimentos la cifra se acerca a lo 1.000 millones de personas sin acceso, una situación que tenderá ampliarse debido a la sobreproducción y el uso del recurso hídrico para sostener la mega industria alimentaria. El documento emitido por estas agencias prevé que la situación se agudizará, por lo que el control (geopolítico, financiero y tecnológico) de esos recursos es en extremo necesario para sostener el estatus de potencia, a medida que sobreexplota regiones del planeta que dejarán a sus habitantes una polvareda como territorio.
El documento plantea la premisa de un crecimiento ilimitado. Los riesgos que reseñan han aumentado mientras se ha radicalizado la lógica de acumulación por desposesión, esto es: mucho del discurso conciliador y hasta “progre” presente en tiempos de Barack Obama ha mutado en una mayor participación de las corporaciones y entidades financieras estadounidenses que articulan distintas formas de mercantilización y privatización en un modelo de desarrollo desigual.
Este modelo es voraz y, en tiempos en los que casi todos los recursos han alcanzado un pico, se les hace inminente profundizar la guerra y lograr la hegemonía política para el control sobre los recursos que definen la vida. Y Mad Max es la utopía de las grandes corporaciones.

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