lunes, 19 de diciembre de 2016

Transgénicos, plaguicidas y el declive de la polinización y la producción melífera


Albert Einstein dijo que si las abejas desaparecieran, sólo quedarían 4 años para la humanidad. Cuando fueron pronunciadas estas palabras por parte del gran científico Albert Einstein, nadie se imaginaría que el mundo enfrentaría un problema tan grave el descrito. Si bien no podemos decir que las abejas están desapareciendo, si es verdad que desde hace algunos años se está reportado que los sistemas de polinización están colapsando en diversas parte del mundo, por causas antropogénicas.
Por: RALLT

Hay varias voces de alerta, desde la ciencia y desde los productores que dan cuenta de que están declinando las poblaciones de abejas silvestres y de otros polinizadores, así como las colmenas de la abeja melífera.
Las abejas son polinizadores esenciales para la agricultura. Su desaparición constituye una faceta de los daños causados por el sistema industrial en la naturaleza. Las abejas, así como otros insectos aseguran el delicado equilibrio de los ecosistemas naturales, facilitan la polinización y son una fuente importante de ingresos para pequeños apicultores, quienes pueden combinarla con otras actividades agrícolas.
De acuerdo al Convenio sobre Diversidad Biológica (2001), el rendimiento de algunas cosechas está disminuyendo como resultado de polinizadores insuficientes y muchos especialistas, agrónomos y plantadores de árboles frutales están inquietados acerca de los bruscos declives en el número de abejas en años recientes.
Hay varias razones identificadas que explicarían este fenómeno: la transformación de los hábitat naturales, el alto uso de insecticidas que se los presenta como inocuos, como los neonicotinoides, la presencia de enfermedades virales (debido al debilitamiento de las colmenas), el incremento de áreas agrícolas que demandan de polinizadores, la telefonía celular, la agricultura transgénica y el cambio climático.
Por otro lado, el incremento de las áreas sembradas con cultivos transgénicos cercanos a zonas de producción de miel ha afectado seriamente a esta actividad pues, se ha encontrado polen transgénico en la miel así como rastros de glifosato, lo que ha generado un rechazo por parte de los consumidores.
Todo esto da cuenta de cómo el modelo industrial capitalista que de una manera u otra está afectando la polinización y la actividad apícola.
En este trabajo se analiza en primer lugar la importancia de las abejas, su rol en la polinización y en la producción de miel. Posteriormente analizaremos el porqué del declive las poblaciones de especies de polinizadores y los problemas que enfrenta la apicultura, y finalmente se presentará información sobre el efecto específico que los transgénicos tienen en esta actividad.


http://senaforo.net/2016/12/19/transgenicos-plaguicidas-y-el-declive-de-la-polinizacion-y-la-produccion-melifera/
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com

lunes, 12 de diciembre de 2016

La geopolítica del caos y el fin de ciclo en las entrañas de América Latina

“…si las medidas excepcionales son el fruto de los períodos de crisis política y, en tanto tales, están comprendidas en el terreno político y no en el terreno jurídico constitucional, ellas se encuentran en la paradójica situación de ser medidas jurídicas que no pueden ser comprendidas en el plano del derecho, y el estado de excepción se presenta como la forma legal de aquello que no puede tener forma legal”.
Giorgio Agamben
Por: Emiliano Terán Mantovani

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El Gran Tablero Mundial se recalienta. El conflicto social se está propagando por todo el entramado del sistema-mundo, producto no solo de las extraordinarias desigualdades socio-económicas y la devastación de fuentes de vida y territorios, sino también por la terrible vulneración que se ha provocado sobre los tejidos sociales en estos más de 30 años de neoliberalismo global. Como síntoma y consecuencia de estos procesos, derechas y extremas derechas ganan cada vez más terreno en numerosas partes del planeta.
En América Latina, las entusiastas ilusiones emancipatorias que se propagaban durante el auge de los gobiernos progresistas están siendo desplazadas por un horizonte de resistencias, ahora básicamente desde la perspectiva de las organizaciones populares de base y movimientos sociales. Se trata de un horizonte más incierto, pero necesariamente más combativo.
Este panorama para Latinoamérica no debe ser simplemente interpretado como una potencial “vuelta al pasado”, como un regreso en la línea del tiempo a 1990. Importantes transformaciones han ocurrido en la región, suficientes como para afirmar que ya nada será igual por acá. Hay que mirar hacia adelante advirtiendo no solo tendencias histórico-estructurales sino también identificando los rasgos del tiempo sui generis que vivimos.
La crisis civilizatoria parece prefigurar una geopolítica del caos, donde también opera una estrategia de lo contingente, de lo inestable, que por ser más versátil, flexible, abierta y descentralizada no deja de ser virulenta y profundamente reaccionaria –por ejemplo, la llamada “Doctrina Obama” estuvo marcada por estos rasgos1. En este marco, es fundamental resaltar dos elementos:
  1. algunos mecanismos tradicionales de intermediación en lo económico (como los estados de bienestar y políticas de asistencia social masiva) y en lo político (como los sistema de partidos e instituciones electorales, marcos jurídicos de derechos civiles) parecen estar en proceso de franco agotamiento histórico, sea porque su legitimidad social está muy socavada, porque no pueden sostenerse en el tiempo o bien porque representan un obstáculo ante la necesidad que tiene el capital de un ajuste radical. Por tanto, éste apunta a procesos masivos e intensivos de apropiación directa de la riqueza y el trabajo, sin intermediación ni negociación ni seducción, principalmente en el Sur Global, pero avanzando también en el Norte. En este sentido, la guerra deja de ser solo acontecimiento histórico y se va constituyendo como ejercicio permanente de micro-política y como referente de los regímenes de poder y los estados de derecho;
  1. pero la apropiación directa no supone necesariamente una actuación imperial a modo de aplanadora, sino basada en estrategias diferenciadas que permitan sostener lo más posible los procesos de acumulación, los mercados y la circulación de capital. A esto podríamos llamarle una política del cinismo: la combinación de retazos de asistencia social, regionalizaciones del consumo, zonas de “paz” con estados de guerra territorial, estados de excepción selectivos, configuración de democracias sitiadas, regímenes de poder regional paraestatales, entre otros, que se van desarrollando dependiendo de factores de coyuntura y las diversas reacciones socio-políticas que provocan.
Desde el análisis geopolítico del discurso oficial progresista latinoamericano, se ha promovido la total centralidad de la contradicción Imperio vs Nación-periferia (básicamente EEUU vs los gobiernos progresistas), interrumpiendo un análisis de multi-escalas y dejando engavetadas las propias contradicciones domésticas Estado-Gobierno – territorios/población.
Al mismo tiempo, se ha impulsado una prevalencia del imperio-acontecimiento (por ejemplo, para el caso de Venezuela, una eventual intervención militar estadounidense) dejando de lado el imperio-proceso, el cual expresa los múltiples mecanismos de penetración y transformación desde adentro de las tramas sociales, de las fuerzas contrahegemónicas, de las facetas desafiantes de los regímenes políticos nacionales, con el fin de ir mermándolos y mutándolos para facilitar la acumulación de capital y la apropiación de recursos y trabajo. Esta forma de intervención puede lograr el desmantelamiento y desactivación progresiva de un proceso contrahegemónico de cambio, aunque en la superficie dicho régimen político busque mantener una fachada popular-emancipatoria. En este sentido, es vital resaltar la contradicción Imperio-territorios/población.
Este análisis integrado macro-micro-político, de múltiples escalas espaciales, esta fenomenología del imperialismo, es útil al menos por dos razones:
Primero, factores como el caos global y los altos niveles de incertidumbre, riesgo y volatilidad sistémica, en los cuales muchas de las macro-instituciones tradicionales son cada vez menos funcionales y se requiere de la acción directa; la lógica de penetración total del neoliberalismo a escala planetaria; la potencial desregulación o mutación de los Estados latinoamericanos ante esta nueva etapa; la vulnerabilidad de pueblos y comunidades ante esta situación; la disputa geopolítica por los recursos naturales; entre otros, resaltan la especial importancia del foco sobre la dinámica en los territorios. Una estrategia de apropiación directa supone analizar más de cerca lo que ocurre en los mismos, y en los tejidos sociales, donde se están desarrollando vitales disputa por la vida a escala global.
Segundo, dicho análisis podría contribuir a hacer visibles los diferentes actores involucrados en las intervenciones que el capital transnacional impulsa, y que son canalizadas en escalas globales, regionales, nacionales y locales. Permite destacar las operaciones de interfaz geográfico mediante las cuales opera el capital para finalmente llegar al tejido de la vida socio-ecológica. De esta forma, por ejemplo, es posible resaltar la relación orgánica, aunque no necesariamente explícita, que tiene el extractivismo con estas formas de operación imperial.
En las disputas geopolíticas y nacionales en estos nuevos tiempos para Latinoamérica, no solo se ha abierto el escenario para la aparición de gobiernos favorables a uno u otro bloque global de poder, sino también la configuración de nuevas y complejas “gubernamentalidades” (Foucault) en los territorios y los tejidos de la vida. Controlar y administrar el caos, así como aprovechar y canalizar los cambios esenciales que se han producido en estos tejidos socio-territoriales, parece ser un objetivo central en estas disputas por el mando político. Conviene evaluar pues, el terreno espinoso donde se están desarrollando las luchas actuales y las que vendrán.
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El terreno espinoso de las luchas por venir: reconfiguraciones en las entrañas de América Latina
El ciclo progresista latinoamericano que parece concluir, y que ha tenido impactos directos e indirectos en toda la región, puede ser también leído como una nueva ola modernizadora para la región, impulsada no solo por el boom de los commodities que iniciara en la década pasada, sino también por ampliaciones y nuevos dispositivos en la distribución social de los excedentes captados en este proceso.
Plantear que América Latina ya no será igual supone reconocer que esta ola modernizadora ha generado importantes transformaciones en los entramados sociales; en los territorios urbanos, campesinos e indígenas; en sus estructuras políticas –lo que incluye a las formas de ejercicio del poder y las luchas populares–; en las expectativas y patrones culturales; y en los metabolismos sociales; lo cual tiene y tendrá notables efectos para toda la vida en la región.
Si bien varían en diversos grados y no operan de manera absoluta, en los diferentes países latinoamericanos es posible verificar algunas tendencias compartidas tales como:
  • Crecimiento de los procesos de urbanización, modernización territorial y de la población dentro de las ciudades, con tendencias persistentes al incremento para los próximos años2. Caotización y vulnerabilidad de las ciudades –recuérdese por ejemplo, la crisis hídrica en São Paulo desde 2014 o las inundaciones en Buenos Aires en 2013. Expectativas de “modos de vida imperial” (U. Brand) en cada vez más gente, lo que se está uniendo contradictoriamente con la actual situación de caída de los precios de las commodities.
  • Avances de la frontera extractiva en toda la región. Relanzamiento y expansión a gran escala en sectores del extractivismo que no han sido los tradicionales para cada país, como el caso de la minería en Venezuela o Ecuador, o el petróleo en Brasil. Avance de los extractivismos de alto riesgo por medio del impulso de la explotación de hidrocarburos no convencionales, tales como la perforación y fracking en el yacimiento de Vaca Muerta, Argentina; o los crudos pesados y extrapesados en Colombia y Venezuela3.
  • Crecimiento en los metabolismos sociales (flujos de materiales, energía y agua), que aunque en términos relativos (tasas de crecimiento, flujos per cápita, etc.) podrían disminuir en relación a décadas pasadas, muestran notables tendencias al alza en términos absolutos4. Esto ocurre no sólo en las ciudades, donde una porción de las poblaciones han sido incorporadas al consumo de más energía, materiales y agua, sino también a raíz de la expansión del extractivismo en los territorios de la región.
  • Sistemas sociales más complejos. Incorporación masiva de sectores de las clases pobres a las clases medias5. Estratificaciones sociales más heterogéneas e híbridas –por ejemplo, barrios populares en los cuáles conviven diferentes “clases” sociales. Nuevas subjetividades en los jóvenes que perfilan una actitud ante la política y juegan un importante rol en el desarrollo de este fin de ciclo.
  • En algunos países se produjo el surgimiento de nuevas burguesías, en el seno de los procesos de acumulación de capital impulsados directa o indirectamente por las políticas de los gobiernos, como en el caso de los progresismos radicales de Venezuela y Bolivia –“Boliburguesía” y “Burguesía Aymara”, respectivamente.
  • Financiarización de las clases populares y robustecimiento cualitativo de las economías informales. A pesar de que en varios países de la región creció el empleo formal en la última década –como en Argentina, Brasil y Chile–, debido a las características de los modelos primarizados de la región, el sector informal sigue siendo muy significativo –un promedio de 50% del total, siendo que en países como Paraguay, Colombia, México, Guatemala o Perú, se supera notablemente esta cifra6. El proceso de financiarización social le ha dado mayor organicidad a la economía informal y fortaleza en términos cualitativos, en la medida en la que vigorizó sus redes, potenciadas por el alto consumo. Podríamos decir que se socializó el sector terciario de la economía, potenciando una mayor autonomización del sector informal. A raíz del fin del boom de las commodities y una eventual agudización de la crisis económica en la región, es probable que se produzca una re-explosión de la economía informal. ¿Qué pasa cuando informalidad pasa a ser un determinante de toda la economía y de los tejidos sociales?
  • En diversos grados, dependiendo de los territorios y países, las estructuras socio-económicas y culturales de los pueblos indígenas y campesinos han sido impactadas. Nuevas ruralidades y nuevas configuraciones en el mundo indígena se han venido desarrollando, con consecuencias respecto a la preservación de sus territorios, sus modos de vida, sus resistencias y sus patrones culturales.
  • Surgimiento de nuevas derechas, que asumen nuevas narrativas, proyectos más híbridos y flexibles, con nuevos rostros, las cuales buscan capitalizar los numerosos cambios sociales, culturales y políticos de la región. La crisis de los progresismos ha re-abierto el camino a un potencial desprestigio de los ideales revolucionarios y socialistas en amplios sectores de la población, con mayor fuerza en Venezuela.
  • Grupos de delincuencia social, urbanos y rurales, que han mutado a formas mucho más sofisticada de acción, con mayor capacidad de fuego y tecnológica, y con mayor conciencia de su poderío político, principalmente en los territorios que logran controlar.
  • Afianzamiento de lo que hemos llamado un “neoliberalismo mutante”7, el cual se ha configurado como un modo heterodoxo, híbrido, estratégico y flexible de acumulación de capital que muta, se reacomoda permanentemente, y en el cual pueden coexistir, por ejemplo, mercantilización sin privatización o financiarización con intervención estatal, sin que esto implique el abandono de un eventual giro a la ortodoxia o el horizonte de despojo masivo que lo constituye.
  • Penetración múltiple de las economías latinoamericanas por diversos actores geopolíticos, donde han tenido creciente presencia China y en menor medida los otros países de los BRICS. Destacan los nexos del gigante asiático con Venezuela, Ecuador, Brasil, Perú y Argentina8. Relativo desplazamiento de la hegemonía de los EEUU. Brasil ha incrementado su influencia geopolítica, resaltando su papel en Suramérica. En general, el fin de ciclo está también marcado por una especie de guerra fría que se desarrolla a nivel mundial.
  • Vivimos en un mundo aún más convulso que cuando empezó este período de perfil progresista.
Sobre la superficie accidentada, movible, irregular y volátil de esta geografía política de los muy diversos entramados sociales latinoamericanos se van conformando cadenas de regímenes de poder, diferenciados pero profundamente conectados con las disputas geopolíticas, los Estados de la región y los procesos de acumulación de capital a escala global. Conviene examinar las tendencias que configuran, desde arriba, un marco de excepcionalidad y militarización de todos los ámbitos de la vida; y desde abajo, una cooptación del antagonismo, especialmente de sus facetas autoritario-delincuenciales.
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Gestionando el caos desde arriba: regímenes de excepción y militarización de la vida
Los tiempos por venir en América Latina parecen apuntar a tiempos conflictivos, de revueltas e intensas disputas territoriales por los recursos. Los Estados latinoamericanos no solo se van adaptando a las dinámicas de la crisis económica global a través de la creciente ejecución de reformas y ajustes macro-económicos (desde la Reforma Energética en México a las Zonas Económicas Especiales en Venezuela), sino también se ven compelidos a desarrollar o ampliar formas de cooperación con la lógica de guerra global imperante.
En este marco, y con miras en la administración y gestión de los escenarios de crisis y caos sistémico, se perfila una creciente política de militarización de todos los ámbitos de la vida y la expansión de estados de excepción diferenciados. Situaciones o contextos de contingencia vinculados a una “amenaza excepcional”, van siendo canalizados a través de estos mecanismos de control, sea por crisis económica (como el Estado de Excepción y Emergencia Económica decretado a nivel nacional en Venezuela desde mayo de 2016, para combatir la “guerra económica” y otros factores9); lucha contra el terrorismo y el narcotráfico (como el declarado por el gobierno peruano en septiembre 2016 en tres distritos de Huancavelica, Ayacucho y Cuzco10); fenómenos naturales (como la explosión del volcán Cotopaxi en agosto 2015, que implicó declaración de estado de excepción a nivel nacional y movilización de todas las fuerzas armadas en el Ecuador11); grandes eventos (como el estado de excepción declarado por el gobierno brasilero para los Juegos Olímpicos de agosto de 201612); y evidentemente revueltas populares y manifestaciones sociales de diverso tipo.
Pero es fundamental destacar que el desarrollo de este proceso no solo se da por decretos; la promulgación de leyes antiterroristas y el endurecimiento de los códigos penales; el establecimiento de nuevas bases militares estadounidenses en la región (especialmente en Perú, Paraguay y Colombia); la modernización de las fuerzas militares, policiales y de inteligencia; o incluso la búsqueda de consolidación del Consejo de Defensa Suramericano de UNASUR; sino de cómo todos los aspectos y ámbitos de la vida social van siendo atravesados progresivamente por la lógica militar/policial de control, sitio, vigilancia y represión. De cómo el sistema de derechos y garantías sociales va quedando cada vez más suspendido para que vaya imponiéndose una régimen político de excepcionalidad permanente, que permite a las fuerzas de seguridad oficial tomar el control de los recursos, instituciones y territorios “vulnerados” por la “amenaza extraordinaria”.
Todo esto se va configurando independientemente de si la alianza geopolítica de los diferentes Estados latinoamericanos es con los Estados Unidos, con China, o con otros actores nacionales y corporativos.
Sin embargo, como ya hemos señalado, estos procesos evolucionan de maneras diferenciadas en los países y territorios latinoamericanos, al tiempo que no se trata necesariamente de regímenes aplanadora o de formas totalitarias homogeneizantes, sino que responden a estrategias variables, flexibles y regionalizadas.
Por un lado, hay que tomar en cuenta las estructuras políticas domésticas, la significación geopolítica de cada país y regiones, la importancia de sus recursos y la intensidad de las resistencias populares ante los diversos procesos de intervención del capital, para comprender cómo se asignan y se recurre a las diferentes modalidades e intensidades de operación sobre los territorios y población.
En México, la “Guerra contra el Narcotráfico” (2006+) y la Ley de Seguridad Nacional (2011) generan un marco de brutal excepcionalidad permanente y generalizada, con numerosas similitudes a la región centroamericana, en especial en El Salvador, Guatemala y Honduras.
En Suramérica, Colombia destaca como régimen constituido en buena medida por la excepcionalidad y por ser un área geopolítica de pivote (o bisagra), siendo que el escenario post-conflicto no supone necesariamente que se interrumpa el proceso de militarización imperante (con procesos actuales de intensa represión social y desaparición de activistas) y el crecimiento de la asistencia militar por parte de los EEUU13.
A su vez, en los países de gobiernos progresistas latinoamericanos se han producido intensas disputas socio-políticas atravesadas por actores rivales nacionales e internacionales, lo cual incrementa los niveles de conflictividad general, y por ende, los procesos de militarización y escenarios de excepcionalidad, siendo Venezuela el caso donde esto se desarrolla con más intensidad.
La Amazonía aparece como una zona clave en la evolución de estos procesos de conflicto. Del mismo, modo destacan formas de militarización urbana (ej. caso brasileño) y las complejas dinámicas fronterizas en toda la región (ej. la Triple Frontera o la frontera Colombo-venezolana).
Por último, aunque países como Chile, Uruguay o Costa Rica no se señalen como grandes áreas estratégicas, de riesgo o de insubordinación, pueden señalarse procesos de este tipo en menor escala o sectorizados, como ocurre con la creciente militarización y conflicto en la araucanía chilena.
Finalmente, es esencial insistir en que el costo político, económico y social, y las enormes dificultades que conllevan la ejecución y mantenimiento de un régimen total de excepcionalidad permanente a escala nacional, plantean la pertinencia para el status quo del impulso de políticas sectorizadas y de contingencia.
El fin de ciclo no tiene que ser pensado única y necesariamente como un tsunami arrasador. Una restauración conservadora en América Latina o una radicalización de la acumulación por desposesión parece ir ensamblándose progresivamente, mediante políticas que, aunque puedan llegar a ser violentas y de ampliación del despojo social, se configuran de maneras selectivas y diferenciadas.
Más allá de estos dispositivos desplegados desde arriba, es necesario también examinar cómo estos también pueden expandirse desde las propias tramas de la vida social, analizar cómo se van configurando desde abajo.
Gestionar el caos desde abajo: autoritarismos delincuenciales y el tejido social como campo de batalla
Pese al progresivo ensamblaje de todos estos dispositivos de control, los marcos de la legalidad y de los aparatos e instituciones formales están siendo cada vez más desbordados por las dinámicas sociales, culturales, metabólicas y territoriales que se desarrollan en las entrañas de la región, y que hemos descrito anteriormente.
El crecimiento de redes de narcotráfico, de amplios entramados de economías informales y comercio de contrabando, muchos de ellos de carácter transfronterizo, y la acelerada expansión de la minería ilegal, principalmente en la región amazónica, están constituidos por grupos socio-políticos que logran ejercer cada vez más poder sobre los territorios, configurar economías locales con cada vez mayor arraigo popular, generar crecientes daños ambientales, e impactar significativamente sobre los tejidos sociales y los procesos de producción cultural y de subjetividad.
El control territorial de los cárteles mexicanos en varias regiones del país; el avance político de las “maras” en Centroamérica (recordemos el paro de transporte convocado por Mara Salvatrucha y Barrio 18 en El Salvador, en julio de 201514), las estructuras de poder de grupos armados irregulares y bandas criminales urbanas y rurales en Colombia, y la forma acelerada como han crecido estas en Venezuela; la expansión del tráfico de commodities en la Amazonía y otras zonas del sub-continente (especialmente en las nuevas fronteras de la extracción); son expresión de cómo estos grupos pueden incluso crear sus propios regímenes políticos, sus propias formas de excepcionalidad, los cuales podemos entenderlos como autoritarismos delincuenciales regionalizados.
En estos circuitos y territorializaciones, no hay área protegida, zonas de reserva, derechos humanos, regulaciones económicas y jurídicas que cuenten, no solo porque no se impone una institucionalidad formal que los haga respetar, sino porque al mismo tiempo se van institucionalizando desde abajo estos otros formatos de lo “paralelo”-ilegal-informal.
Es común endilgar la ocurrencia de estos fenómenos a una “ausencia de Estado”, y aunque en efecto esto puede revelar un abandono o desplazamiento de la institucionalidad estatal, conviene también analizar procesos de cooperación y articulación que se están produciendo entre los ámbitos de lo formar/legal y lo informal/ilegal.
El capital y el Estado pueden configurar una poderosa biopolítica que opera en un doble ámbito de acción: no solo en la militarización de la vida y su lógica de control de espectro amplio, impulsada desde arriba, sino también buscando cooptar las pulsiones contrahegemónicas, desde abajo. Esto básicamente implica intentar canalizar el malestar popular, el desbordamiento social, las pulsiones de sublevación y de poder, poniendo especial atención en las poderosas estructuras delincuenciales, para favorecer formas de control territorial y apropiación local del trabajo, los recursos, los cuerpos y el territorio, al tiempo que se pueda dividir, fragmentar y vulnerar aún más el tejido social que podría conformar la alternativa contrahegemónica. De esta forma, el tejido social se convierte en campo de batalla.
La consigna mexicana a raíz de la tragedia de Ayotzinapa (2014) de “No fue el narco, fue el Estado”, que expresa un régimen de co-gobierno o entrecruzamiento de aparatos represivos formales y grupos delincuenciales; las variadas expresiones cooperativas entre sectores militares y los grupos que impulsan la expansión de la minería ilegal en la región amazónica; o bien el importante rol que van adquiriendo las instituciones policiales en el propio auge de la delincuencia urbana; por mencionar algunos ejemplos, revelan un patrón de poder que tiene un carácter multi-escalar, corporativo y reticular, en el cual las fronteras entre lo formal/legal y lo informal/ilegal se van haciendo cada vez más borrosas. Esto nos trae de nuevo a la recurrente pregunta sobre qué es el Estado, pensándolo ahora desde América Latina en el siglo XXI.
Tomando en cuenta el auge de los poderes territoriales delincuenciales y las ramificaciones y desbordamientos de los Estados más allá de los márgenes de lo formal/legal, nos preguntamos también si solo se trata de una tendencia coyuntural o bien estamos ante la configuración histórica de nuevas formas de estatalidad en la región. En el marco de la geopolítica latinoamericana, ¿estamos ante una tendencia regional estructurada y determinada por las intensas disputas inter-capitalistas mundiales? ¿Son los ejemplos africanos y asiáticos (como el Boko Haram o el ISIS), referentes de un patrón de apropiación radical en los territorios del Sur Global?
En la biopolítica de la disputa mundial, la batalla trascendental se está produciendo sobre los tejidos sociales y los territorios/ecosistemas. Es fundamental tomar en cuenta estas tendencias en los análisis de los tiempos por venir para la región. Se trata de una cuestión vital.
Lo común en el caos: pensarnos desde el conflicto, disputar el antagonismo, tejer comunidad
El caos sistémico es también la revelación de un sistema extraordinariamente agrietado, por donde siempre podrán colarse las pulsiones de la revuelta y la transformación para la emancipación. El agotamiento del “ciclo progresista” muy probablemente va a suponer la apertura de nuevos ciclos de luchas populares en América Latina, las cuales a su vez podrían promover el surgimiento y expansión de nuevas modalidades, narrativas y formatos de operación en las mismas. Pero un desenlace de la actual encrucijada regional, lo más favorable posible para un proyecto popular-ecológico-emancipatorio, pasa por reconocer los códigos de operación de estos agresivos regímenes de poder multi-escalares.
Decir que los propios tejidos socio-territoriales son un campo de intensa batalla, como nunca antes en la historia del capitalismo, supone reconocer que la fuerza destructiva del capital penetra en las redes de la vida –su fuerza ecocida– y en la propia constitución de lo popular-comunitario. ¿Cómo se desarrolla y se desarrollará el antagonismo de lo popular, el antagonismo de los pobres y de los excluidos, en tiempos de caos sistémico? ¿Qué formas toma o puede tomar?
Intervenir violentamente en la propia producción constitutiva de lo popular-comunitario busca transformar su potencia en máquinas fragmentadas de guerra, en campo fértil para la distopía; canalizar el descontento social hacia formas orgánicas de fascismo; formatear la comunidad para el combate a lo que está fuera de ella –las maras centroamericanas pueden ser interpretadas como comunidades/máquinas de guerra–; y así volver inviable la masividad de una revuelta emancipatoria.
No basta pues, sólo promover el antagonismo contrahegemónico, sino incluso disputarlo para intentar encauzarlo a un proyecto colectivo y emancipatorio de lo común-diverso-ecológico, en donde lo humano se funde con la realidad material de su geografía inmediata, de su ecosistema, y la reproducción y afirmación de la vida.
Esto implica privilegiar una política desde los territorios y por ende, alcanzar una meta que hasta ahora no se ha conseguido en el grueso de los proyectos y narrativas de la izquierda: descentrar el rol del Estado en las transformaciones sociales. No se trata de ignorar su presencia, operación y poder, ni tampoco, como han insistido algunos autores, reivindicar un “horizonte localista”, sino impulsar una estrategia multi-escalar en la cual la lucha territorial y la reproducción material de la vida son centrales y punto de partida de toda la lucha emancipatoria.
Cuando pensamos en las estrategias y narrativas en la escala global, la regional e incluso la nacional, ¿qué nos queda por reivindicar en cuanto a las grandes narrativas políticas, esas que pueden unir numerosas subjetividades y agrupaciones en torno a un proyecto común? ¿El socialismo? ¿El desarrollo? ¿La democracia?
Ante el desbordamiento de los contratos sociales y la configuración de la guerra como factor de organización social por excelencia, ¿debemos defender hasta el máximo los principios y marcos mínimos de los estados de derecho, de garantías mínimas sociales, los pilares del ideal de la democracia? ¿Qué queda como proyecto para la convergencia de luchas, más allá del parapeto de las estructuras institucionales de la modernidad? ¿Es posible resignificar los pilares fundamentales de la llamada democracia? ¿Una democracia radical y ecológica podría y debería ser un eje narrativo y programático que articule diversas iniciativas populares de lucha? ¿Podemos avanzar juntos sin un gran proyecto movilizador?
Tal vez una de las paradojas de los tiempos que vivimos reside en la forzosa combinación de una esperanza a la cual no podemos renunciar, con la franqueza y valentía de reconocer que el desborde del conflicto, su masividad, su multiplicidad, nos habita cada vez más. ¿Es el estallido social del Caracazo en 1989 en Venezuela solo un acontecimiento histórico o la expresión de la configuración de un nuevo escenario político urbano, de la inviabilidad de las ciudades latinoamericanas, de la latencia de su desbordamiento?
Las intensas luchas de resistencia indígenas y campesinas en el Perú; las fogatas y las guardias comunitarias en Cherán, México; las retenciones de militares por parte de pueblos indígenas en Colombia y Venezuela; los cortes de ruta y asambleas populares en comunidades como Famatina, Argentina; los bloqueos a excavadoras y múltiples métodos de acción directa para la resistencia, realizados en numerosas localidades latinoamericanas; ¿son conflictos convencionales o la respuesta ante un radical avance belicista hacia las nuevas fronteras de las commodities? Creemos que pensar las alternativas pasa también necesariamente por pensarnos desde el conflicto.
Tal vez convenga reivindicar el “principio de esperanza” no únicamente anclado en un horizonte ideal por conseguir, sino también orientado a una disposición que rodea y queda contenida en el hacer, en el devenir, sea cuando las aguas están calmas o bien cuando haya avisos de tormenta. Mientras tanto, tejer y tejer comunidad, en cada ámbito y escala de lucha, parece un objetivo vital en estos tiempos. Y no olvidar que el juego sigue abierto.
Caracas, diciembre de 2016
Emiliano Terán Mantovani, sociólogo venezolano, master en economía ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador.
Fuentes consultadas
– AFP. OIT: empleo informal en América Latina alcanza el 50%. Diario Pyme. Sin fecha. Disponible en http://www.diariopyme.com/oit-empleo-informal-en-america-latina-alcanza-el-50/prontus_diariopyme/2016-06-21/144744.html
– Alba Ciudad. Conozca el Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica firmado por el Presidente Maduro este 13 de mayo. 14 de mayo de 2016. Disponible en http://albaciudad.org/2016/05/decreto-estado-excepcion-estado-emergencia-mayo-2016/
– BBC Mundo. El paro que demuestra el poder de las maras en El Salvador. 29 de julio de 2015. Disponible en
– CEPAL. Ciudades sostenibles con igualdad en América Latina y el Caribe. HABITAT III, Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible Quito, 17 a 21 de octubre de 2016. Disponible en http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40658/1/S1601057_es.pdf
– Constante, Soraya. Correa declara el estado de excepción por la erupción de un volcán. El País. 17 de agosto de 2015. Disponible en http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/15/actualidad/1439662969_985121.html
– EFE. Gobierno peruano declara estado de excepción en tres distritos por terrorismo. 11 de septiembre de 2016. Disponible en http://www.eluniversal.com.mx/articulo/mundo/2016/09/11/gobierno-peruano-declara-estado-de-excepcion-en-3-distritos-por-terrorismo
– Justo, Marcelo. ¿Cómo terminar con el trabajo informal en América Latina? BBC Mundo. 29 de mayo de 2014.
Disponible en
– Krieg, Andreas. Externalizing the burden of war: the Obama Doctrine and US foreign policy in the Middle East. International Affairs 92: 1 (2016) 97–113. Disponible en https://www.chathamhouse.org/sites/files/chathamhouse/publications/ia/INTA92_1_05_Krieg.pdf
– Roa Avendaño, Tatiana. Scandizzo, Hernán. Qué entendemos por energía extrema. OPSur-Oilwatch Latinoamérica. septiembre 28, 2016. Disponible en http://www.opsur.org.ar/blog/2016/09/28/que-entendemos-por-energia-extrema/
– Telesur. Brasil declara estado de excepción para Olímpicos Río 2016. 17 de junio de 2016. Disponible en http://www.telesurtv.net/news/Brasil-declara-estado-de-excepcion-para-Olimpicos-Rio-2016-20160617-0043.html
– Teran Mantovani, Emiliano. La crisis del capitalismo rentístico y el neoliberalismo mutante (1983-2013). Documentos de Trabajo Celarg, 2014, vol. 5, p. 1-27. Disponible en http://www.celarg.org.ve/Espanol/Imagenes/avances%20de%20investigacion/5.%20Documento%20N%C2%B05.%20Emiliano%20Teran%20(corregido).pdf
 – Teran Mantovani, Emiliano. Los rasgos del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina. Rebelión. 6 de febrero de 2014. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180450 
 – The White House. FACT SHEET: Peace Colombia — A New Era of Partnership between the United States and Colombia. 4 de febrero de 2016. Disponible en https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2016/02/04/fact-sheet-peace-colombia-new-era-partnership-between-united-states-and
 – UNEP. Recent Trends in Material Flows and Resources Productivity in Latin America. 2013.
 – United Nations. World Urbanization Prospects 2014. United Nations New York, 2014. Disponible en https://esa.un.org/unpd/wup/Publications/Files/WUP2014-Highlights.pdf
 – United Nations. América Latina debe impulsar un modelo de crecimiento urbano que genere riqueza, sugiere el PNUD. 15 octubre 2016. Disponible en http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2016/10/america-latina-debe-impulsar-un-modelo-de-crecimiento-urbano-que-genere-riqueza-sugiere-el-pnud/
1 Sobre esta discusión, véase por ejemplo: Krieg, Andreas. Externalizing the burden of war: the Obama Doctrine and US foreign policy in the Middle East.
2 Véase: United Nations. World Urbanization Prospects 2014; y CEPAL. Ciudades sostenibles con igualdad en América Latina y el Caribe.
3 Roa Avendaño, Tatiana. Scandizzo, Hernán. Qué entendemos por energía extrema.
4 UNEP. Recent Trends in Material Flows and Resources Productivity in Latin America.
5 United Nations. América Latina debe impulsar un modelo de crecimiento urbano que genere riqueza, sugiere el PNUD.
6 Justo, Marcelo. ¿Cómo terminar con el trabajo informal en América Latina? AFP. OIT: empleo informal en América Latina alcanza el 50%.
7 Teran Mantovani, Emiliano. La crisis del capitalismo rentístico y el neoliberalismo mutante (1983-2013).
8 Teran Mantovani, Emiliano. Los rasgos del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina.
9 Alba Ciudad. Conozca el Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica firmado por el Presidente Maduro este 13 de mayo.
10 EFE. Gobierno peruano declara estado de excepción en tres distritos por terrorismo.
11 Constante, Soraya. Correa declara el estado de excepción por la erupción de un volcán
12 Telesur. Brasil declara estado de excepción para Olímpicos Río 2016.
13 The White House. FACT SHEET: Peace Colombia — A New Era of Partnership between the United States and Colombia.
14 BBC Mundo. El paro que demuestra el poder de las maras en El Salvador.
Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/182300

http://www.urng-maiz.org.gt/2016/12/geopolitica-del-caos-y-fin-de-ciclo-en-las-entranas-latinoamericanas/

http://www.motoreconomico.com.ar/opinion/la-geopoltica-del-caos-y-el-fin-de-ciclo-en-las-entraas-de-amrica-latina

http://kaosenlared.net/la-geopolitica-del-caos-y-el-fin-de-ciclo-en-las-entranas-de-america-latina/
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viernes, 9 de diciembre de 2016

Política Ambiental, Cambio Climático y Deforestación en Argentina


Ecoportal


Gran parte del problema de deterioro ambiental en Argentina se debe al convencimiento de que los recursos naturales son ilimitados e invulnerables, a esto se le debe sumar la falta de una política adecuada, la ausencia de coordinación en la aplicación de las normas y a la insuficiencia de información y conciencia pública sobre la protección de la naturaleza.



Para hablar de política ambiental, tenemos que hablar de una política ambiental integral que debería implementarse tanto en los municipios, provincias y en la Nación, donde se tenga en cuenta, temas como: Educación Ambiental, Política Ambiental, Desarrollo Sustentable, Salud Ambiental, Deforestación, Biodiversidad… De otra manera, nos vamos a seguir equivocando en búsqueda de un paradigma ambiental que nos ayude a crecer.
Si bien el cambio climático es uno de los temas a los cuales le hay que prestar atención porque ya existen evidencias científicas de que se está produciendo ya que hemos podido observar algunos de los impactos y las consecuencias en el planeta. Este proceso está contribuyendo aceleradamente al aumento de la temperatura en todo el planeta… y no es el único tema ambiental del cual debemos preocuparnos.
Uno de los factores que influyen sobre el cambio climático es la poda de bosques y selvas o la deforestación ya que la perdida de árboles afecta la temperatura del clima y los patrones e intensidades de las lluvias, además, Los suelos de los bosques sin la protección de la cubierta arbórea, se secan rápidamente contribuyendo a la desertificación de los suelos.
En cambio, un bosque en buenas condiciones regula el clima global, alberga una gran riqueza biológica, y es el hogar de personas que dependen directamente de ellos para su subsistencia.
Los árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos bosques significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y una mayor velocidad.
La problemática es enfrentar la construcción consensuada de una política ambiental nacional que atienda especialmente a la gobernabilidad del ambiente entre sociedad y autoridades, el apoyo financiero a las instituciones locales para la consulta e instalación de políticas a nivel local y la coordinación en la direccionalidad hacia la sustentabilidad.
Estoy convencido que mientras las partidas presupuestarias sean menores a las políticas de conservación, mayores serán los costos para mitigar los graves efectos como por ejemplo el cambio climático y la perdida de bosque y selvas.
En Argentina un análisis ambiental llevado a cabo por el Banco Mundial afirma que el costo por la degradación ambiental anual llegaría al 11 % del PBI (Producto Bruto Interno), lo que representan 47.300 millones de dólares por año. La degradación del suelo, la contaminación del aire, la deforestación y las inundaciones son los principales factores que se verán afectados.
Parece lógico que los fondos destinados para generar políticas de mitigación representen una suma considerable dentro del gasto público. Es sorprendente que solo el 0,2 % del presupuesto nacional para el 2017 sea destinado al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Es de esperar que las actuales autoridades trabajen para garantizar una respuesta adecuada a temas críticos como la problemática del agua, la protección de la biodiversidad, el ordenamiento ambiental y en la conservación y el uso de todos los recursos naturales que contribuyen a la calidad de vida de todos los argentinos.
No hay peor sordo que el que no quiere oír... No hay peor ciego que el que no quiere ver... No hay peor mudo que el que no quiere hablar.

jueves, 8 de diciembre de 2016

ESPECIAL: Calentamiento global impone redoblar esfuerzos a favor de biodiversidad



Xinhua


Preservar la biodiversidad es una de las maneras de contrarrestar las consecuencias del calentamiento global, y de no tomar acciones concretas sería el extermino de la humanidad, alertó el antropólogo estadounidense James Callaghan.
"Es una situación urgente", dijo en declaraciones a Xinhua el responsable del proyecto privado Reserva Biocultural Kaxil Kiuic, situado en la península de Yucatán, en el sureste de México.
"La naturaleza no nos necesita. Nosotros la necesitamos a ella; pensamos solo en los beneficios económicos y se olvida lo esencial, el cuidado del agua, pensar en el oxígeno. Somos parte de la biodiversidad y el no pensar que es parte de nuestra vida sería nuestra exterminación", enfatizó durante un recorrido por la citada reserva antes de la 13ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (COP13), que acogerá Cancún desde el domingo.
En su opinión, se requieren procesos de diálogo en todos los niveles, que involucren a la sociedad "para buscar respuestas funcionales para la productividad y el bienestar". Por ello, reclamó la implicación tanto de los Gobiernos como de las organizaciones civiles y la sociedad.
RESERVA BIOCULTURAL KAXIL KIUIC
La Reserva Biocultural Kaxil Kiuic, surgida hace poco más de una década, se encuentra en la parte septentrional de la península de Yucatán, a unos 100 kilómetros al sur de la ciudad de Mérida. Con 1.462 hectáreas de selva mediana subcaducifolia, se trata de unas de las reservas de propiedad privada mayores de América Latina.
El predio, comprado a una familia nativa a la que le perteneció desde el siglo XVIII, ahora es llevada por la organización civil mexicana denominada Kaxil Kiuic (que significa la selva en torno al palacio en maya-yucateco), en conjunto con Millsaps College, una institución de educación superior del estado de Mississippi, en Estados Unidos.
Académicos e investigadores, así como habitantes del lugar, trabajan con el fin de proteger los recursos naturales y culturales del predio. Hasta ahora se ha verificado la presencia de 238 especies animales: 11 anfibios, 36 reptiles, 151 aves y 40 mamíferos, entre ellos los jaguares, uno de los animales más apreciados en la cultura maya y que se encuentra en peligro de extinción.
Los animales se monitorean a través de cámaras cazadoras las 24 horas del día durante todo el año, lo que, dijo el antropólogo, permite mantener un inventario de la actividad de estas especies.
Los usos y costumbres, la parte agrícola, la deforestación, la cacería, la ganadería descontrolada han modificado la selva y con ello el tipo de alimento de los felinos, en especial del jaguar.
"Es importante mantener la cadena pues de nada sirve cuidar solo una especie de flora o fauna", expuso Callaghan, quien destacó la participación del Centro de Investigación Científica de Yucatán.
El antropólogo expresó su preocupación por las condiciones actuales y apuntó que en los últimos tres años se han detectado seis individuos de jaguar.
"Estamos estudiando que este mamífero pudiera utilizar la región ubicada en la península de Yucatán solo de tránsito al carecer de alimento, al contrario que el puma, que es más resiliente a las condiciones que se presentan en el área de Kaxil Kiuic", acotó.
Para el investigador, uno de los problemas de esta especie es la caza, por lo que para apuntalar su preservación es precisa la educación en materia ambiental desde nivel básico.
LABORATORIO DE MEDICION DE CARBONO
Con el apoyo del Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) se han hecho estudios de impacto ambiental que han permitido el desarrollo del "Plan de Manejo" para la zona, en la que ahora se monitorean las emisiones de dióxido de carbono, explicó el especialista.
Callaghan destacó que Yucatán se consolida como líder al contar con un sitio de medición e investigación sobre carbono forestal.
El proyecto mide los flujos de carbono existentes entre la atmósfera y la vegetación mediana subcaducifolia, a fin de establecer un modelo de cálculo que pueda extrapolarse a otras selvas similares, que son las menos estudiadas y las más amenazadas por el cambio de uso de suelo.
"La conciencia profunda sobre el valor de una reserva biocultural como esta, y no solo el conocimiento, es lo que puede impulsar una verdadera cultura de la sustentabilidad y cuidado de la biodiversidad", apuntó.
A su juicio, uno de los principales problemas que enfrentan esta y muchas otras áreas es la falta de conciencia sobre lo que pasa con los ecosistemas, así como los efectos que pueden generar simples acciones como tirar la basura fuera de su lugar, cazar y deforestar. Por ello, una de las labores a las que se ha enfocado este centro de investigación es difundir la conciencia sobre esta reserva tanto en las comunidades locales como en las escuelas técnicas de la región.
"No podemos conservar lo que no conocemos (...) De poco o nada sirve saber la situación que guarda la sabana o el Polo Norte cuando a nivel regional tenemos retos que enfrentar", enfatizó.
La reserva cuenta con un invernadero con plantas medicinales y árboles para rescatar la cosmovisión cultural de los ancestros del Mayab (Yucatán en idioma maya) en relación con su medio ambiente.
También se inició un plan de apoyo a la implementación de un programa de conservación con el Instituto Nacional de Antropología y Historia (INAH) de la zona arqueológica de Kiuic.
Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2016-12/02/c_135876061.htm#


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miércoles, 7 de diciembre de 2016

Emergencia en Bolivia ante la peor sequía del siglo


Por Marta Marañón, responsable de Relaciones Institucionales de Ayuda en Acción
Hace menos de un mes viajé a Azurduy en la provincia de Chuquisaca, un municipio de los más pobres y remotos de Bolivia, ubicado en las estribaciones de los Andes Orientales a 2.600 metros de altitud. Allí, sólo el 2% de las hectáreas cultivables tienen garantizado el riego. El problema: ha pasado de llover durante cinco meses (de noviembre a marzo) a llover sólo durante tres meses y de forma irregular.
Los campesinos están desconcertados y no es de extrañar, Bolivia vive en estos momentos la peor sequía de sus últimos 25 años, entre otras causas, por los efectos del cambio climático y la intensificación del fenómeno de El Niño. A quienes conocemos de cerca esta realidad, , no nos sorprendió que el pasado 21 de noviembre el gobierno de Evo Morales declarara la situación de emergencia nacional por déficit hídrico.
Actualmente, hay más de 65.000 hectáreas sin riego en 61 municipios de Bolivia. Foto: Salvador Campillo / Ayuda en Acción.
Actualmente, hay más de 65.000 hectáreas sin riego en 61 municipios de Bolivia. Foto: Salvador Campillo / Ayuda en Acción.
Actualmente, hay más de 65.000 hectáreas sin riego en 61 municipios del país, 125.000 familias no tienen acceso a agua potable y se prevé una grave crisis alimentaria y grandes perjuicios económicos para las familias productoras. Una sequía que afecta directamente a la población campesina más vulnerable, la más pobre y la que vive en zonas rurales, cuya seguridad alimentaria depende de la agricultura de subsistencia. Se prevé que de cara a 2017, será necesaria la ayuda humanitaria alimentaria y provisión de semillas, ya que en esta cosecha no se han logrado recoger las semillas suficientes, en cantidad y calidad, para garantizar la seguridad alimentaria del próximo año.
Y la sequía afecta también a la salud de la población por la calidad del agua a la que accede. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo  de agua insalubre es uno de los factores principales en la transmisión de enfermedades gastrointestinales, provocando altas tasas de desnutrición y mortalidad, sobre todo en los niños y niñas.
En el caso de Azurduy hemos construido, con el apoyo de la Fundación Jose Entrecanales Ibarra, una presa, 30 tanques de ferrocemento y 15 lagunas. En las lagunas y la presa, se cosechará agua durante el ciclo de lluvias, de enero a marzo. Los tanques, a su vez, permitirán que el agua capturada de fuentes de agua se quede almacenada para, posteriormente, ser vaciada para el riego entre noviembre y diciembre -para que pueda haber un nuevo periodo de siembra entre julio y octubre- y se enseñará a los campesinos técnicas de manejo del riego. La idea es que esta ganancia adicional complemente el periodo normal de temporada de lluvia que, debido en gran medida al cambio climático, se está reduciendo a un solo periodo al año.
Con proyectos como éste no solo garantizamos la seguridad alimentaria de la población, aumentando y diversificando su producción, sino que también contribuimos a la generación de más ingresos a las familias. En Azurduy, por ejemplo, hay un potencial enorme para trabajar toda la cadena de valor del manzano e incluso comercializarlo de manera organizada llegando a los mercados de Sucre, la capital de la provincia de Chuquisaca. Lo mismo sucede con el  durazno, la nuez o la alfalfa.
En ayuda humanitaria es fundamental vincular el trabajo de emergencia inmediata con las propuestas productivas de sostenibilidad y trabajo a medio y largo plazo para que la población sea menos dependiente de la ayuda en el futuro y sea la protagonista de su propio desarrollo.
Ayuda en Acción lleva 26 años trabajando en las zonas más vulnerables de Bolivia








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