Ing. Gustavo A. Urquizo N. *
¿Transgénicos para qué?
Parece una ironía digna de una broma de mal gusto, la zona andina de América del Sur, es la cuna de uno de los productos agrícolas más importantes para una buena parte de la humanidad: La papa. Sin embargo, hoy por hoy nos vemos en la triste “necesidad” de importar material genéticamente modificado, justamente de ese tubérculo que fue una de las grandes contribuciones alimentarias de esta parte de América al mundo. Pese a contar con la mayor riqueza en variabilidad genética (más de un centenar de variedades), en este momento se dan los pasos más seguros para acabar con ese patrimonio y por ende enajenar el futuro de millones de pequeños productores.
¿Exageramos?, o ¿tal vez mentimos?, eso dirán quienes por falta de conocimiento o por simple esclavitud intelectual y económica, consideran que el incorporar los transgénicos a la oferta tecnológica en la agricultura nacional es el gran salto hacia la solución de los problemas de este sector. Nosotros consideramos que los transgénicos son una tecnología innecesaria, costosa y que atenta peligrosamente a la salud humana, a la biodiversidad y al medio ambiente en su conjunto.
Si vamos por partes, podemos dejar claros todos estos temas:
ü Pese a la inexistencia de una clara política de preservación y rescate del germoplasma nativo de papa, aún poseemos una gran riqueza en variabilidad genética, que bien manejada puede entregarnos respuestas a la mayor parte de los problemas con los que se enfrenta el agricultor.
ü La gran riqueza en biodiversidad con la que nuestro país aún cuenta, pone en nuestras manos una gran cantidad de alternativas para implementar programas de control biológico de plagas y enfermedades.
Son estos elementos que han permitido a PROBIOMA llevar adelante un programa de producción orgánica de papa, el cual ha alcanzado los resultados esperados; los niveles de productividad están sobre los promedios regionales, la calidad del producto supera a la papa producida con pesticidas químicos, sobre todo en lo que se refiere a su aptitud culinaria.
Frente a esta situación la pregunta es inevitable. ¿Quieren introducir los transgénicos en el cultivo de papa?, ¿Para qué?. Los argumentos esgrimidos por quienes están involucrados en este asunto son: la necesidad de contar con variedades resistentes a: Nemátodos (Nacobus y Meloidogyne), Heladas, Epitrix, Phytóphthora infestans, Alternaria solani, Premnotripes sp, para mencionar los problemas más acuciantes en las diferentes áreas paperas del país. Creemos definitivamente que este argumento carece de solidez. De hecho podemos mencionar una por una las alternativas, dentro del control biológico que nos permiten enfrentar los problemas arriba señalados, así tenemos:
El control de Nemátodos puede ser alcanzado utilizando como biocontrolador un hongo (Verticillium clamidosporium) Probiovert, que parasita al nemátodo en su fase de juvenil 2, esto junto a una rotación de cultivos adecuada, permite la reducción substancial de la población de Nemátodos (Hidalgo L. – PROBIOMA 2000).
Las poblaciones de Premnotripes sp (gorgojo de los Andes), pueden ser reguladas usando el biocontrolador Heterorhabditis bacteriophora, Probione, el cual parasita al insecto en su fase larval o en su fase adulta, que siendo aplicado al suelo al momento de la siembra, ha dado resultados satisfactorios.
El control de Phytophthora infestans y de Alternaria solani tiene una excelente alternativa en el uso del Sulfato de Cobre mezclado con cal (Caldo Bordelés), el cual dadas sus características de baja toxicidad y bajo costo, usado como preventivo, ha permitido obtener cosechas de papa con excelentes niveles de rendimiento y calidad, sin la necesidad de requerir otro tipo de fungicida.
El hongo Beauveria bassiana, Probiobass, largamente probado en el control de Epitrix y Epicauta, ya es una práctica cotidiana en la producción de papa de muchos productores en los valles de Santa Cruz (PROBIOMA).
Como corolario, el problema de las heladas tiene su alternativa principal en el manejo del cultivo y en el uso de variedades (existen nativas), con niveles de resistencia o por lo menos tolerancia. Conocemos muchos esfuerzos de técnicos, que han conseguido obtener o identificar variedades con estas características usando germoplasma nativo, que pueden servir para trabajos de mejoramiento y adaptación a las diferentes áreas de producción del país.
Definitivamente, la posibilidad de producir papa sin el uso de plaguicidas químicos, respetando al medio ambiente, al productor, al consumidor, y además en condiciones que permiten alcanzar utilidades en muchos casos superiores a las obtenidas con el uso de agrotóxicos, es una realidad.
Preguntamos nuevamente, ¿Transgénicos para qué?
La respuesta: el introducir los transgénicos al país es un atentado contra la bioseguridad nacional, es innecesario pues hasta el momento los transgénicos probados en el país no han demostrado ser superiores en aspectos productivos, cuantitativa ni cualitativamente, son variedades que precisan de un proceso de adaptación y validación, esto solo para mencionar los aspectos menos conflictivos.
Por otra parte un elemento más en contra de esta alternativa, es la dependencia que se crearía por parte de los agricultores que quedarían sujetos al productor de la semilla, generándose un proceso muy difícil de revertir.
Dadas las características de resistencia vertical que presentan los cultivos transgénicos, colocan al agricultor a expensas del “dueño”, del material de multiplicación, generando de este modo no solo una dependencia sino también un condicionamiento al uso de una o muy pocas variedades transgénicas, lo cual determina un proceso de pérdida de la variabilidad genética.
Más allá de todo esto y tocando en aspectos más conflictivos aún, tenemos la seguridad de que en la obtención de las variedades transgénicas se usan recursos que pueden conferir a dichos vegetales características indeseables desde el punto de vista de la salud humana, por otra parte el uso del gen llamado “terminator”, el cual inhibe la posibilidad de obtención de semilla variable, nos muestra la verdadera intención de la industria química que en este momento es dueña de las patentes para la producción de estos cultivos.
Frente a este panorama que permite ver lo innecesario de la alternativa de los transgénicos, además de los riesgos que conlleva, no entendemos la porfía de algunos sectores en introducirlos en el país. Se han tomado la molestia de trabajar incansablemente a favor de la “legalización” del ingreso de los mismos, están trabajando arduamente para elaborar una “norma” que viabilice el uso de los transgénicos en Bolivia. ¿Cuáles son los verdaderos intereses? Sin duda alguna son los ligados a la industria que ha desplegado una estrategia a nivel mundial para “acomodar” sus productos.
Cabe a todos la responsabilidad de dar una respuesta coherente con los intereses de los agricultores, el medioambiente y el país en su conjunto, los desastres en el sector agrícola ya son muchos, no seamos cómplices de uno más.
*Responsable Técnico PROBIOMA
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com
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