A pesar de que las patentes fueron creadas para proteger los inventos mecánicos, hoy muchos países, entre ellos México, otorgan patentes a las empresas transnacionales sobre genes, procesos de modificación genética, semillas e incluso plantas completas.
Estas nuevas patentes le quitan a los agricultores y campesinos el derecho de guardar las semillas de su propia cosecha para usarlas en la siguiente temporada de siembra, lo que amenaza sus tradiciones y sus medios de subsistencia. Tradicionalmente, las semillas y plantas son patrimonio de la humanidad, muy especialmente son patrimonio de quien las siembra.
Mediante el sistema de patentes, las empresas “se adueñan” incluso de organismos vivos por 20 años, sin importar quién las compre, venda, siembre o coseche.
El sistema de patentes permite la apropiación exclusiva sobre ciertas formas de vida, dando a las empresas el control, casi total, sobre quienes compran semillas transgénicas. Mediante la firma de un contrato obligan a los productores a comprar nuevas semillas cada año, prohibiéndoles separar parte de su cosecha para la siguiente siembra como lo han hecho desde hace miles de años.
Con las patentes de plantas y semillas se contribuye a la consolidación del mercado global de la semilla, actualmente controlado por cinco compañías: Monsanto, Bayer, Syngenta, Dow AgroSciences y Dupont (Pioneer-Hi-Bred).
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Además, cultivar plantas transgénicas demanda un uso intensivo de agroquímicos y un modelo estricto de monocultivo que afecta la fertilidad de los suelos y contamina los cuerpos de agua.
Estas nuevas patentes le quitan a los agricultores y campesinos el derecho de guardar las semillas de su propia cosecha para usarlas en la siguiente temporada de siembra, lo que amenaza sus tradiciones y sus medios de subsistencia. Tradicionalmente, las semillas y plantas son patrimonio de la humanidad, muy especialmente son patrimonio de quien las siembra.
Mediante el sistema de patentes, las empresas “se adueñan” incluso de organismos vivos por 20 años, sin importar quién las compre, venda, siembre o coseche.
El sistema de patentes permite la apropiación exclusiva sobre ciertas formas de vida, dando a las empresas el control, casi total, sobre quienes compran semillas transgénicas. Mediante la firma de un contrato obligan a los productores a comprar nuevas semillas cada año, prohibiéndoles separar parte de su cosecha para la siguiente siembra como lo han hecho desde hace miles de años.
Con las patentes de plantas y semillas se contribuye a la consolidación del mercado global de la semilla, actualmente controlado por cinco compañías: Monsanto, Bayer, Syngenta, Dow AgroSciences y Dupont (Pioneer-Hi-Bred).
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Amenaza a la biodiversidad
Los transgénicos pueden producir impactos inesperados e irreversibles en el ambiente, tales como la contaminación genética de especies nativas o silvestres. En el caso de México, cuna del maíz, los maíces nativos corren peligro de ser contaminados genéticamente debido al flujo del polen, transportado por el viento y los insectos, así como por el intercambio de semillas, costumbre fundamental de los campesinos que siembran este grano. De hecho, ya se han presentado diversos casos de contaminación, debido a la siembra ilegal, deliberada o accidental, de maíces transgénicos.
Los cultivos experimentales, incluso a pequeña escala, presentan grandes riesgos de contaminación genética, por lo que deben ser prohibidos.
Además, cultivar plantas transgénicas demanda un uso intensivo de agroquímicos y un modelo estricto de monocultivo que afecta la fertilidad de los suelos y contamina los cuerpos de agua.
El incremento del uso de pesticidas aumenta la contaminación química y crea resistencias.
Un ejemplo de esto lo vemos en Estados Unidos, donde el uso de glifosato como herbicida en cultivos transgénicos “Roundup Ready” está propiciando que las hierbas invasoras desarrollen resistencia al químico. El problema, que se extiende con rapidez, ha vuelto practicamente ineficaz la aplicación del herbicida, obligando a los agricultores a deshierbar a mano, una ardua labor, totalmente anacrónica en el panorama estadounidense de grandes campos industrializados.
En cuanto a las plantas Bt (resistentes a un insecto), no se ha verificado una reducción del uso de agroquímicos. Por el contrario, han aparecido plagas resistentes al Bt, ya que los organismos atacados por las toxinas de las plantas Bt se vuelven resistentes a esta toxina perdiendo su eficacia.
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com
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