Al contrario de lo que pretende sugerir su nombre, la“economía verde” no es una nueva economía más “ecológica”. Es otra fase delmismo proceso de acumulación capitalista. Nada en la “economía verde” cuestionao sustituye la economía basada en el extractivismo y los combustibles fósiles,ni sus patrones de consumo y producción industrial, sino que extiende laeconomía explotadora de la gente y el ambiente a nuevos ámbitos, alimentando elmito de que es posible un crecimiento económico infinito.Quienes se favorecen son las mismas empresastransnacionales que han provocado y lucrado con las crisis ambientales,alimentarias, climáticas, financieras. Se trata de una “súper entidad global”que ejerce un dominio enorme sobre mercados, producción y políticas nacionalese internacionales.
Únicamente 147 empresas, todas interconectadas,controlan el 40 por ciento del volumen total de ventas de todas lastrasnacionales del globo. La inmensa mayoría son bancos e intermediariosfinancieros, que a su vez tienen un importante porcentaje de acciones en lasmayores empresas de capital productivo.(1) De 43 mil empresas ubicadas en 116países, 737 concentran el 80 por ciento de las ventas de todas lastransnacionales. Pero a nivel de conexiones hay un núcleo de mil 318 empresasque tienen dos o más interconexiones, con un promedio de 20 vínculos entre sí.Estas mil 318, con sede en 26 países, mayoritariamente anglosajones, controlanel 60 por ciento de los ingresos globales, a través de acciones en empresasglobales de manufactura, energía y otros rubros básicos. Ésta es informaciónclave para entender las políticas “públicas” que se promueven frente a lascrisis financiera, alimentaria, climática, ambiental.
Sin tocar ni la especulación financiera que causó lacrisis, ni los nocivos modelos de consumo y de producción contaminantes (basesde la civilización petrolera y de la devastación ambiental y climática), estasúper entidad corporativa promueve nuevas fórmulas para aumentar y legalizarlos mercados financieros con la naturaleza (mercados de carbono, de serviciosambientales, de biodiversidad, etcétera) y más explotación de naturaleza yrecursos a través de nuevas tecnologías para procesar la biomasa. Irónicamente,a estos paquetes de subsidio a corporaciones abriendo nuevas fuentes demercantilización de la naturaleza (y sus funciones para aumentar las gananciascon supuestos remedios a las crisis que ellas mismas provocaron), le llaman“economía verde”. O como dijo Obama, se trata de un “nuevo acuerdo verde”,donde todos ganaremos. Claro que las ganancias están siempre referidas a losmismos: a esa red corporativa que tiene entre sus tentáculos al planeta y a lagente.
Mitos y falsas promesas: de la biotecnología a labiología sintética. Durante la década de los setenta las compañíaspetroquímicas y farmacéuticas (de la veterinaria a la salud humana)(2) tomaroncontrol de miles de pequeñas empresas familiares de semillas. Para los añosochenta había emergido ya una autodenominada “industria de la vida” —semillas,agroquímicos, fármacos— que se entretejió cada vez más con el desarrollo y lacomercialización de biotecnologías patentadas (la ingeniería genética). Laconcentración corporativa en el sector de semillas comerciales representó unadramática pérdida de diversidad genética a medida que las compañías sóloofrecían para la venta las líneas genéticas de las semillas más rentables, altiempo que desechaban el resto. Los regímenes de propiedad intelectual—patentes y derechos de los obtentores— rápidamente se expandieron a todos losproductos y procesos biológicos, a la vez que recompensaban la uniformidad. Conla privatización de la industria de semillas, comenzaron a desaparecer losprogramas públicos de producción semillera, reforzando la consolidacióncorporativa en ese ramo y en el de agroquímicos. Durante los noventa, laindustria de la vida fue marcada por un impresionante número de fusiones yadquisiciones.
Hacer el seguimiento continuo de las fusiones yadquisiciones corporativas arroja mucha luz sobre el poder de las corporaciones.Este tipo de operaciones significan grandes cantidades de dinero cambiando demanos, pero las implicaciones derivadas de estos movimientos de capital no seentienden si se miran aisladamente. La motivación por expandir los mercados nofunciona por sí sola, se necesitan tecnologías específicas para hacer realidadla convergencia de sectores y ganancias.
Hoy día bien podemos estar en la cúspide delemprendimiento corporativo y tecnológico más descarado y ambicioso hasta lafecha, paradójicamente bajo el nombre de “economía verde”.
El término biomasa hace referencia al materialbiológico no fosilizado que puede servir como materia prima para la manufacturade productos de base biológica. Implica un modo particular de pensar a lanaturaleza: todo lo viviente es una mercancía aún antes de que ingrese almercado.
Actualmente, muchos gobiernos, corporaciones,capitalistas de riesgo y algunas organizaciones no gubernamentales promuevenlas tecnologías, especialmente la biología sintética, que harán posibleconvertir la biomasa en productos comerciales. Alegan que, en la actualidad,menos de una cuarta parte de la biomasa terrestre que se reproduce anualmentellega al mercado, dejando atrás las otras tres cuartas partes, principalmenteen el Sur global, ya suficientemente maduras para convertirse en mercancíaverde y listas para ser cosechadas. La tierra cultivable, las materias primas agranel, los minerales metálicos y no metálicos extraídos del subsuelo y, ahoratambién, el material vegetal genérico en calidad de reserva de biomasa, son elingrediente principal en las apuestas de fusiones y adquisiciones corporativasen la era de la economía verde. Esos mismos promotores de la bioeconomíatambién buscan establecer nuevos mecanismos para permitir la cuantificación yla mercantilización de los procesos naturales de la Tierra, rebautizados ahoracomo “servicios ambientales”: los ciclos del carbón, de los nutrientes delsuelo y del agua. Es la expansión de la industria sobre todos los ciclosvitales.
A medida que se desarrolló el siglo veinte, lassustancias petroquímicas y sus tecnologías asociadas desplazaron a laagricultura como base de la economía, pero en el siglo veintiuno podríamospresenciar el retorno de la preeminencia de la agricultura. No obstante, lavisión actual es la de una agricultura “transformadora”, en la que tanto losinsumos (materias primas) como los productos, son prediseñados para usosindustriales específicos. Según esta visión, en el futuro los cultivoscomerciales serán productos patentados y diseñados a la medida para cubrir lasnecesidades de los procesadores industriales de la biomasa, sea para alimentos,energía, materiales o fármacos.
En las décadas de los setenta y ochenta, se esperabaque el cultivo de tejidos y la biofermentación “fabricaran” las partescomercialmente valiosas de las plantas (frutos, nueces o granos) o loscompuestos químicos únicos asociados a ellas (sabores, aromas, etcétera). Lasempresas de la biotecnología estaban entusiasmadas con la perspectiva deeliminar a los agricultores y las tierras de cultivo y borrar el clima y lageografía como factores de la producción. El café, el té, el cacao, lavainilla, las hierbas medicinales y, tal vez algún día, hasta los granos y losvegetales, serían cosechados en las fábricas de Chicago o Hamburgo. La comidasería fabricada por demanda y en el lugar, con un gasto mínimo de energía, dadoque sólo los las partes destinadas al consumo final de las plantas seríanproducidas.
El entusiasmo estaba respaldado por un “sólidoconocimiento científico” basado en el hecho de que cultivos de las “célulasmadre” de las plantas mostraban que ello era técnicamente posible. Laspublicaciones de la industria abundaban en fotografías a todo color de frijolesy bebidas de probeta. Pero no funcionó. La vida demostró ser más compleja. Parael momento en que se efectuó la Cumbre de la Tierra en 1992, este tipo debiotecnología estaba siendo archivado y las empresas estaban de vuelta en loscampos de cultivo y en los laboratorios realizando el trabajo comparativamentemás monótono de desarrollar cultivos de diseño por ingeniería genéticatolerantes a herbicidas que incrementarían las ventas de sus agroquímicospatentados.(3)
En los últimos años hemos visto el surgimiento de labiología sintética, que comenzó como una ciencia periférica o marginal —unhíbrido de la ingeniería y la programación computacional, más bien separada dela biología— y es hoy un sector de gran interés para la industria y que atraegrandes inversiones. Señales de su consolidación y del crecimiento de sumercado son las inversiones estratégicas y las asociaciones entre compañías yaestablecidas de energía, químicas y farmacéuticas con empresas especializadasen biología sintética. La biología sintética no es sino una serie deherramientas que se integra a muchos sectores industriales. Por ello, no essencillo comprender su ámbito. La consultora BCC Research predijo una tasa decrecimiento anual del mercado de la biología sintética de casi 60%, paraalcanzar un valor aproximado de 2 mil 400 millones de dólares hacia 2013.(4)
Así como ocurrió con la biofermentación hace un cuartode siglo, ¿pasará mañana con la biología sintética, pilar de la nuevabioeconomía? El campo de la biología sintética ha eclipsado rápidamente al delos transgénicos. Con miles de millones de dólares de inversión pública yprivada en los últimos años, la biología sintética promete convertir labiodiversidad natural en insumo para sus bichos patentados: algas y microbios“a la medida”, que se comporten como “fábricas biológicas”; organismos dediseño que serán utilizados para transformar la celulosa de las plantas encombustibles, sustancias químicas, plásticos, fibras, fármacos e inclusoalimentos —dependiendo de la demanda del mercado al momento de la cosecha. Paralos nuevos “magnates de la biomasa” la biología sintética es la ruta a unanueva fuente de ingresos, un complemento “verde” a la producción basada en elconsumo de petróleo, o bien, su posible remplazo en un futuro incierto. Todo loque los gobiernos y la sociedad deben hacer es dejarles adquirir derechos depropiedad (patentes) sobre múltiples genomas, y dejarles acaparar las tierras yla biomasa y poner su futuro en manos de una industria que ya fracasóanteriormente. ¿Acaso la vida volverá a demostrar que es un poco más compleja?
La crisis del clima es un factor de ganancias. El“chantaje” sobre la urgencia de revertir el cambio climático es importante parajustificar la bioeconomía. Indudablemente es necesario revertir el cambio climático,pero cambiando sus causas, no usando más de las mismas tecnologías y patronesde producción contaminante. El chantaje consiste ahora en anunciar quesolamente las corporaciones, con su poderío tecnológico y su ejército decientíficos e instalaciones de vanguardia pueden enfrentar tal desafío.
Un ejemplo clásico de las falsas promesas de unaeconomía pintada de verde son los combustibles agroindustriales, que seinventaron bajo el pretexto de sustituir los combustibles fósiles y así reducirlas emisiones de gases contaminantes resultado de la combustión dehidrocarburos, y así, combatir el calentamiento global. Ya en 2006, 14 millonesde hectáreas (1%) de toda la tierra arable estaba usándose para la producciónde combustibles agroindustriales,(5) que resuelven solamente el 0.5 por cientode la energía para necesidades primarias a nivel global.(6) A la vuelta de muypocos años, hemos visto que la combustión de biomasa puede liberar cantidadesde dióxido de carbono aún mayores que la combustión de recursos fósiles, porqueel material vegetal tiene una densidad menor de energía. Los nuevos gases no seabsorberán con la rapidez necesaria para impedir un aumento de las temperaturasglobales, y, tal vez lo más crucial, la competencia por tierras y agua para cultivarbiomasa para combustible ya agudizó la crisis de producción de alimentos comovimos durante el auge del etanol de maíz en 2008. Urge la transferencia de latierra ocupada en producción de biocombustibles a los 4 millones 600 milcampesinos sin tierra o campesinos empobrecidos que podrían duplicarpotencialmente la producción agrícola (el tamaño de la parcela promedio enÁfrica y Asia es ahora de 1.6 hectáreas)(7).
Otra promesa en ciernes es el desarrollo de cultivosresistentes a las desventuras del clima. En 2008 presenciamos el furor de lasempresas agroindustriales por monopolizar los rasgos de diseño genético yadaptación climática en los cultivos, rasgos que supuestamente hacen que loscultivos puedan soportar el estrés ambiental asociado con el calentamientoglobal, como las sequías, el calor, el frío, las inundaciones, la mayorsalinidad de los suelos, etcétera. Entre junio de 2008 y junio de 2010, losgigantes genéticos y sus socios biotecnológicos presentaron al menos 261“invenciones” relacionadas con los cultivos climáticos en las oficinas depatentes de todo el mundo, en busca de protección a su monopolio.(8) Elresultado, muy predecible según las posiciones de las compañías más poderosasdel mundo en los sectores agropecuarios, es que tan sólo seis empresas (DuPont,BASF, Monsanto, Syngenta, Bayer y Dow) y sus socios biotecnológicos controlanel 77% de las 261 familias de patentes relacionadas con modificacionesgenéticas para enfrentar el cambio climático.(9)
La tolerancia al estrés ambiental y los rasgosdirigidos a la elevación en el rendimiento en la producción de biomasa son elfoco de atención principal de las actividades de investigación y desarrollobiotecnológico. El área con mayor actividad de solicitud de patentes es la dela tolerancia al estrés abiótico. Este oligopolio de seis empresas obstaculizala innovación con fines sociales, fomenta el desperdicio de energía y promueveel uso de sus contaminantes químicos.
¿Planeta infinito? Lasenormes concentraciones corporativas, la creación de la súper entidad de podereconómico desde la cual se promueven como política pública los remiendostecnológicos y los maquillajes verdes para continuar con la misma devastacióndel planeta, no puede avanzar si no es mediante el acaparamiento de las tierrasy el agua. La producción de alimentos, forrajes y otras formas de biomasavegetal —así como de otros recursos estratégicos como los minerales y lamadera— constituye el principal impulso para el acaparamiento global detierras. El control de los recursos hídricos es otro factor principal. Aunquelos estudios no son exhaustivos, se estima que entre 50 y 80 millones dehectáreas de tierras en el Sur global han sido adquiridas por inversionistasinternacionales, de las cuales dos terceras partes de las compras de tierras sehan realizado en el África Subsahariana. Como mencionamos antes, para 2006, 14millones de hectáreas —cerca del 1% del total de la tierra cultivable delmundo— era utilizada para la producción de combustibles agroindustriales. Un estudiocalcula que, para el año 2030, entre 35 y 54 millones de hectáreas (esto es,entre 2.5 y 3.8% de toda la tierra cultivable) será empleada en su producción.Hay reconocimiento internacional creciente de que el acaparamiento de tierras,ya sea doméstico público o privado transfronterizo es destructivo del ambientey de la seguridad alimentaria. Los aproximadamente 80 millones de hectáreas detierra involucrada en esas transacciones deben ser accesibles a los campesinosy podrían convertirse en 26 millones 700 mil parcelas de aproximadamente treshectáreas cada una.
Una economía verde desde los pueblos. Enrealidad, se requieren políticas sólidas, no promesas de ciencia ficción, paraenfrentar las necesidades de la humanidad. El “arreglo tecnológico” es una ideaseductora, pero peligrosa, porque animará una mayor convergencia del podercorporativo y desatará una serie de tecnologías de eficacia no probada pero,eso sí, patentadas, en los territorios de las comunidades locales que no hansido consultadas sobre —ni están preparadas para— enfrentar sus impactos.
Las composturas tecnológicas no son capaces deafrontar los problemas sistémicos de las crisis de pobreza, del hambre o laambiental. Es imprescindible frenar el acaparamiento de tierras. Luchar contrala ficción de los combustibles agroindustriales. Promover una seguridadalimentaria real y factible: hoy, los cereales que se utilizan paraalimentación animal podrían satisfacer las necesidades de más de 3 milquinientos millones de personas.(10) La cadena alimentaria industrial ocasionauna pérdida anual de cobertura vegetal de unos 75 mil millones de toneladas yle cuesta al mundo 400 mil millones de dólares.(11) Una oligarquía de 10compañías globales de insumos agrícolas frena los buenos manejos de los suelos.Los sistemas campesinos de conservación de los suelos utilizan losmicroorganismos naturales para la fijación de entre 140 y 170 millones detoneladas de nitrógeno, equivalente a los fertilizantes químicos que secomprarían con 90 mil millones de dólares.(12) La utilización de técnicascampesinas podría incrementar el PIB agrícola entre un tres y un siete porciento.(13)
Las diversificaciones en los mercados, si sólo fueranpara el caso de las semillas, podrían reducir los precios en al menos un 30%,ahorrándoles a los campesinos del mundo más de 9 mil millones de dólares poraño.(14) Los más grandes oligopolios de los supermercados controlan entre el 40y el 50 por ciento del mercado de alimentos en América Latina, 10% en China,30% en Sudáfrica y 50% en Indonesia.(15) Los sistemas campesinos alimentan al70% de la humanidad, incluyendo a los más vulnerables.(16) Es imprescindibleeliminar las prácticas oligopólicas, reducir la necesidad de procesamiento yapoyar la producción y distribución y almacenamiento local de los alimentos.
Hoy, en promedio, los estados de la Organización parala Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) usan hasta cuatro kilocalorías(kcal) de energía para producir una kcal de comida. Equiparar el consumo deenergía de la cadena industrial alimentaria para que se equipare con laproducción campesina promovería un ahorro masivo de combustibles fósiles yemisiones de gases con efecto de invernadero.(17)
Cinco corporaciones globales de alimentos y bebidas—Nestlé, Danone, Unilever, Anheuser-Bush y Coca-Cola— consumen suficiente aguapara satisfacer los requerimientos domésticos diarios de agua de cada personaen el planeta.(18) El agua necesaria para producir 65 millones de kilos decarne de res —la cantidad de carne que se retiró del mercado y tuvo quedestruirse en Estados Unidos en 2008, debido a las violaciones a loslineamientos sanitarios— fue equivalente al agua necesaria para irrigar 100 milhectáreas de tierras secas por un año.(19) Los modelos de producción campesinaque privilegian el consumo local desperdician poca o nada de agua.
Con una agricultura diversificada, con la ruptura delos monopolios, y un análisis y cuestionamiento real del uso energético de lasdistintas formas de agriculturas, las promesas de la economía “verde” sedesmoronan. Por el contrario, existen ya muchas alternativas reales. Laimportancia de la agricultura y, especialmente, el papel de los campesinos yagricultores familiares, debe estar en el centro de cualquier discusión. Losagricultores en pequeña escala no sólo generan el 70% de la producciónagropecuaria global, sino que sus acciones colectivas representan nuestra mayoresperanza para adaptarnos y mitigar la crisis climática. Es necesario cerrar labrecha entre la seguridad alimentaria, la agricultura y la política climática,mediante el apoyo a la soberanía alimentaria como marco general para enfrentarestos problemas, en contraste con el actual sistema agroindustrial, quepropicia que los regímenes comerciales y las fuerzas del mercado dicten laspolíticas alimentaria y agrícola: la nueva economía verde.
El escenario parece abrumador, pero no olvidemos queel sistema que sostiene a estas redes de poder está en una profunda crisis yque por todas partes en el planeta aparecen movimientos que los denuncian y noestán dispuestos a resignarse a seguir siendo víctimas. Son movimientosdiversos y contradictorios, pero van convergiendo con las alternativas locales,campesinas, indígenas, que son las que sostienen, cuidan y dan de comer a la mayoríadel planeta, mientras las corporaciones se empeñan en seguirlo explotando. Elemperador sigue reinando, pero está sin ropas a la vista de todos, y tenemosque seguirlo denunciando, por más que ahora diga que está vestido de verde.
Referencias
1 Ver The Network of Global Corporate Control deStefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, del InstitutoFederal de Tecnología de Suiza (publicado en la revista científica PLoSONE el 26/10/11). El estudio analiza las redescorporativas globales y las relaciones entre ellas, para lo cual se basan en lainterpretación de información de la base de datos Orbis al 2007, que registramás de 30 millones de actores económicos en el mundo.
2 Por ejemplo Royal Dutch/Shell, Occidental Petroleum,Ciba-Geigy, Union Carbide, Upjohn Pharmaceutical
3 Consúltense los archivos del Grupo ETC paradescargar los informes sobre las tecnologías y las empresas: http://www.etcgroup.org
4 BCC Research, resumen de “Synthetic Biology:Emerging Global Markets”, junio de 2009. Disponible en Internet: aquí
5 Comité sobre seguridad alimentaria mundial, (FAO),Roma: julio de 2011, p. 20: Ver aquí
6 BritishPetroleum, BP Global Statistical Review of World Energy, BritishPetroleum, junio de 2011.
7 Department ofEconomic and Social Affairs, World Economicand Social Survey 2011: The Great Green Technological Transformation, Nueva York:Naciones Unidas, 2011. En castellano, ver: aquí
8 Grupo ETC, “Gigantes genéticos acumulan patentessobre cultivos para enfrentar la crisis del clima” Communiqué, no.106, octubre de 2010. En Internet: Ver aquí.
9 Ibidem.
10 C. Nellemann,M. MacDevette, T. Manders, B. Eickhout, B. Svihus, A.G. Prins, B.P. Kaltenborn,editores, The Environmental Food Crisis – The Environment’s rolein averting future food crises – A UNEP rapid response assessment, United NationsEnvironment Programme (GRID-Arendal), febrero de 2009: www.grida.no.
11 Rattan Lal,“Soil erosion impact on agronomic productivity and environment quality,”CriticalReviews in Plant Sciences, vol. 17, núm. 4, 4 de Julio de1998, pp. 319-464, en castellano: Veraquí
12 Group ETC, “¿De quién es la naturaleza? El podercorporativo y la frontera final en la mercantilización de la vida” Communiqué#100 del Grupo ETC, noviembre de 2008: Ver aquí
13 Len Berry,Jennifer Olson y David Campbell, “Assessing the extent, cost and impact of landdegradation at the national level: findings and lessons learned from sevenpilot case studies,” en Department of Economic and Social Affairs, Op Cit.
14 Grupo ETC, ¿Quiéncontrolará la economía verde? ver aquí, 2011.
15 Department of Economic and Social Affairs, WorldEconomic and Social Survey 2011: The Great Green Technological Transformation, (La gran transformación tecnológica basada entecnologías verdes) United Nations, 2011, ver aquí.
16 Grupo ETC ¿Quiénnos alimentará? 2009, p.1.
17 Pimental,David, “Energy Inputs in Food Crop Production in Developing and DevelopedNations,” Energies, 2(1), 2009, pp. 1-24: Veraquí.
18 StevenSolomon, Water - The Epic, Struggle for Wealth, Power, andCivilization, HarperCollins, 2010.
19 Jan Lundqvist et al., “Saving Waterfrom Field to Fork: Curbing Losses and Wastage in the Food Stream,” Draft for CSD, StockholmInternational Water Institute, mayo de 2008.
Fuente: GRAIN
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.comÚnicamente 147 empresas, todas interconectadas,controlan el 40 por ciento del volumen total de ventas de todas lastrasnacionales del globo. La inmensa mayoría son bancos e intermediariosfinancieros, que a su vez tienen un importante porcentaje de acciones en lasmayores empresas de capital productivo.(1) De 43 mil empresas ubicadas en 116países, 737 concentran el 80 por ciento de las ventas de todas lastransnacionales. Pero a nivel de conexiones hay un núcleo de mil 318 empresasque tienen dos o más interconexiones, con un promedio de 20 vínculos entre sí.Estas mil 318, con sede en 26 países, mayoritariamente anglosajones, controlanel 60 por ciento de los ingresos globales, a través de acciones en empresasglobales de manufactura, energía y otros rubros básicos. Ésta es informaciónclave para entender las políticas “públicas” que se promueven frente a lascrisis financiera, alimentaria, climática, ambiental.
Sin tocar ni la especulación financiera que causó lacrisis, ni los nocivos modelos de consumo y de producción contaminantes (basesde la civilización petrolera y de la devastación ambiental y climática), estasúper entidad corporativa promueve nuevas fórmulas para aumentar y legalizarlos mercados financieros con la naturaleza (mercados de carbono, de serviciosambientales, de biodiversidad, etcétera) y más explotación de naturaleza yrecursos a través de nuevas tecnologías para procesar la biomasa. Irónicamente,a estos paquetes de subsidio a corporaciones abriendo nuevas fuentes demercantilización de la naturaleza (y sus funciones para aumentar las gananciascon supuestos remedios a las crisis que ellas mismas provocaron), le llaman“economía verde”. O como dijo Obama, se trata de un “nuevo acuerdo verde”,donde todos ganaremos. Claro que las ganancias están siempre referidas a losmismos: a esa red corporativa que tiene entre sus tentáculos al planeta y a lagente.
Mitos y falsas promesas: de la biotecnología a labiología sintética. Durante la década de los setenta las compañíaspetroquímicas y farmacéuticas (de la veterinaria a la salud humana)(2) tomaroncontrol de miles de pequeñas empresas familiares de semillas. Para los añosochenta había emergido ya una autodenominada “industria de la vida” —semillas,agroquímicos, fármacos— que se entretejió cada vez más con el desarrollo y lacomercialización de biotecnologías patentadas (la ingeniería genética). Laconcentración corporativa en el sector de semillas comerciales representó unadramática pérdida de diversidad genética a medida que las compañías sóloofrecían para la venta las líneas genéticas de las semillas más rentables, altiempo que desechaban el resto. Los regímenes de propiedad intelectual—patentes y derechos de los obtentores— rápidamente se expandieron a todos losproductos y procesos biológicos, a la vez que recompensaban la uniformidad. Conla privatización de la industria de semillas, comenzaron a desaparecer losprogramas públicos de producción semillera, reforzando la consolidacióncorporativa en ese ramo y en el de agroquímicos. Durante los noventa, laindustria de la vida fue marcada por un impresionante número de fusiones yadquisiciones.
Hacer el seguimiento continuo de las fusiones yadquisiciones corporativas arroja mucha luz sobre el poder de las corporaciones.Este tipo de operaciones significan grandes cantidades de dinero cambiando demanos, pero las implicaciones derivadas de estos movimientos de capital no seentienden si se miran aisladamente. La motivación por expandir los mercados nofunciona por sí sola, se necesitan tecnologías específicas para hacer realidadla convergencia de sectores y ganancias.
Hoy día bien podemos estar en la cúspide delemprendimiento corporativo y tecnológico más descarado y ambicioso hasta lafecha, paradójicamente bajo el nombre de “economía verde”.
El término biomasa hace referencia al materialbiológico no fosilizado que puede servir como materia prima para la manufacturade productos de base biológica. Implica un modo particular de pensar a lanaturaleza: todo lo viviente es una mercancía aún antes de que ingrese almercado.
Actualmente, muchos gobiernos, corporaciones,capitalistas de riesgo y algunas organizaciones no gubernamentales promuevenlas tecnologías, especialmente la biología sintética, que harán posibleconvertir la biomasa en productos comerciales. Alegan que, en la actualidad,menos de una cuarta parte de la biomasa terrestre que se reproduce anualmentellega al mercado, dejando atrás las otras tres cuartas partes, principalmenteen el Sur global, ya suficientemente maduras para convertirse en mercancíaverde y listas para ser cosechadas. La tierra cultivable, las materias primas agranel, los minerales metálicos y no metálicos extraídos del subsuelo y, ahoratambién, el material vegetal genérico en calidad de reserva de biomasa, son elingrediente principal en las apuestas de fusiones y adquisiciones corporativasen la era de la economía verde. Esos mismos promotores de la bioeconomíatambién buscan establecer nuevos mecanismos para permitir la cuantificación yla mercantilización de los procesos naturales de la Tierra, rebautizados ahoracomo “servicios ambientales”: los ciclos del carbón, de los nutrientes delsuelo y del agua. Es la expansión de la industria sobre todos los ciclosvitales.
A medida que se desarrolló el siglo veinte, lassustancias petroquímicas y sus tecnologías asociadas desplazaron a laagricultura como base de la economía, pero en el siglo veintiuno podríamospresenciar el retorno de la preeminencia de la agricultura. No obstante, lavisión actual es la de una agricultura “transformadora”, en la que tanto losinsumos (materias primas) como los productos, son prediseñados para usosindustriales específicos. Según esta visión, en el futuro los cultivoscomerciales serán productos patentados y diseñados a la medida para cubrir lasnecesidades de los procesadores industriales de la biomasa, sea para alimentos,energía, materiales o fármacos.
En las décadas de los setenta y ochenta, se esperabaque el cultivo de tejidos y la biofermentación “fabricaran” las partescomercialmente valiosas de las plantas (frutos, nueces o granos) o loscompuestos químicos únicos asociados a ellas (sabores, aromas, etcétera). Lasempresas de la biotecnología estaban entusiasmadas con la perspectiva deeliminar a los agricultores y las tierras de cultivo y borrar el clima y lageografía como factores de la producción. El café, el té, el cacao, lavainilla, las hierbas medicinales y, tal vez algún día, hasta los granos y losvegetales, serían cosechados en las fábricas de Chicago o Hamburgo. La comidasería fabricada por demanda y en el lugar, con un gasto mínimo de energía, dadoque sólo los las partes destinadas al consumo final de las plantas seríanproducidas.
El entusiasmo estaba respaldado por un “sólidoconocimiento científico” basado en el hecho de que cultivos de las “célulasmadre” de las plantas mostraban que ello era técnicamente posible. Laspublicaciones de la industria abundaban en fotografías a todo color de frijolesy bebidas de probeta. Pero no funcionó. La vida demostró ser más compleja. Parael momento en que se efectuó la Cumbre de la Tierra en 1992, este tipo debiotecnología estaba siendo archivado y las empresas estaban de vuelta en loscampos de cultivo y en los laboratorios realizando el trabajo comparativamentemás monótono de desarrollar cultivos de diseño por ingeniería genéticatolerantes a herbicidas que incrementarían las ventas de sus agroquímicospatentados.(3)
En los últimos años hemos visto el surgimiento de labiología sintética, que comenzó como una ciencia periférica o marginal —unhíbrido de la ingeniería y la programación computacional, más bien separada dela biología— y es hoy un sector de gran interés para la industria y que atraegrandes inversiones. Señales de su consolidación y del crecimiento de sumercado son las inversiones estratégicas y las asociaciones entre compañías yaestablecidas de energía, químicas y farmacéuticas con empresas especializadasen biología sintética. La biología sintética no es sino una serie deherramientas que se integra a muchos sectores industriales. Por ello, no essencillo comprender su ámbito. La consultora BCC Research predijo una tasa decrecimiento anual del mercado de la biología sintética de casi 60%, paraalcanzar un valor aproximado de 2 mil 400 millones de dólares hacia 2013.(4)
Así como ocurrió con la biofermentación hace un cuartode siglo, ¿pasará mañana con la biología sintética, pilar de la nuevabioeconomía? El campo de la biología sintética ha eclipsado rápidamente al delos transgénicos. Con miles de millones de dólares de inversión pública yprivada en los últimos años, la biología sintética promete convertir labiodiversidad natural en insumo para sus bichos patentados: algas y microbios“a la medida”, que se comporten como “fábricas biológicas”; organismos dediseño que serán utilizados para transformar la celulosa de las plantas encombustibles, sustancias químicas, plásticos, fibras, fármacos e inclusoalimentos —dependiendo de la demanda del mercado al momento de la cosecha. Paralos nuevos “magnates de la biomasa” la biología sintética es la ruta a unanueva fuente de ingresos, un complemento “verde” a la producción basada en elconsumo de petróleo, o bien, su posible remplazo en un futuro incierto. Todo loque los gobiernos y la sociedad deben hacer es dejarles adquirir derechos depropiedad (patentes) sobre múltiples genomas, y dejarles acaparar las tierras yla biomasa y poner su futuro en manos de una industria que ya fracasóanteriormente. ¿Acaso la vida volverá a demostrar que es un poco más compleja?
La crisis del clima es un factor de ganancias. El“chantaje” sobre la urgencia de revertir el cambio climático es importante parajustificar la bioeconomía. Indudablemente es necesario revertir el cambio climático,pero cambiando sus causas, no usando más de las mismas tecnologías y patronesde producción contaminante. El chantaje consiste ahora en anunciar quesolamente las corporaciones, con su poderío tecnológico y su ejército decientíficos e instalaciones de vanguardia pueden enfrentar tal desafío.
Un ejemplo clásico de las falsas promesas de unaeconomía pintada de verde son los combustibles agroindustriales, que seinventaron bajo el pretexto de sustituir los combustibles fósiles y así reducirlas emisiones de gases contaminantes resultado de la combustión dehidrocarburos, y así, combatir el calentamiento global. Ya en 2006, 14 millonesde hectáreas (1%) de toda la tierra arable estaba usándose para la producciónde combustibles agroindustriales,(5) que resuelven solamente el 0.5 por cientode la energía para necesidades primarias a nivel global.(6) A la vuelta de muypocos años, hemos visto que la combustión de biomasa puede liberar cantidadesde dióxido de carbono aún mayores que la combustión de recursos fósiles, porqueel material vegetal tiene una densidad menor de energía. Los nuevos gases no seabsorberán con la rapidez necesaria para impedir un aumento de las temperaturasglobales, y, tal vez lo más crucial, la competencia por tierras y agua para cultivarbiomasa para combustible ya agudizó la crisis de producción de alimentos comovimos durante el auge del etanol de maíz en 2008. Urge la transferencia de latierra ocupada en producción de biocombustibles a los 4 millones 600 milcampesinos sin tierra o campesinos empobrecidos que podrían duplicarpotencialmente la producción agrícola (el tamaño de la parcela promedio enÁfrica y Asia es ahora de 1.6 hectáreas)(7).
Otra promesa en ciernes es el desarrollo de cultivosresistentes a las desventuras del clima. En 2008 presenciamos el furor de lasempresas agroindustriales por monopolizar los rasgos de diseño genético yadaptación climática en los cultivos, rasgos que supuestamente hacen que loscultivos puedan soportar el estrés ambiental asociado con el calentamientoglobal, como las sequías, el calor, el frío, las inundaciones, la mayorsalinidad de los suelos, etcétera. Entre junio de 2008 y junio de 2010, losgigantes genéticos y sus socios biotecnológicos presentaron al menos 261“invenciones” relacionadas con los cultivos climáticos en las oficinas depatentes de todo el mundo, en busca de protección a su monopolio.(8) Elresultado, muy predecible según las posiciones de las compañías más poderosasdel mundo en los sectores agropecuarios, es que tan sólo seis empresas (DuPont,BASF, Monsanto, Syngenta, Bayer y Dow) y sus socios biotecnológicos controlanel 77% de las 261 familias de patentes relacionadas con modificacionesgenéticas para enfrentar el cambio climático.(9)
La tolerancia al estrés ambiental y los rasgosdirigidos a la elevación en el rendimiento en la producción de biomasa son elfoco de atención principal de las actividades de investigación y desarrollobiotecnológico. El área con mayor actividad de solicitud de patentes es la dela tolerancia al estrés abiótico. Este oligopolio de seis empresas obstaculizala innovación con fines sociales, fomenta el desperdicio de energía y promueveel uso de sus contaminantes químicos.
¿Planeta infinito? Lasenormes concentraciones corporativas, la creación de la súper entidad de podereconómico desde la cual se promueven como política pública los remiendostecnológicos y los maquillajes verdes para continuar con la misma devastacióndel planeta, no puede avanzar si no es mediante el acaparamiento de las tierrasy el agua. La producción de alimentos, forrajes y otras formas de biomasavegetal —así como de otros recursos estratégicos como los minerales y lamadera— constituye el principal impulso para el acaparamiento global detierras. El control de los recursos hídricos es otro factor principal. Aunquelos estudios no son exhaustivos, se estima que entre 50 y 80 millones dehectáreas de tierras en el Sur global han sido adquiridas por inversionistasinternacionales, de las cuales dos terceras partes de las compras de tierras sehan realizado en el África Subsahariana. Como mencionamos antes, para 2006, 14millones de hectáreas —cerca del 1% del total de la tierra cultivable delmundo— era utilizada para la producción de combustibles agroindustriales. Un estudiocalcula que, para el año 2030, entre 35 y 54 millones de hectáreas (esto es,entre 2.5 y 3.8% de toda la tierra cultivable) será empleada en su producción.Hay reconocimiento internacional creciente de que el acaparamiento de tierras,ya sea doméstico público o privado transfronterizo es destructivo del ambientey de la seguridad alimentaria. Los aproximadamente 80 millones de hectáreas detierra involucrada en esas transacciones deben ser accesibles a los campesinosy podrían convertirse en 26 millones 700 mil parcelas de aproximadamente treshectáreas cada una.
Una economía verde desde los pueblos. Enrealidad, se requieren políticas sólidas, no promesas de ciencia ficción, paraenfrentar las necesidades de la humanidad. El “arreglo tecnológico” es una ideaseductora, pero peligrosa, porque animará una mayor convergencia del podercorporativo y desatará una serie de tecnologías de eficacia no probada pero,eso sí, patentadas, en los territorios de las comunidades locales que no hansido consultadas sobre —ni están preparadas para— enfrentar sus impactos.
Las composturas tecnológicas no son capaces deafrontar los problemas sistémicos de las crisis de pobreza, del hambre o laambiental. Es imprescindible frenar el acaparamiento de tierras. Luchar contrala ficción de los combustibles agroindustriales. Promover una seguridadalimentaria real y factible: hoy, los cereales que se utilizan paraalimentación animal podrían satisfacer las necesidades de más de 3 milquinientos millones de personas.(10) La cadena alimentaria industrial ocasionauna pérdida anual de cobertura vegetal de unos 75 mil millones de toneladas yle cuesta al mundo 400 mil millones de dólares.(11) Una oligarquía de 10compañías globales de insumos agrícolas frena los buenos manejos de los suelos.Los sistemas campesinos de conservación de los suelos utilizan losmicroorganismos naturales para la fijación de entre 140 y 170 millones detoneladas de nitrógeno, equivalente a los fertilizantes químicos que secomprarían con 90 mil millones de dólares.(12) La utilización de técnicascampesinas podría incrementar el PIB agrícola entre un tres y un siete porciento.(13)
Las diversificaciones en los mercados, si sólo fueranpara el caso de las semillas, podrían reducir los precios en al menos un 30%,ahorrándoles a los campesinos del mundo más de 9 mil millones de dólares poraño.(14) Los más grandes oligopolios de los supermercados controlan entre el 40y el 50 por ciento del mercado de alimentos en América Latina, 10% en China,30% en Sudáfrica y 50% en Indonesia.(15) Los sistemas campesinos alimentan al70% de la humanidad, incluyendo a los más vulnerables.(16) Es imprescindibleeliminar las prácticas oligopólicas, reducir la necesidad de procesamiento yapoyar la producción y distribución y almacenamiento local de los alimentos.
Hoy, en promedio, los estados de la Organización parala Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) usan hasta cuatro kilocalorías(kcal) de energía para producir una kcal de comida. Equiparar el consumo deenergía de la cadena industrial alimentaria para que se equipare con laproducción campesina promovería un ahorro masivo de combustibles fósiles yemisiones de gases con efecto de invernadero.(17)
Cinco corporaciones globales de alimentos y bebidas—Nestlé, Danone, Unilever, Anheuser-Bush y Coca-Cola— consumen suficiente aguapara satisfacer los requerimientos domésticos diarios de agua de cada personaen el planeta.(18) El agua necesaria para producir 65 millones de kilos decarne de res —la cantidad de carne que se retiró del mercado y tuvo quedestruirse en Estados Unidos en 2008, debido a las violaciones a loslineamientos sanitarios— fue equivalente al agua necesaria para irrigar 100 milhectáreas de tierras secas por un año.(19) Los modelos de producción campesinaque privilegian el consumo local desperdician poca o nada de agua.
Con una agricultura diversificada, con la ruptura delos monopolios, y un análisis y cuestionamiento real del uso energético de lasdistintas formas de agriculturas, las promesas de la economía “verde” sedesmoronan. Por el contrario, existen ya muchas alternativas reales. Laimportancia de la agricultura y, especialmente, el papel de los campesinos yagricultores familiares, debe estar en el centro de cualquier discusión. Losagricultores en pequeña escala no sólo generan el 70% de la producciónagropecuaria global, sino que sus acciones colectivas representan nuestra mayoresperanza para adaptarnos y mitigar la crisis climática. Es necesario cerrar labrecha entre la seguridad alimentaria, la agricultura y la política climática,mediante el apoyo a la soberanía alimentaria como marco general para enfrentarestos problemas, en contraste con el actual sistema agroindustrial, quepropicia que los regímenes comerciales y las fuerzas del mercado dicten laspolíticas alimentaria y agrícola: la nueva economía verde.
El escenario parece abrumador, pero no olvidemos queel sistema que sostiene a estas redes de poder está en una profunda crisis yque por todas partes en el planeta aparecen movimientos que los denuncian y noestán dispuestos a resignarse a seguir siendo víctimas. Son movimientosdiversos y contradictorios, pero van convergiendo con las alternativas locales,campesinas, indígenas, que son las que sostienen, cuidan y dan de comer a la mayoríadel planeta, mientras las corporaciones se empeñan en seguirlo explotando. Elemperador sigue reinando, pero está sin ropas a la vista de todos, y tenemosque seguirlo denunciando, por más que ahora diga que está vestido de verde.
Referencias
1 Ver The Network of Global Corporate Control deStefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, del InstitutoFederal de Tecnología de Suiza (publicado en la revista científica PLoSONE el 26/10/11). El estudio analiza las redescorporativas globales y las relaciones entre ellas, para lo cual se basan en lainterpretación de información de la base de datos Orbis al 2007, que registramás de 30 millones de actores económicos en el mundo.
2 Por ejemplo Royal Dutch/Shell, Occidental Petroleum,Ciba-Geigy, Union Carbide, Upjohn Pharmaceutical
3 Consúltense los archivos del Grupo ETC paradescargar los informes sobre las tecnologías y las empresas: http://www.etcgroup.org
4 BCC Research, resumen de “Synthetic Biology:Emerging Global Markets”, junio de 2009. Disponible en Internet: aquí
5 Comité sobre seguridad alimentaria mundial, (FAO),Roma: julio de 2011, p. 20: Ver aquí
6 BritishPetroleum, BP Global Statistical Review of World Energy, BritishPetroleum, junio de 2011.
7 Department ofEconomic and Social Affairs, World Economicand Social Survey 2011: The Great Green Technological Transformation, Nueva York:Naciones Unidas, 2011. En castellano, ver: aquí
8 Grupo ETC, “Gigantes genéticos acumulan patentessobre cultivos para enfrentar la crisis del clima” Communiqué, no.106, octubre de 2010. En Internet: Ver aquí.
9 Ibidem.
10 C. Nellemann,M. MacDevette, T. Manders, B. Eickhout, B. Svihus, A.G. Prins, B.P. Kaltenborn,editores, The Environmental Food Crisis – The Environment’s rolein averting future food crises – A UNEP rapid response assessment, United NationsEnvironment Programme (GRID-Arendal), febrero de 2009: www.grida.no.
11 Rattan Lal,“Soil erosion impact on agronomic productivity and environment quality,”CriticalReviews in Plant Sciences, vol. 17, núm. 4, 4 de Julio de1998, pp. 319-464, en castellano: Veraquí
12 Group ETC, “¿De quién es la naturaleza? El podercorporativo y la frontera final en la mercantilización de la vida” Communiqué#100 del Grupo ETC, noviembre de 2008: Ver aquí
13 Len Berry,Jennifer Olson y David Campbell, “Assessing the extent, cost and impact of landdegradation at the national level: findings and lessons learned from sevenpilot case studies,” en Department of Economic and Social Affairs, Op Cit.
14 Grupo ETC, ¿Quiéncontrolará la economía verde? ver aquí, 2011.
15 Department of Economic and Social Affairs, WorldEconomic and Social Survey 2011: The Great Green Technological Transformation, (La gran transformación tecnológica basada entecnologías verdes) United Nations, 2011, ver aquí.
16 Grupo ETC ¿Quiénnos alimentará? 2009, p.1.
17 Pimental,David, “Energy Inputs in Food Crop Production in Developing and DevelopedNations,” Energies, 2(1), 2009, pp. 1-24: Veraquí.
18 StevenSolomon, Water - The Epic, Struggle for Wealth, Power, andCivilization, HarperCollins, 2010.
19 Jan Lundqvist et al., “Saving Waterfrom Field to Fork: Curbing Losses and Wastage in the Food Stream,” Draft for CSD, StockholmInternational Water Institute, mayo de 2008.
Fuente: GRAIN
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