jueves, 24 de febrero de 2011

Cultivos transgénicos aumentan rápidamente en todo el mundo


Los cultivos transgénicos aumentan en todo el mundo y han superado en 2010 los mil millones de hectáreas acumuladas en 29 países desde el inicio de su comercialización, en 1996.
Maíz MON 810, de Monsanto.
"La biotecnología llegó para quedarse", destacó hoy el presidente del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés), Clive James, al presentar el informe "Situación global de los cultivos transgénicos en 2010".
El año pasado se sembraron 148 millones de hectáreas con cultivos biotecnológicos en todo el planeta, lo que representa un aumento del 10 por ciento frente a 2009, pese a la resistencia de la Unión Europea a estos productos modificados genéticamente.
Clive defendió de forma enfática la importancia de la biotecnología, al asegurar que "permite aumentar la productividad y la rentabilidad, a la vez que protege la biodiversidad y ayuda a aliviar la pobreza".
Cultivos de soja transgénica en Paraguay. En todo el planeta, los cultivos biotecnológicos suman 148 millones de hectáreas.
"La biotecnología no es la panacea, va a funcionar si está bien gestionada" y es una llave para "brindar seguridad alimentaria ante el crecimiento de la población en las próximas décadas", pese a las críticas de las organizaciones ambientalistas.
"Creo que en Greenpeace y Friends of the Earth deben estar muy frustrados con estos datos, que son diametralmente opuestos a lo que ellos dicen", aseguró el directivo de ISAAA.
Transgénicos: en especial maíz, arroz, trigo y soja
En 2010 se sembraron 148 millones de hectáreas de cultivos transgénicos, en especial maíz, arroz, trigo y soja, en 29 países.
Estados Unidos lidera el podio del ranking mundial, con 66,8 millones de hectáreas; seguido por Brasil, que con un incremento del 19 por ciento el año pasado a causa de la aprobación de varios cultivos transgénicos alcanzó los 25,4 millones. Argentina completa el trío, con 22,9 millones de hectáreas.
A bastante distancia se ubican India y Canadá, con 9,4 y 8,8 millones de hectáreas, respectivamente. China está en el sexto puesto, con 3,5 millones de hectáreas, pero en poco tiempo podría escalar rápidamente en el ranking tras la aprobación de la siembra del arroz transgénico.
"El arroz es el cultivo más importante del mundo, le da de comer a la mitad de la humanidad", dijo James, quien advirtió que la decisión china de aceptar los transgénicos puede tener un fuerte impacto en las naciones que no aceptan los cultivos biotecnológicos.
"China es el país que puede cambiar la tendencia, la oveja que quizás guíe al rebaño" hacia las semillas BT.
Paraguay figura en el séptimo puesto, con 2,6 millones de hectáreas transgénicas, y Uruguay, décimo, con 1,1 millones.
48 por ciento de transgénicos en países en desarrollo
Los países en desarrollo sembraron un 48 por ciento de los cultivos transgénicos en 2010. Y de los 15,4 millones de agricultores que utilizaron la biotecnología en 2010, 14,4 millones pertenecen a este grupo de naciones. China tiene el mayor número de pequeños agricultores que utilizan cultivos biotecnológicos, 6,5 millones, seguido de cerca por India, con 6,3 millones de pequeños productores rurales.
El año pasado se sumaron tres nuevos países al sistema, Pakistán (maíz BT), Myanmar (algodón BT) y Suecia (papa anflora), mientras que Alemania volvió a sembrar esta papa transgénica. Por otra parte, México llevó a cabo las primeras pruebas con maíz transgénico, tras producir desde hace varios años algodón y soja transgénicos.
El organismo estima que hacia 2015 el número de países que adopten la biotecnología ascenderá a 40, con la inclusión de varios países de Asia, África y América, como Ecuador y Venezuela, para alcanzar una superficie de 200 millones de hectáreas sembradas con cultivos transgénicos.
"A pesar de que Europa se viene negando a aceptar estos cultivos, se sigue sembrando", afirmó James. "Uno puede tener la mejor tecnología, pero si no hay voluntad política, no se va a ningún lado. El problema europeo es político, no científico".
dpa
Editor: Pablo Kummetz




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