sábado, 4 de abril de 2020

La COP 26 se pospone, ¿y ahora qué?



Fuentes: La Marea climática
Foto: Boris Johnson y David Attenborough en una conferencia sobre la COP 26. Jeremy Selwyn/REUTERS
Organizaciones, actores relevantes y movimientos por el clima coinciden en que este hecho no debe suponer una merma en la ambición y compromisos climáticos.
Este año apuntaba maneras. Comenzaba –o terminaba– una década en la que se había puesto muchas ilusiones. Sin embargo, 2020 va camino de convertirse en el año paréntesis. Con el paso del tiempo, se recordará como esos 12 meses en los que no pasó nada, pero pasó de todo. El año en que una pandemia fue capaz de paralizarlo todo. La acción climática, también.
Este miércoles se hacía oficial una noticia que ya se intuía desde hace semanas: la 26º de la Conferencia de las Partes, también conocida como COP o cumbre del clima, se pospone hasta 2021. La nueva fecha aún se desconoce, pendiente de que los distintos actores se pongan de acuerdo.
Nada más conocerse el anuncio, lamentaciones aparte, una de las preguntas que más se ha repetido es el hecho de por qué no se celebra telemáticamente. Sin embargo, como apunta Javier Andaluz, responsable de cambio climático en Ecologistas en Acción y experto en estas negociaciones, no es tan fácil. 
Optar por esta vía, remarca Andaluz, depende del estado de las negociaciones. Sí se podría haber hecho de forma telemática las reuniones previas –previstas para junio y aplazadas para octubre–, pero «como es habitual, han dejado todo para el final». «Íbamos a una cumbre en la que la diplomacia y la negociación en pasillos es fundamental. Ese pasillo fuerza a negociaciones incómodas, especialmente con los malos; si fuese telemáticamente tienen más posibilidades de escurrirse», explica.
Otra cuestión importante que queda en el aire es el Acuerdo de París, el santo grial de las negociaciones climáticas. Este pacto histórico nació en la COP 21 con la intención de combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones y las inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. El objetivo primordial: mantener el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de los 2 ˚C con respecto a los niveles preindustriales, poniendo especial empeño en limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ˚C.
La aplicación del acuerdo, como señala Javier Andaluz, empezaba a ser efectiva en la práctica una vez se diera por concluida la ya pospuesta cumbre de Glasgow, donde aún se tenían que discutir muchos aspectos del pacto, de ahí la importancia de esta cita internacional. No obstante, como recuerda el integrante de Ecologistas en Acción, lo fundamental ahora son los compromisos determinados a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), la base del Acuerdo de París. Por ello, espera que «se mantengan los calendarios de presentación de cosas como los nuevos compromisos, y que si se retrasa la negociación internacional, los países cumplan con sus compromisos como si se fuese a producir la cumbre en noviembre».
Se aplaza la COP, pero no los compromisos
Organizaciones, actores relevantes y movimientos por el clima coinciden en señalar que la actual crisis sanitaria requiere de todos los esfuerzos. Aun así, esto no debe ser una excusa para frenar la ambición y compromisos en materia climática. «La respuesta a la crisis de la COVID-19 debe ser resiliente para nuestra salud y para el clima. El objetivo de los gobiernos ahora es cuidar a su ciudadanía, estabilizar y reconstruir, y deben hacerlo de una manera que generemos un mundo justo y seguro para el clima, porque la salud ambiental y nuestro propio bienestar son interdependientes», declara en una nota la directora ejecutiva de Greenpeace International, Jennifer Morgan. Para ella, «la suspensión de la COP 26 debería hacer que los gobiernos dupliquen sus esfuerzos para garantizar una ruta verde y justa en la gestión de esta crisis de salud y la emergencia climática».
En una misma línea se pronuncia el responsable del Programa de Cambio Climático de Greenpeace España, José Luis García Ortega. Hace hincapié en el papel de la Unión Europea, cuyos líderes «deben cumplir sus promesas, y aprovechar este momento para garantizar que los fondos públicos se destinen al cuidado de las personas, a construir comunidades resilientes y a reducir las emisiones y otras formas de contaminación».
Esta tesis es compartida también por algunos responsables políticos implicados en la lucha por mitigar la crisis climática. El presidente designado de la COP 26, Alok Sharma, asegura que se continuará «trabajando incansablemente» con el resto de socios «para lograr la ambición necesaria para enfrentar la crisis climática». Es lo mismo que manifiesta la presidenta de la COP 25, la ministra chilena Carolina Schmidt: «Nuestra determinación es asegurarnos de que el impulso para la ambición climática continuará, en particular para la preparación y presentación de nuevos compromisos este año».
La vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, clave para que la cumbre celebrada en Madrid no acabara en una mayor tragedia, reconoce que el aplazamiento «no es una buena noticia», aunque sí una «decisión justificada y entendible». En este sentido, Ribera recuerda que esto «no debe implicar ninguna relajación» en los compromisos climáticos de los países: «Es más que probable que la recuperación y el relanzamiento de nuestra economía encuentre en las soluciones climáticas un buen espacio de compromiso, de relanzamiento y de bienestar para todos».
Desde Unidas Podemos, sus socios en el Gobierno de coalición, reclaman «no dejar de lado la acción climática» y proponen un plan de reindustrialización verde «para que la salida de la crisis sanitaria sea social y ecológicamente justa». Para el diputado ecologista de UP y presidente de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Juantxo López de Uralde, «esta crisis sanitaria nos está dejando muchas lecciones», y destaca la importancia de «redoblar esfuerzos para aumentar la ambición climática y reducir las emisiones», a pesar de retrasarse la COP.
La actual secretaria ejecutiva de Cambio Climático de la ONU, Patricia Espinosa, se manifestó en un comunicado nada más conocerse la noticia. Señala que «pronto, las economías se reiniciarán», lo que supone «una oportunidad para que las naciones se recuperen mejor, para incluir a los más vulnerables en esos planes, y una oportunidad para dar forma a la economía del siglo XXI de manera limpia, verde, saludable, justa, segura y más resistente».


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