Sal & Roca
Hoy en día se sabe que los plaguicidas son tóxicos para los organismos vivos diferentes a las plagas objetivo. Se convierten en agentes tóxicos a largo plazo, que se acumulan con frecuencia en ciertos órganos de los seres vivos debido su dificultad para degradarse y generan elevados costes de salud y ambientales [1].
Además, una vez aplicados sobre los cultivos, una parte de los plaguicidas permanece en las cosechas y llegan hasta nuestros alimentos, como señalamos en nuestro informe Directo a tus hormonas: Guía de alimentos disruptores. Residuos de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino en alimentos españoles [2].
Además, una vez aplicados sobre los cultivos, una parte de los plaguicidas permanece en las cosechas y llegan hasta nuestros alimentos, como señalamos en nuestro informe Directo a tus hormonas: Guía de alimentos disruptores. Residuos de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino en alimentos españoles [2].
Ciclo de los plaguicidas en el medio ambiente
El uso de plaguicidas pone en riesgo la calidad de las aguas en las zonas cercanas a los campos de cultivo ya que estos compuestos se transportan a través del agua y la atmósfera (deriva de plaguicidas) y contaminan tanto las aguas superficiales como las subterráneas [3], [4]. Incluso en algunos casos, los insecticidas se aplican directamente sobre las masas de agua (por ejemplo, para controlar las poblaciones de mosquitos). En cuanto a las aguas superficiales, la concentración y el tipo de plaguicidas detectados dependen de varios factores como la estación del año, las propiedades físicas y químicas del compuesto (solubilidad en agua, la persistencia o vida media o la capacidad de retención en el suelo) y otros factores como por ejemplo, la topografía del terreno y la frecuencia de la lluvia. Todos estos factores hacen muy difícil predecir el destino de un plaguicida en el medio acuático y su bioacumulación en general, y mucho más difícil conocer el destino de todos los plaguicidas utilizados en los campos y áreas públicas.
Una vez en el agua, los plaguicidas y sus metabolitos se vuelven biodisponibles para los organismos acuáticos expuestos a través de la piel, agallas y por la alimentación, y dependiendo de su solubilidad, se bioacumulan en sus tejidos. Los organismos expuestos pueden ser consumidos tanto por animales silvestres como por los seres humanos. El fitoplancton contaminado con plaguicidas es una fuente de exposición para invertebrados, peces y otros organismos. A su vez los peces y mariscos contaminados con plaguicidas son una fuente de exposición para mamíferos pequeños, aves y otros animales salvajes además de para los seres humanos. Por lo tanto, el uso de plaguicidas cerca de las aguas superficiales somete a un elevado riesgo al ecosistema acuático, a sus especies y a los organismos que dependen de él.
Hoy en día, existen normas sobre el uso de plaguicidas para proteger la salud de las personas que trabajan en la agricultura así como la de los consumidores y el medio ambiente. La normativa europea sobre plaguicidas (EC 1107/2009 [5]) establece claramente que no deben causar daños al medio ambiente y sus especies. Por otro lado, la Directiva Marco de Agua (DMA) ha identificado como sustancias prioritarias de preocupación [6] 28 plaguicidas, la mayoría de los cuales ya han sido prohibidos debido a su alta toxicidad. Además, la Directiva de Uso Sostenible de Plaguicidas (2009/128/EC [7]) llama a los Estados Miembros a “establecer zonas de amortiguamiento y salvaguarda o setos de plantas a lo largo de las aguas superficiales para reducir la exposición de los cuerpos de agua a la deriva de fumigaciones, el flujo de drenaje y la escorrentía” para evitar la contaminación de aguas superficiales y subterráneas.
Sin embargo, el uso regular de una amplia gama de plaguicidas en la agricultura y la imposibilidad de establecer zonas de amortiguación eficientes y restricciones en su uso ha dado como resultado un aporte continuo de estas sustancias químicas dañinas a las aguas superficiales. El resultado ha sido la toxicidad crónica de los organismos acuáticos y de los organismos que se alimentan de ellos. Niveles bajos de estas sustancias químicas pueden interferir con el sistema hormonal, inmunológico y nervioso generando daños en la reproducción, malformaciones en órganos, disfunción metabólica y enfermedades, con un gran impacto en la vida silvestre [8], [9] y en los seres humanos [10].
En general, los insecticidas y los fungicidas son particularmente peligrosos para la fauna acuática y los herbicidas para las plantas. Aunque también se han observado efectos secundarios de los herbicidas en las especies animales y viceversa. El fitoplancton, las plantas acuáticas y las algas, que son particularmente sensibles a los herbicidas, tienen un papel clave en los ecosistemas acuáticos ya que proporcionan oxígeno disuelto para todas las demás especies [11]. Sin oxígeno disuelto, los peces y otros organismos mueren por asfixia.
La fauna acuática es particularmente sensible a los plaguicidas porque experimentan una exposición crónica. Los peces, por ejemplo, están expuestos a los plaguicidas a través de las branquias, la piel y la boca, y pueden bioacumular estos productos químicos en sus tejidos. Las branquias son órganos muy importantes en los peces, clave para su respiración y funciones de regulación, y la dificultad respiratoria es uno de los primeros síntomas del envenenamiento por plaguicidas. Las ranas también son particularmente sensibles a la contaminación química acuática, ya que pasan su fase embrionaria y la metamorfosis en el agua. De forma similar a las larvas de los peces, después de que los huevos eclosionan, los renacuajos tienen una piel muy delgada que los productos químicos pueden atravesar20. Si estas sustancias químicas interfieren con el sistema hormonal de los embriones, pueden afectar gravemente a la reproducción y al desarrollo, además de generar otros trastornos. Hoy en día se reconoce que varios plaguicidas tóxicos para los óvulos y embriones de peces, anfibios e invertebrados pueden causar “efectos teratogénicos”, malformaciones que afectan a la población de las especies afectadas [12]. Además, una creciente evidencia muestra que las especies de anfibios que viven en regiones de agricultura intensiva manifiestan anomalías en el desarrollo y la reproducción, como extremidades deformadas y falta de diferenciación sexual (intersex) [13]. En peces, anfibios y organismos acuáticos juveniles y adultos, muchos plaguicidas pueden afectar al hígado, un órgano que desempeña funciones vitales como el metabolismo y la desintoxicación de xenobióticos (sustancias químicas extrañas que entran en el organismo), la síntesis de varios componentes del plasma sanguíneo, la liberación de glucosa a la sangre, etc. [14]. Los plaguicidas pueden afectar el sistema inmune de los animales acuáticos haciéndolos más susceptibles a las enfermedades o a la exposición a otros contaminantes. De hecho, varios de los efectos adversos observados en la vida silvestre no pueden atribuirse a la exposición a un solo plaguicida sino a una mezcla de plaguicidas y otras presiones de origen humano. De hecho, se ha detectado que las mezclas de plaguicidas causan efectos adversos a dosis más bajas que los compuestos individuales solos y en muchos casos, las mezclas pueden causar efectos adversos completamente diferentes [15], [16].
Notas:
[1] Bourguet D, Guillemaud T. The Hidden and External Costs of Pesticide Use. In: E. Lichtfouse, editor. Sustainable Agriculture Reviews. Springer Int.
[2] Informe Directo a tus hormonas. Guía de alimentos disruptores. Residuos de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino en los alimentos españoles. Ecologistas en Acción.
[3] Stahlschmidt-Allner P, Allner B, Römbke J, Knacker T. Endocrine disrupters in the aquatic environment. Environ Sci Pollut Res. 1997 4(3):155–62. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19002402
[4] Blakley B, Brousseau P, Fournier M, Voccia I. Immunotoxicity of pesticides: a review. Toxicol Ind Heal. 1999;15(1–2):119–32. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10188195
[5] OJ L 309, 24.11.2009
[7] OJ L 309, 24.11.2009
[8] Kohler H-R, Triebskorn R. Wildlife Ecotoxicology of Pesticides: Can We Track Effects to the Population Level and Beyond? Science . 2013;341(6147):759–65. http://www.sciencemag.org/cgi/doi/10.1126/ science.1237591
[9] Blakley B, Brousseau P, Fournier M, Voccia I. Immunotoxicity of pesticides: a review. Toxicol Ind Heal, 1999, 15:119–32. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10188195
[10] Mnif W, Ibn A, Hassine H, Bouaziz A, Bartegi A, Thomas O, et al. Effect of Endocrine Disruptor Pesticides: A Review. Int J Environ Res Public Heal, 2011;8(8):2265–303. www.mdpi.com/journal/ijerph
[11] Knauer K, Hommen U. Sensitivity, variability, and recovery of functional and structural endpoints of an aquatic community exposed to herbicides. Ecotoxicol Environ Saf, 2012;78:178–83. http://www.ncbi.lm.nih.gov/pubmed/22153306
[12] Hamlin HJ, Guillette LJ. Birth Defects in Wildlife: The Role of Environmental Contaminants as Inducers of Reproductive and Developmental Dysfunction. Syst Biol Reprod Med, 2010;56(2):113–21. http:// www.tandfonline.com/doi/full/10.3109/19396360903244598
[13] Pašková V, Hilscherová K, Bláha L. Teratogenicity and Embryotoxicity in Aquatic Organisms After Pesticide Exposure and the Role of Oxidative Stress. Rev Environ ContamToxicol , 2011 p. 25–61. http:// www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21287390
[14] Mann RM, Hyne R V., Choung CB, Wilson SP. Amphibians and agricultural chemicals: Review of the risks in a complex environment. Environ Pollut, 2009;157(11):2903–27. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19500891
[15] van der Oost R, Beyer J, Vermeulen NP. Fish bioaccumulation and biomarkers in environmental risk assessment: a review. Environ Toxicol Pharmacol [Internet]. 2003;13(2):57–149. http://linkinghub.elsevier. com/retrieve/pii/S1382668902001266
[16] 1. Mann RM, Hyne R V., Choung CB, Wilson SP. Amphibians and agricultural chemicals: Review of the risks in a complex environment. Environ Pollut, 2009;157(11):2903–27. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/19500891
[17] Chaturvedi AK. Toxicological evaluation of mixtures of ten widely used pesticides. J Appl Toxicol, 1993;13(3):183–8. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8326087
Artículo extraído del informe Ríos Hormonados originalmente publicado en la web de Ecologistas en Acción , protegido por licencia CC BY 2.5 ES.
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