lunes, 14 de diciembre de 2015

El desvío del Río Mauri


El desvió de las aguas del río Mauri, una historia de muchos años
Desde el siglo pasado, el gobierno peruano proyecta y construye obras hidráulicas e infraestructura de trasvase de recursos hídricos en la cuenca alta del Mauri para abastecer de agua potable y riego a la ciudad de Tacna. Se prevé una disminución del caudal de este río con impactos directos e indirectos a corto plazo en poblaciones y ecosistemas acuáticos ubicados en el tramo inferior del río Desaguadero en Bolivia.
La cuenca trinacional del Mauri nace en las estribaciones del cerro Llallagua en Perú;  se nutre de los afluentes Chiliculco, Kallapuma, Mamuta, Chiluyo, Caño, Pucarani y Uchusuma en territorio peruano y de los ríos Caquena y Putani en Chile.
El trasvase de ríos compartidos en Perú reducirá entre un 26% y un 77% el caudal de este río internacional de curso sucesivo que ingresa a Bolivia por la Provincia José Manuel Pando del departamento de La Paz (17° 23′ 30″ S, 69° 28′ 30″ W).
Las aguas del Mauri dan vida a miles de personas, agricultores y pastores en 124 kilómetros de recorrido por el altiplano central boliviano hasta desembocar en el río Desaguadero, población de Calacoto (17° 17′ S, 68° 37′ W), y no “se pierden en los salares de Bolivia”, como afirma el PET de Perú. [1]

Historia
En 1867, el gobierno peruano autorizó a Fernando Hugues iniciar la construcción de un canal para transportar 3.000 pies cúbicos de agua por minuto desde el río Uchusuma, afluente del Mauri, hasta la quebrada de Guanacague.
En 1876, Kruger propuso desviar del Mauri 5.000 litros por segundo desde un punto distante a 15 kilómetros de Perú y a 40 de Bolivia para regar el valle de Tacna.
En 1913, el canciller chileno Agustín Edwards encomendó a un grupo de ingenieros que analice el proyecto de Kruger, aprobado por la Compañía Industrial Azucarera de Tacna; y en 1914 el gobierno chileno solicitó autorización legislativa para emitir tres millones de pesos en bonos del Estado para financiar las obras.
En 1919, el gobierno chileno autorizó a la Compañía Industrial y Azucarera de Tacna desviar aguas del Mauri con el fin de cultivar más de 3.000 hectáreas de caña de azúcar, algodón y legumbres.
Entre 1920 y 1921, Chile intentó justificar el desvío unilateral de los caudales en el marco del denominado “Plan Tacna”, el cual perjudicaba a una población aproximada de (312 habitantes) de cinco comunidades y 24 estancias en los cantones bolivianos de Charaña, Avaroa, General Pérez, Camacho y Calacoto.
En 1921, el gobierno boliviano objetó el desvío de las aguas del Mauri alegando que la utilización de un río de curso sucesivo no debe perjudicar a los propietarios del curso inferior. “Tesis de 1921”
En 1950, Perú desvió todo el caudal de la subcuenca del río Uchusuma en época de estiaje hasta un máximo de 1.00m3/s; y en 1960 comenzó a construir (canales, pozos…) en la subcuenca del río Kallapuma, sin consentimiento de Bolivia.
El 29 de diciembre de 1961, la Embajada de Perú comunicó a la Cancillería de Bolivia que el Parlamento peruano analizaba un proyecto de Ley que facultaba al Ejecutivo contratar firmas japonesas para planificar “obras hidroeléctricas y de irrigación” en el departamento de Tacna utilizando aguas del Mauri.
El 9 de febrero de 1962, la Cancillería de Bolivia respondió a Perú reiterando la reserva formulada en 1921: El “Gobierno boliviano se anticipa en expresar al ilustrado gobierno del Perú, que en forma invariable, ha sostenido, primero que la utilización de las aguas de un río sucesivo no debe perjudicar a las intereses de los propietarios del curso inferior y, segundo, que el caudal de un río internacional no debe ser alterado trasladando aguas de la cuenca geográfica que es la usufructuaria y acreedora natural de dicho recurso, hacia otra cuenca geográfica diferente”.
A fines de 1961 la Embajada peruana se comprometió a informar a Bolivia antes de iniciar obras, en cumplimiento de la Declaración de Montevideo de 1933, pero continuó construyendo casi en secreto infraestructura para trasvasar 20m3/ de agua de la subcuenca del río Kallapuma al canal Uchusuma, cuyo caudal trasvasado promedio ascendió a 0.70m3/s, con variaciones de entre 0.50m3/s y 1.00m3/s.
Entre 1970 y 1995 se perforaron 13 pozos tubulares de entre 40m y 70m para extraer aguas subterráneas en el acuífero de El Ayro, ubicado en la subcuenca del río Uchusuma.
Desde 1993 se ejecuta el proyecto Vilavilani a fin de solucionar la escasez de agua en Tacna. La obra más importante del proyecto es el canal Calachaca – Chuapalca – Patapujo, que desviará aguas del Mauri hasta la quebrada de Vilavilani, recibiendo en su recorrido los aportes de los caudales de las presas Chuapalca y Ancomarca (11,98 Hm3); de los pozos de las pampas del Ayro, y los recursos de la presa Casiri. El canal Calachaca – Huaylillas Sur tiene una longitud de 143 km.
En 1994, el gobierno peruano concluyó el túnel de Kovire ubicado en las nacientes del cauce principal del Mauri, que trasvasa un caudal promedio anual de entre 1 y 5 m3/s en época de lluvias y menos de 0.10 m3/s en estiaje. El objetivo es incrementar los recursos de la laguna Aricota, ubicada en la cuenca del río Locumba del departamento de Tacna.
Se encuentra en ejecución un nuevo canal de 45 km. de longitud para captar 2.30m3/s adicionales del río Mauri antes de su ingreso a territorio boliviano, y trasportarlos hasta el canal Uchusuma de 40 km. de longitud y con una capacidad de 3.50m30/s.

Impactos del desvío del río Mauri
La cuenca del Mauri y sus afluentes, los ríos Caquena, Villca Palca, Putiri, Sopocachi, Achuta o Chico, Cusi-cusini, Berenguela y Challuyo, recargan hábitats acuáticos y acuíferos, mantienen alrededor de 2,372 hectáreas de bofedales que generan 2.48 m3/s de agua, y alimentan el lago Poopó, el cuerpo de agua más importante del Altiplano central declarado sitio RAMSAR.
Ya se percibe una disminución del caudal del río Mauri, de sus afluentes y del río Desaguadero; el deterioro de la calidad del agua de los ríos Mauri y Caquena; y la pérdida o deterioro de ecosistemas acuáticos, en particular humedales.
Los pozos perforados en El Ayro habrían secado al menos 600 hectáreas de bofedales en territorio boliviano, en tanto que el trasvase del río Uchusuma provocó la desaparición de 800 hectáreas de bofedales cerca de Charaña.
La magnitud de la disminución del caudal del Mauri y de varios afluentes de curso compartido varía según el río o cuerpo de agua, el escenario y el lugar.
Se prevé que el cauce del Mauri disminuirá entre un 26% y 77% durante la estación de lluvias y en años húmedos, y prácticamente se secaría en la estación de estiaje en años secos. Se reduciría en un 90% el caudal del río Caño; 33% el río Caquena, y hasta 73% el caudal del río Ancomarca.
La reducción del caudal del Mauri incidirá de forma negativa en los ciclos biológicos de la fauna acuática (Béntica, peces y otros), la flora (plancton, cochayuyo y otros), y sobre el resto de la cadena trófica (aves, vicuñas, peces etc.).
A menor contenido de humedad en suelos de bofedales, suelos de cultivo y praderas nativas, disminución de la fertilidad natural, degradación, salinización, sodificación, erosión, etc. A menor humedad relativa en el ambiente, menos lluvias y mayor incidencia de heladas.
Caerá la producción y la calidad de los alimentos (papa, haba, quinua, etc.) y forrajes nativos e introducidos (alfalfa, triticale y otros), y aumentará la presión sobre pasturas en zonas no afectadas.
El desvío del río en Kovire en Perú aumentó de forma considerable la contaminación de las aguas con boro (30mg/l) y arsénico (5mg/l). El problema puede agravarse con la elevación de la concentración de sales, boro y arsénico en las aguas del Mauri. [2]
Es previsible la acumulación de arsénico, boro, antimonio, plomo, sales y otros elementos tóxicos en suelos de bofedales y de cultivo, en organismos acuáticos, forrajes y productos alimenticios.
No se descartan problemas de toxicidad y enfermedades humanas por consumo de agua y alimentos de origen vegetal y animal, y también enfermedades de animales domésticos y silvestres, ganado camélido, ovino, vacuno y otros  por consumo de agua y forraje contaminados.
Se temen graves daños socioeconómicos: Menor producción, menores ingresos, incremento de conflictos, migración y pérdida de identidad y de lazos familiares.

Justicia internacional
A falta de una legislación supranacional que tipifique crímenes ecológicos internacionales, la Corte Internacional de Justicia de La Haya dirime controversias de orden jurídico entre Estados y emite opiniones consultivas respecto a conflictos relacionados con el medio ambiente aplicando el derecho consuetudinario.
Dos normas básicas de buena vecindad y cooperación internacional reconocidas por la civilización moderna son “usa tus bienes de forma que no causes daños a los bienes ajenos” (sic utere tuo ut alienum non laedas), y “asume la responsabilidad de indemnizar a las víctimas de la contaminación y de otros daños causados al medio ambiente”.
“Los Estados deberán cooperar de manera (…) más decidida en la elaboración de nuevas leyes internacionales sobre responsabilidad e indemnización por los efectos adversos de los daños ambientales causados por las actividades realizadas dentro de su jurisdicción”, establece el Principio 13 de la Declaración de Río.
“El Estado responsable del hecho internacionalmente ilícito está obligado a ponerle fin, si ese hecho continúa; a ofrecer seguridades y garantías adecuadas de no repetición, si las circunstancias lo exigen; (…) y a reparar íntegramente el perjuicio causado por el hecho internacionalmente ilícito”. (Arts. 30 y 31 A/RES/56/89)
Estas normas de convivencia internacional podrían guiar los debates de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT), encargada de todo lo relacionado con el sistema TDPS (Lago Titicaca, Río Desaguadero, Lago Poopó y Salares), incluido el río Mauri y sus afluentes, y de la Comisión Técnica Binacional conformada el 9 y 10 de febrero de 2003. [3]
El Estado peruano tiene el derecho soberano a aprovechar sus recursos según sus propias políticas ambientales y de desarrollo; pero también es responsable de velar porque las actividades que realice en su jurisdicción no causen daños al medio ambiente de otros Estados.
Una vez cuantificado el caudal original en el área de las obras construidas por Perú, determinado el monto máximo que pudiera utilizarse para garantizar un caudal adecuado para Bolivia y evaluadas las posibles repercusiones.
Resolver la disputa por el Mauri en función a la “equidad”, uno de los principios fundamentales del derecho consuetudinario reconocido por las naciones civilizadas.
Perú puede aprovechar el 50 por ciento de las aguas del río Mauri, pero está obligado a dejar que el resto del caudal siga su curso.

[1] Sesión ordinaria del Consejo Regional del Gobierno Regional de Tacna, 20 diciembre 2005.
[2] El incremento promedio será de un 200 a 300% y será aún más marcado en la época de estiaje y en años secos, donde podría superar el 400%. Aún cuando la concentración de esos elementos tóxicos es naturalmente alta en los ríos de la cuenca, el fuerte incremento atribuible a los proyectos de trasvase podría provocar otros impactos socioambientales.

[3] Compuesta inicialmente por Fernando Urquidi Barrau (Academia Nacional de Ciencias), Luís Jordán Daza (Universidad Mayor de San Andrés), Luís Miguel Carrasco Nattes (Sociedad de Ingenieros de Bolivia), Faleg Valdéz (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto) y Freddy Tenorio Poma (Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación (Bolivia) y Justo Sarmiento Sufra (Proyecto Especial Tacna), Corpus Manrique Nuñez (Proyecto Especial Tacna), Jesús Vidal Cano (Dirección General de Salud Ambiental, Ministerio de Salud), Armando Ludefia López (Ministerio de Relaciones Exteriores), y Amilcar Gaita (Perú).
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