miércoles, 10 de julio de 2013

HIDROELÉCTRICAS: BRASIL NO DA TREGUA, AHORA ALISTA HABILITAR REPRESA DE JIRAÚ


En agosto o septiembre se desvía el río Madera y se da vía libre a la megarepresa ubicada a 84 kilómetros de la frontera amazónica de Bolivia. Los impactos sobre la Amazonía y la región oriental del país serán enormes, advierten especialistas
Plataformaenergetica.org (La Paz, 08/07/11).- Tras desviar a principios de semana el río Madera y poner a punto las operaciones de la hidroeléctrica de San Antonio, el gobierno brasileño se alista para actuar en uno o dos meses de la misma manera para abrir paso a la represa de jiraú. Con ello, Brasil habrá levantado dos gigantescas represas en la Amazonía, un sueño largamente acariciado en sus expansivos planes desarrollistas y una virtual pesadilla para pueblos indígenas, ambientalistas y pobladores de la región fronteriza boliviano – brasileña.
La decisión de impulsar este año la hidroeléctrica de Jiraú fue hecha pública por la transnacional GDF Suez, socia mayoritaria del colosal emprendimiento energético que sustentará en gran parte la demanda de energía de las dinámicas y expansivas empresas asentadas en Brasil.
“La desviación del río para el proyecto hidroeléctrico brasileño de 3,75 GW Jirau se realizará conforme al cronograma en agosto o septiembre de este año, señaló en una presentación la eléctrica brasileña Tractebel, división del grupo energético franco-belga GDF Suez”, informó en su más reciente edición la publicación BNamericas.
GDF Suez posee un 50,1% del proyecto. Jiraú se construye en el río Madera, en el estado de Rondonia, norte de Brasil y en el proyecto se invertirán 7.500 millones de dólares. Hasta ahora, se han inyectado casi 3.000 millones de dólares a la planta. Jiraú debiera entrar en servicio en septiembre del 2012. Este año la construcción sufrió un retraso por conflictos entre trabajadores y el consorcio encargado del proyecto, reseña el informe económico especializado.
A principios de semana, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, accionó las máquinas para desviar el río Madera, en la frontera con Bolivia, como parte de los últimos ajustes para la entrada en vigor a fin de año de la central hidroeléctrica San Antonio, en el estado occidental de Rondonia.
“Éste es un momento histórico porque estamos viendo concretarse el proyecto de más importancia estratégica para el crecimiento igualitario del país”, dijo Rousseff, dejando así, en los hechos, sin respuesta ni atención las demandas y temores del gobierno boliviano que considera que esas dos represas brasileñas ocasionarán graves e irreparables daños ambientales, económicos y sociales en la amazonía boliviana (verhttp://www.plataformaenergetica.org/content/2910).
El gobierno boliviano, según reseña ese informe de la Plataforma, teme que con la instalación unilateral de las represas de San Antonio y Jiraú existan inundación de bosques y áreas agrícolas, pérdida de vegetación, erosión de suelos, disminución y/o extinción de especies acuáticas y afectación a ecosistemas, pérdidas económicas para las poblaciones del noroeste boliviano, daños en la base alimentaria de estas poblaciones, aumento de casos de enfermedades tropicales, inviabilidad técnica y económica de pequeños proyectos hidroeléctricos bolivianos, conflictos sociales, migración de las poblaciones indígenas y campesinas.
GRANDES IMPACTOS SOCIOAMBIENTALES
“Los estudios confirman que la represa de Jiraú se llenará de sedimientos y provocará que se desborde hacia la selva boliviana”, complementa el especialista Edmundo Fayanás Escuer, en una nota difundida por Ecoportal.
“En el río Madera, uno de los principales afluentes del Amazonas, se están construyendo dos grandes presas: Jiraú y San Antonio. Estas están situadas en la región occidental del Amazonas y tiene un coste de 15.000 millones de dólares. Sus obras comenzaron en 2008 y se prevé que la presa de San Antonio comience a funcionar en 2011 y la de Jiraú en 2012. Entre las multinacionales europeas que participan está la francesa GDF Suez y el Banco de Santander”.
“Estos proyectos tienen por finalidad represar los principales afluentes del Amazonas, para obtener un gran beneficio privado. Este hecho causa cambios dramáticos en la ecología de los ríos, afectando a miles de personas. Cada presa tiene una capacidad productiva de energía de 6.540 MW”.
“Un factor importante en el río Madera, es que, lleva una carga extremadamente importante de sedimentos, transportando millones de toneladas de barro, cañas, arena que proviene de las laderas de los Andes. Los estudios confirman que la presa de Jiraú se llenará de sedimentos y que provocará que se desborde hacia la selva boliviana. Al retener estos sedimentos, tras los muros de ambas presas, hará que el río Madera corriente abajo carezca de los nutrientes que hoy fertilizan las tierras agrícolas que contribuyen a la gran biodiversidad de la zona. Al mismo tiempo, toda esta acumulación de ricos sedimentos, lo que provoca es la putrefacción de las aguas retenidas en la presa”, advierte Fayanás.
** Este es un servicio de la Plataforma de Política Energética, un espacio permanente, plural y abierto a todos, para compartir información, generar conocimiento y promover el debate público sobre los temas fundamentales del sector energético (www.plataformaenergetica.org)



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