La Prensa
La Paz - Bolivia, Estado Plurinacional de
04 de marzo de 2005
Brasilia / AP
El Congreso aprobó un proyecto de ley que permite tanto la producción y comercialización de transgénicos como investigaciones con células troncales embrionarias.
En votaciones separadas, los artículos sobre productos transgénicos fueron aprobados por 352 votos a favor, 60 en contra y una abstención de los diputados participantes en el debate.
El único y más polémico de los 42 artículos del proyecto de ley —permitir o no las investigaciones con células troncales embrionarias— recibió la aprobación de 366 legisladores y el rechazo de 59, con tres abstenciones. La votación congregó al mayor número de diputados debido a lo polémico del asunto.
Las normas internas de la Cámara de Diputados permiten esas votaciones separadas sobre asuntos de un proyecto, así como la entrada y salida de legisladores del hemiciclo—integrada en total por 513 parlamentarios— para participar en una u otra votación.
A pesar de lo polémico de los dos asuntos del texto —con críticas de grupos ambientalistas sobre productos transgénicos y de representantes de la Iglesia sobre el impacto de las investigaciones con células de embriones— el debate se concentró en un tema: si manipular embriones significa o no matar a un ser viviente. Medio centenar de personas, algunas de ellas en sillas de ruedas, así como reconocidos científicos, rompieron en aplausos cuando la secretaria de la Cámara anunció la aprobación. Tales grupos presionaron por la aprobación de las investigaciones con las células troncales o madres, aquellas que tienen la capacidad de transformarse en otro tipo de células, incluyendo las del cerebro, corazón y huesos. Muchos científicos creen que las investigaciones con las células troncales servirán en el futuro para tratar una serie de enfermedades como diabetes y Parkinson.
Grupos ambientalistas se opusieron a la sección que se refiere a los cultivos modificados por vía genética porque les preocupa el impacto sobre la salud y el medio ambiente. Pero muchos investigadores y productores agrícolas señalan que esos cultivos no son necesariamente peligrosos.
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