El Diario www.eldiario.net/ La Paz - Bolivia, Estado Plurinacional de 07 de enero de 2009 El Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestal (Inief) realizó un estudio que demuestra que las próximas generaciones de seres humanos sentirán recién los efectos de los productos agrícolas transgénicos. La modificación genética se presenta actualmente en la producción de soya, mientras que el uso de hormonas se registra en la crianza de aves y la ganadería. El director de investigación de esa entidad, Celso Ayala, recordó que el empleo de transgénicos se remonta al lanzamiento del Decreto Supremo 28225, del 1 de julio de 2005. La norma autoriza la producción, procesamiento, comercialización interna y externa de semillas de soya genéticamente modificada (soya roundup ready o RR) resistente a glifosato y sus derivados. El glifosato es un herbicida que elimina a todo vegetal no deseado, desde pastizales anuales y perennes, además de yerbas de hoja ancha y de especies leñosas. El experto mencionó que hay algunos estudios respecto a los problemas que genera esa sustancia en el organismo humano, como males gastrointestinales, daños al sistema nerviosos central, problemas respiratorios y la destrucción de los glóbulos rojos. De acuerdo con Ayala, el Inief es una entidad miembro del Comité Nacional de Bioseguridad que ingresó en funcionamiento hace un mes, con la misión de realizar controles de carácter técnico y científico respecto a la solicitud de importación y producción de algunos productos agrícolas o vegetales. En marzo de la gestión 2008, el Gobierno recibió la solicitud de una empresa importadora para efectuar experimentos con semilla de soya, proceso que llamó la atención porque en abril se contaba con la autorización para su introducción. En esos casos la experimentación o período de prueba es insuficiente con relación a algunos resultados o efectos que deben ser determinados para su autorización final. Según Ayala, el Inief es la única institución que autoriza o rechaza el ingreso de transgénicos. “Estamos para realizar controles sobre qué productos genéticamente modificados pueden o no ingresar al país, porque somos una región de origen que tiene una variedad de productos que estarían en riesgo de ser modificados y con el tiempo ser perdidos para siempre. El cambio genético implica que se rescata un gen animal o vegetal para incluir en otro ser que le reporte algún atributo adicional”, explicó. Con respecto al empleo de las hormonas, mencionó que en Bolivia se incluye la dotación de esas sustancias para la crianza de pollos y hasta ganado, cuyos efectos aún no han sido determinados puesto que como en el caso de los transgénicos se tendrá recién efectos en las próximas generaciones. |
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