La Prensa , 16/05/2010
Opinión , Iván Arias Durán , S5.5
El andinocentrismo en actual vigencia sigue las prácticas utilitario/despreciativas del Incario, la Colonia y la República con relación a los pobladores de tierras bajas a quienes consideraban como puchu jaques (desperdicio humano), salvajes y neófitos. Tal es así que pareciera que la Pachamama sólo existiera en las alturas andinas y a la que se debe idolatrar, mientras que en las selvas tropicales habitarían dioses menores cuyos dominios deben ser poseídos por los representantes de la cultura mayor y superior. Los pueblos indígenas de tierras bajas están preparando para este 20 de mayo una marcha hasta la ciudad de La Paz, similar a la de 1990 en la que con Dignidad le dijeron a Bolivia: ¡Existimos, somos una realidad!!! Ahora, igual que entonces, reclaman que el Gobierno los respete y cumpla sus promesas. El Estado empresario que se está construyendo no respeta la consulta a los pueblos indígenas y atropella sus territorios como lo hacen los madereros y cocaleros. El reinante nacional/etnicismo, a nombre del Estado, se cree con el derecho de violar todos los espacios ya sean comunitarios o privados, bajo el pretexto que ahora ya no son las empresas transnacionales sino el Estado Nacional el dueño de todo y ¡ay! de aquel que se oponga al "vivir bien" y a la religión telu/cósmica de la coca. El presidente Evo, (julio, 2009), denunció que las ONG "usan algunos dirigentes para oponerse y no facilitan las licencias ambientales para que haya más pozos y más petróleo, de qué, entonces, Bolivia va a vivir, si algunas ONG dicen Amazonía sin petróleo
Están diciendo, en otras palabras, que el pueblo boliviano no tenga plata, que no haya IDH, que no haya regalías, pero también van diciendo que no haya (el Bono) Juancito Pinto, ni la Renta Dignidad, ni el Bono Juana Azurduy". Hoy, utilizando argumentos capitalistas, desarrollistas y extractivistas, tan vilipendiados en la cumbre climática de Cochabamba, el Gobierno está procediendo a construir la carretera Villa Tunari-San Ignacio, que pasa por el núcleo del TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure), donde, en 1.091.000 hectáreas, viven 64 comunidades de moxeños, yuracarés y chimanes. Adolfo Moye, representante indígena, dijo: "La carretera es una amenaza para el territorio, para la preservación de los recursos naturales. Se van a deforestar 1.500 hectáreas de árboles. Afectará a las nacientes de varios ríos, a la flora y la fauna; hay riesgo de que las comunidades puedan desaparecer. Nosotros no creemos que con esa carretera llegará el desarrollo, porque ni siquiera el Gobierno (de Evo Morales) ejecutó un proyecto de desarrollo social en el TIPNIS en los últimos cuatro años". En el TIPNIS, aproximadamente a cinco kilómetros dentro de la línea de límite, se encuentran colonizadores que ya depredaron el bosque para las plantaciones de hoja de coca, que, según los indígenas, es destinada al narcotráfico. En septiembre del año pasado, ni bien se anunció que ya se tenía todo el financiamiento para la carretera, se produjo otra invasión del TIPNIS por parte de colonos, quienes se enfrentaron con los indígenas. El saldo de la pelea fue de tres heridos y un fallecido. Pero nada detendrá los objetivos del Gobierno del cambio y por ello ha suscrito un contrato "llave en mano" que ya definió el largo del camino y que, por cuestiones presupuestarias, no permitirá alternativas que tomen en cuenta la elevada fragilidad de la zona, impidiendo contar con un diseño final de la obra, que sea resultado de un estudio estratégico participativo e integrado, que respete las normas constitucionales. Ciudadano de la Rep. de Bolivia
madalbo@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario