Ubicamos con frecuencia el nacimiento del movimiento ecologista en los anõs 1960-1970. Sin embargo, hace falta volver un poco más atrás en el pasado para entender los cambios paulatinos de mentalidad, así como los movimientos y estructuras correspondentes, que estuvieron en el origen de la Ecología política.
Un primer enfoque conservacionista
El concepto de protección de la naturaleza nace en la segunda mitad del siglo XIX, aunque hacía referencia sobre todo a valores estéticos. No es de extrañar que las primeras huellas del ecologismo se puedan encontrar en Inglaterra, donde la explotación abusiva de la naturaleza por la incipiente industrialización crearon un espacio favorable al desarrollo de las ciencias naturales. Aparecen entonces organizaciones potentes de protección de las aves y poco a poco van consolidando un movimiento internacional para la convervación de la flora y fauna. Aunque la primera guerra mundial interrumpirá esta dinámica, en 1914 se instaura en Suiza el primer parque nacional de Europa.
La segunda guerra mundial transforma los valores y actitudes hacia las relaciones internacionales, que a su vez modifican profundamente las orientaciones para la protección del medioambiente. El 5 de octubre de 1948, tras 50 años de lucha, se crea la Unión Internacional por la Protección de la Naturaleza (UIPN). 15 años más tarde se funda el WWF a partir de la UIPN, en un principio para financiarla aunque seguirá rápidamente sus propias metas. Con el Plan Marshall, el fin de la segunda guerra mundial marca también un esfuerzo mundial sin precedentes con el fin de dominar los recursos naturales mundiales al servicio del “progreso”, tanto en el bloque capitalista como comunista.
Inflexión de los años 1960 y ampliación de las reivindicaciones
La “protección de la naturaleza” fue en un principio sobre todo una cruzada moral que se centraba en la estética y la conservación del entorno natural y de la vida salvaje. A partir de 1960, el ecologismo incipiente opera un cambio profundo para centrarse en el entorno humano con un tema nuevo: la supervivencia de la especie humana. A diferencia del movimiento conservacionista, el término “supervivencia” introduce el sentido de sentimiento de crisis, urgencia y concepción del ser humano en la biosfera. Emerge la noción de catástrofe ecológica en el seno de la contra-cultura subversiva que critica el crecimiento económico, la sociedad de consumo y anuncia una crisis de civilización.
La influencia de nuevos movimientos sociales lleva a la ampliación de la reivindicaciones hacia también la defensa de los consumidores y salud pública, la responsabilidad científica, el pacifismo y no-violencia, la renovación política y la democracia participativa. Se suman también los movimientos por la autonomía, donde los militantes redescubren el mundo rural, vinculando las palabras ecologismo y comunidad, iniciando un retorno a la Tierra, así como a la práctica de la agricultura biológica y técnicas alternativas.
Más allá, el año 1968 marca un punto de inflexión en la lucha social y ecologista. En diferentes partes del planeta, las revueltas juveniles ven converger en movimientos medioambientalistas, pacifistas, feministas, culturales, libertarios o autonomistas en contra de la cultura del progreso ilimitado, consumista, jerárquico y patriarcal. Mientras surge la represión, especialmente sangrienta en México o Praga, y mientras el movimiento obrero desconoce estas revueltas, esta “revolución mundial” marca una ruptura profunda con los movimientos de viejas izquierdas y el surgimiento de nuevas aspiraciones transformadoras.
Una propagación mundial del ecologismo
En 1972, y gracias a nuevos conocimientos científicos, se publica el primer informe del Club de Roma que prevé el colapso del sistema mundial debido a los “límites del crecimiento”. La crítica del dogma del crecimiento provoca un escándalo tanto en el seno de la izquierda como de la derecha, considerando el informe como una herejía contra el “progreso”. Sin embargo, este informe viene alimentado la gran Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medioambiente de Estocolmo de junio de 1972 que permitirá la creación del Programa de las Naciones Unidas por el Medioambiente (PNUM – UNEP en inglés).
La conciencia ecológica se reforzará aún más tras el primer choque petrolero de octubre de 1973 que pone en evidencia la feroz dependencia de los países “desarrollados” al oro negro. Por vez primera, se ponen en marcha planes energéticos para ahorrar energía y diversificar las fuentes de energía. Por desgracia, una vez superado el choque, los planes pasarán poco a poco al olvido.
El movimiento ecologista se radicaliza buscando un nuevo estilo de vida y alternativas globales a la sociedad industrial. Los conocimientos se profundizan y la conciencia colectiva está lista para sacar a la luz un pensamiento crítico, global y transformador: la ecología política.
Continuará…
(1) Más de 200 tormentas de polvo tuvieron lugar en las Grandes Llanuras. Algunas llegaron a ocultar la luz solar y a provocar la creación de taludes de 6m de altura.
(2) Rachel Carson publica en 1962 el libro “Primavera silenciosa” sobre el uso de los pesticidas. La autora es considerada como una de las fundadoras de la Ecología política.
(3) En particular, el naufragio del Torrey Canyon en marzo de 1967, la marea negra de Santa Barbara en California en enero de 1969 y la enfermedad de Minamata debida a la contaminación con mercurio en Japón
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