Carlos Etkin *
Hemos ensayado en los últimos años, infinidad de términos con el propósito de dar un marco de referencia conceptual que nos ayude a poner orden en el caos.
Sustentabilidad, Bioarquitectura, Arqui-tectura Orgánica, Progresiva, Autóctona, Viable, Vernácula, Tecnologías Blandas, Apropiables, Holísticas, Ecológicas.
Sin duda un intento serio y sensible, pero no ha pasado nunca del plano teórico y que solo ha servido para engordar nuestra erudición, pero no nuestro conocimiento como motor para la acción. A estas alturas luce como necesario aventar la confusión y la retórica vacía.
¿Por qué no proponernos una Arquitectura simplemente sensata? ¿Cuáles serian sus características? Permítaseme esbozar algunas ideas.
1. Utilización de materiales naturales;
2. Tecnología aprehensible;
3. Compromiso del usuario;
4. Fuentes alternas de energías;
5. Desalinear el proceso creativo.
1. Con respecto a los materiales para construir habría mucho que decir. El modo de hacerlo convencional o en uso, implica la utilización de componentes industriales como el acero, el cemento, el aluminio, los plásticos, el cinc, entre otros de alto valor agregado, que no puede procesarse al pie de la obra y que necesitan hacerse llegar al lugar. El flete se convierte así en un agregado parásito al costo final de incidencia cada vez más alto. Se da, el caso extremo de tener que pagar Bs.5, para hacer llegar al sitio de construcción un componente que cuesta Bs.1 (o sea la relación costo/flete es de 1 a 5). Por lo demás, el aprovechamiento de materiales locales generan armonía natural con el medio ambiente: La madera, las diversas pajas como la maciega, la hoja de caña de azúcar, la fibra de coco, el fique, las resinas naturales del onoto, guácimo, tuna, el pergamino del café, el tamo del arroz, el bejuco colorado o de amarrar, la guadua, la tierra, la piedra entre otros.
2. No puede haber solución al problema de la vivienda en el país, utilizando tecnologías sofisticadas que no sean apropiables por el usuario de manera fácil y económica. Concibiendo una manera de construir adecuada y brindando un entrenamiento eficaz en los aspectos técnico, social, administrativo y financiero, el usuario puede convertirse en hacedor de su vivienda ahorrando de esta forma la incidencia de la mano de obra en el costo total de la construcción. De esta manera sembraremos la semilla de microempresas constructoras y manufactureras de componentes para la construcción (adobes, carpintería), adquiriendo destrezas así como valiosos conocimientos que puedan ser multiplicados.
3. En Venezuela, el déficit de viviendas acumulado es del orden de las 2.500.000 unidades. Si multiplicamos esta cifra por 100 M2 por vivienda y por Bs. 200.000, por M2 ejecutado, que es el costo actual promedio para la forma convencional de construir, llegamos a la astronómica suma de 80 mil millones de dólares. Inversión imposible de hacer en veinte años.
Aquí es donde el trabajo fecundo del usuario, asistido por una tecnología blanda cobra un sentido fundamental. Hay en Venezuela ejemplos valiosos que muestran la factibilidad de este modo de trabajar, rescatando la noble institución de la cayapa, el convite, la mano e vuelta heredada del indio como actitud solidaria imprescindible para resolver el problema. (1). Una arquitectura sensata, debe necesariamente insertarse en un modo de vida sensato en el que todos los aspectos del quehacer del ser humano estén vinculados en plan totalizador, global, holístico de desarrollo sostenido y coherente.
4. En China, país con las reservas petroleras más importante del planeta, funcionan en la actualidad más de 7 millones de biodigestores a escala de la explotación en pequeñas fincas, que generan gas metano para el consumo cotidiano de la familia , cubriendo sus necesidades de cocción de alimentos e iluminación y puesta en marcha de un motor de combustión interna de 3HP. Todo esto gracias al reciclaje del estiércol de sus animales de granjas, restos de cosechas y estabilizados de las aguas cloacales que se producen.
Un caso notable de sensatez y previsión que merece ser estudiada (2).
Sin ir tan lejos, en Colombia y a raíz de un convenio con el Gobierno de Alemania (3), existe un plan piloto de construcción de biodigestores desde el año 1987. En el tercer mundo, países como la India han desarrollado y aplican esta tecnología desde mediados del Siglo XX (4).
Nosotros, ¿ A qué mundo pertenecemos que seguimos quemando petróleo para producir energía eléctrica, que conducida por guayas de un largo infinito nos permite calentar el agua para ducharnos?
El sol, el viento, las corrientes de agua, los desechos cloacales y cosechas, se convierten así en fuentes alternas de energía no contaminantes ni depredadoras de los recursos que tenemos a la mano.
Su utilización es de un impacto económico formidable, apuntando a la autosuficiencia y autonomía del productor agropecuario, así como a comunidades enteras (5).
Así el digestor como otras energías alternas se convierten en punta de lanza de una estrategia de desarrollo coherente y sensata. Reemplazaríamos el torpe concepto de: “Desarrollos Habitacionales”, por el de Asentamientos Humanos de vida y producción fecunda, donde la convivencia armoniosa y la actitud solidaria fueran parte indisoluble del modo de vida.
En próximos números hablaremos con detalle y profundidad de cada una de estas.
5. El Arquitecto, en el ejercicio de su profesión se ha visto obligado por la masificación a convertir al destinatario final de su trabajo creativo, en una suma de estadísticas o tendencias y promediar conductas, en vez de responder artesanal y amorosamente a las necesidades del ser humano concreto. Esto constituye sin duda el origen de un sentimiento de alienación e insatisfacción.
El Médico, por ejemplo, no tiene esa desgracia, puesto que a pesar de la masificación ha mantenido un contacto directo con el paciente a quien revisa, diagnostica y medica de una manera personalizada. Dependerá de su sensibilidad, el sanarlo o no, pero no puede alegar que lo desconoce.
Algunas ciencias como la antropología, la psicología, la sociología, han venido a dar una mano fraterna al desvalido arquitecto, arrojando algo de luz sobre su confusión. No obstante la alienación subsiste. El usuario sigue siendo un ser anónimo y desconocido para el encargado de concebir los lugares en los que aquel deberá hacer sus pasantías en los planos temporal y espacial. Es evidente que esta manera sólo conduce a la frustración y al desánimo de ambas partes. Antiguamente era la familia destinataria de la vivienda, que no sólo la construía si no que la proyectaba de acuerdo a sus necesidades reales.
Debemos tender por todos los medios a rescatar este vínculo entre el usuario y el hábitat que habrá de ser su hogar involucrándolo en el proceso de ejecución así como en la concepción de la vivienda, puesto que nadie como el mismo conoce sus sueños.
En este escenario nuevo de relación, el arquitecto tendría el importante rol de orientador, asesor y facilitador del proceso. Quebrar el anonimato es acercarse a la realidad. Devolver a la familia el conocimiento usurpado es un acto de justicia. Poner la estructura del estado al servicio del ciudadano es un acto de amor.
Referencias:
1) El programa del estado Portuguesa con Fundahabitat y las Asoavi ( Asociaciones Autogestionarias de Viviendas).
2) “ A Chinese Biogas Manual”. Inmediate Tecnology Publications.Ltd 9 King Street, Londres, WC2E, 8HN. 3) Convenios CVC (Corporación Autónoma Regional del Cauca) y GTZ (Deutsche Gesellshaft fuer Technische Zusammenarbeit).
4) Existen en la India 70 mil biodigestores funcionando.
5) El caso de Algerias en España donde una extensa región consume energía eléctrica producida por generadores eólicos.
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