Traductor: Luis Lluna Reig
Exclusivo: El planeta se encamina a un calentamiento de al menos 2,5°C con resultados desastrosos para la humanidad, según una encuesta realizada a cientos de científicos
«Sin esperanza y rotos»: por qué los principales científicos del clima del mundo están desesperados
Cientos de los principales científicos del clima del mundo esperan que las temperaturas globales aumenten este siglo al menos 2,5i°C (4,5i°F) por encima de los niveles preindustriales, superando los objetivos acordados internacionalmente y causando consecuencias catastróficas para la humanidad y el planeta, según ha revelado una encuesta exclusiva de The Guardian.
Casi el 80% de los encuestados, todos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), prevén al menos 2,5 °C de calentamiento global, mientras que casi la mitad anticipa al menos 3i°C (5,4i°F). Solo el 6% cree que se cumplirá el límite acordado internacionalmente de 1,5 °C (2,7 °F).
Muchos de los científicos vislumbran un futuro «semidistópico», con hambrunas, conflictos y migraciones masivas, impulsados por olas de calor, incendios forestales, inundaciones y tormentas de una intensidad y frecuencia muy superiores a las que ya se han producido.
Numerosos expertos dijeron que se habían sentido desesperanzados, enfurecidos y asustados por la falta de acción de los gobiernos a pesar de la clara evidencia científica presentada.
«Creo que estamos abocados a un gran trastorno social en los próximos cinco años», dijo Gretta Pecl, de la Universidad de Tasmania. «[Las autoridades] se verán desbordadas por un evento extremo tras otro, la producción de alimentos se verá afectada. No podría sentir mayor desesperación ante el futuro».
¿A cuánto llegará el calentamiento global?
¿A cuánto cree que aumentará la temperatura media mundial de aquí a 2100?
Recuento de respuestas dadas por los expertos en clima del IPCC
El 77% de los climatólogos espera un aumento de al menos 2,5 oC
Pero muchos afirmaron que la lucha climática debe continuar, por mucho que aumente la temperatura global, porque cada fracción de grado que se evite reducirá el sufrimiento humano.
Peter Cox, de la Universidad de Exeter, Reino Unido, dijo: «El cambio climático no se volverá peligroso de repente con 1,5i°C, ya lo es. Y no se “acabará el juego” si rebasamos los 2ioC, algo a lo que muy bien podríamos llegar.».
The Guardian se puso en contacto con cada autor principal o editor de revisión localizable de los informes del IPCC desde 2018. Casi la mitad respondió, 380 de 843. Los informes del IPCC son las evaluaciones de referencia del cambio climático, aprobadas por todos los gobiernos y elaboradas por expertos en ciencias físicas y sociales. Los resultados muestran que muchas de las personas más informadas del planeta prevén que se produzcan estragos climáticos en las próximas décadas.
La crisis climática ya está causando un profundo daño a las vidas y los medios de subsistencia en todo el mundo, con solo 1,2i°C (2,16i°F) de calentamiento global promedio en los últimos cuatro años. Jesse Keenan, de la Universidad de Tulane en Estados Unidos, aseveró: «Esto es solo el principio: abróchense los cinturones».
Nathalie Hilmi, del Centro Científico de Mónaco, que espera un aumento de 3ioC, coincidió: «No podremos mantenernos por debajo de 1,5 oC».
Los expertos dijeron que ahora es fundamental realizar los preparativos masivos para proteger a la población de las peores catástrofes climáticas que se avecinan. Leticia Cotrim da Cunha, de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, dijo: «Estoy sumamente preocupada por el coste en vidas humanas».
El objetivo de 1,5i°C se eligió para evitar lo peor de la crisis climática y ha sido visto como una importante guía para las negociaciones internacionales. Las políticas climáticas actuales conducen a que el planeta alcance alrededor de 2,7 °C [en este siglo], y la encuesta de The Guardian muestra que pocos expertos del IPCC esperan que el mundo adopte las enormes medidas necesarias para reducir ese nivel de calentamiento.
Los científicos más jóvenes se mostraron más pesimistas, ya que el 52% de los encuestados menores de 50 años esperaban un aumento de al menos 3i°C, frente al 38% de los mayores de 50 años. Las mujeres científicas también fueron más pesimistas que los hombres, pues el 49% pensaba que la temperatura global aumentaría al menos 3i°C, frente al 38 %. No hay gran diferencia entre los científicos de los diferentes continentes.
Dipak Dasgupta, del Instituto de Energía y Recursos de Nueva Delhi, dijo: «Si el mundo, increíblemente rico como es, se queda de brazos cruzados y hace poco para abordar la difícil situación de los pobres, al final todos saldremos perdiendo».
Los expertos fueron claros al explicar por qué el mundo está fracasando al abordar la crisis climática. Casi tres cuartas partes de los encuestados mencionaron la falta de voluntad política, mientras que el 60% también culpó a los intereses creados de las empresas, como la industria de los combustibles fósiles.
Muchos también adujeron la desigualdad y el fracaso del mundo rico para ayudar a los pobres, que son los que más sufren los impactos climáticos. «Espero un futuro semidistópico con mucho dolor y sufrimiento para la gente del Sur Global», dijo un científico sudafricano, que prefirió no revelar su nombre. «La respuesta del mundo hasta la fecha es censurable: vivimos en una época de necios».
Aproximadamente una cuarta parte de los expertos del IPCC que respondieron pensaba que el aumento de la temperatura global se mantendría en 2i°C o menos, pero incluso sus esperanzas eran moderadas.
«Estoy convencido de que tenemos todas las soluciones necesarias para una trayectoria de 1,5 °C y que las implementaremos en los próximos 20 años», dijo Henry Neufeldt, del Centro del Clima de Copenhague de la ONU. «Pero temo que nuestras acciones lleguen demasiado tarde y rebasemos uno o varios puntos de inflexión«.
Lisa Schipper, de la Universidad de Bonn en Alemania, dijo: «Mi única fuente de esperanza es el hecho de que, como educadora, puedo ver que la próxima generación será muy inteligente y entenderá la política».
Están aterrorizados, pero decididos a seguir luchando.
Esto es lo que dijeron
“A veces es casi imposible no sentirse desesperada y destrozada», dice la climatóloga Ruth Cerezo-Mota. «Después de todas las inundaciones, incendios y sequías de los últimos tres años en todo el mundo, todas relacionadas con el cambio climático, y después de la furia del huracán Otis en México, mi país, realmente pensé que los gobiernos estaban listos para escuchar a la ciencia, para actuar en el mejor interés de la gente».
Por el contrario, Cerezo-Mota prevé que el mundo se caliente hasta un catastrófico 3ioC este siglo, superando el objetivo acordado internacionalmente de 1,5 oC y causando un enorme sufrimiento a miles de millones de personas. Esta es su visión optimista, dice.
«Cuando llegué al límite fue en una reunión en Singapur», dice Cerezo-Mota, experta en modelización climática de la Universidad Nacional Autónoma de México. Allí, escuchó a otros expertos explicar la conexión entre el aumento de las temperaturas globales y las olas de calor, los incendios, las tormentas y las inundaciones que causan daño a las personas, no a finales de siglo, sino hoy. «Fue entonces cuando todo quedó claro.”
«Sufrí una depresión», dice. «Fue un momento muy oscuro en mi vida. No podía hacer nada y simplemente me limitaba a sobrevivir».
Cerezo-Mota se recuperó para continuar con su trabajo: «Seguimos haciéndolo porque tenemos que hacerlo, así que [los poderosos] no pueden decir que lo ignoraban. Sabemos de lo que hablamos. Pueden decir que no les importa, pero no pueden decir que no lo sabían».
En Mérida, en la península de Yucatán, donde vive Cerezo-Mota, el calor está aumentando.
“El verano pasado, tuvimos un máximo de alrededor de 47i°C. Pero lo peor es que, incluso por la noche, la temperatura es de 38 °C, que es una temperatura superior a la corporal. No le da al cuerpo ni un solo minuto al día para que trate de recuperarse».
Dice que las olas de calor sin precedentes provocaron muchas muertes en México. «Es muy frustrante porque muchas de estas cosas podrían haberse evitado. Y es una tontería pensar: ‘Bueno, no me importa que México quede destruido’. Hemos visto estos eventos extremos ocurriendo en todas partes. No hay un lugar seguro para nadie.
«Pienso que 3ioC es ser optimista y conservador. 1,5ioC ya es malo, pero no creo que vayamos a cumplirlo. No hay ninguna señal clara por parte de ningún gobierno de que realmente vayamos a mantenernos por debajo de 1,5 oC».
«Exasperante, angustioso, abrumador»
Cerezo-Mota no es la única en tener miedo. Una encuesta exclusiva de The Guardian realizada a cientos de los principales expertos en clima del mundo ha descubierto que:
– 77% de los encuestados cree que [en este siglo] las temperaturas globales alcanzarán al menos 2,5i°C por encima de los niveles preindustriales, un nivel devastador de calentamiento;
– Casi la mitad, el 42%, piensa que se llegará a más de 3 °C;
– Solo el 6% opina que se mantendrá el límite de 1,5 °C.
La tarea a la que se han dedicado los investigadores del clima es elaborar una imagen de los posibles mundos que se avecinan. Ya fueran expertos en atmósfera y océanos, energía y agricultura, economía y política, el estado de ánimo de casi todos aquellos a los que The Guardian encuestó era sombrío. Y el futuro que muchos preveían era desgarrador: hambrunas, migraciones masivas, conflictos. «Me parece exasperante, angustioso, abrumador», dijo un experto, que prefirió no dar su nombre. «Me alivia no tener hijos, sabiendo lo que nos depara el futuro», manifestó otro.
Las respuestas de los científicos a la encuesta ofrecen opiniones fundamentadas sobre cuestiones críticas para el futuro de la humanidad. ¿Hasta qué punto se calentará la Tierra y cómo será? ¿Por qué el mundo no actúa con la urgencia necesaria? ¿Se ha acabado el juego o debemos seguir luchando? También muestran una visión poco frecuente de lo que supone vivir con estos conocimientos día tras día.
La crisis climática ya está causando graves daños, debido a que la temperatura media mundial ha alcanzado alrededor de 1,2 oC por encima de la media preindustrial en los últimos cuatro años. Pero la escala de los impactos futuros dependerá de lo que suceda -o no- en la política, las finanzas, la tecnología y la sociedad global, y de cómo respondan el clima y los ecosistemas de la Tierra.
Anomalías diarias de temperatura
Anomalías de la temperatura media diaria mundial con respecto a la referencia preindustrial, oC
↓ 1958 Primer día por encima de 1 oC
―Media móvil de cinco años
Feb 2024
Cuatro días consecutivos por encima de 2 oC
← 2023 Primer día por encima de 2 oC
← 2015 Primer día por encima de 1,5 oC
Each dot is a daily global average = Cada punto representa una media diaria global
Each vertical strip is a year = Cada franja vertical corresponde a un año
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha convocado a miles de expertos en todos estos campos para elaborar los informes más fidedignos disponibles, que son aprobados por todos los gobiernos. Fue fundada en 1988 por las Naciones Unidas, que ya en ese momento estaban preocupadas de que el calentamiento global podría «ser desastroso para la humanidad de no tomarse medidas oportunas a todos los niveles».
La tarea del IPCC consistía en elaborar un examen exhaustivo y recomendaciones, lo que ya ha hecho seis veces en 35 años. En términos de escala e importancia, puede ser el esfuerzo científico más importante en la historia de la humanidad.
Los expertos del IPCC son, en definitiva, las personas más informadas del planeta sobre el clima. Lo que piensan importa. Así que The Guardian se puso en contacto con todos los autores principales o editores de revisión disponibles de todos los informes del IPCC desde 2018. Casi la mitad respondió: 380 de 843, una tasa de respuesta muy alta.
Sus previsiones sobre el aumento de la temperatura global son desoladoras. Lisa Schipper, de la Universidad de Bonn, prevé un aumento de 3ioC: «Parece realmente desolador, pero creo que es realista. Simplemente, es la consecuencia de que no estamos tomando las medidas necesarias». Según los científicos, técnicamente es posible alcanzar un pico de temperatura más bajo, pero pocos confían en que se consiga.
Sus sentimientos abrumadores eran el miedo y la frustración. «Espero un futuro semidistópico con mucho dolor y sufrimiento para la gente del Sur Global», dijo un científico sudafricano que prefirió no ser identificado. «La respuesta del mundo hasta la fecha es reprobable: vivimos en una época de necios».
«Huir de él es imposible»
¿Cómo afrontan los científicos que su trabajo haya sido ignorado durante décadas y que vivan en un mundo que, según sus conclusiones, está en una «autopista hacia el infierno»?
Camille Parmesan, del centro francés de ecología del CNRS, estuvo a punto de abandonar hace 15 años. «Había dedicado mi vida a la investigación [climatológica] y nada cambiaba», explica. «Empecé a sentirme [como], bueno, me encanta cantar, quizá me haga cantante de discoteca».
La entrega que vio en los jóvenes activistas de la turbulenta cumbre de la ONU sobre el clima celebrada en Copenhague en 2009 la animó a continuar. «Todos estos jóvenes estaban tan excitados, tan apasionados. Así que me dije que continuaría con la labor, no por los políticos, sino por ellos».
«La gran diferencia [con el informe más reciente del IPCC] fue que todos los científicos con los que trabajé estaban increíblemente frustrados. Todo el mundo estaba al límite de sus fuerzas, preguntándose: ¿qué coño tenemos que hacer para hacerle entender a la gente lo malo que es esto realmente?»
«Los científicos somos humanos: también somos personas que vivimos en esta Tierra, que sufrimos los impactos del cambio climático, que tenemos hijos y estamos preocupados por el futuro», dijo Schipper. Hicimos nuestra ciencia, elaboramos este informe verdaderamente bueno y, vaya, realmente no marcó una diferencia en la política. Es muy duro ver eso, siempre igual».
El cambio climático es nuestra «realidad ineludible», dijo Joeri Rogelj, del Imperial College de Londres. «Huir de él es imposible y solo aumentaría los retos de afrontar las consecuencias y aplicar soluciones».
Henri Waisman, del instituto de investigación política IDDRI (Francia), manifiesta: «Me enfrento regularmente a momentos de desesperación y culpabilidad por no haber conseguido que las cosas cambiaran más rápidamente, y estos sentimientos se han intensificado desde que soy padre. Pero, en tales momentos, me ayudan dos cosas: recordar lo mucho que se ha avanzado desde que empecé a trabajar en el tema en 2005 y que cada décima de grado importa mucho, y por ello considero que sigue siendo útil continuar la lucha.»
«1,5 oC es un juego político»
En la crisis climática, incluso las fracciones de grado importan: cada décima extra provoca que 140 millones de personas más sufran un calor peligroso. El objetivo de 1,5 °C fue impuesto en negociaciones internacionales por una alianza de pequeños estados insulares excepcionalmente vulnerables. Consideraban que el objetivo anterior de 2ioC condenaba a sus naciones a la destrucción causada por la subida de los océanos y las tormentas.
El objetivo de 1,5i°C se adoptó como una meta ambiciosa en la cumbre climática de la ONU en París en 2015, y el acuerdo fue considerado como un triunfo, una declaración de verdadera ambición multilateral entre sonrisas radiantes y aplausos eufóricos. Rápidamente se convirtió en el objetivo preestablecido para minimizar el daño climático, y las cumbres de la ONU se llevaron a cabo con el repetido estribillo de: «¡Mantengamos vivo el 1,5!». El objetivo se incumplirá si las temperaturas globales estén por encima de 1,5 °C durante varios años, no solo durante un único año.
Sigue siendo un objetivo político vital para muchos diplomáticos climáticos, ya que afianza los esfuerzos climáticos internacionales e impulsa la ambición. Pero para casi todos los expertos del IPCC encuestados por The Guardian, está muerto. Un científico de una nación insular del Pacífico dijo: «La humanidad se dirige hacia la destrucción. Tenemos que apreciarnos, ayudarnos y querernos unos a otros».
Schipper dijo: «Se argumenta que si decimos que es demasiado tarde para 1,5 °C, nos estamos predisponiendo para la derrota y proclamando que no hay nada que podamos hacer, pero no estoy de acuerdo».
Jonathan Cullen, de la Universidad de Cambridge, fue particularmente contundente: «1,5i°C es un juego político, nunca podríamos alcanzar este objetivo».
La emergencia climática ya está aquí. Un calentamiento de tan solo 1°C ha desencadenado los fenómenos meteorológicos extremos del planeta, provocando olas de calor abrasadoras en los EE. UU., Europa y China que de otro modo habrían sido imposibles. Como resultado de ello, es muy probable que millones de personas ya hayan muerto prematuramente. Con solo 2 °C, la brutal ola de calor que azotó la región noroccidental del Pacífico en América del Norte en 2021 será entre 100 y 200 veces más probable.
Pero un mundo que se calienta 2,5ioC, 3ioC o más, como prevén la mayoría de los expertos, nos lleva a un territorio verdaderamente inexplorado. Es difícil cartografiar completamente este nuevo mundo. Nuestra sociedad global, por su compleja interconexión, provoca que el impacto de la crisis climática en un lugar pueda propagarse en cascada por el resto del mundo, mediante subidas de precios de los alimentos, ruptura de las cadenas de suministro y migraciones.
Un estudio relativamente simple examinó el impacto de un aumento de 2,7 °C, el promedio de las respuestas en la encuesta de The Guardian. Según este estudio, 2.000 millones de personas quedarían fuera del «nicho climático» de la humanidad, es decir, de las condiciones benignas en las que surgió toda la civilización humana en los últimos 10.000 años.
La última evaluación del IPCC dedica cientos de páginas a los impactos climáticos, con pérdidas irreversibles en la selva amazónica, daños por inundaciones cuadruplicados y miles de millones de personas expuestas a la fiebre del dengue. Con 3i°C de calentamiento global, ciudades como Shanghái, Río de Janeiro, Miami y La Haya acabarán por debajo del nivel del mar.
«Es la mayor amenaza a la que se ha enfrentado la humanidad, con el potencial de destrozar nuestro tejido social y nuestra forma de vida. Tiene la capacidad de matar a millones, si no miles de millones, por inanición, guerras por los recursos, desplazamientos», dijo James Renwick, de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda. «Ninguno de nosotros dejará de verse afectado por la devastación».
«Estoy muy asustado, no veo cómo podremos salir de este lío», dijo Tim Benton, experto en seguridad alimentaria y sistemas alimentarios del foro Chatham House. Afirmó que el costo de proteger a las personas y de su recuperación de los desastres climáticos será enorme, a lo que hay que añadir la discordia y demora sobre quién paga las facturas. Numerosos expertos estaban preocupados por la producción de alimentos: «Apenas hemos empezado a ver las consecuencias», dijo uno.
Otra gran preocupación fue los puntos de inflexión climáticos, donde un insignificante aumento de la temperatura hace que partes cruciales del sistema climático colapsen, como la capa de hielo de Groenlandia, la selva amazónica y las corrientes atlánticas clave. «La mayoría de la gente no es consciente de la magnitud de estos riesgos», dijo Wolfgang Cramer, del Instituto Mediterráneo de Biodiversidad y Ecología.
«Toda la humanidad necesita unirse y cooperar»
Ante un peligro tan colosal, ¿por qué la respuesta mundial es tan lenta e inadecuada? Los expertos del IPCC señalaron abrumadoramente un obstáculo: la falta de voluntad política. Casi tres cuartas partes de los encuestados citaron este factor, y el 60% también culpó a los intereses creados de las empresas.
«El cambio climático es una amenaza existencial para la humanidad y la falta de voluntad política y los intereses creados de las empresas nos impiden hacerle frente. Me preocupa el futuro que heredarán mis hijos», afirmó Lorraine Whitmarsh, de la Universidad de Bath (Reino Unido).
La falta de dinero sólo preocupa al 27% de los científicos, lo que sugiere que la mayoría cree que existe financiación para la transición ecológica. Pocos encuestados creen que la falta de tecnología ecológica o de conocimientos científicos sobre el tema sea un problema: el 6% y el 4%, respectivamente.
«Toda la humanidad tiene que unirse y cooperar: ésta es una oportunidad monumental para dejar a un lado las diferencias y trabajar juntos», afirmó Louis Verchot, del Centro Internacional de Agricultura Tropical de Colombia. «Desgraciadamente, el cambio climático se ha convertido en un tema político que mete cizaña (…) Me pregunto cuán profunda tiene que ser la crisis para que todos empecemos a remar en la misma dirección».
Dipak Dasgupta, economista y ex asesor del Gobierno indio, afirmó que el cortoplacismo de gobiernos y empresas es un gran obstáculo. La acción por el clima necesita una planificación a lo largo de décadas, en contraste con los ciclos electorales de sólo unos pocos años, dijeron otros.
Un mundo de caos climático requeriría centrarse mucho más en proteger a las personas de los impactos inevitables, dijeron muchos científicos, pero nuevamente la política se interpone en el camino. «Se liquidaron varios billones de dólares para su uso durante la pandemia, pero parece que no hay suficiente voluntad política para comprometer varios miles de millones de dólares en fondos de adaptación», dijo Shobha Maharaj, de Trinidad y Tobago.
Se citó con frecuencia el control que ejercen sobre los políticos y los medios de comunicación las grandes empresas de combustibles fósiles y los petroestados, cuyo petróleo, gas y carbón son la causa principal de la crisis climática. «Los intereses económicos de las naciones suelen tener prioridad», afirmó Lincoln Alves, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.
Stephen Humphreys, de la London School of Economics, dijo: «El cálculo tácito de los responsables de la toma de decisiones, particularmente en la anglosfera (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia), pero también en Rusia y los principales productores de combustibles fósiles de Oriente Medio, nos está llevando a un mundo en el que los vulnerables sufrirán, mientras que los adinerados esperarán mantenerse a salvo por encima de la línea de flotación», incluso con el aumento catastrófico de 3 oC que espera. Cuando se le preguntó qué acción individual sería efectiva, dijo: «Desobediencia civil».
La desinformación fue una de las principales preocupaciones de los científicos, desde Brasil hasta Ucrania. Esto estaba polarizando a la sociedad, agravando una mala comprensión pública del riesgo climático y cegando a la gente ante el hecho de que casi todas las soluciones climáticas necesarias estaban a la mano, dijeron.
Ralph Sims, de la Universidad Massey de Nueva Zelanda, afirma: «No se comprende bien la magnitud del problema”. «Así que habrá millones de refugiados medioambientales, una escalada de fenómenos meteorológicos extremos, escasez de alimentos y agua, antes de que la mayoría acepte la urgencia de reducir las emisiones, y para entonces será demasiado tarde».
«El capitalismo nos ha entrenado bien»
«Luchemos por un mundo más justo». Ese sencillo mensaje de un científico francés reflejaba el pensamiento de muchos, que afirmaban que la enorme brecha entre ricos y pobres del mundo era una barrera gigantesca para la acción climática, haciéndose eco del abismo entre los responsables de la mayor parte de las emisiones y los que más sufren sus efectos.
La solidaridad global podría superar cualquier crisis ambiental, según Esteban Jobbágy, de la Universidad de San Luis en Argentina. «Pero las crecientes desigualdades actuales son el principal obstáculo para ello».
Aditi Mukherji, del grupo de investigación del CGIAR, dijo: «Los países ricos han acaparado todo el presupuesto de carbono, dejando muy poco para el resto del mundo». El Norte Global tiene la ineludible obligación de solucionar un problema que él mismo ha creado reduciendo drásticamente sus emisiones y proporcionando financiación climática al resto del mundo, dijo. Recientemente, el gobierno indio le puso un precio: al menos 1 billón de dólares al año.
El consumo excesivo en los países ricos también se citó como un obstáculo. «Me siento resignado al desastre, ya que no podemos separar nuestro amor por lo más grande, lo mejor, lo más rápido, siempre “lo más”, de lo que puede ayudar al mayor número de personas a sobrevivir y prosperar», dijo un científico estadounidense. «El capitalismo nos ha entrenado bien».
Sin embargo, Maisa Rojas, científica del IPCC y ministra de Medio Ambiente de Chile, dijo: «Necesitamos comunicar que actuar sobre el cambio climático puede ser un beneficio, con el apoyo adecuado del Estado, en lugar de una carga personal».
Ella forma parte de una minoría de los expertos encuestados, menos del 25%, que todavía piensa que el aumento de la temperatura global se limitará a 2 °C o menos. La vicepresidenta del IPCC, Aïda Diongue-Niang, meteoróloga senegalesa, es otra de las que manifiesta: «Creo que se tomarán medidas más ambiciosas para evitar temperaturas entre 2,5 °C y 3 °C».
Entonces, ¿a qué se debe el optimismo de estos científicos? Una de las razones es el rápido despliegue de tecnologías verdes, desde las energías renovables hasta los coches eléctricos, impulsado por la acelerada caída de los precios y los múltiples beneficios asociados que reportan, como un aire más limpio. «Cada vez es más barato salvar el clima», dijo Lars Nilsson, de la Universidad de Lund en Suecia.
Incluso la creciente necesidad de proteger a las comunidades contra las inevitables olas de calor, inundaciones y sequías podría tener un lado positivo, dijo Mark Pelling, del University College de Londres. «Abre posibilidades emocionantes: al tener que vivir con el cambio climático, podemos adaptarnos de forma que nos lleve a un modo de vida más inclusivo y equitativo».
En un mundo así, la adaptación iría de la mano con la reducción de la pobreza y la vulnerabilidad, la provisión de mejores viviendas, agua y electricidad limpias y fiables, mejores dietas, una agricultura más sostenible y una menor contaminación del aire.
Sin embargo, en su mayoría las esperanzas estaban muy contenidas. «La buena noticia es que el peor de los casos es evitable», dijo Michael Meredith, del British Antarctic Survey. «Todavía tenemos en nuestras manos la posibilidad de construir un futuro que sea mucho más benigno climáticamente que el que nos espera actualmente». Pero también prevé que «nuestras sociedades se verán obligadas a cambiar y el sufrimiento y el daño a las vidas y los medios de subsistencia serán graves».
«Creo en los puntos de inflexión sociales«, donde los pequeños cambios en la sociedad desencadenan una acción climática a gran escala, dijo Elena López-Gunn, de la empresa de investigación Icatalist en España. «Desafortunadamente, también creo en los puntos de inflexión climáticos».
De vuelta en México, Cerezo-Mota sigue confusa: «Realmente no sé qué tiene que pasar para que la gente que detenta todo el poder y posee todo el dinero haga el cambio. Pero entonces contemplo la lucha de las generaciones más jóvenes y renace en mí algo de esperanza».
Nota: Julian Ganz proporcionó el apoyo técnico para realizar la encuesta, que se envió el 31 de enero de 2024. Los hombres constituyeron el 68% de los encuestados, las mujeres el 28% y el 4% prefirió no declarar su género. Esta distribución refleja la división de género de los autores del IPCC en general. La gran mayoría de los científicos, el 89%, tenían entre 40 y 69 años y procedían de 35 países diferentes de todo el mundo, y cada continente estaba representado por decenas de expertos. Las preguntas sobre edad y sexo no eran obligatorias, pero fueron respondidas por 344 y 346 encuestados, respectivamente.
Extractos de filmaciones e imágenes tomadas de la cobertura climática de The Guardian
Este artículo fue modificado el 10 de mayo de 2024. Una versión anterior decía que Stephen Humphreys, de la London School of Economics, había esperado un aumento de 3,5 °C por encima de los niveles preindustriales durante este siglo; esa cifra debería haber sido de 3 °C.
NdT.- En esta traducción figuran solo unas imágenes de las filmaciones de The Guardian.
Damian Carrington. Editor de medio ambiente de The Guardian
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