Mientras decenas de familias lavan su ropa, al fondo del canchón del municipio de Viacha, en La Paz, se observan rastros de totora y un viejo barco abandonado. La tierra es diferente allí.

¿Ahí había una laguna?, pregunto a la mujer que atiende el espacio y que bombea agua hacia los turriles en que se lava la ropa. “Sí, pero hace ya tiempo se ha secado, a veces cuando llueve se llena un poco, pero se ha perdido”, relata, mientras controla el llenado de su reserva de líquido.

“Se está secando”, “ya no hay agua”, son frases que se repiten en estas semanas a menudo en diferentes regiones del país al observar las que antes eran frondosas fuentes de agua natural. Esta agonía ha llegado con la crisis climática a riachuelos y cascadas como el Velo de la Novia en el norte de La Paz, y tres de los lagos más importantes del territorio nacional: el paceño Titicaca, y el Poopó y Uru Uru en Oruro. 

“Con el tema de la sequía, el cambio climático que es otro factor, se ha acelerado esta situación”, indica a LA RAZÓN el subdirector del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), Limberth Sánchez.

En Oruro hay una profunda tristeza. Donde antes un extenso espejo de agua cubría al menos 2.000 kilómetros como hogar de miles de peces, flora y fuente de vida de familias, ahora solo hay un desierto: el lago Poopó está seco, es un desierto, desde septiembre.

“Estamos viendo que se ha acelerado el secamiento de nuestro lago Poopó, varios estudios decían que el año 2100 quizás el lago Poopó va a desaparecer, pero estamos en el año 2023 y esta situación se ha acelerado”, explica Sánchez. Lo poco de vida del Poopó se marchó en medio de la sequía que se atraviesa en el occidente y parte del sur del país. El fenómeno de El Niño hace prever aún días difíciles por estos parajes, lo que implica una muerte paulatina para esta fuente de agua.

“Esta situación se está dando desde el año 2014, cuando por primera vez lo veíamos así, cuando los Urus decían que el lago Poopó prácticamente se ha secado, esta situación se repite. Las mismas autoridades decían: ‘va a llover y otra vuelta se va a llenar y no va a haber problema’. Lamentablemente cada año se repite la misma situación”, afirma Sánchez.


Aunque la sequía parece haber dado el golpe de gracia a este lago, no se observa como el único factor detrás de este fenómeno.

“La sequía, la contaminación minera, el uso abusivo que hacen las empresas mineras han sido factores, y la falta de regulación en el río Desaguadero prácticamente ha hecho de que ya no llegue agua al lago Poopó, porque hay muchos sistemas de riego que utilizan respecto al río Desaguadero (…), porque el 90% del agua que llega al lago Poopó deviene del río Desaguadero”, complementa.

FUENTES.

Como un sistema circulatorio, las fuentes de agua natural se interconectan. La falta de lluvia afecta a todas por igual y sin lluvias que alimenten la red, sumado a las altas temperaturas que ha traído este año el fenómeno de El Niño y la denuncia de este aprovechamiento desmedido de lo poco que queda, las consecuencias son cada vez más evidentes.

“Prácticamente los ríos, en esta parte del altiplano de Oruro, ya están secos. El nivel de evaporación es muy fuerte, es decir, más allá que no está lloviendo, que es un factor altamente negativo, la poca agua que existe en algunos ríos o fuentes se está secando”.

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) confirmó que en lo que va del mes se reportan altas temperaturas que incluso han roto récords en varias regiones. Desde esta semana, las lluvias asoman tímidas, pero no son suficientes.

El lago Poopó, en Oruro, queda reducido a un desierto.
El lago Poopó, en Oruro, queda reducido a un desierto. Foto. apg

“Oruro está a un promedio de temperatura de 24, 25 grados centígrados, estamos a una altura de casi 3.800 (metros sobre el nivel del mar), entonces el agua que está por los ríos se está evaporando rápido y por eso ya no se halla agua en toda esa región. Ya no hay ríos tributarios que alimenten al Poopó y por eso se ha secado”, dice Sánchez.

El Uru Uru, otro de los lagos más importantes del país, está en similares problemas de extinción. “La Gobernación decía que el lago Uru Uru tiene un diámetro de 21 kilómetros y hasta la anterior semana se ha reducido a más de la mitad, de 21 kilómetros ahora estamos hablando de 10 kilómetros que tienen un espejo de agua”.

La inspección del CEPA con lugareños concluyó que hay una reducción del espejo de agua de al menos 70%. “Solo un 30% de nuestro lago Uru Uru tiene agua y el nivel de profundidad no supera los 50 centímetros”, subraya.

Hogar y fuente de vida, ambos lagos fueron catalogados como sitios Ramsar (humedales de importancia internacional) y ahora mueren. “Esta pérdida realmente va a tener un impacto muy fuerte en toda la región y eso preocupa”.

NIVEL.

El Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, parece estar en el mismo camino de agonía. El Senamhi informó que este lago ha llegado a su nivel más bajo de la historia registrada. “Son seis centímetros por debajo del mínimo histórico”, dijo su director Hugo Mamani, respecto a la medición hasta el 16 de octubre.

El Gobierno anunció un trabajo de coordinación con Perú para asumir acciones. El Titicaca alberga decenas de especies de flora y fauna, además de ser una fuente importante de sustento humano.

Con las condiciones adversas en cuanto al clima, con lluvias escasas y de rápida evaporación, no se observa que el lago paceño supere rápido su baja. “La recuperación va a ser lenta”, advirtió Mamani.

En orillas del Titicaca, los restos de totora y barcos abandonados ya son comunes en el paisaje, igual a lo que se observa en Viacha, donde la gente lavaba su ropa sin percatarse de la pérdida de una laguna de la cual ahora queda solo un terreno desértico.

El extenso lago Titicaca, en La Paz, ha retrocedido y ahora se advierten islas entre las aguas.
El extenso lago Titicaca, en La Paz, ha retrocedido y ahora se advierten islas entre las aguas.

El Niño se quedará hasta cinco meses más

Aunque la urgencia por agua en los ríos y lagos es cada vez mayor, los pronósticos aún se avizoran adversos. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) prevé que el fenómeno de El Niño golpee al país por hasta cinco meses más.

“El fenómeno de El Niño continuará, hay un 90% (de pronóstico) de que se mantenga hasta enero, marzo de 2024. A partir de entonces las posibilidades de El Niño disminuyen gradualmente, con un posible regreso a condición neutral, esto tendría que ser entre mayo y junio de 2024”, explica a LA RAZÓN la meteoróloga del Senamhi, Marisol Portugal.

Pero, qué es exactamente el fenómeno de El Niño. Por lo general, éste suele ser esperado con un impacto de déficit de las precipitaciones en el occidente y el sur del país, y un exceso de éstas en el oriente. No obstante, la experta indica que estos golpes son variables y este año tienen características especiales.

“El 2023 tenemos el calentamiento global que está alterando la distribución del impacto. Modifica la circulación atmosférica y esto favorece a las altas temperaturas que se han registrado en las últimas semanas, sequías, inundaciones en diferentes regiones del país y el mundo; afectaciones en la salud como es la escasez de alimento por la proliferación de plagas y daños a los cultivos”, asevera la profesional.

Ya en mayo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advertía de un impacto en el incremento de las temperaturas mundiales hasta “límites desconocidos”, como resultado del ingreso del fenómeno de El Niño y el calentamiento global. “Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medio ambiente. Tenemos que estar preparados”, señaló en esa oportunidad el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, mediante un comunicado.

En 2016, el país atravesó un fenómeno similar que llevó incluso a La Paz a una crisis del agua con racionamiento para la población. “Se vio que al igual que en 2016 se superaron récords históricos”, confirma la experta Portugal.

El clamor de la población y de la naturaleza es cada vez mayor en sentido de tomar acciones.

El subdirector del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), Limberth Sánchez, relata que se recibió reportes de que incluso personas del área rural de Oruro van a la ciudad a buscar agua. Eso no es todo, los animales mueren y el termómetro sigue amenazando ante las aún esporádicas lluvias. Mientras Sánchez afirma que se espera que este golpe dure al menos tres años más.  


FUENTE https://www.la-razon.com/sociedad/2023/10/22/la-vida-se-seca-en-tres-de-los-lagos-mas-importantes-del-pais/