lunes, 23 de octubre de 2023

Bolivia figura entre los países con más bosques perdidos


Los incendios son la causa central. Gobierno aplica un plan de reforestación



23 de octubre de 2023 / 09:46

Las prolongadas sequías y la falta de agua en varias regiones del país preocupan a la región y ponen en alerta a las autoridades, que trabajan en planes de contingencia para atender las emergencias y bosques perdidos, pero el problema es más de fondo.

Los expertos dicen que el origen de la falta de agua está en la deforestación, pues son los bosques, los árboles, los que inician el llamado ciclo del agua, pero como cada vez hay menos espacios verdes, lo más probable es que también haya menos lluvias y menos agua, ahora y en el futuro.

“A más bosques, más agua, a menos bosques, menos agua”, dijo ayer a los medios estatales el nuevo ministro de Medio Ambiente y Agua, Rubén Méndez.

Datos de los organismos especializados muestran que Bolivia está entre los 10 países que más bosques perdieron en los últimos años, por distintos motivos, desde los desastres naturales con incendios, hasta el crecimiento de la frontera agrícola y, cierto, pasando por la industria maderera.

Bosques perdidos

Según el Global Forest Watch, Bolivia ocupa el tercer lugar entre los países que sufrieron más deforestación en 2020, con 276.883 hectáreas. Por delante están Brasil con 1,7 millones y segundo el Congo con 490.613 hectáreas. Perú y Colombia están bastante cerca con 190.199 y 166.485 hectáreas, respectivamente.

Posteriormente, Bolivia presenta cifras más elevadas, de 300 mil a 500 mil hectáreas por año, con una causa común que son los incendios forestales.

Los cálculos de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) con apoyo de la Red Amazónica de Información Socioambiental (RAISG), señalan que entre 2020 y 2022, Bolivia perdió casi 800 mil hectáreas de bosque.  Este trabajo indica también que Bolivia perdió 7,9 millones de hectáreas de bosque durante 37 años, es decir, el país pasó de tener 63 millones de hectáreas de bosque en 1985 a 55 millones de hectáreas en 2022.

Las cifras de la pérdida de cobertura boscosa en Bolivia se incrementan año tras año. Entre los años 2016 y 2020, el promedio de pérdida de bosque era de 260.000 hectáreas anuales. Sin embargo, para el 2021 está cifra subió a 364.000 hectáreas y en el 2022 la deforestación alcanzó las 429.000 hectáreas, casi el doble de lo ocurrido dos años atrás, señalan los reportes. El departamento más afectado por la deforestación de bosques es Santa Cruz, que concentra más del 79% del total de las zonas perdidas. Muy lejos en el segundo lugar esta Beni, con 6%, seguido por Cochabamba con 4% y La Paz con el 3%.

Ecosistemas

La afectación de los ecosistemas en este periodo de tiempo no se restringe a los bosques. Los glaciares también han tenido un deterioro devastador. Según el análisis de FAN Bolivia, los nevados han retrocedido en un 56%.

Los efectos de la deforestación constante, pero también del cambio climático y del fenómeno de El Niño, se sienten con intensidad en estos días en Bolivia. Más de 150 municipios se declararon en emergencia frente a la sequía, Oruro y Potosí están en estado desastre por la falta de agua y el lago símbolo del país, el Titicaca, descendió como nunca en su historia. Los otros dos grandes siguen la misma suerte.

Frente a este panorama, el exviceministro de Medio Ambiente, Magin Herrera, dijo a La Razón que en el país se está aplicando un plan de lucha contra los incendios y de reforestación, siempre en coordinación con los municipios afectados, que son las instancias que reportan los daños que sufre su población y las necesidades que tienen. Explicó que la pérdida de bosques y de espacios verdes es la principal causa del cambio climático y de la falta de lluvias, por eso, informó que el plan de reforestación que se aplica en varias regiones del país, consta de más de 600 mil arbolitos en cada uno de los proyectos y lugares estratégicos.

Admitió que la deforestación en el país es un problema, aunque advirtió que se debe tener cuidado con las cifras que se manejan que no siempre son correctas.

Fuente: https://www.la-razon.com/sociedad/2023/10/23/bolivia-figura-entre-los-paises-con-mas-bosques-perdidos/

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domingo, 22 de octubre de 2023

La vida se seca en tres de los lagos más importantes del país: Titicaca, Poopó y Uru Uru


En Oruro hay una profunda tristeza. Donde antes un extenso espejo de agua cubría al menos 2.000 kilómetros como hogar de miles de peces, flora y fuente de vida de familias, ahora solo hay un desierto: el lago Poopó está seco, es un desierto, desde septiembre.

 / 22 de octubre de 2023 / 07:18

Mientras decenas de familias lavan su ropa, al fondo del canchón del municipio de Viacha, en La Paz, se observan rastros de totora y un viejo barco abandonado. La tierra es diferente allí.

¿Ahí había una laguna?, pregunto a la mujer que atiende el espacio y que bombea agua hacia los turriles en que se lava la ropa. “Sí, pero hace ya tiempo se ha secado, a veces cuando llueve se llena un poco, pero se ha perdido”, relata, mientras controla el llenado de su reserva de líquido.

“Se está secando”, “ya no hay agua”, son frases que se repiten en estas semanas a menudo en diferentes regiones del país al observar las que antes eran frondosas fuentes de agua natural. Esta agonía ha llegado con la crisis climática a riachuelos y cascadas como el Velo de la Novia en el norte de La Paz, y tres de los lagos más importantes del territorio nacional: el paceño Titicaca, y el Poopó y Uru Uru en Oruro. 

“Con el tema de la sequía, el cambio climático que es otro factor, se ha acelerado esta situación”, indica a LA RAZÓN el subdirector del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), Limberth Sánchez.

En Oruro hay una profunda tristeza. Donde antes un extenso espejo de agua cubría al menos 2.000 kilómetros como hogar de miles de peces, flora y fuente de vida de familias, ahora solo hay un desierto: el lago Poopó está seco, es un desierto, desde septiembre.

“Estamos viendo que se ha acelerado el secamiento de nuestro lago Poopó, varios estudios decían que el año 2100 quizás el lago Poopó va a desaparecer, pero estamos en el año 2023 y esta situación se ha acelerado”, explica Sánchez. Lo poco de vida del Poopó se marchó en medio de la sequía que se atraviesa en el occidente y parte del sur del país. El fenómeno de El Niño hace prever aún días difíciles por estos parajes, lo que implica una muerte paulatina para esta fuente de agua.

“Esta situación se está dando desde el año 2014, cuando por primera vez lo veíamos así, cuando los Urus decían que el lago Poopó prácticamente se ha secado, esta situación se repite. Las mismas autoridades decían: ‘va a llover y otra vuelta se va a llenar y no va a haber problema’. Lamentablemente cada año se repite la misma situación”, afirma Sánchez.


Aunque la sequía parece haber dado el golpe de gracia a este lago, no se observa como el único factor detrás de este fenómeno.

“La sequía, la contaminación minera, el uso abusivo que hacen las empresas mineras han sido factores, y la falta de regulación en el río Desaguadero prácticamente ha hecho de que ya no llegue agua al lago Poopó, porque hay muchos sistemas de riego que utilizan respecto al río Desaguadero (…), porque el 90% del agua que llega al lago Poopó deviene del río Desaguadero”, complementa.

FUENTES.

Como un sistema circulatorio, las fuentes de agua natural se interconectan. La falta de lluvia afecta a todas por igual y sin lluvias que alimenten la red, sumado a las altas temperaturas que ha traído este año el fenómeno de El Niño y la denuncia de este aprovechamiento desmedido de lo poco que queda, las consecuencias son cada vez más evidentes.

“Prácticamente los ríos, en esta parte del altiplano de Oruro, ya están secos. El nivel de evaporación es muy fuerte, es decir, más allá que no está lloviendo, que es un factor altamente negativo, la poca agua que existe en algunos ríos o fuentes se está secando”.

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) confirmó que en lo que va del mes se reportan altas temperaturas que incluso han roto récords en varias regiones. Desde esta semana, las lluvias asoman tímidas, pero no son suficientes.

El lago Poopó, en Oruro, queda reducido a un desierto.
El lago Poopó, en Oruro, queda reducido a un desierto. Foto. apg

“Oruro está a un promedio de temperatura de 24, 25 grados centígrados, estamos a una altura de casi 3.800 (metros sobre el nivel del mar), entonces el agua que está por los ríos se está evaporando rápido y por eso ya no se halla agua en toda esa región. Ya no hay ríos tributarios que alimenten al Poopó y por eso se ha secado”, dice Sánchez.

El Uru Uru, otro de los lagos más importantes del país, está en similares problemas de extinción. “La Gobernación decía que el lago Uru Uru tiene un diámetro de 21 kilómetros y hasta la anterior semana se ha reducido a más de la mitad, de 21 kilómetros ahora estamos hablando de 10 kilómetros que tienen un espejo de agua”.

La inspección del CEPA con lugareños concluyó que hay una reducción del espejo de agua de al menos 70%. “Solo un 30% de nuestro lago Uru Uru tiene agua y el nivel de profundidad no supera los 50 centímetros”, subraya.

Hogar y fuente de vida, ambos lagos fueron catalogados como sitios Ramsar (humedales de importancia internacional) y ahora mueren. “Esta pérdida realmente va a tener un impacto muy fuerte en toda la región y eso preocupa”.

NIVEL.

El Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, parece estar en el mismo camino de agonía. El Senamhi informó que este lago ha llegado a su nivel más bajo de la historia registrada. “Son seis centímetros por debajo del mínimo histórico”, dijo su director Hugo Mamani, respecto a la medición hasta el 16 de octubre.

El Gobierno anunció un trabajo de coordinación con Perú para asumir acciones. El Titicaca alberga decenas de especies de flora y fauna, además de ser una fuente importante de sustento humano.

Con las condiciones adversas en cuanto al clima, con lluvias escasas y de rápida evaporación, no se observa que el lago paceño supere rápido su baja. “La recuperación va a ser lenta”, advirtió Mamani.

En orillas del Titicaca, los restos de totora y barcos abandonados ya son comunes en el paisaje, igual a lo que se observa en Viacha, donde la gente lavaba su ropa sin percatarse de la pérdida de una laguna de la cual ahora queda solo un terreno desértico.

El extenso lago Titicaca, en La Paz, ha retrocedido y ahora se advierten islas entre las aguas.
El extenso lago Titicaca, en La Paz, ha retrocedido y ahora se advierten islas entre las aguas.

El Niño se quedará hasta cinco meses más

Aunque la urgencia por agua en los ríos y lagos es cada vez mayor, los pronósticos aún se avizoran adversos. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) prevé que el fenómeno de El Niño golpee al país por hasta cinco meses más.

“El fenómeno de El Niño continuará, hay un 90% (de pronóstico) de que se mantenga hasta enero, marzo de 2024. A partir de entonces las posibilidades de El Niño disminuyen gradualmente, con un posible regreso a condición neutral, esto tendría que ser entre mayo y junio de 2024”, explica a LA RAZÓN la meteoróloga del Senamhi, Marisol Portugal.

Pero, qué es exactamente el fenómeno de El Niño. Por lo general, éste suele ser esperado con un impacto de déficit de las precipitaciones en el occidente y el sur del país, y un exceso de éstas en el oriente. No obstante, la experta indica que estos golpes son variables y este año tienen características especiales.

“El 2023 tenemos el calentamiento global que está alterando la distribución del impacto. Modifica la circulación atmosférica y esto favorece a las altas temperaturas que se han registrado en las últimas semanas, sequías, inundaciones en diferentes regiones del país y el mundo; afectaciones en la salud como es la escasez de alimento por la proliferación de plagas y daños a los cultivos”, asevera la profesional.

Ya en mayo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advertía de un impacto en el incremento de las temperaturas mundiales hasta “límites desconocidos”, como resultado del ingreso del fenómeno de El Niño y el calentamiento global. “Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medio ambiente. Tenemos que estar preparados”, señaló en esa oportunidad el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, mediante un comunicado.

En 2016, el país atravesó un fenómeno similar que llevó incluso a La Paz a una crisis del agua con racionamiento para la población. “Se vio que al igual que en 2016 se superaron récords históricos”, confirma la experta Portugal.

El clamor de la población y de la naturaleza es cada vez mayor en sentido de tomar acciones.

El subdirector del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), Limberth Sánchez, relata que se recibió reportes de que incluso personas del área rural de Oruro van a la ciudad a buscar agua. Eso no es todo, los animales mueren y el termómetro sigue amenazando ante las aún esporádicas lluvias. Mientras Sánchez afirma que se espera que este golpe dure al menos tres años más.  


FUENTE https://www.la-razon.com/sociedad/2023/10/22/la-vida-se-seca-en-tres-de-los-lagos-mas-importantes-del-pais/


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Incendios en La Paz van en ‘escalada’, hay seis municipios afectados

 El Viceministerio de Defensa Civil confirmó una escalada preocupante del fuego, presente ya en seis municipios del departamento paceño.






 / 22 de octubre de 2023 / 17:55

El fuego amenaza a La Paz. El Viceministerio de Defensa Civil confirmó este domingo una escalada preocupante de los incendios en el norte del departamento, donde ya hay seis municipios con llamas en avance.

“Nos preocupa la cantidad de incendios que se están generando en La Paz, como nunca. Es el primer año que de forma impresionante o como una escalada de incendios que se va generando en este departamento”, explicó en el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, en Bolivia TV.

Incendios activos fueron reportados en los municipios de Guanay, Palos Blancos, San Buenaventura, Caranavi, Teoponte y Mapiri. El Gobierno anunció el envío de equipos e incluso se evalúa la intervención por vía aérea. En tanto, bomberos y voluntarios luchan de manera incansable para tratar de hacer retroceder al fuego.

“Ha partido el equipo técnico y un camión con 20.000 litros de combustible aéreo, que no es fácil, ya salieron equipos de la Fuerza Aérea Boliviana para que hagan el estudio in situ y poder operar el helicóptero”, afirmó la autoridad.

Los incendios a su paso dejan vegetación devastada y amenaza los ojos de agua que son vida para animales y comunarios. Calvimontes adelantó que, una vez controlada la emergencia, se harán planes para la reforestación.

Además, la autoridad reportó incendios activos también en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y Beni.

El municipios de Chimoré está afectado en el departamento cochabambino, este último ya bajo control. En Santa Cruz, San Matías, San Ignacio de Velasco en la zona del Parque Noel Kempf Mercado, y en Comarapa se ha detectado fuego, al igual que en San Borja y Rurrenabaque, en Beni.

FUENTE https://www.la-razon.com/sociedad/2023/10/22/incendios-en-la-paz-van-en-escalada-hay-seis-municipios-afectados/

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martes, 10 de octubre de 2023

Amazonia, ¿un bioma amenazado de extinción?


Fuentes: IPS [Imagen: Un lago de Tefé, municipio en el centro del estado de Amazonas, en la orilla del río en su tramo medio, como quedó por la sequía en septiembre. El evento extremo afectó al agua potable para la población, la producción agrícola y pesquera y el transporte fluvial, determinante para la movilidad en esa localidad. Foto: Alcaldía de Tefé]


RÍO DE JANEIRO – Los paisajes son apocalípticos. Ríos exuberantes reducidos a hilos de agua y sus cauces desnudados como playas inmensas, donde a veces “aparcan” embarcaciones variadas, incluso las grandes, de tres o más pisos, típicas del transporte de pasajeros en la Amazonia de Brasil.

“El río se volvió igarapé”, resumió Yolaide Gonçalves, una lideresa del pueblo indígena tikuna, asentado en São Paulo de Olivença, un municipio de 33 000 habitantes en el oeste del estado brasileño del Amazonas, cerca de la frontera con Colombia y Perú.

Igarapé, una palabra indígena de uso común en la Amazonia, significa el “camino de la canoa” y designa un arroyo o brazo de río, que son cursos de agua relativamente pequeños en la región amazónica, en el norte brasileño.

Tikuna era el pueblo indígena más numeroso de Brasil, según el censo nacional de 2010, con 46 100 miembros. Pero los datos se alteraron mucho en el censo de 2022, que identificó un total de 1,69 millones de indígenas brasileños, 88,8 % más que en 2010 y 0,83 % de la población nacional de 203 millones. Aún no se conocen datos detallados  de los 266 pueblos originarios identificados en el nuevo censo.

“Es la peor sequía que he vivido desde mi infancia. Nunca murieron tantos peces como ahora en las sequías anteriores”, destacó Gonçalves, de 39 años, a IPS este viernes 6 desde Tabatinga, donde participaba en una reunión de líderes indígenas y ribereños para acordar acciones que mitiguen el actual desastre climático y social en sus poblaciones.

La novedad y muestra de la letalidad de esta sequía es la mortandad de delfines, un símbolo de la Amazonia. Más de 120 de esos cetáceos aparecieron muertos, la mayoría en el lago Tefé, cuyas aguas bajaron mucho y se calentaron, en de la cuenca del río Solimões, un nombre que recibe en su tramo medio el Amazonas en Brasil.

Pero en términos hidrológicos, esa sequía es hasta ahora “similar a la de 2010”, aunque resulte más visible por afectar grandes ciudades, como Manaus, la capital del estado de Amazonas, evaluó Naziano Filizola, profesor de la Universidad Federal del Amazonas con doctorado en hidrología y geología.

“En los últimos 20 años ocurrieron en la Amazonia eventos extremos con más intensidad y mayor frecuencia que en todo el siglo XX, es un hecho sin lugar a dudas”: Naziano Filizola.

Los efectos son “asustadores”, debido a que “la coincidencia de varios factores en el mismo periodo de tiempo, originan los eventos extremos”. Esta vez se adelantó el estiaje amazónico, que suele ser más intenso de septiembre a noviembre, con el fenómeno El Niño también “fuera del tiempo normal” y el avance del cambio climático, explicó en entrevista con IPS desde Manaus.

El río Solimões en su tramo final, en Iranduba, cerca de su encuentro con el río Negro y conformar el río Amazonas, en el norte de Brasil. Una playa alargada, debido a la sequía, alejó sus aguas de la ciudad, que habitualmente la bordean. Imagen: Cadu Gomes / VPR-FotosPúblicas

Repetición más rápida

Además “en los últimos 20 años ocurrieron en la Amazonia eventos extremos con más intensidad y mayor frecuencia que en todo el siglo XX, es un hecho sin lugar a dudas”, acotó.

La llamada Amazonia Legal brasileña, que engloba a ocho estados y 38 millones de habitantes, sufrió sequías severas en 2005, 2010 y 2015. El calentamiento del océano  Atlántico Tropical Norte fue un factor común en las tres ocasiones y El Niño, que calienta las aguas del Pacífico ecuatorial, en las dos últimas. Ahora se repite la asociación de esos dos fenómenos.

Las sequías se alternan con años de lluvias extremas, como en 2017, cuando el río Juruá, un afluente del Solimões en su tramo central, antes de pasar a llamarse Amazonas, registró su mayor crecida. Hubo municipios en sus orillas que tuvieron 90 % del territorio bajo el agua, casi todos vividos en la Amazonia, recordó el profesor de 56 años.

“Pero las sequías son más catastróficas que las inundaciones”, razonó Filizola, al amenazar toda la población de sed y hambre, además de dejar muchas comunidades aisladas en una región donde muchos asentamientos dependen del transporte fluvial. Además afecta las mentes de una población acostumbrada a la abundancia hídrica.

Pérdidas variadas

La gran mortandad de peces afecta la alimentación de una población que tiene en el pescado su principal fuente de proteína. El futuro suena peor, ya que la sequía reduce drásticamente la reproducción de la fauna acuática.

“En las aldeas tikunas se acabó el agua para beber”, señaló Gonçalves. Menos mal, dijo, que la Secretaria Nacional de Salud Indígena distribuyó tanques de 500 y 1000 litros a cada familia, lo que permitió acopiar el agua de la poca lluvia que cayó esa semana. Pero medidas como estas no pasan de ser “un pequeño alivio”, remarcó.

Ahora se busca perforar pozos artesianos para asegurar el agua potable si esta sequía se prolonga más allá de diciembre, cuando inicia la estación lluviosa en la Amazonia, y también para el futuro.

“La sequía en São Paulo de Olivença empezó en agosto y se agravó desde entonces. Los peces mueren por falta de agua y también porque el agua se calentó mucho. En tierra firme los animales también están muriendo sin agua y por el calor.

La caída del caudal en los ríos dificulta el transporte fluvial, el más usado en el estado del Amazonas. Un viaje de São Paulo de Olivença a Manaus, una distancia de 1360 kilómetros, se hacía en tres o cuatro días, ahora exige dos semanas, según la lideresa indígena.

Para Joed Pereira de Melo, campesino de 40 años, las crecidas extremas de los ríos son peores para los agricultores de tierra inundables. “La pérdida es total”, se lamentó.

En Iranduba, donde siempre vivió Melo, esos productores son la mayoría entre los cerca de 6000 agricultores del municipio de 49 000 habitantes. La actividad es atractiva porque abastece a la vecina Manaus, la mayor ciudad amazónica, con 2,06 millones de habitantes, separada solo por el río Negro, obstáculo superado desde 2011 por un puente de 3595 metros.

Melo escapa a los peores daños de la sequía porque posee dos hectáreas en tierra firme donde un pozo le permite irrigar sus hortalizas y las siembras de frijoles y mandioca (yuca). Pero también sufre graves pérdidas, por la alta temperatura, que alcanza 42 grados centígrados en su finca.

Además tiene también 0,8 hectáreas en tierras inundables, done solo podrá sembrar cuando vuelvan las lluvias. La escasez de alimentos se acentuará en los próximos meses, hasta ahora se cosechó lo sembrado en el inicio de la sequía, hace tres meses, cuando el suelo en las orillas de los ríos aún se mantenía húmedo.

La producción agroecológica que practica también le ayuda a resistir mejor las sequías, al considerar todo el ecosistema, no solo la agricultura en sí misma, sostuvo Melo a IPS desde Iranduba.

En un brazo del río Solimões, las casas que antes eran flotantes se han posado en su lecho casi seco. La población de muchas localidades ribereñas amazónicas de Brasil ya no puede desplazarse ni transportar sus productos o bienes en las pequeñas embarcaciones que son su principal medio de transporte, porque no hay agua suficiente para navegar. Imagen: Cadu Gomes / VPR-FotosPúblicas

Agravantes

Un problema adicional, por ejemplo, es la sedimentación que es muy intensa en los ríos amazónicos, especialmente el Solimões, donde se siente más duramente la sequía actual, matizó el agricultor.

Las tierras caídas, un fenómeno de derrumbes de las orillas de tierras por la erosión que suele ocurrir durante las sequías, contribuyen a esa sedimentación, observó Eder Mileno, profesor de posgrado en geografía de la Universidad Federal de Pará, en Belém, otra gran capital, de 1,3 millones de habitantes, en la entrada oriental de la Amazonia, la más cercana al océano Atlántico.

El derrumbe de un barranco en el río Purus, afluente del Solimões, provocó la muerte de dos personas y provocó el desalojo y la pérdida de sus viviendas a otras 200, el 30 de septiembre, por ejemplo.

Los eventos climáticos “que estamos viviendo pueden alterar de forma permanente las dinámicas de los ríos”, que son afectadas por actividades meteorológicas distintas, así como por las humanas, explicó a IPS desde Belém.

“La actual sequía amazónica se distingue de las anteriores por la mayor influencia del hombre en el clima global, intensificando los eventos extremos y su repetición”, señaló.

La sequía actual puede debilitarse próximamente por la influencia de la Zona de Convergencia Intertropical, un sistema meteorológico que hace llover en la Amazonia al juntar vientos húmedos de los hemisferios Norte y Sur, espera el geógrafo.

Este año la sequía, que ocurre de formas e intensidades distintas en partes de la Amazonia, empezó en el oeste y avanza hacia el este, afectando hasta ahora principalmente los afluentes de la orilla sur del Amazonas, en general con nacientes en  Perú y Bolivia, destacó el profesor Filizola.

En São Paulo de Olivença, en oeste del estado de Amazonas, inició en agosto, corroboró Gonçalves, la lideresa tikuna.

Luego pasó a afectar a los ríos Juruá, Purus y Madeira. En este último el caudal reducido llevó la central hidroeléctrica Santo Antônio a suspender su generación el 2 de septiembre. La ausencia temporal de sus 3568 megavatios de potencia afectan el sistema eléctrico nacional, con una capacidad total de 190 gigavatios.

El avance de la sequía extrema alcanzó ahora el río Tapajós, ya en el estado de Pará. Si prosigue será la vez del rio Xingu donde se instaló la segunda mayor central hidroeléctrica americana, Belo Monte, con 11 233 megavatios de potencia.

ED: EG

Fuente: https://ipsnoticias.net/2023/10/amazonia-un-bioma-amenazado-de-extincion/



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lunes, 9 de octubre de 2023

Cuidado con los experimentos de las Fuerzas Armadas de EE.UU. con la guerra climática


Fuentes: globalizacion.ca/

Nota del autor:

“El término “técnicas de modificación ambiental” se refiere a cualquier técnica que – mediante la manipulación deliberada de procesos naturales – modifica la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litósfera, hidrósfera y atmósfera, así como también el espacio exterior” (Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles, Naciones Unidas, Ginebra: 18 de mayo, 1977).

“Científicos militares estadounidenses… están trabajando en sistemas climáticos como armas potenciales. Los métodos incluyen un aumento en la intensidad de las tormentas y la desviación de ríos de vapor de la atmósfera terrestre con el objeto de producir sequías o inundaciones” (The late Rosalie Bertell).

Las armas de energía dirigidas (DEW por sus siglas en inglés) constituyen un sólido negocio de 5.300 millones de dólares (2022) que está programado que aumente a 12.900 millones de dólares para el año 2027. Este mercado militar-industrial impulsado por las ganancias es dominado por seis “contratistas de defensa”, incluidos Raytheon, Northrup Grunman, BAE Systems (plc), Boeing, Lockheed Martin y L3Harris Technologies.

Raytheon y BAE Systems también están involucrados en tecnologías que utilizan técnicas de modificación ambiental (ENMOD por sus siglas en inglés) en nombre de la Fuerza Aérea estadounidense (Michel Chossudovsky, agosto, 2023).

Comencé mi investigación sobre técnicas de modificación ambiental (ENMOD) en 2001, enfocándome en el Sistema de Antenas HAARP, en Gakona, Alaska.

Las instalaciones HAARP estaban en completamente operativas a partir de mediados de los años 90 con capacidades avanzadas.

A pesar de que HAARP fue clausurado en 2014, las técnicas de modificación ambiental se han vuelto altamente sofisticadas y precisas en los últimos diez años. La mayoría de los archivos han sido desclasificados.

En Estados Unidos, las armas de energía dirigidas (DEW) son objeto de investigación de numerosas agencias relacionadas al Pentágono, incluyendo a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, la Oficina de Investigación Naval, entre otras.

Debido a la relevancia del debate climático, geoingeniería y técnicas de modificación ambiental (ENMOD), este artículo, que fue publicado en primera instancia por The Ecologist (7 de diciembre, 2007), presenta un resumen, así como también una historia. Asimismo, confirma el rol que juegan los contratistas militares privados en el desarrollo de HAARP, incluidos BAE Systems Inc y Raytheon.

Michel Chossudovsky, 17 de agosto, 2023.

*** 

Aunque raramente aceptado en el debate del cambio climático global, el clima del planeta ahora puede ser modificado mediante una nueva generación de sofisticadas armas electromagnéticas. Estados Unidos y Rusia han desarrollado habilidades para manipular el clima para uso militar.

Las técnicas de modificación ambiental han sido utilizadas por el ejército estadounidense por más de medio siglo. John von Neumman, matemático estadounidense, junto al Departamento de Defensa de Estados Unidos, inició una investigación sobre la modificación del clima a finales de 1940, durante la Guerra Fría, y anticipó “formas de guerra climática aún inimaginables”. Durante la Guerra de Vietnam, se utilizaron técnicas de siembra de nubes que iniciaron en 1967 bajo el nombre de Proyecto Popeye, su objetivo era extender la temporada de monzones y bloquear el sistema de provisiones de los enemigos a lo largo de Ruta Ho Chi Minh.

El ejército estadounidense ha desarrollado capacidades avanzadas que le permiten alterar modelos climáticos de forma selectiva. Esta tecnología, que se ha estado perfeccionando bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP), es un apéndice de la Iniciativa de Defensa Estratégica – “Guerra de las Galaxias” (Star Wars). [La instalación de HAARP fue cerrada en 2014. Desde entonces, se han implementado instalaciones más avanzadas]. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva que opera desde la atmósfera exterior y es capaz de desestabilizar los sistemas agrícolas y ecológicos alrededor del mundo.

La modificación climática, según el Informe Final 2025 de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, “ofrece a los combatientes una vasta gama de posibles opciones para vencer o forzar al adversario”, capacidades que se extienden hasta desencadenar inundaciones, huracanes, sequías y terremotos:

“La modificación del clima conformará la seguridad doméstica e internacional y se podrá llevar a cabo de manera unilateral… Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso ser utilizada con propósitos disuasivos. La capacidad de generar precipitaciones, neblina y tormentas en el planeta Tierra o modificar el clima espacial… y la producción de un clima artificial forman parte de un conjunto de tecnología” (El clima como multiplicador de fuerza: Poseyendo el clima en 2025).

En 1977, la Convención Internacional fue ratificada por la a Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual prohibió “el uso de técnicas de modificación ambiental con objetivo militar u hostil que tengan efectos extendidos, duraderos o severos”. Definió a las de técnicas de modificación ambiental como “cualquier técnica que – mediante la manipulación deliberada de procesos naturales – modifica la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litósfera, hidrósfera y atmósfera, así como también el espacio exterior”.

A pesar de que la esencia de la Convención de 1977 fue reafirmada en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés) que fue anunciada en 1992, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, el debate sobre la modificación del clima para uso militar se ha convertido en un tabú científico.

Los analistas militares han guardado silencio sobre esta materia, los meteorólogos no han realizado investigaciones y los ambientalistas están enfocados en el Protocolo de Kioto sobre los gases de efecto invernadero. No se ha considerado la posibilidad de la manipulación climática o ambiental como parte de la agenda de inteligencia militar, pese a que se reconoce de forma tácita, como parte del debate más extendido sobre el cambio climático bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

El Programa HAARP

Establecido en 1992 con base en Gakona, Alaska, HAARP presenta un despliegue de potentes antenas que emiten, a través de ondas de radio de alta frecuencia, cantidades masivas de energía en la ionósfera (capa más externa de la atmósfera). Su construcción fue financiada por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, la Armada de los Estados Unidos y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA). Operado conjuntamente por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y la Oficina de Investigación Naval, HAARP está formado por un sistema de poderosas antenas capaces de crear “modificaciones locales controladas en la ionósfera”. Según su sitio web, www.haarp.alaska.edu, HAARP es utilizado para “inducir pequeños y localizados cambios en la temperatura de la ionósfera, de manera tal que se puedan estudiar las reacciones físicas mediante otros instrumentos ubicados en el mismo sitio o cerca de las instalaciones de HAARP”.

Sistema de antenas HAARP.

Rosalie Bertell, presidenta del Instituto Internacional de Asuntos de Salud Pública, dice que HAARP opera como:

“Un gigantesco calentador que puede causar graves alteraciones a la ionósfera, al crear no solamente agujeros, sino que también extensas incisiones en la capa protectora que impide que las radiaciones mortales bombardeen al planeta”.

El físico Dr. Bernard Eastlund lo denominó “el calentador ionosférico más grande que se ha construido”.

HAARP es presentado por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos como un programa de investigación, sin embargo, documentos militares confirman que su objetivo principal es “inducir modificaciones ionosféricas” con la expectativa de alterar los modelos climáticos y desestabilizar las comunicaciones y radares.

Según un informe de la Duma Estatal de Rusia (Parlamento ruso):

“Estados Unidos planifica realizar experimentos a gran escala bajo el programa HAARP [y] crear armas capaces de romper comunicaciones de radio y equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar accidentes serios en redes eléctricas y en oleoductos y gasoductos, y tener un impacto negativo en la salud mental de regiones enteras”. *

Un análisis de las declaraciones emitidas por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos señala lo inconcebible:

La manipulación encubierta de los modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de guerra global, le permite a Estados Unidos desestabilizar y dominar regiones enteras.

La manipulación del clima es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida en contra países enemigos o “naciones amigas” sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar caos en los mercados financieros y de productos básicos. La alteración de la agricultura crea una mayor dependencia hacia los programas de ayuda alimentaria y los productos de granos básicos importados desde Estados Unidos y otros países occidentales.

HAARP fue desarrollado como parte de una asociación angloestadounidense entre Raytheon Corporation, dueños de las patentes de HAARP, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y British Aerospace Systems (BAES).

El proyecto HAARP forma parte de las empresas colaborativas en sistemas de armas avanzadas entre los dos gigantes de defensa. El proyecto HAARP comenzó en 1992 por Advanced Power Technologies, Inc. (APTI), sucursal de Atlantic Richfield Corporation (ARCO). APTI (incluyendo a las patentes de HAARP) fue vendido por ARCO a E-Systems Inc, en 1994. E-Systems, tenía contrato con la CIA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, preparó el “Día del Juicio Final”, el cual “permite que el presidente pueda dirigir una guerra nuclear”. Posteriormente, adquirido por Raytheon Corporation, uno de los contratistas de servicios de inteligencia más importantes del mundo. BAES estuvo involucrado en el desarrollo de las etapas avanzadas del despliegue de las antenas de HAARP, bajo contrato en 2004 con la Oficina de Investigación Naval.

La instalación de 132 transmisores de alta frecuencia fue encomendada por BAES a su sucursal estadounidense, BAE Systems Inc. El proyecto, según un informe entregado en julio por Defense News, se llevó a cabo por el departamento de guerra de BAES’s Electronic. En septiembre recibió el máximo premio DARPA por sus logros técnicos en el diseño, construcción y activación del sistema de antenas HAARP.

El sistema HAARP es completamente operacional y, en muchos aspectos, empequeñece a los actuales sistemas convencionales y estratégicos de armas. A pesar de que no hay evidencia concreta de que su uso tenga propósitos militares, documentos de la Fuerza Aérea sugieren que HAARP es una parte integral de la militarización del espacio. Se podría esperar que las antenas ya hayan sido sometidas a pruebas de rutina.

Bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) tiene el mandato de “evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante relacionada con la comprensión del cambio climático”. Este mandato considera la guerra climática. “La geoingeniería es reconocida, pero las aplicaciones militares subyacentes no son objeto de análisis político ni de investigación científica en las miles de páginas de los informes y documentos del IPCC, basados en la experiencia y contribución de alrededor de 2.500 científicos, legisladores y ecologistas. La “guerra climática” es una amenaza potencial para la humanidad, pero ha sido excluida informalmente de los informes por los cuales el IPCC recibió en 2007 el Premio Nobel de la Paz.

Michel Chossudovsky. Profesor emérito de Economía de la Universidad de Ottawa, es fundador y director del Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research). Sus escritos se han publicado en más de 20 idiomas, es un activista antiglobalización y antibélico. Ha actuado como profesor visitante en organizaciones académicas en Europa del Este, América Latina y el Sudeste asiático, además de asesor de gobiernos en países en desarrollo y consultor de organizaciones internacionales como el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ha sido galardonado con la Medalla de Oro de la República de Serbia por sus escritos sobre la guerra de agresión de la OTAN contra Yugoslavia (2014).

Artículo original en inglés: Weather Warfare: “Beware the US Military’s Experiments with Climatic Warfare”.

Traducido y revisado en exclusiva por Elizabeth Torres para el Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research).

Fuente: https://www.globalizacion.ca/cuidado-con-los-experimentos-de-las-fuerzas-armadas-de-ee-uu-con-la-guerra-climatica/




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jueves, 5 de octubre de 2023

Producción, trabajo y crisis ecológica


Fuentes: Viento sur [Imagen: Océano. Foto: Jennifer C./ Flickr]

La relación humanidad-naturaleza es la causa de la crisis presente que, además de destruir innumerables riquezas naturales, expone a la humanidad a amenazas existenciales. La musiquilla sobre “los pobres que tienen demasiados hijos” sirve muy claramente para desviar la atención del hecho de que son las y los ricos (del norte y del sur) quienes crean la catástrofe climática. El trabajo toma formas particulares según los modos sociales de producción. Frente a la crisis climato-ecológica solo se puede librar la batalla devolviendo al trabajo su carácter de actividad social productora de valores de uso para satisfacer necesidades humanas reales (en contraposición a las necesidades humanas alienadas por el capital productivista / consumista).

“Producir” significa “hacer aparecer”, “hacer nacer”. La naturaleza produce, la biosfera en particular produce. Sin embargo, dentro de la naturaleza, se puede distinguir una producción específicamente humana. Se caracteriza por cinco rasgos principales:

1°) El Homo sapiens identifica recursos en su entorno, los toma y los transforma para satisfacer sus necesidades a través de cosas que, sin su acción, no aparecerían espontáneamente.

2°) La especie humana mantiene con el resto de la naturaleza una relación mediada por una actividad específica, el trabajo; esta actividad utiliza herramientas.

3°) El cerebro ajusta constantemente el trabajo a su objetivo, evalúa su resultado y desarrolla su productividad a través de nuevas herramientas y/o nuevas formas de organización; en este proceso, surgen nuevas necesidades.

4°) Dado que la especie es social por naturaleza, el trabajo es desde el principio social, lo que supone relaciones sociales, comunicación y formas sociales de organización.

5°) La evolución del proceso de trabajo explica en última instancia la de las formas sociales, cuyos grandes rasgos permiten distinguir modos históricos de producción de la existencia.

Por supuesto, la producción humana surgió de la producción natural como fruto de los mecanismos de la evolución. Por eso los rasgos mencionados anteriormente existen en forma embrionaria en el resto de la naturaleza: algunos animales crean herramientas; algunos insectos viven en sociedades basadas en una división de tareas; etc. Sin embargo, el lenguaje, el perfeccionamiento constante de la productividad laboral y la secuencia de modos históricos de producción son rasgos específicamente humanos. El Homo sapiens “produce su propia existencia social” como decía Karl Marx. La especie humana obviamente forma parte de la naturaleza, pero ocupa una posición muy especial en ella. El genetista Alain Prochianz estima que estamos tanto en la naturaleza como fuera de ella /1. La fórmula es paradójica pero centra la atención en la relación humanidad-naturaleza, y necesitamos este enfoque para pensar “la crisis ecológica”.

Lo necesitamos porque la grave perturbación de la relación humanidad-naturaleza es la causa de la crisis y porque ésta, además de destruir innumerables riquezas naturales, expone a la humanidad a amenazas existenciales. Las y los científicos han identificado nueve parámetros de la sostenibilidad de nuestra especie en la Tierra. Se han determinado límites relativos para cada uno de estos parámetros. Se superan en seis de los nueve casos (concentración de gases de efecto invernadero, disminución de la biodiversidad, contaminación atmosférica, envenenamiento por nuevas entidades químicas, degradación del suelo, exceso de nitratos y fosfatos en las aguas). El estado de la capa de ozono estratosférico es el único parámetro en relación con el que los gobiernos han tomado medidas que han mejorado la situación. Los dos últimos parámetros son los recursos de agua dulce y la acidificación de los océanos. Es probable que sus límites relativos también se estén cruzando. Ejemplo: debido a la acidificación, según el IPCC, el 95 % de los macizos de coral morirán por encima de 1,5 °C de calentamiento… pero este umbral se alcanzará en menos de 10 años. ¿Qué harán entonces las decenas de millones de personas cuya existencia depende de la riqueza de estos macizos?

El angustioso aumento de la catástrofe ecológica tiende a hacerle el juego a ciertas pseudo-explicaciones esencialistas: la producción humana sería destructiva en esencia, por lo que seríamos demasiados en la Tierra. Obviamente, no se puede negar el hecho de que el Homo sapiens tiene una huella ecológica específica, superior a la de otras especies: nos vestimos, nos alojamos, preparamos nuestros alimentos, construimos máquinas para movernos y comunicarnos entre nosotros… Sin embargo, la demografía no es la causa de la destrucción en curso. Según el último informe del IPCC (AR6), los 3 a 3,5 mil millones de seres humanos que más sufren los impactos del cambio climático son precisamente los que tienen la menor responsabilidad histórica en las emisiones (¡una buena parte ni siquiera la tiene en absoluto!). El 1 % más rico de la humanidad emite más CO2 que el 50% más pobre. La musiquilla sobre los pobres que tienen demasiados hijos sirve muy claramente para desviar la atención del hecho de que son las y los ricos (del norte y del sur) quienes crean la catástrofe climática. A golpe de jets privados, coches de lujo, palacios faraónicos, consumos ostentosos… e inversiones productivistas como accionistas motivados únicamente por el beneficio. En resumen: las teorías esencialistas buscan ocultar las causas sociales de la crisis. Hacen el juego a la extrema derecha racista y a las políticas bárbaras de represión de las y los migrantes.

¿Y cuáles son estas causas? ¿Por qué la relación entre la humanidad y la naturaleza está perturbada hasta el punto de amenazar a ambas? Dado que el Homo sapiens produce su existencia social a través del trabajo, es necesariamente en este terreno en el que hay que buscar la respuesta. Al hacerlo, se trata de evitar una variante de la pseudo-explicación esencialista: no es el trabajo en sí mismo lo que explica la destrucción ecológica, sino la forma histórica que ha tomado a lo largo de la historia reciente. Se demuestra fácilmente: la mayoría de las y los científicos consideran que hemos pasado del Holoceno al Antropoceno. En su opinión, los tres marcadores de este cambio de era son la caída de la biodiversidad, la proliferación de nucleidos radiactivos y el ascenso del nivel de los océanos. Sin embargo, estos marcadores no comenzaron a imprimir su huella geológica hasta después de 1945. Por lo tanto, la pregunta ¿cuáles son las causas sociales de la crisis ecológica? conduce a otra: ¿cuál es el cambio que ha afectado al trabajo a lo largo de la historia reciente y cómo este cambio explica la explosión de la catástrofe ecológica en la segunda mitad del siglo XX?

Los cinco rasgos distintivos enumerados al principio de esta contribución se aplican al trabajo humano en general. Pero el trabajo toma formas particulares según los modos sociales de producción. Básicamente, durante la mayor parte de la historia humana estas formas fueron determinadas por el hecho de que el trabajo tenía la función única o principal de producir valores de uso (utilidades destinadas a satisfacer las necesidades humanas). Sin embargo, este ya no es el caso: hoy, el trabajo tiene como objetivo producir mercancías (valores de cambio) en beneficio de una minoría propietaria de los medios de producción, que acumula dinero explotando el trabajo y saqueando los recursos.

Esta situación es producto de una larga transición en la que la operación económica que consiste en vender para comprar ha sido reemplazada por la operación económica que consiste en comprar para vender. El punto clave aquí es que comprar para vender solo tiene sentido si la cantidad de dinero aportada por la venta es mayor que la cantidad de dinero gastada en la compra. La diferencia constituye el plusvalor. Este plusvalor, a su vez, sólo tiene sentido si se reinvierte para aportar aún más plusvalor. Entonces, el objetivo concreto del intercambio -satisfacer una necesidad- es suplantado gradualmente por un objetivo abstracto: acumular dinero. Esta es la definición del capital: una cantidad de dinero que busca convertirse en más dinero. Salta a la vista que este capital pretende inevitablemente producir cada vez más, lo que también implica consumir cada vez más. Este modo de producción es productivista (y consumista) por naturaleza.

Inicialmente limitada al comercio a larga distancia y a las finanzas, la dinámica productivista del capital ha ganado amplitud y profundidad a lo largo de la historia. Se dio un paso decisivo cuando la fuerza de trabajo se convirtió en mercancía. Esta mercantilización fue impuesta por la apropiación de los medios de producción: las poblaciones campesinas expulsadas de la tierra se vieron obligadas a trabajar para los propietarios a cambio de un salario. Así, mediante una larga transformación, iniciada en el siglo XV, el capital desbordó cada vez más la esfera del comercio para apoderarse de la esfera de la producción. Con ello se pusieron las bases sociales para que todo, absolutamente todo, se convirtiera en mercancía. Con la Revolución Industrial, iniciada a finales del siglo XVIII en Inglaterra, el capital bulímico se combinó con los combustibles fósiles, gracias a los cuales conquistó toda la Tierra. Así es como, en menos de dos siglos, el productivismo capitalista ha cambiado la faz del mundo y ha iniciado la catástrofe ecológica global que crece a nuestro alrededor.

Esta catástrofe ya no se puede evitar. A lo sumo, podemos intentar evitar que se convierta en un cataclismo. Pero esto solo es posible saliendo de la lógica productivista; por lo tanto, emancipando al trabajo de las ataduras del capital. El problema es que esta lógica organiza hoy la actividad de la inmensa mayoría de la población mundial. Privada de toda autonomía, ésta depende totalmente de la venta de su fuerza de trabajo para vivir. La principal cuestión estratégica de la lucha ecológica es, por tanto, una cuestión social, que se formula de la siguiente manera: ¿cómo sustraer el mundo del trabajo de las ataduras capitalistas del beneficio? El problema es aún más espinoso porque el mundo del trabajo está a la defensiva y ya no basta con detener el crecimiento capitalista: la catástrofe ha tomado tal amplitud que un decrecimiento global de la producción material y el transporte se ha vuelto indispensable, especialmente para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C, como se decidió durante la COP21, en París. ¿Cómo arrastrar a esta lucha a los trabajadores y trabajadoras devorados por el individualismo, empujados a la defensiva por 40 años de neoliberalismo brutal, y que temen -¡con razón!- que la llamada transición energética” capitalista se haga a expensas de su trabajo y su salario? That’s the question

Los “Soulèvements de la Terre /Levantamientos de la Tierra”/2 no son una excepción francesa. En los últimos años se han desarrollado luchas radicales contra la destrucción ecológica capitalista en todas partes /3. Con raras excepciones, los trabajadores, las trabajadoras y sus organizaciones sindicales están ausentes de ellas. Estas luchas son llevadas a cabo por la juventud, por los pueblos indígenas y por las y los pequeños campesinos, y especialmente por las mujeres, que están en primera línea en estos tres grupos sociales. Al unirse, estos componentes pueden crear relaciones de fuerza y, en algunos casos, hacer retroceder a los capitalistas y a los gobiernos a su servicio. Pero, en última instancia, la batalla solo se puede ganar devolviendo al trabajo su carácter de actividad social productora de valores de uso para satisfacer necesidades humanas reales (en contraposición a las necesidades humanas alienadas por el capital productivista/consumista).

El capitalismo verde es un engaño. Detener la catástrofe requiere, por el contrario, la abolición del capitalismo. Esta necesidad es entendida por cada vez más personas. El anticapitalismo es una brújula estratégica. Sobre esta base, los movimientos ecologistas radicales deben intentar articular su radicalidad legítima con métodos para arrastrar a sectores del mundo laboral a una lucha común por un proyecto de sociedad tanto social como ecológico. Esquemáticamente, estos enfoques tienen dos aspectos:

• en primer lugar, un apoyo sistemático a las y los trabajadores que luchan por sus demandas sociales, porque solo en las luchas se puede desarrollar una conciencia ecosocial común a todos los movimientos sociales;

• en segundo lugar, la invención de reivindicaciones que respondan tanto a las necesidades sociales como ecológicas, como, por ejemplo, la reducción radical del tiempo de trabajo sin pérdida de salario, la socialización de la energía y el crédito, y la extensión de la gratuidad.

La dificultad es enorme, pero no hay otro camino. La derecha en crisis de legitimidad se desliza cada vez más hacia la extrema derecha, en particular designando demagógicamente a las y los activistas de la ecología radical como enemigos del empleo y el nivel de vida, o incluso como ecoterroristaswokistas además. De este modo, espera atraer a las y los votantes de las clases populares, para someterlos mejor aún a sus políticas antisociales. Trump, Darmanin, Bouchez son algunos ejemplos de este peligroso fenómeno. Para hacerlas frente, es indispensable una estrategia ecosocialista.

Contribución escrita para la revista del SITO (Students in Transition Office) de la Universidad Libre de Bruselas.

Notas:
1/ Alain Prochianz, “A Monkey toi-même”, Odile Jacob de.

2/ https://lessoulevementsdelaterre.org/es-es/blog ndt.

3/ Para obtener una visión general, consultar el libro que coordiné con Michaël Löwy, “Luttes écologiques et sociales dans le monde. Allier le vert et le rouge” (Luchas ecológicas y sociales en el mundo. Combinar el verde y el rojo), Ed. Textuel, París, 2021.

Texto original: https://www.europe-solidaire.org/spip.php?article66382

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente: https://vientosur.info/produccion-trabajo-y-crisis-ecologica/

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miércoles, 4 de octubre de 2023

Vía Campesina, hacia su octava conferencia en Bogotá: La soberanía alimentaria, única alternativa frente al flagelo del hambre



Más de 700 millones de personas malnutridas. Acción mundial el 16 de octubre

Lejos de debilitarse, toma fuerza en casi todo el planeta. La defensa de la soberanía alimentaria ocupa el centro del debate sobre un modelo económico viable que reduzca el flagelo del hambre. La Vía Campesina (LVC) lo recuerda y convoca a una acción mundial.

La organización internacional que aglutina a 200 millones de campesinas y campesinos de más de 80 países acaba de lanzar la convocatoria para la próxima Acción Internacional por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos contra las Transnacionales. Será el 16 de octubre y busca lograr una movilización lo más amplia, activa y descentralizada posible, proponiendo además que se ganen las redes sociales mediante la difusión de los múltiples eventos locales previstos (https://viacampesina.org/es/).

El movimiento de pequeña-os productora-es rurales entiende esta convocatoria como una oportunidad más para ratificar la denuncia del control de los sistemas alimentarios en manos, fundamentalmente, de las transnacionales del agronegocio. A las que define como “un entramado corporativo global que está intensificando el hambre de millones de personas en el mundo, así como la masificación de la desnutrición como enfermedad crónica de las nuevas generaciones”.

La Vía Campesina (LVC) considera “inaceptable que cada vez haya más personas que pasan hambre y que la inseguridad alimentaria se intensifique y afecte a un tercio de la población mundial”. Y recuerda que las crisis globales y los grandes desplazamientos migratorios que afectan a millones de personas se producen en un contexto de crisis climática, de alimentos y medioambiental que golpea a toda la humanidad.

Sus argumentos fluyen de datos de fuentes oficiales, como el documento “2013: El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo” publicado por cinco agencias de las Naciones Unidas bajo la coordinación de su Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) (https://www.fao.org/3/cc6550es/cc6550es.pdf).

Radiografía espeluznante

El documento de la FAO –elaborado junto con la Organización Mundial de la Salud, el Fondo para la Infancia, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola– reconoce que aunque el hambre a nivel planetario se mantuvo sin variaciones significativas entre 2021 y 2022, continúa muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia de Covid-19. En 2022 afectó a cerca del 9,2% de la población planetaria, superando así el 7,9% registrado en 2019, es decir, la etapa prepandemia.

Los porcentajes expresan menos que las cifras, las cuales reflejan, con rudeza, el rostro humano de este flagelo: en 2022 padecieron hambre en todo el mundo entre 691 y 783 millones de personas, lo que significa 122 millones más que 2019.
Aunque en igual periodo se logró cierto progreso en la reducción del hambre en América Latina y en parte de Asia, de todos modos sigue aumentando en Asia occidental, la región del Caribe y África en su totalidad.

Por otra parte, la prevalencia de la inseguridad alimentaria se mantuvo sin variaciones por segundo año consecutivo después de aumentar bruscamente de 2019 a 2020. En 2022, alrededor de unos 2.400 millones (el 29,6% de la población mundial) experimentó dicha inseguridad. Entre ellos unos 900 millones de forma grave. El drama de la inseguridad alimentaria afecta particularmente a las mujeres y a las comunidades rurales. Así, por ejemplo, en 2022 golpeó a un 33,3% de las personas adultas en zonas rurales (más que el 28,8% en zonas periurbanas y el 26,0% en zonas urbanas). Paradójicamente, los efectos más perversos de la falta de alimentos se producen en las regiones campesinas, escenario donde teóricamente se originan los productos alimenticios básicos.

El estudio de la ONU constata que, en 2022, 148 millones de niños y niñas menores de cinco años sufrieron retrasos de crecimiento debido a dietas insatisfactorias. En tanto, 45 millones padecieron emaciación y 37 millones, sobrepeso. El sobrepeso es más frecuente en las zonas urbanas, en tanto que los primeros dos fenómenos prevalecen en las zonas rurales.

Foros superestructurales, pero el hambre perdura

De cara a la próxima Acción Internacional por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos contra las Transnacionales, la Vía Campesina argumenta que se vive “un escenario de monopolización generalizada de todos los eslabones de los sistemas alimentarios”. Y en su diagnóstico global apunta que “nos acaparan nuestra producción agrícola, las semillas, las tierras, los territorios; se vulnera nuestros derechos campesinos a la renta y a una vida digna, a la protesta y a la autonomía de nuestros pueblos”.

El movimiento considera que la actual crisis alimentaria no tiene precedentes, se entreteje con la crisis climática, las guerras, la corrupción, el control mediático, el racismo institucional y el neofascismo, a la par que el campesinado sigue siendo “criminalizando, desplazando y se continúa acaparando nuestros medios de vida y de subsistencia”.

La Acción programada para el 16 de octubre busca también impactar en los debates de un nuevo Foro Mundial de la Alimentación donde participarán representantes gubernamentales que la FAO ha convocado para Roma entre el 16 y el 20 de octubre. Este tipo de foros se está volviendo más habitual y repetitivo, aunque escasean las resoluciones estratégicas positivas. En enero pasado se realizó en Berlín, Alemania, un encuentro de esta naturaleza (https://www.fao.org/newsroom/detail/at-gffa-in-berlin-fao-stresses-importance-of-making-agrifood-systems-more-resilient-against-multiple-shocks/es).

Un análisis de las discusiones y los comunicados públicos del foro de Berlín muestra que, aun cuando dicho evento reconoció “la crucial importancia de adoptar medidas concretas para acelerar el acceso de las personas a dietas saludables mediante la transformación de los sistemas agroalimentarios para que estos sean más resilientes, eficientes, sostenibles e inclusivos”, de todos modos las propuestas concretas fueron frágiles o vagas. Para la FAO, es necesario contar con mercados y con un comercio agroalimentario “abiertos, transparentes y libres, elementos esenciales para hacer frente a los actuales problemas de seguridad agroalimentaria”. El problema es que, en la concepción imperante en las Naciones Unidas, ni el concepto de soberanía alimentaria, ni la intervención cooperativa del Estado como un potencial actor regulador, ni la crítica a la gran producción agroexportadora transnacional (agronegocio), ni el rol decisivo de la pequeña producción rural para la lucha contra el hambre adquieren la relevancia debida. Ocurre igual con muchos otros cónclaves de este tipo, que continúan repitiendo más de lo mismo pero sin confrontar los grandes temas estructurales. Y otorgan cada vez mayor importancia a las grandes multinacionales cuando se evalúan las opciones para luchar contra el hambre.

La Vía Campesina expresa, una vez más, su preocupación al considerar que “las grandes corporaciones siguen capturando este espacio (el del Foro Mundial de la Alimentación) para sus propios intereses”. Y por tal razón apunta al evento del 16 de octubre, como una gran oportunidad para denunciar las falsas soluciones que el poder corporativo, en complicidad con muchos gobiernos, está fomentando y forzando para “reslver” estas crisis. Convencida de que dichas soluciones son meras apariencias, La Vía Campesina se pronuncia enérgicamente: “Una vez más, decimos ¡basta de agronegocio! ¡basta de falsas soluciones! ¡Sin Soberanía Alimentaria no podremos asegurarle un futuro a la humanidad!”.

Encuentros populares, propuestas alternativas

Entre sus próximos pasos, el movimiento campesino confirmó la realización, la primera semana de diciembre próximo, de su 8va Conferencia Internacional en Bogotá, Colombia (https://viacampesina.org/es/viii-conferencia-internacional-de-la-via-campesina-soluciones-claras-para-las-crisis-de-la-humanidad-descargar-el-kit-de-comunicacion/).

Más de 500 delegadas y delegados de las diez regiones que la integran analizarán sobre el tema principal: “Frente a las crisis globales, construimos soberanía alimentaria para asegurar un futuro para la humanidad”.

Esta conferencia, al igual que las anteriores y desde su fundación en Mons, Bélgica, en 1993, constituye el espacio más importante de La Vía Campesina. Sus otras conferencias fueron en México (1996); India (2000); Brasil (2004); Mozambique (2008); Indonesia (2013) y el País Vasco (2017).

En su próxima convocatoria, en Colombia, además de hacer un balance de su trabajo de tres décadas, lanzará oficialmente, la décima región, que integran los países árabes y los del Norte de África (ARNA). Y deberá decidir cómo avanzar en la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las y los  Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP), aprobada en el 2020 (https://viacampesina.org/wp-content/uploads/2020/04/UNDROP-Book-of-Illustrations-l-ES-l-Web.pdf). Además, se propone impulsar la construcción de “ un marco alternativo de comercio global que acabe con la voracidad de los Tratados de Libre Comercio y de la Organización Mundial del Comercio”. Y define también entre sus desafíos, consolidar un Tratado vinculante contra las Transnacionales que permita proteger los convenios laborales colectivos e individuales de los trabajadores rurales, así como los derechos territoriales, de la naturaleza, de producción y de servicios básicos para las comunidades en las zonas afectadas por dichas empresas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



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