viernes, 18 de enero de 2019

La subida del nivel del mar se triplica en zonas del Pacífico



La Vanguardia

Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento para los destacados expertos en calentamiento global Anny Cazenave, John Church y Jonathan Gregory


Las islas del Pacífico, entre las zonas más expuestas a la elevación del nivel del mar (RainervonBrandis / Getty)

La subida del nivel del mar se ha acelerado desde los años noventa del siglo pasado y ya experimenta un ritmo de aumento de tres milímetros al año. El resultado es que la elevación media en el planeta ronda los 8 cm los últimos 25 años. Sin embargo, no se da un reparto uniforme. 

“Desde principios de los noventa, en el Pacífico, en las zonas tropicales del oeste, se dan aumentos de 25 centímetros, y algunas islas bastante pobladas de esta región ya están siendo afectadas por este fenómeno”. Así lo indicó ayer Anny Cazenave, doctora en Geofísica por la Universidad de Toulouse, una de las tres personas que han obtenido el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático.

Junto a Cazenave, han logrado el galardón John Church (catedrático de la Universidad de Nueva Gales del Sur) y Jonathan Gregory, un físico británico que ha sido clave en los informes de la ONU sobre el calentamiento (IPCC), y que ha desarrollado su carrera en el Centre Hadley y los Servicios Climáticos de la Oficina Meteorológica en Exeter.

Estos científicos han merecido el premio Fronteras del Conocimiento porque sus aportaciones han permitido “detectar, entender y proyectar la respuesta del nivel del mar” al cambio climático, debido a la acción humana, según el acta del jurado.

La subida del mar pone en peligro las áreas costeras de baja altitud, vulnerables a múltiples impactos sociales y ecológicos. Pero concretar esas subidas es uno de los grandes retos.

Hay que tener en cuenta que a la variabilidad natural de estas oscilaciones se unen las subidas derivadas de las actividades humanas (expansión térmica, deshielos de glaciares). Hace 20.000 años, el nivel del mar era 120 metros inferior al actual, y en los últimos 5.000 años se ha elevado dos metros. Por eso, medir las elevaciones recientes y distinguir la mano del hombre “es un milagro tecnológico”, en palabras de Jonathan Gregory.
Cazenave, Church y Gregory han documentado cómo se ha acelerado la tasa de ascenso oceánico
Los tres investigadores han sido pioneros en integrar las diferentes fuentes de información (observaciones por satélite, mediciones costeras in situ e innovaciones en modelos numéricos). El resultado es una descripción precisa y consistente del cambio en el nivel del mar a escala global y regional.

Aumento acelerado

Las investigaciones de estos expertos demuestran la aceleración de aumento del nivel del mar y cuantifica las aportaciones relativas a las diversas causas de ese aumento (principalmente la expansión térmica del océano y los deshielos de los glaciares y de las zonas árticas), provocadas por el hombre, subraya el acta.

Church destacó cómo los satélites han permitido disponer de registros precisos de la altitud del mar a lo largo de 25 años y hacer comparaciones con las mediciones costeras que se remontan al siglo XVIII, de manera que se ha podido trazar la evolución del nivel del mar en época reciente. Luego, para ampliar ese registro al pasado y hacer proyecciones al futuro, han resultado fundamentales los modelos numéricos desarrollados por Gregory.

Cazenave explica que las observaciones desde el espacio han tenido un papel fundamental. “Antes de la era de los satélites y de los datos de altimetría, que comenzaron a principios de los años 90, la única información que teníamos sobre el aumento del nivel del mar provenía de unos aparatos instalados en puertos, pero no nos decían nada sobre el océano abierto, y por lo tanto se sabía muy poco sobre este fenómeno”.

Datos de origen diverso

Church, oceanógrafo, y Cazenave lograron reconciliar los nuevos datos de satélite con los registros locales de que se disponía, y consiguieron así construir un registro fiable de la evolución del nivel del mar en época reciente.

Gregroy, por su parte, es experto en determinar el grado de sensibilidad del sistema climático a los distintos agentes, ya sea el aumento de concentración de CO2 atmosférico o el ritmo de deshielo. Su trabajo ha permitido integrar todas las variables y ajustar los datos disponibles de manera que sea factible predecir, de manera fiable y conociendo el grado de incertidumbre, la evolución futura del sistema.

“Mi contribución ha sido combinar modelos que incluyen todas las variables que influyen sobre los cambios en el nivel del mar, para mejorar nuestra comprensión del pasado y así poder realizar proyecciones hacia el futuro”, explica Gregory.

“Nuestra confianza ha mejorado porque entendemos mejor el pasado; ahora podemos explicar cómo y por qué ha cambiado el nivel del mar los últimos 150 años. La comprensión del pasado nos da confianza para predecir el futuro”, dice Gregory. “Pero el futuro no será una mera réplica del pasado”, precisa al explicar la complejidad de la tarea.

Pese a que no siempre se dispone de datos adecuados, la conclusión unánime es que ha aumentado la velocidad de ese ascenso marino respecto a la época preindustrial. Entonces, la subida sólo era de décimas de milímetro al año; en el siglo XX se elevaba entre 0,5 y 2 mm al año; y en los últimos decenios alcanza los 3 mm al año.

“Las observaciones nos dan un conocimiento robusto y fiable”, afirma Cazenave.

Gravedad del problema

Los tres galardonados han enfatizado la gravedad del problema del cambio climático, su urgencia y la necesidad de acciones políticas. “El nivel del mar está aumentando a un ritmo cada vez mayor”, ha dicho Church.

“Si continuamos sin reducir nuestras emisiones, podríamos sufrir un aumento de hasta un metro, quizás más a finales de siglo. Pero si tomamos medidas urgentes y efectivas, podríamos reducir el impacto poco más de medio metro. Y este aumento durará muchos siglos”, dice Church.

Este experto resalta el altísimo número de personas afectadas: “Unos 100 millones de personas viven a menos de un metro de un nivel de marea alta, así que en un siglo, podríamos tener a 100 millones de personas teniendo que adaptarse de alguna manera para proteger sus casas, retirándose de la costa o protegiéndola”. “Este problema no solo es importante sino que es urgente”, insiste Church.

“Muchos políticos reconocen su importancia, pero pocos asumen el grado de urgencia con el que debemos reaccionar. Reducir las emisiones para lograr un aumento de temperatura como mucho hasta 1,5 grados es un buen objetivo, es el que debemos marcarnos”.

“En España, y en cualquier otro país con costa, es necesario planificar adaptaciones al aumento del nivel de mar en el siglo XXI, y más allá, porque el aumento del nivel del mar no va a parar en 2100. Y por supuesto, tenemos que mitigar las emisiones para evitar los peores escenarios”, añade.

No demasiado tarde

“Que el aumento del nivel del mar sea inevitable no significa que no se pueda hacer nada, señala Gregory: “Incluso en el mejor de los escenarios de reducción de emisiones, el aumento del nivel del mar no se estabilizará a finales del siglo XXI, sino que continuará durante muchos siglos, porque la escala temporal para el calentamiento del océano profundo es de siglos o milenios”. Sin embargo, sí podremos influir sobre cuánto aumentará y cuál sería esa velocidad. “No podemos detener el aumento, pero no es demasiado tarde para hacer algo por mitigarlo y reducir su impacto”.

A quienes optan por no hacer caso a la ciencia del cambio climático Gregory dice: “Estos son hechos, no es una cuestión de opiniones, la ciencia trata de ocuparse de hechos objetivos, y no puedes rechazar un dato objetivo porque no te guste”.

Más acción

Cazenave también reclama más actuaciones: “No estamos haciendo suficiente para combatir el cambio climático. El aumento del nivel del mar es solo uno de los impactos, hay muchos otros como los eventos meteorológicos extremos, que son cada vez más intensos. Tenemos que cambiar el modelo de nuestra sociedad y nuestro modo de vivir, para consumir menos combustibles fósiles. En Europa la población cada vez es más consciente del problema, pero seguimos esperando acciones políticas concretas”.

“A los escépticos les diría que comparen el clima en 2019 con el de hace 10 o 15 años. Les diría simplemente que se fijaran en los hechos y en las observaciones”, concluye Cazenave.

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