sábado, 30 de julio de 2016

Los derechos de los indígenas son clave contra el cambio climático

Pastores masai venden sus animales en un mercado de Narok, Kenia. Crédito: FAO

IPS


ROMA, 25 jul 2016 (IPS) - Ya no se trata de restablecer los derechos legítimos de los más de 370 pueblos indígenas en 70 países, muchos de los cuales viven en condiciones precarias, sino de su papel clave en la lucha contra el cambio climático, subraya la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

“Muy pocos países han asumido un compromiso claro con un requisito del Acuerdo de París sobre Cambio Climático que (estipula) que los países que emprenden actividades contra el cambio climático deben asegurar los derechos de los pueblos indígenas” dice la relatora Victoria Tauli Corpuz, ella misma una dirigente indígena del pueblo kankanaey igorot de Filipinas.

"A menos que ayudemos a los pueblos indígenas a lograr una tenencia segura de la tierra y un mejor gobierno, será muy difícil alcanzar soluciones a largo plazo. Nos estamos quedando atrás, y tenemos que hacer más": René Castro Salazar.

La relatora recuerda “la gran cantidad de muertes violentas de personas que protegían sus bosques y derechos a la tierra en 2015 – el año más mortal para los defensores del ambiente que se registre”, afirmó.

“Es una situación grave en términos de respeto de los derechos de los pueblos indígenas”, declaró ante los participantes del Comité Forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que sesionó en la capital italiana del 18 al 22 de este mes.

“Los pueblos indígenas de todo el mundo experimentan las consecuencias de la colonización y la invasión históricas de sus territorios, y son objeto de discriminación debido a sus distintas culturas, identidades y formas de vida”, expresó Tauli Corpuz.

“Los gobiernos deben hacer mucho más para ofrecer las condiciones propicias necesarias para que los pueblos indígenas, las comunidades locales, los pequeños productores y sus organizaciones recuperen los paisajes degradados y logren la mitigación y la adaptación al cambio climático en la práctica”, recomendó la FAO.

En concreto, René Castro Salazar, subdirector general de la FAO, advirtió que el tema de los derechos indígenas a la tierra y los territorios es “fundamental” para el éxito de las iniciativas frente al cambio climático.

“A menos que ayudemos a los pueblos indígenas a lograr una tenencia segura de la tierra y un mejor gobierno, será muy difícil alcanzar soluciones a largo plazo. Nos estamos quedando atrás, y tenemos que hacer más”, exhortó.


Vastas reservas de carbono

Un tercio de los bosques del planeta son gestionados de alguna manera por familias, pequeños agricultores, comunidades locales y pueblos indígenas, y representan algunas de las mayores reservas de carbono, informó la FAO informó durante la reunión.

Solo los bosques comunitarios reconocidos por los Estados albergan aproximadamente 37.700 millones de toneladas de reservas de carbono.

“Los pequeños productores familiares, las comunidades locales y los pueblos indígenas tienen un papel clave que desempeñar en la preservación de estas reservas de carbono mediante la reducción de la deforestación, la gestión sostenible de los bosques y la recuperación de la cubierta de árboles como parte de las economías rurales productivas, particularmente cuando pertenecen a las organizaciones de productores fuertes”, según la agencia de la ONU.
Además, unos 1.500 millones de hectáreas de tierra tienen el potencial para que los pequeños agricultores combinen la agricultura con árboles.

“Pero si no se encuentra la mejor manera de interactuar con los actores locales y alinear sus intereses con la conservación forestal se puede comprometer significativamente las posibilidades de lograr las metas de captura de carbono y de mitigación”, advirtió.


Una mayor propiedad

En una declaración final emitida al término de la reunión de Roma, los participantes instaron a los gobiernos a establecer las condiciones propicias necesarias para que las comunidades locales, los pueblos indígenas y los productores locales “gestionen territorios más grandes, de asegurar y hacer cumplir los derechos de tenencia a la creación de incentivos comerciales favorables y ofrecer servicios de extensión técnica, financiera y empresarial”.

También pidieron a los mecanismos de financiación globales, las políticas estatales y los inversores privados que dirijan la inversión y el apoyo a las comunidades locales, los pueblos indígenas, los pequeños productores y las organizaciones de productores.

Por último, solicitaron que las iniciativas de cambio climático le den “una mayor propiedad a las comunidades locales, los pueblos indígenas, los pequeños productores y las organizaciones de productores, para que participen en la evaluación… cualitativa de la cubierta forestal y los árboles en las explotaciones agrícolas que gestionan”.


Precarios medios de vida de millones de personas

Con motivo de la reunión de Roma, la FAO publicó un nuevo estudio que ayuda a llenar un vacío de conocimiento sobre la presencia y la extensión de los bosques y los árboles en las zonas áridas del mundo, donde la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas, de por sí precarios, se ven cada vez más amenazados por el cambio climático.
Los resultados preliminares del estudio señalan que los árboles están presentes con enormes diferencias de densidad en casi un tercio de los 6.100 millones de hectáreas de zonas áridas del planeta, lo que abarca un área más de dos veces superior al tamaño de África. Casi 18 por ciento de esa zona contiene bosques.

Se calcula que 2.000 millones de personas – 90 por ciento de ellas en el Sur en desarrollo – viven en zonas áridas. Estudios recientes han indicado la necesidad de recuperar estas tierras para lidiar con los efectos de la sequía, la desertificación y la degradación de la tierra.
En particular, se espera que la disponibilidad de agua en las tierras áridas disminuya aun más debido a los cambios en el clima y el uso del suelo, advierte el nuevo estudio.

“Las personas pobres que viven en zonas rurales remotas serán las más vulnerables a la escasez de alimentos, lo que combinado con la violencia y la agitación social ya son factores importantes que llevan a la migración forzada en las regiones áridas de África y Asia occidental”, pronostica.

Hasta ahora, ha habido poco conocimiento de base estadística en los árboles de secano – en particular los que crecen fuera de los bosques – a pesar de su importancia vital para los seres humanos y el ambiente, según el estudio.

Las hojas y los frutos de los árboles son fuente de alimentos para los seres humanos y forraje para los animales. Su madera proporciona el combustible para cocinar y calentar la vivienda y puede ser una fuente de ingresos para los hogares pobres.

Los árboles protegen los suelos, los cultivos y los animales contra el sol y el viento, mientras que los bosques son a menudo ricos en biodiversidad.

Las tierras áridas se dividen en cuatro zonas, como se aprecia en este mapa. La zona subhúmeda es la menos árida de las cuatro y consiste sobre todo en la sabana sudanesa, los bosques y pastizales de América del Sur, las estepas de Europa oriental y el sur de Siberia y la pradera canadiense.

La mayoría de los bosques áridos se encuentran en esta zona, al igual que grandes superficies de agricultura intensiva sometida a regadío, a lo largo de los ríos perennes. En el otro extremo, la zona hiperárida es la más seca y está dominada por el desierto. El Sahara solo representa 45 por ciento del total, y el desierto de Arabia es otro componente de gran tamaño.



Traducido por Álvaro Queiruga

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