martes, 29 de diciembre de 2015

Navidad, el clima, los republicanos y nosotros


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La Navidad es día feriado para el senado americano y por lo tanto les viene bien a los senadores republicanos que niegan la existencia del cambio climático, ignorar que el 25 de diciembre del 2015, la temperatura en Washington era de unos agradables 22 grados centígrados , 72 Fahrenheit: un registro claramente excepcional.

Al ser financiado por las grandes compañías (especialmente las de energía), no van a prestar atención a la crisis de la industria detallista, que son los individuos pequeños. En la cercana Nueva York, el negocio mayorista Corniche Furs ha caído 30% este mes. Las ventas de artículos femeninos bajaron 24 por ciento en la primera quincena de diciembre.

Por supuesto, los senadores ignoran lo que sucede fuera de Estados Unidos (sólo el 33% de ellos tiene pasaporte), por lo que pueden pasar por alto el que São Paulo, la mayor ciudad de Brasil, está racionando el agua y que casi toda el África meridional se enfrenta a una grave escasez.

A principios de este año un documento de la Academia Nacional de Ciencias de los EE.UU. analizó en detalle cómo una sequía destructiva en Siria, entre 2007 y 2010, fue un factor crucial en la guerra civil que estalló en 2011. Más de 1 millón de agricultores abandonaron sus granjas arruinadas y sin preparación alguna, llegaron a ciudades inestables, donde fueron inspirados por la primavera árabe a levantarse contra un gobierno dictatorial y aislado, que no les brindaba ninguna ayuda.

Por supuesto, California está teniendo una sequía dramática, pero éste es un Estado Demócrata, por lo que no cuenta.

Se estima que esta elección costará entre 4 y 6 mil millones de dólares. Hasta ahora, 144 donantes han financiado más de 40% de este valor. Los hermanos Charles y David Koch, hombres fuertes de la industria del carbón, han prometido más de 900 millones de dólares.

Desde que la Corte Suprema (donde los republicanos están en mayoría), decidió que las empresas tienen el mismo derecho para aportar que un individuo y que los límites a las contribuciones de campaña violan la libertad de expresión, los resultados están a la vista. Las corporaciones o grandes donantes tienen el mismo derecho de un ciudadano medio, pero por supuesto un peso totalmente diferente.

No es de extrañar que los senadores puedan pasar por alto al Sr. Smith, pero necesitan los cofres de los Koch para ganar las elecciones, lo que tiene un precio: el cambio climático no existe. No se tomarán medidas correctivas.

Esto puede ser considerado irresponsable, pero las consideraciones morales y éticas aparentemente no juegan un papel en los sondeos. Estados Unidos es una nación frágil. Tiene un Estado muy fuerte, instituciones poderosas, tecnología avanzada y poderío militar, pero no posee un electorado sofisticado.

En cuanto a la visión, las estrategias y las políticas, el debate electoral es de bajo nivel . Es básicamente una cuestión de marketing y de proyección de personalidades. Es fácil utilizar eventos para agitar de las personas. La masacre de San Bernardino, perpetrada por una pareja de islamistas radicalizados, de inmediato ha sido utilizada en la campaña por los candidatos republicanos, que reclaman una imagen de hombre fuerte y duro para mantener a los ciudadanos americanos a salvo.

El resultado ha sido una competencia en la que los candidatos han aparecido con las propuestas más radicales y absurdas.

Comenzando por Donald Trump, exhortando a cerrar las puertas a todo musulmán. Cuando se le preguntó cómo identificar un musulmán, porque en el pasaporte no hay ninguna indicación de la religión, él estaba preparado: “vamos a preguntarle si es usted musulmán”. O bien Ted Cruz, quien propuso un bombardeo masivo en todo el Estado islámico, pero “matando sólo militantes y ningún civil”.

Ellos ya han convencido a una gran parte de la opinión pública de que el presidente Barack Obama es demasiado débil, y que Hillary Clinton no es la líder fuerte requerida en los momentos difíciles.

Todo esto sería únicamente un debate americano interno, a no ser por tres consideraciones.

La primera, es que esta campaña se está jugando bastante en torno al ISIS, cuyo mensaje a los islámicos que viven en Europa y Estados Unidos ha sido siempre el de tomar una decisión: no se puede vivir en un mundo occidental que es enemigo del Islam y no adoptar una posición. O eres apóstata o te unes a nosotros.

Desde el ataque de San Bernardino, que causó 14 muertos el 2 de diciembre, los crímenes de odio contra los musulmanes y mezquitas se han triplicado, desde los habituales 12,6 delitos de odio al mes, que pasaron ahora a 38 ataques. Pero el verdadero problema es la animosidad y el cuestionamiento que hoy golpea a los musulmanes, que sólo constituyen 1% de la población estadounidense.

El New York Times realizó el día 16 de diciembre, una larga encuesta entre estudiantes musulmanes jóvenes, que se sienten ahora obligados a defender más aun sus convicciones religiosas o bien a ocultarlas. Exactamente lo que el Isis espera. Un choque de civilizaciones contra 1.6 mil millones de musulmanes, es la última cosa que el mundo necesita.

La segunda consideración es que la campaña electoral está reforzando los instintos aislacionistas de Estados Unidos. La Cámara de Representantes ha aprobado con un voto bipartidista, endurecer las normas para prescindir de un visado. Cerca de 20 millones de personas visitan anualmente EE.UU. Los procedentes de 38 países (entre ellos todos los de Europa), pueden dispensar una visa, mediante la solicitud en línea de un Sistema Electrónico para la Autorización de Viaje (ESTA). Ahora bien, esto va a cambiar, ya que serán excluidos todos los que han estado recientemente en Irak, Siria, o cualquier país considerados de alto riesgo.

El plan incluye también abrir zonas territoriales estadounidenses en varios aeropuertos del extranjero, donde los visitantes podrán estar sujetos a la inmigración y la aduana de EE.UU antes de abordar el avión. En una primera etapa, tales acuerdos se solicitarán para aeropuertos en Bélgica, Noruega, Holanda, Suecia, España, Gran Bretaña y Japón. Esto significa también que se aplicaría la norma habitual que todos los estadounidenses involucrados en esa situación, incluyendo los alguaciles a bordo “que se hacen cargo de la acción”, estarán sujetos únicamente a la justicia estadounidense. Es una cuestión de fe que los ciudadanos estadounidenses pueden ser juzgados solamente por tribunales estadounidenses, y esto se aplica a las tropas estadounidenses en todo el mundo.

Esto nos lleva a la tercera consideración. Junto a las instituciones específicamente dedicadas a las relaciones internacionales, (como el Departamento de Estado, los distintos think-thank, las universidades y otros organismos culturales, partes del sector financiero e industrial), las instituciones políticas norteamericanas básicamente ignoran lo que sucede en el extranjero. La lectura de los asuntos internacionales siempre se realiza con Estados Unidos en el centro del asunto y el país donde ocurra el evento como objeto de un complemento.

El Congreso y la Cámara de Representantes rara vez intercambian visitas con otros parlamentos. El Tribunal Supremo ha indicado en varias ocasiones que el derecho internacional es ajeno a su función. Estados Unidos no ha ratificado ningún tratado, tampoco como una cuestión de principios: ni siquiera ha ratificado la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño, iniciado por el director estadounidense de la UNICEF, James Grant. Asimismo, no ha suscrito el Derecho del Mar, pese a que sería muy conveniente para los intereses de EE.UU.

El problema es que es otro acto de fe creer que Estados Unidos tiene un “destino manifiesto”, o sea excepcional, a diferencia de cualquier otro país (Israel tiene la misma creencia). Por lo tanto, EE.UU no puede secundar a nadie y no tiene nada que aprender de los demás, sino lo contrario, que debe ser la verdad.

Por lo tanto, la mayoría republicana del Senado puede ignorar totalmente y pasar por alto que 198 países se han reunido en París y han acordado por unanimidad que el planeta enfrenta una amenaza grave a causa de la utilización de la energía fósil, por lo que decidieron hacer un acuerdo, pese a que insuficiente, para cambiar la tendencia.

Todos los candidatos republicanos han prometido revocar cualquier iniciativa de Obama, y cancelar los acuerdos de París. .. Y para adecuarse a los EE.UU., París no podía producir un tratado, sino un acuerdo voluntario, que el Congreso no podía vetar.

¿Cómo sería la reacción de un aterrizaje alienígena en la Tierra , después de oír que pese a que el término democracia es un valor básico en todo el mundo, 51 personas en Washington son suficientes para ignorar a 7,5 mil millones de personas?

Fuente: http://www.other-news.info/noticias/2015/12/navidad-el-clima-los-republicanos-y-nosotros/#more-10833

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