Es una frase de sabiduría indígena que dice que cuando el último árbol haya muerto, el último río haya sido envenenado y el último pez atrapado, recién nos daremos cuenta que el dinero no se puede comer. Y cuando el último lago se haya evaporado recién sabremos que el dinero no produce vida, añadimos en referencia a la desaparición del lago Poopó, que fue el segundo espejo de agua más grande de Bolivia.
Para la historia, la tragedia ambiental del Poopó será el hito que precisará la seriedad de la amenaza del cambio climático para la vida, cuya causa es la actividad industrial humana que desde hace más de 150 años contamina la atmósfera y produce el calentamiento global.
Mientras en París (en la COP 21) se discutía sobre las políticas mundiales para impedir que el Cambio Climático desemboque en un cataclismo global, el lago Poopó se convertía en un cementerio de decenas de especies y en lugar más parecido a Marte que a la propia Tierra.
Siendo irónicos sería simbólico que el Rally Dakar pase por este desierto que un día albergó la vida. Y es que en la cadena productiva del automóvil se reúnen las actividades más contaminantes de la atmósfera, el suelo y el agua: la industria petrolera (combustibles), la industria minera (materia prima) y la industria siderúrgica y química (fabricación de componentes).
Ahora los “tuercas” tendrán una pista enorme de más de dos mil kilómetros cuadrados para mostrar sus habilidades (contaminantes) en una carrera que tiene más desafíos del siglo XIX que del siglo XXI. Atrás quedaron los tiempos en los que los aventureros con su tecnología incipiente se imponían a los elementos para realizar hazañas valoradas como tales por entonces. Ahora cualquiera que tenga el poder adquisitivo puede montarse en un bólido para desafiar a los desiertos e intentar imitar las hazañas de aquellos pioneros, pero, ¿qué sentido tiene ahora imponerse a los elementos cuando asistimos a la destrucción sistemática de la naturaleza y a la pérdida de la biodiversidad que sustenta a la vida?
Los científicos afirman que para no rebasar los 2 grados centígrados que podrían ser letales para la vida planetaria, al menos un 80 por ciento de los combustibles fósiles tendría que quedarse bajo tierra y, por lo tanto, ¡miles de billones de dólares!
Una consecuencia inevitable de tal política sería la afectación a la actual industria del automóvil. Conscientes de que en algún momento la prioridad de la subsistencia biológica se impondrá a la prioridad económica, las grandes compañías han comenzado la carrera para el diseño de vehículos equipados con motores eléctricos y otras fuentes de energía no tan letales como los derivados del petróleo.
Con tragedias ambientales como la del Poopó es cuestión de tiempo hasta que se imponga la necesidad de sobrevivencia de la humanidad a la prioridad capitalista de acumulación per se. Esperemos que no sea demasiado tarde para nuestros descendientes y todos los seres que les acompañarán.
fuente original:http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20151226/el-dakar-por-el-poop%C3%B3_327596_727677.html
http://www.elpotosi.net/opinion/20151228_el-dakar-por-el-poopo.html
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