miércoles, 30 de diciembre de 2015

DESVÍOS PARA RIEGO MATARON AL POOPÓ

 Leny Chuquimia /  Oruro
A media hora de partir de Puñaka   Tinta María (a 20 minutos de la población   Poopó),      pregunto   a don Sinforiano Lima, mi improvisado guía, si ya llegamos al lago. Mientras mira  la tierra agrietada y cubierta de una capa blanca, responde con una sonrisa triste : “Estás en medio de él”.
Hace una semana, las  comunidades circundantes al lago Poopó denunciaron  que las aguas desaparecieron completamente con un saldo de peces y aves muertas y decenas de familias sin sustento. Autoridades señalan a la minería y al cambio climático como las  causas; sin embargo,  expertos aseguran que  fue el desvío de agua  a lo largo del río Desaguadero   el factor principal para la desertización del  Poopó.
“De verdad  se ha secado. Ya no hay nada, no hay peces, no hay animales”, relata Rufino Choque. Es uno de los pocos originarios  de la cultura uru murato que quedan  en Puñaka.
Frente a su casa -en lo que fue la ribera del lago- junto a su hermano y su esposa  se dedica a  hacer adobes,  lo único para lo que sirve la tierra y la poca agua que ha quedado en el desemboque del río Desaguadero. “No es de ahora. Ya hace dos años  los  peces murieron porque el agua se secaba y la poca que quedaba estaba envenenada. Los urus  hemos salido en marcha y hasta hemos traído al tata Evo, pero nada ha servido. Nada han hecho y ahora el lago se ha muerto”, señala.
Choque fue parte de la última marcha que llegó desde el Poopó hasta La Paz en 2013, cuando los urus pidieron no sólo derecho sobre  la tierra, sino  también medidas concretas  ante el desastre natural que se anunciaba.
   En medio de la planicie que hasta hace dos meses fue el Poopó, ahora se ven decenas de barcas  abandonadas en medio de lo que parece un salar. Cada una de las embarcaciones está atada a una estaca de al menos dos metros de alto. En su interior permanecen  aún las redes de pesca, mantas, utensilios  de cocina  como si por algún maligno sortilegio el agua hubiera desaparecido junto al pescador en menos de un segundo.
“Sin el agua todo se ha vuelto blanco. Algunos dicen que el lago se va convertir en salar”, comenta Sinforiano, mientras avanzamos siguiendo las huellas que dejaron  vehículos, bicicletas y personas en medio de la sal.
 Según los pescadores, el año pasado en estas mismas fechas un golpe de calor ocasionó que aves y peces murieran. Las orillas del lago  retrocedieron  varios metros debido la sequía prolongada que  bajó  más el caudal  del río Desaguadero, que desemboca en el Poopó. “Ahora mismo las nubes se forman sobre los cerros y parece que va a llover, pero nada. Empieza el viento y desaparecen”, explica uno de los  pescadores de la comunidad San Agustín de Puñaka, Aurelio Poma.  
  En su bicicleta traslada un bidón con cinco litros de agua que consiguió en la población de Poopó, sobre la carretera Oruro-Potosí.  “Como no hay agua en el lago  ni en los ríos, todos los días tenemos que ir a buscar  un poquito para la comida o un tecito. Las wawas están sufriendo porque no hay con qué darles de comer”, lamenta.
En bicicleta Poma va y vuelve desde su comunidad hasta la población en algo más de una hora para conseguir agua para él, su esposa y sus ocho hijos.  A pie, los niños   hacen este mismo tramo -con menor cantidad de agua-  hasta en tres horas. “Hemos cavado para buscar agua hasta  seis metros, pero el agua que sale es picante”, comenta desalentado.
En la parte norte del lago, bajo el puente  Río Desaguadero, el  caudal ha  desaparecido. Sólo queda un poco de agua turbia y  estática en la que pocos patos silvestres nadan en medio de otros que ya están muertos. “El agua que está llegando es salada y  está contaminada”, dice Poma.
  Cuando desapareció  el agua del Poopó los comunarios llevaron a su ganado al puente y después de beber esa agua los animales murieron.  “El río tampoco esta corriendo; acá nomas se ha estancado y es porque en la parte alta lo  han desvíado”, asegura.
Desvíos en el Desaguadero
Sinforiano, que vive en la zona desde  niño,  comenta que en los años 80 todo se inundó por el rebalse del río. Entonces,  en la parte superior, cerca La Joya y el Puente Español, se hizo un desvío grande que nunca fue eliminado. “Pero no es sólo ese lugar, es en todo el  Desaguadero. Clarito las aves migran hacia arriba ahí debe estar el agua”, conjetura.
El experto y docente de la Universidad Técnica de Oruro,  Willy Camargo, señala que hay al menos cuatro variables para el desastre ambiental que sufre el lago Poopó. Identificó al desvío del río como la principal causa.
“Luego de reunir  varios datos  hemos llegado a la conclusión que el problema del Poopó, y de cualquier lago en el mundo, está  fundamentalmente en  los límites   mínimos de caudal que  se precisa    para  que el lago  se desarrolle normalmente. Una de las prácticas comunes acá en Bolivia y en Perú es  desviar el agua de los ríos  para la agricultura y obviamente esto  incide   dramáticamente en la salud del  lago”, explica.
 Esta información es parte del estudio  Cuenca  del Lago Poopó realizado por la UTO en coordinación con la Gobernación de Oruro. El trabajo fue liderado por expertos suecos y el especialista boliviano Ramiro Pillco.
 Según  Camargo, en todo el  recorrido del Desaguadero, que baja del Titicaca, hay cerca de 12.000  hectáreas de asentamientos  dedicados a la agricultura que utilizan el agua para su producción. “Por otra parte, tenemos el río Mauri que viene por el Perú y que también ha sido   desviado para alimentar más de 35.000 hectáreas de cultivos”.
Para que el Poopó  subsista precisa 60.000 litros de agua por segundo (60 metros cúbicos/segundo). “En los últimos años su caudal  se ha reducido a 30 metros cúbicos  y eso   causa el desastre ambiental. Es la primera variable  identificada”, dijo.
Entre las otras variables se encuentran los acuerdos binacionales con el Perú  para mantener los niveles del Titicaca. “Hay un  convenio  para mantener de manera permanente ciertos parámetros, pero este lago es uno de los principales nutrientes del Poopó. Se han construido esclusas   que retienen el agua para evitar  que baje   el nivel”, explicó.
Se suman las sequías constantes y la  evaporación   que en un espejo de agua como el Poopó -con 2.337 kilómetros cuadrados de superficie y con una profundidad máxima de apenas tres metros- dobla la cantidad de precipitación, “situación insostenible” sin una buena alimentación del caudal.
“Otro de los aspectos es que  si la temperatura de la microrregión  aumenta hasta el 2050 en 1,5 grados centígrados, el  lago va a desaparecer completamente. La minería no es la causante de la disminución del agua”, afirmó.   
 Como una premonición,  caminar por el desierto formado en el Poopó es pisar  una pasta granulada que aún guarda algo de humedad e impide que podamos avanzar  en vehículo hasta la isla de Panza, donde hay montones de cadáveres de aves. El inconfundible  olor   y la  gran cantidad de mosquitos alertan de que por el lugar hay cuerpos de animales  en descomposición.
Sobre la sal, las ruedas de la vagoneta  resbalan con la velocidad o se estancan al disminuirla. “Ya nos hemos plantado; mejor es volver”, dice algo apenado el guía  Sinforiano mientras salimos a empujar el coche. En ese espacio salino y fangoso por sectores hasta hace algún tiempo estuvo el segundo espejo de agua más grande del país.
Este fin de semana, los urus, junto a las poblaciones de Llapa Llapani, Villeñeque y Puñaka tendrán un ampliado para determinar las medidas a tomar ahora que “el Poopó se ha muerto”.
Los urus murato a punto de desaparecer junto con el lago
Hasta hace dos años, cuando las aguas empezaron a secarse, los urus llegaban a al menos a  32 familias y hoy apenas son 10. “Me he quedado solo” lamenta  don Daniel Choque,  uno de los últimos urus muratos y su dirigente vitalicio.
“No tenemos animales ni tierras, sólo tenemos el lago. Somos los hombres del agua y ahora ya no hay nada, no somos nada ni tenemos nada sin el lago”, dice.   
 Con sus 95 años tiene dificultades para ver y  oír. Habla pausado tratando de recordar cada uno de los sucesos que marcaron su vida y la de su pueblo.
    “Hace 30 años que no hablo mi lengua (pukina) porque los quechuas y aymaras nos prohibían hablarla. Ahora tampoco la hablo porque ya no hay con quien hablar. Éramos más y de repente todos se han ido, ahora ya no hay nadie de los verdaderos originarios”, dice mientras trata de pronunciar  algunas palabras.
Con pesar comenta que hace mucho ellos querían trabajar la tierra, pero que los pobladores aledaños no  lo permitían. “Los contribuyentes (aymaras y quechuas)  a mis abuelos y a mis papás como a animales nos arreaban al lago. “Sólo sirven  para pescar y cazar patos”  nos decían  porque venimos del agua. Somos sobrevivientes del diluvio, somos del lago”, asevera.
Cuenta que en 1930, cuando él era niño, vio cómo  el lago se secó por primera vez. En esa oportunidad los jóvenes tuvieron que irse a las minas a trabajar y ya no volvieron. “Ya no hay nada para vivir. Ahora mismo nos dicen ‘ustedes pueden ir al lago’, pero ya no hay lago a dónde ir”, lamenta. Explica que el relato de su origen es largo y que se contaba en interminables noches.    
Con los rasgos más marcados, ojos pequeños, cabellos negros y labios oscuros, Rufino Choque lleva la marca de una sangre que no se mezcla porque dicen que es rara.  “Los urus somos los más afectados porque nosotros somos parte del lago. No tenemos recursos para gestionar ante la autoridades. Los pocos que quedamos tendremos que empezar una nueva marcha”, asegura.
La solución queda en manos de las autoridades nacionales
El experto Willy Camargo señaló que la solución para este desastre  está en manos de las autoridades nacionales, tanto para el reencauce de los ríos como para la creación de un centro hidráulico   que monitoree el Poopó en el futuro.
“No se puede hacer nada inmediatamente, a largo plazo es necesario tomar medidas serias y de largo aliento. Una de ellas es que se realice un dialogo binacional con el Perú para que se controle los ríos. Hay que ver el tratado del TPDS (Titicaca, Poopó, Desaguadero) para ver que se pueda abrir las compuertas. Son medidas que están en manos de los gobernantes porque deben ser hechas por Cancillería y la contraparte peruana. Este es un problema bilateral”, sostuvo.
   Asimismo, la Universidad Técnica de Oruro  propuso la creación de un Centro de Investigación de Recursos Hídricos que preste atención a estos problemas que persistirán mientras existan habitantes al rededor del Poopó.
“Estos recursos deben cuidarse y manejarse integralmente no sólo en la parte del Poopó, sino en todos sus afluentes. Eso requiere de gente joven y muy bien calificada. Se requiere a los mejores de las universidades, nosotros (UTO) podemos ayudar en la organización misma, pero alguien tiene que solventar esto, ya sea por la Gobernación, el Gobierno o en acuerdo internacional. Los proyectos cortos no van dar solución”, dijo.
 Sin embargo, además de los recursos económicos necesarios para el funcionamiento del centro  es necesario tener los datos completos del comportamiento del lago y sus ciclos. Se requiere un mínimo de 10 a 15 años de estudios y soluciones sostenibles.
 Proponen inspección de todo el río Desaguadero
Tras recorrer el lago Poopó, la Asamblea Departamental de Oruro (ADO) decidió realizar coordinaciones para la atención humanitaria de los afectados. La realización de una inspección a todo el río Desaguadero es una de las propuestas.
“El martes hemos salido en inspección y es muy triste  pronunciar que ya no existe el lago. Estamos en estado de desastre  y ya nos hemos propuesto que debe hacerse una inspección  todo el recorrido del Desaguadero desde el Titicaca”, explicó el presidente de ADO, Zenón Pizarro.
Señaló que la propuesta debe ser  gestionada para ver los desvíos ilegales con diferentes niveles de autoridades. Añadió que  la prioridad es la atención de las familias, que debe ser inmediata. La agricultura, la crianza de vicuñas y la artesanía son las posibles salidas productivas.
Sin embargo, estas no son factibles en todas las poblaciones. “No hemos podido ver Puñaka y las poblaciones de ese lado. Hemos pasado por Toledo, Untavi y las comunidades de Challapampa, en estas si es factible”, dijo.
 En Puñaka los pobladores ven esto desesperanzados porque la tierra y el agua en esta zona esta contaminada por las empresas mineras y la agricultura y ganadería no rinde.
“La familia pesquera estamos migrando como albañiles a otros departamentos. En vano hacemos reclamos y firmamos convenios que no se cumplen.  Los regantes y los desvíos son la principal causa”,  dijo el presidente de los pesqueros de San Agustín de Puñaka, Sabino Lima.
En cinco años la cantidad de  pesqueros de la zona se redujeron de 700 a  100.






fuente:http://www.paginasiete.bo
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