El mayor aumento de la demanda está previsto en los regadíos, que ya suponen el 80% del consumo actual
“Una situación de completa insostenibilidad y de auténtico colapso hídrico y medioambental dentro de unos pocos años en una buena parte del país”. Es la conclusión del informe “Los efectos del cambio climático sobre el agua en España y la planificación hidrológica”, publicado por Ecologistas en Acción, en el que se apunta, en el año 2021 y por los efectos del cambio climático, un escenario con cerca de un 20% menos de los recursos hídricos que había disponibles a principios de la década de los 90. A pesar de la escasez cada vez mayor de agua, está previsto en el mismo periodo un incremento sobre las demandas actuales de cerca del 10%.
La organización ecologista defiende en el actual escenario una reducción notable de la demanda hídrica, lo que implicaría actuar preferentemente en materia de regadíos, que suponen más del 80% del consumo actual y es donde está previsto un aumento mayor de la demanda. El informe de Ecologistas en Acción señala que no debería aumentarse “ni una hectárea más de regadío en España”; también se tendrían que fomentar sistemas más eficientes, como la modernización de regadíos o la reutilización de aguas residuales depuradas. Pero sólo con estas medidas no sería suficiente, agrega el informe, que pide una disminución de la superficie regada actual hasta llegar a un máximo de entre 3 y 3,2 millones de hectáreas. Esta cantidad no sólo sería suficiente para alimentar al conjunto de la población española, sino que también permitiría que una parte se dedicara a la exportación.
Otra de las iniciativas que se deberían acometer, según Ecologistas en Acción, son las restricciones al aumento del consumo en los sectores urbanístico y del turismo en el litoral mediterráneo, que aunque afectado por la crisis inmobiliaria “continúa siendo a escala regional y local un gran consumidor y destructor de los recursos naturales”, entre los que se incluye el agua.
La combinación entre un incremento en la demanda de agua y una merma de los recursos hídricos se producirá de forma “muy desigual” en el estado español, pronostica Ecologistas en Acción, que asimismo augura “numerosas situaciones de estrés hídrico en amplias zonas del país”. De hecho, mientras que en 2000 la única demarcación hidrográfica con déficit estructural era la del Segura, que en las próximas dos décadas esta situación podría extenderse a las demarcaciones hídricas del Júcar, Guadiana, Guadalquivir, Cuencas Internas de Cataluña, Guadalete-Barbate y Cuencas Mediterráneas, y parte de las del Tajo y el Ebro. Todas ellas representan cerca de la mitad de la superficie peninsular.
El actual consumo de agua en el estado español prioriza claramente el regadío, que supone el 82% del total, mientras que el 18% restante lo componen el abastecimiento de agua a las poblaciones y el consumo industrial. En cuanto a los usos urbanos (suministro a las poblaciones), la demanda actual de 4.677,3 hectómetros cúbicos anuales podría aumentar en cerca de 100 hectómetros cúbicos al año con un horizonte 2021. Este aumento en las demandas urbanas puede considerarse estable y moderado.
Pero no ocurre lo mismo con los usos agrarios. Según los Planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas 2015-2021, en los próximos 20 años hay previstas 700.000 nuevas hectáreas de regadío en el estado español, lo que supone un aumento del 17%. La mayor parte de estos incrementos se llevarían a término en las demarcaciones del Ebro, el Duero y el Guadiana. En cuanto al consumo industrial, el aumento previsto en el año 2021 se situaría en un 24% respecto a la demanda actual, según la misma fuente, aunque Ecologistas en Acción señala que estos incrementos se han establecido de forma “un tanto arbitraria” para garantizar recursos al sector.
Diferentes estudios, también los oficiales, apuntan la gravedad de la coyuntura y del futuro próximo. El Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) ha desarrollado varios estudios a petición del Ministerio de Medio Ambiente. En uno de ellos, señala que la disminución de las precipitaciones y la elevación de las temperaturas por los efectos del cambio climático, mermará previsiblemente las aportaciones de agua a los ríos. Se trata de un proceso que no es nuevo, de hecho, se viene produciendo durante las últimas décadas en todas las demarcaciones hidrográficas. Esta reducción de las aportaciones se constata principalmente en el largo plazo: un 14,3% menos en el periodo 1996-2006 respecto al 1940-1996. El decremento ha sido particularmente destacado en la cuenca del Segura (40%), pero también ha afectado a las del Guadiana (sobre todo su cabecera), Ebro y cuencas internas de Cataluña.
Ecologistas en Acción recuerda que el aumento de las temperaturas “se está acentuando de manera muy notable en los últimos años”, y éste es uno de los elementos que más influye en los recursos hídricos disponibles. Además, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apunta que entre los años 1973 y 2005 las temperaturas medias, las máximas y las mínimas han aumentado de modo considerable. Cuando se afina en el análisis se percibe más nítidamente la gravedad de la coyuntura. Desde que se cuenta con registros, el año más caluroso en el estado español fue 2011, con una temperatura media de 16ºC, seguido de 2014 (15,9ºC). El pasado mes de julio destacó por ser el más caluroso en España desde que se dispone de mediciones fiables. La tendencia difiere poco si los datos se toman a escala global. En 1880 empezaron los registros históricos, que subrayaron 2014 como el año más cálido. Además, la temperatura media de la superficie del planeta fue 0,69ºC superior a la media del siglo XX.
En caso de que no se adopten medidas para el control de emisiones contaminantes, el CEDEX prevé que la reducción de las precipitaciones medias sea del 5% en el periodo 2011-2040, un 9% en el 2041-2070 y un 17% en el 2071-2100. La disminución de las precipitaciones si se tomaran medidas contra el calentamiento global podrían evolucionar así: -5% (2011-2040); -8% (2041-2070) y -9% (2071-2100). Que las lluvias sean cada vez menos frecuentes es un fenómeno relevante con múltiples efectos. Por ejemplo en las recargas subterráneas, que se reducirían un 8% en el intervalo 2011-2040 si no se combatiera decididamente el cambio climático, en un 15% en el periodo 2041-2070 y en un 27% en el 2071-2100, según el CEDEX.
La organización ecologista defiende en el actual escenario una reducción notable de la demanda hídrica, lo que implicaría actuar preferentemente en materia de regadíos, que suponen más del 80% del consumo actual y es donde está previsto un aumento mayor de la demanda. El informe de Ecologistas en Acción señala que no debería aumentarse “ni una hectárea más de regadío en España”; también se tendrían que fomentar sistemas más eficientes, como la modernización de regadíos o la reutilización de aguas residuales depuradas. Pero sólo con estas medidas no sería suficiente, agrega el informe, que pide una disminución de la superficie regada actual hasta llegar a un máximo de entre 3 y 3,2 millones de hectáreas. Esta cantidad no sólo sería suficiente para alimentar al conjunto de la población española, sino que también permitiría que una parte se dedicara a la exportación.
Otra de las iniciativas que se deberían acometer, según Ecologistas en Acción, son las restricciones al aumento del consumo en los sectores urbanístico y del turismo en el litoral mediterráneo, que aunque afectado por la crisis inmobiliaria “continúa siendo a escala regional y local un gran consumidor y destructor de los recursos naturales”, entre los que se incluye el agua.
La combinación entre un incremento en la demanda de agua y una merma de los recursos hídricos se producirá de forma “muy desigual” en el estado español, pronostica Ecologistas en Acción, que asimismo augura “numerosas situaciones de estrés hídrico en amplias zonas del país”. De hecho, mientras que en 2000 la única demarcación hidrográfica con déficit estructural era la del Segura, que en las próximas dos décadas esta situación podría extenderse a las demarcaciones hídricas del Júcar, Guadiana, Guadalquivir, Cuencas Internas de Cataluña, Guadalete-Barbate y Cuencas Mediterráneas, y parte de las del Tajo y el Ebro. Todas ellas representan cerca de la mitad de la superficie peninsular.
El actual consumo de agua en el estado español prioriza claramente el regadío, que supone el 82% del total, mientras que el 18% restante lo componen el abastecimiento de agua a las poblaciones y el consumo industrial. En cuanto a los usos urbanos (suministro a las poblaciones), la demanda actual de 4.677,3 hectómetros cúbicos anuales podría aumentar en cerca de 100 hectómetros cúbicos al año con un horizonte 2021. Este aumento en las demandas urbanas puede considerarse estable y moderado.
Pero no ocurre lo mismo con los usos agrarios. Según los Planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas 2015-2021, en los próximos 20 años hay previstas 700.000 nuevas hectáreas de regadío en el estado español, lo que supone un aumento del 17%. La mayor parte de estos incrementos se llevarían a término en las demarcaciones del Ebro, el Duero y el Guadiana. En cuanto al consumo industrial, el aumento previsto en el año 2021 se situaría en un 24% respecto a la demanda actual, según la misma fuente, aunque Ecologistas en Acción señala que estos incrementos se han establecido de forma “un tanto arbitraria” para garantizar recursos al sector.
Diferentes estudios, también los oficiales, apuntan la gravedad de la coyuntura y del futuro próximo. El Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) ha desarrollado varios estudios a petición del Ministerio de Medio Ambiente. En uno de ellos, señala que la disminución de las precipitaciones y la elevación de las temperaturas por los efectos del cambio climático, mermará previsiblemente las aportaciones de agua a los ríos. Se trata de un proceso que no es nuevo, de hecho, se viene produciendo durante las últimas décadas en todas las demarcaciones hidrográficas. Esta reducción de las aportaciones se constata principalmente en el largo plazo: un 14,3% menos en el periodo 1996-2006 respecto al 1940-1996. El decremento ha sido particularmente destacado en la cuenca del Segura (40%), pero también ha afectado a las del Guadiana (sobre todo su cabecera), Ebro y cuencas internas de Cataluña.
Ecologistas en Acción recuerda que el aumento de las temperaturas “se está acentuando de manera muy notable en los últimos años”, y éste es uno de los elementos que más influye en los recursos hídricos disponibles. Además, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apunta que entre los años 1973 y 2005 las temperaturas medias, las máximas y las mínimas han aumentado de modo considerable. Cuando se afina en el análisis se percibe más nítidamente la gravedad de la coyuntura. Desde que se cuenta con registros, el año más caluroso en el estado español fue 2011, con una temperatura media de 16ºC, seguido de 2014 (15,9ºC). El pasado mes de julio destacó por ser el más caluroso en España desde que se dispone de mediciones fiables. La tendencia difiere poco si los datos se toman a escala global. En 1880 empezaron los registros históricos, que subrayaron 2014 como el año más cálido. Además, la temperatura media de la superficie del planeta fue 0,69ºC superior a la media del siglo XX.
En caso de que no se adopten medidas para el control de emisiones contaminantes, el CEDEX prevé que la reducción de las precipitaciones medias sea del 5% en el periodo 2011-2040, un 9% en el 2041-2070 y un 17% en el 2071-2100. La disminución de las precipitaciones si se tomaran medidas contra el calentamiento global podrían evolucionar así: -5% (2011-2040); -8% (2041-2070) y -9% (2071-2100). Que las lluvias sean cada vez menos frecuentes es un fenómeno relevante con múltiples efectos. Por ejemplo en las recargas subterráneas, que se reducirían un 8% en el intervalo 2011-2040 si no se combatiera decididamente el cambio climático, en un 15% en el periodo 2041-2070 y en un 27% en el 2071-2100, según el CEDEX.
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