domingo, 8 de noviembre de 2015

Los fondos buitre lanzan sus garras sobre las renovables

Por Alicia Ibarra

Importantes fondos buitre llevan meses comprando empresas renovables en nuestro país a un coste reducido, para venderlas más tarde a las eléctricas con grandes beneficios.
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Los fondos buitre se han mudado del ladrillo a las renovables. Los inversores foráneos, que hasta ahora han arramblado con el sector inmobiliario (especialmente, con los restos del naufragio de las cajas de ahorros), están ahora comprando a precio de ganga las plantas de energía limpia que muchos empresarios no pueden mantener debido a los recortes que el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó en su reforma eléctrica.
Importantes fondos buitre llevan meses comprando empresas renovables en nuestro país a un coste reducido, para venderlas más tarde a las eléctricas con grandes beneficios. Para hacernos una idea del volumen de negocio, solo en el segundo trimestre del año se han realizado operaciones con un valor de 2.723 millones de euros, según datos de Ernst & Young, que han convertido a España en el país europeo con más fusiones y adquisiciones en ese periodo de tiempo.
Desde entonces, KKR ha pagado este verano aproximadamente 919 millones de euros por Gestamp Solar y el fondo Cerberus, que participó en el negocio inmobiliario de Bankia, compró el pasado mes de octubre Renovalia por unos 1.000 millones. Anteriormente Magnum Capital compró la hispano-portuguesa Iberwind por unos 1.000 millones.
Por su parte, otros fondos como Blackstone y bancos de inversión como Goldman Sachs ya están estudiando a conciencia el sector y haciendo ofertas millonarias.

El proceso de compra

Rafael Barrera director de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier) incide en la presión que muchos de estos fondos buitre hacen a diferentes organizaciones como la suya en el momento de compra. “Los fondos buscan instalaciones grandes, de unos 4 o 5 MW como mínimo, y de una sola titularidad para adquirirlas con la mayor sencillez y rapidez posible”, cuenta este representante de los pequeños y medianos inversores.
Barrera y una de las portavoces de Unión Española Fotovoltaica (UNEF) destacan que tanto los continuos cambios en la legislación como la falta de esperanza porque en los años venideros la situación vaya a mejorar, hacen que muchos inversores se vean obligados a vender “mal y pronto” sus plantas de energía limpia a estos fondos de inversión.
Molino de Iberwind. REUTERS
Molino de Iberwind. REUTERS
“Mucha gente invirtió sus ahorros confiando en el Estado, que garantizaba en los años 2007 y 2008 la rentabilidad, y ahora no sabe qué hacer con tantas deudas”, critica Jorge Morales, experto en el sector eléctrico español. Tal y como señala, las cooperativas de base agraria y los pequeños productores son los que más dificultades están teniendo a la hora de vender las instalaciones renovables, ya que al tratarse de pequeñas empresas, no interesan ni a los fondos buitre.
Morales considera que en este proceso “el único que pierde es el inversor inicial” mientras se benefician los bancos, que saldan su deuda; las eléctricas, cuando compran plantas de renovables a los fondos de inversión más baratas; y los propios fondos, cuando hacen negocio aprovechando su liquidez.

Un recorte “arbitrario y heterogéneo” del Gobierno

“La ruptura de la seguridad jurídica y los recortes en la retribución del kilovatio hora llevados a cabo por el ministro José Manuel Soria han provocado que muchos inversores estén en una situación económica muy delicada”, explica una de las portavoces de UNEF. Uno de los últimos estudios de esta asociación, formada por unas 300 empresas y entidades que suponen más del 85% de la actividad del sector en España, señala que los ingresos se han visto reducidos en algunos casos casi hasta la mitad con respecto a la previsión hecha en el momento de realizar la inversión.
Los recortes en las renovables afectan a 62.000 familias y pymes, muchas de las cuales entraron en el sector en  2007 y 2008
Este recorte “arbitrario y heterogéneo” ha afectado, según datos de UNEF, a 62.000 familias y empresas en España. Muchos de ellos entraron en el negocio de las renovables en el año 2007 y 2008, cuando el Estado incentivaba su instalación y prometía unas condiciones en el BOE, que más tarde no se cumplieron. Más tarde, con el inicio de la crisis económica, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero comenzó a recortar las retribuciones y a partir de 2011, con Mariano Rajoy en la Moncloa, la reducción de las primas se generalizó.
Las entidades bancarias que confiaban, al igual que sus clientes, en lo que decía el BOE sobre las renovables, han visto cómo en los últimos tiempos la rentabilidad de estos productores ha pasado del 12% al 2% y cómo muchos de ellos han entrado en concurso de acreedores, según datos de una entidad financiera a los que ha tenido acceso este diario. Por tanto, no es de extrañar que muchas entidades estén dispuestas a saldar sus deudas a través de estos fondos buitre.
Así, descubrimos que la realidad de las renovables está muy lejos de la que planteó Mariano Rajoy el pasado 26 de octubre durante su entrevista en TVE: “Las energías renovables tenían una rentabilidad garantizada por el Estado de entre 20 y el 25%”. Ni el plazo de amortización inicial de casi 20 años ni la rentabilidad del 12% que se prometió a aquellos inversores y empresas llegó a ser real.

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