lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Cuál es la gravedad de la crisis climática?



Si se estableciera una analogía entre la crisis ecológica y alguna enfermedad terminal, aquella estaría por alcanzar un carácter irreversible. Datos científicos muy contundentes lo demuestran.









Si se estableciera una analogía entre la crisis ecológica y alguna enfermedad terminal, aquella estaría por alcanzar un carácter irreversible. Datos científicos muy contundentes lo demuestran.
Uno de los más importantes de estos datos es el reciente rebasamiento de las 400 partículas por millón (ppm) en los niveles de dióxido de carbono (CO2) atmosférico, pudiendo incluso alcanzarse durante las próximas décadas cifras superiores a los 500 ppm.
Y para hacernos una idea de lo que significan estos números, basta con mencionar que jamás en la historia de la humanidad hemos vivido en un planeta con niveles de CO2 semejantes, constituyendo para algunos científicos la barrera de los 350 ppm el límite de sustentabilidad de la civilización moderna. Esto último según lo planteando por el ex director del Goddard Institute de la NASA, el científico James Hansen.
Niveles de CO2 actuales (NASA)
Lo anterior posee una importancia clave, precisamente, por los efectos que posee el dióxido de carbono en la atmosfera terrestre, constituyendo uno de los principales gases de efecto invernadero causantes del actual calentamiento global.
Aquello queda en evidencia si tomamos en cuenta las estimaciones de la ONU que predicen, basándose en los niveles actuales de CO2, un aumento posible de la temperatura global de hasta 5 grados centígrados para el 2100. Es decir, una cifra ampliamente superior a la barrera de los 2 grados centígrados: en otras palabras, el límite a partir del cual el calentamiento global experimentaría un importante salto, transformándose en un fenómeno de dimensiones verdaderamente catastróficas.
Todo esto tal como han venido reconociendo recientemente las principales agencias climáticas y potencias imperialistas alrededor del mundo, aquello sobre todo si consideramos las consecuencias que, de acuerdo a la ONU y algunos investigadores tales como Peter Cox delHadley Center, podría tener un aumento de 3 o 4 grados centígrados de la temperatura global, implicando aquel la desaparición de una gran parte de los ecosistemas terrestres y marinos: por ejemplo el Amazonas.
De hecho, de acuerdo a Peter Wadhams de la Universidad de Cambridge, un aumento de 4 grados centígrados se asociaría, inevitablemente, al colapso de la civilización contemporánea, esto como producto del colapso de los sistemas agrícolas y la imposibilidad de la mantención de los sistemas urbanos y los niveles actuales de población mundial.
Zonas inhabitables en un planeta 4 grados más caliente (New Scientist)
Si tomamos ahora el peor escenario de calentamiento global considerado por la ONU: es decir un aumento de aproximadamente 5 grados centígrados para el 2100, estaríamos hablando en este caso de la posible extinción de una gran parte de las especies naturales, esto incluyendo a la propia especie humana.
Y aquí no existe exageración alguna, aquello si comprendemos que un aumento de 5 o 6 grados centígrados en pocas décadas constituye un fenómeno de tal gravedad que, de hecho, ha sido pocas veces visto en la historia de la Tierra. Es más, algunos de los cambios ambientales más drásticos que ha experimentado la humanidad, entre otros el ocurrido al fin de la época glacial (Pleistoceno) cuando la temperatura mundial experimentó un incremento de aproximadamente 5 grados centígrados, se dio en un periodo de varios miles de años y no en décadas como podría ocurrir hoy.
Cabe destacar, además, que ejemplos de un aumento drástico de 5 o 6 grados centígrados de la temperatura global sólo pueden encontrarse en algunos de los eventos climáticos más destructivos del pasado geológico. Uno de aquellos es el llamado “Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno” (PETM), el cual habría dado paso a un violento fenómeno de extinción masiva que marcó la aparición de los linajes de mamíferos actuales.
Según algunos especialistas, dicho fenómeno (PETM) podría habría tenido lugar en un periodo no mayor a 15 o 20 años.
Ahora bien, los peligros asociados a un calentamiento global superior a 2 grados centígrados no son los únicos a los cuales podríamos tener que enfrentarnos en el futuro cercano. Un peligro todavía más grave es el que representa, tal como plantean los científicos Natalia Shakhova e Igor Semiletov, el riesgo inminente de liberaciones supermasivas de metano desde Siberia. Aquello como producto del derretimiento acelerado del permafrost (o turbas congeladas) de las estepas y lechos marinos árticos, lo que podría alentar la desestabilización y potencial liberación de las enormes reservas naturales de metano (un gas de efecto invernadero cien veces más poderoso que el dióxido de carbono en el corto plazo) existentes en dichas áreas.
En este caso, estaríamos hablando así de reservas de carbón cuyo impacto superaría ampliamente al de la totalidad de los gases de efecto invernadero producidos por el hombre desde el comienzo de la Revolución Industrial. Más aun, solamente el 1% de los depósitos siberianos estudiados en Siberia oriental (esto sin considerar el conjunto de las reservas de metano existentes en Siberia, Alaska u otros puntos del Ártico), serviría para doblar la cantidad de metano existente actualmente en la atmosfera.
Reservas de metano y emisiones industriales (Sam Carana)
La gravedad de esto último radica en que dichas liberaciones masivas implicarían, entre otras cosas, una aceleración exponencial del calentamiento global, rebasándose con ello la ya mencionada barrera de los 2 grados en fechas tan cercanas como la década de 2020.
En el peor de los casos, de producirse estas liberaciones (las cuales, de acuerdo a algunos estudios, ya podrían estar en su fase inicial), estaríamos hablando de un aumento de la temperatura mundial que podría llegar a los 10 grados centígrados (o más) hacia el 2100. Esto último si tenemos en cuenta, además, el efecto catalizador que tendría la disminución de los aerosoles en la atmosfera, aquello tal como plantea el ya citado climatólogo Peter Cox. Y en este punto ya no existe mucha discusión o conjetura posible.
Un calentamiento global que supere los 4 o 5 grados en pocas décadas y 1uego se dispare a 8, 9 o 10 grados centígrados durante este siglo, nos pondría ante un escenario de extinción fulminante casi total de la vida terrestre. Tal vez el único parangón posible con un escenario de este tipo seria el desarrollo de la extinción Pérmica-Triásica que acabó hace 250 millones de años con más del 95% de la vida sobre la Tierra.
Este es el escenario, apocalíptico, al cual nos ha conducido la barbarie capitalista. Luego de casi dos siglos de dominio, la burguesía nos ha puesto cara a cara con nuestra propia desaparición como especie.
Nunca antes como hoy toma así tanto sentido la premonitoria frase de Rosa Luxemburgo Socialismo o barbarie. Nunca antes como hoy se ha hecho tan necesario, con tanta urgencia, borrar al capitalismo de la faz de la Tierra. No tenemos otra opción. Y es que, o bien hacemos desaparecer al capitalismo y nos preparamos para enfrentar la catástrofe, o bien deberemos asumir la posible aniquilación del género humano.
Esta es la disyuntiva a la que nos enfrentaremos. La batalla final será, por lo tanto, de cara al abismo… o quizás cayendo por el mismo.
*El autor es coordinador del Grupo de Seguimiento de la Crisis Climática Mundial (www.facebook.com/seguimientocrisisclimatica)

http://www.laizquierdadiario.com/Cual-es-la-gravedad-de-la-crisis-climatica

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La doble cara de las empresas que financian la Cumbre del Clima de París



La Marea

Los patrocinadores del encuentro de la ONU tienen un largo historial de ataques al Medio Ambiente, aunque la organización destaca sus compromisos en este ámbito para los próximos años.

La Cumbre del Clima de Naciones Unidas tendrá un coste estimado de 170 millones de euros, a los que habrá que añadir los gastos de seguridad, que se elevarán de manera notable después de los recientes atentados yihadistas en París. Un 20% del presupuesto de COP21 correrá a cargo de empresas privadas, muchas de ellas del sector eléctrico, aunque también hay aerolíneas, compañías automovilísticas, bancas y aseguradoras.
“Todas estas empresas son amigas del clima”, afirman desde el Gobierno francés. Poco importa que entre los nombres se encuentren algunos de los máximos responsables del calentamiento global en las últimas décadas, industrias que ven la lucha contra el cambio climático como una posibilidad nueva de negocio. Algunos partidos como Los Verdes Europeos califican de “impresentable” e “incoherente” que “grandes corporaciones con una fuerte responsabilidad en el cambio climático” financien esta Cumbre. “Es como si invitáramos a las multinacionales del tabaco a financiar congresos de lucha contra el cáncer”, apuntan.
Pese a que la gran mayoría de estas empresas se ha comprometido a reducir su impacto medioambiental y se ha fijado objetivos para disminuir sus emisiones y su consumo de energía, la mancha en algunos casos es tan grande que un simple lavado de cara no es suficiente.
EDF: El mayor defensor de las «virtudes» de la «limpia» energía nuclearParte interesada. Así se podría definir la participación de Électricité de France como patrocinadora de la Cumbre del Clima. De hecho, ha aprovechado este papel para lanzar una campaña publicitaria a gran escala en la que alaba las “virtudes” de la energía nuclear por “limpia” y “libre de CO2”. En su eslogan, EDF se autodefine como el “socio oficial de un mundo bajo en carbono”, y llama a descubrir “la verdadera cara de la energía baja en carbono”. Lo que no cuenta es que su propuesta se basa de manera exclusiva en el aumento de la presencia de centrales nucleares en Francia. Instalaciones libres de carbono, pero con un problema de radiactividad que omiten. Para ellos, Chernóbil y Fukushima suenan muy lejanos. Poco se conoce del papel que las energías renovables juegan en el modelo “limpio” de EDF, al que apenas aportan poco más del 2% de su volumen de negocio.
ENGIE: La gran contaminante busca su sitio para salir de la lista negraResulta extraño que una de las empresas responsable de algunas de las centrales de carbón menos eficientes del mundo sea patrocinadora de un encuentro que precisamente lucha contra la dependencia energética de combustibles fósiles, pero así es. Engie, antiguamente GDF Suez, figura entre los primeros emisores globales de gases de efecto invernadero, con 155 millones de toneladas de carbono emitidas por año durante 2013, según Thomson Reuters. Sólo quedaron por delante de ella dos petroleras chinas, Arcelor Mittal, NTPC Ltd. y la empresa eléctrica alemana RWE AG.
Para intentar paliar esta mala imagen, Engie –que posee 30 centrales de carbón en el mundo, sobre todo en Europa, Estados Unidos y Australia– ha anunciado un plan de reestructuración con el objetivo de reflejar su transición a una “nueva era energética”. Algunos medios especulan con la posibilidad de que durante la Cumbre, la empresa francesa anuncie una retirada parcial de su cartera de centrales de carbón. Es decir, vendería sus activos. Según un estudio de la Universidad de Oxford publicado en marzo de este mismo año, Engie posee la flota de centrales de carbón más ineficientes del mundo (después de dos pequeñas empresas indias), y sus consecuencias empiezan a notarse en forma de catástrofes medioambientales. En Italia, por ejemplo, Vado Ligure, una central participada al 51% por Engie, fue cerrada en 2014 por los impactos sanitarios y el “desastre ambiental” que ocasionaba.
BNP-PARIBAS: El gran inversor de proyectos expansivos de extracción de carbónSi alguien sabe lo que cuesta el cambio climático, ese es BNP Paribas. Al menos, debería saberlo ya que se trata de uno de los bancos internacionales más involucrados en operaciones de financiación de carbón alrededor del mundo. Según el portal web coalbanks.org, entre 2005 y abril de 2014 el banco francés ha contribuido de manera efectiva a la expansión del carbón (minas y centrales eléctricas), con al menos unos 15.600.000 millones de euros. Desde la organización de los Premios Pinocho, creados para denunciar los daños de las multinacionales al medio ambiente y en la que participa Amigos de la Tierra, alertan de las prácticas de los poderes financieros y en concreto de BNP Paribas, y documentan varios casos. “En Sudáfrica, el banco está involucrado en la construcción de dos gigantescas centrales eléctricas a carbón, Medupi y Kusile. Entre ambas, cada año emitirán a la atmósfera 60 millones de toneladas de carbono, aumentando las emisiones de Sudáfrica en un 17% y exacerbando los devastadores impactos del cambio climático sobre las comunidades pobres”, apuntan. También aparecen los tentáculos de la entidad bancaria en India, donde, según denuncian, “BNP Paribas es el único banco internacional partícipe, a través de un préstamo de 327 millones de dólares en la infame central Tata Mundra, en la costa del Gujarat”. Esta factoría de 4.150 MW ha provocado la destrucción de los medios de subsistencia de las comunidades locales, ya que arroja masivas cantidades de agua caliente en el ambiente marino. Además, el polvo de carbón y la ceniza que resulta de su combustión caen del cielo y contaminan las tierras agrícolas y los pescados.
NISSAN: Los controles de emisiones de CO2 de los coches, bajo sospechaEn medio de la polémica por el caso Volkswagen, la empresa automovilística francesa se presenta como ejemplo de pureza medioambiental.
Las emisiones de CO2 registradas en Europa en 2014 fueron, de promedio, un 40% superiores de las que declaró la industria de la automoción, según un informe de la ONG Transport & Enviroment. Pese a ello, Renault se mantiene como la marca con menos emisiones de CO2, según el análisis realizado por la empresa consultora Jato.
IKEA: El ejemplo del modelo de consumo que impide un cambio a nivel globalMás de 70 millones de visitas a alguna de sus 16 tiendas repartidas por todo el Estado español. Un total de 1.165 millones de euros de facturación durante 2014. Éstos son los números de la empresa que mejor representa el consumo rápido y desmesurado. Artículos baratos, de procedencia lejana y en los que se prima más el placer de comprar (y montar) que la necesidad. Es “la república independiente de tu casa”.
Una “república” que apareció en un informe de Greenpeace del año 2009 en el que se le señalaba directamente como una de las empresas responsables de la desaparición “a pasos agigantados” de la selva amazónica. La compañía sueca rápidamente inició su contrarréplica y destacó sus “indicadores de sostenibilidad”. Este mismo año The Wall Street Journal publicó que Ikea había decidido comprar y gestionar bosques con los que asegurarse el suministro de madera. Ya lo hace en Rusia, donde las autoridades le retiraron el sello de sostenibilidad, y ahora tiene proyectado ejecutarlo también en Rumanía.
Otras empresas: Del negocio del agua al modelo económico de Michelin y CarrefourEn París también habrá sitio para otras empresas que no remiten especialmente a una lucha contra el cambio climático, aunque con su presencia como patrocinadoras de la Cumbre sí esperan obtener algunos réditos. En el listado de multinacionales aparecen Suez Environnement y Sedif, ambas vinculadas a la gestión del agua, un sector en el punto de mira ecologista por su permeabilidad a la especulación económica. También se encuentra en el listado de patrocinadores la compañía aérea Air France. Los vuelos comerciales son responsables del aumento de los gases de efecto invernadero. Entre 1990 y 2006, las emisiones aumentaron un 87% en la Unión Europea. La contribución de aeronaves civiles en vuelo a las emisiones globales de CO2 se estima en alrededor de 2% del total, aunque los expertos duplican esa cifra.
Michelin es otra de las empresas patrocinadoras. La multinacional es la que más hace en su sector a favor de la sostenibilidad, pero aun así representa un modelo que daña enormemente a la capa de ozono. Igual que el de Carrefour, quien sigue buscando solución a las toneladas de residuos que genera cada año.
[Este artículo es parte del reportaje sobre la Cumbre del Clima de París (COP21) que se puede leer en el número de diciembre de la revista La Marea. Ya a la venta en quioscos y en tienda online]
Fuente: http://www.lamarea.com/2015/11/28/la-doble-cara-de-las-empresas-que-financian-la-cumbre-de-paris/


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Clima de guerra




Del 30 de noviembre al 11 de diciembre se reúne en París la 21 Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21, CMNUCC), en la que se anuncia un nuevo acuerdo global para combatirlo. En otro artículo explico que esto no es lo que sucederá en realidad. (Crónica de un desastre climático anunciadoLa Jornada, 14/11/15). Por el contrario, se consolidará un sistema voluntario y decidido a nivel nacional en el que los compromisos que los países dicen asumir nos aseguran que el calentamiento global llegará a niveles dramáticos desde 2050 y en adelante, posiblemente duplicando a 2100 el máximo de 2 grados C, que siendo grave, es lo que la ONU acordó como máximo aumento tolerable.
Los bombazos con cientos de muertos y heridos el 13 de noviembre en París cambiaron violentamente el escenario exterior, pero dentro de la COP21 todo sigue como estaba. El gobierno francés aprovechó este lamentable y grave contexto para cancelar muchas marchas y actos públicos de protesta sobre los negocios del clima, alegando que sólo podría garantizar la asistencia oficial a la COP21. Pero no canceló actos deportivos, mercados navideños y otras concentraciones públicas por el estilo. Sería absurdo pensar que los atentados fueron para impedir las protestas –a las que se esperaban decenas de miles de personas, algunas muy ordenadas, otras más desafiantes–, pero fueron útiles para ilegalizarlas.
A la par de un fuerte recorte de libertades civiles contra la gente común en Francia, el gobierno de ese país, junto a Estados Unidos, bombardea salvajemente y escala la guerra en Siria, con muchas pérdidas civiles reportadas o no, supuestamente para combatir al Estado Islámico (EI). Curiosamente no atacan las instalaciones petroleras que controla el EI en Siria, lo cual podría cortar una fuente de su sustento. Al mismo tiempo, Turquía, tradicional aliado de Estados Unidos, derribó en circunstancias más que confusas, un avión de Rusia en la frontera con Siria, pese a ser un país que también combate bélicamente al EI. El derribo sucedió casualmente cuando Rusia planteó colaborar con Francia contra el EI, acercamiento incómodo para Estados Unidos por su conflicto geopolítico y económico con Rusia. Para muchos observadores, también porque Estados Unidos está en el origen de lo que ahora se llama Estado Islámico, apoyando grupos armados en la región y creando las causas para su surgimiento. Un factor resbaladizo que entra y sale de la escena internacional en momentos claves para Estados Unidos, como sucedió antes con Osama Bin Laden.
Todo converge en exacerbar la guerra, que va más allá de Siria, y en crear un ambiente tenso y represivo para los ciudadanos, justificando la imposición de Leyes Patriotas modelo Washington. Podrían parecer datos aislados, pero están conectados, no sólo en términos represivos y geopolíticos, también con el cambio climático, sus causas e impactos.
Collin Kelley e investigadores del Lamont-Doherty Earth Institute de la Universidad de Columbia publicaron en marzo de 2015 en Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos, un artículo que muestra que el cambio climático global fue causante de la intensa sequía que asoló Siria en 2007-2010, los tres años más secos de los que se tiene registro, situación que precedió los levantamientos y conflictos armados desde 2011. La región sufría sequías, pero no tan extremas y prolongadas. Murieron todas las cosechas y 80 por ciento del ganado pastoril, se terminaron las semillas y más de 1.5 millones de campesinos tuvieron que emigrar a las ciudades. No afirman que los levantamientos son consecuencia directa del cambio climático, pero sí un factor que los exarcerbó gravemente.
Al mismo tiempo, las fuerzas armadas y las guerras son uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, y por tanto causantes de ese cambio climático. Las sangrientas guerras por petróleo y por control de los territorios que lo tienen –como Siria– son un monstruo que se muerde la cola. Guerras por petróleo que causa el cambio climático, petróleo que sostiene las guerras que se exacerban con el caos climático y demandan más petróleo.
Nick Buxton, del Transnational Institute, llama a las fuerzas armadas el elefante blanco en París: en el texto de negociación de la COP21, nunca se menciona la palabra militar. Sin embargo, el Departamento de Defensa (DoD) de Estados Unidos es el mayor consumidor de petróleo y emisor de gases de efecto invernadero de Estados Unidos, país que a su vez es el principal emisor histórico global y consume 25 por ciento de la energía en el mundo. Aún así, sus fuerzas armadas no reportan emisiones. En 1997, durante la negociación del Protocolo de Kyoto, Estados Unidos consiguió que se declare el consumo y emisiones de las fuerzas armadas un tema de seguridad nacional, que no se puede limitar ni reportar. A pesar de que si se compara el consumo de petróleo sólo del DoD con el consumo total por país, sólo 35 países superan ese volumen.
Las piezas del juego están más visibles que nunca, pero la COP 21 no las discutirá. Por el contrario, los principales causantes del cambio climático –empresas petroleras, agronegocios y otras– estarán sentados entre las delegaciones oficiales y en nombre de la seguridad (nacional, militar, climática, alimentaria), aprobarán que se siga consumiendo petróleo y emitiendo gases, lo cual afirman será compensado con mercados de carbono y riesgosas tecnologías como nuclear y geoingeniería. Claro que necesitan acallar las protestas: apagan el fuego con gasolina.
 Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/11/28/opinion/029a1eco

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Por un planeta libre de basura plástica: Por qué debemos dejar de beber agua embotellada




El jueves [19 de noviembre] fue el ‘Día de lo que no sirve para nada’. Fue instituido para animarnos a reflexionar sobre las cosas que usamos. Todas nuestras cosas –teléfonos celulares, ropas, coches, palillos de usar y tirar, y más, y más– han salido de alguna parte y han ido a parar a algún lugar cuando las tiramos. Eso representa una pesada carga para el planeta, por lo tanto ponerse a pensar cómo usar menos cosas es una idea excelente. He escrito mucho sobre la necesidad de repensar nuestro acercamiento a las vacaciones y la frenética locura de compras que viene con ellas.

En esta foto se puede ver todo tipo de plásticos dispuestos en una playa y la palabra TRASH (basura, en inglés) formada con pelotas de golf. La enorme variedad de cosas que parece en ella pone de relieve la diversidad de origen de los plásticos que ensucian nuestros mares. Esto que se ve aquí forma parte de la Campaña de los Defensores de los Océanos en la que el Esperanza –el barco de Greenpeace– navega hacia el norte del océano Pacífico, el sitio del que algunas veces se dice que es el ‘territorio de la basura’, para documentar la amenaza al medioambiente y la vida marina planteada por los plásticos. La foto es de Alex Hofford, miembro de Greenpeace.
Cuando se trata de la manera en que gastamos nuestro dinero, el producto que de inmediato aparece en nuestra mente es el agua embotellada, tan obscenamente inútil, caro y fácilmente evitable.
Profundicemos un poco más en esta cuestión. Es verdad que en algunos lugares del mundo la calidad del agua es tan mala que beberla es peligroso para las personas. Sin ir muy lejos, hay algunos lugares de Estados Unidos en los que el fracking o las petroquímicas han arruinado las fuentes locales de agua, pero aun así ¡hay mejores soluciones que obligar a la comunidad a comprar agua embotellada! En la mayor parte de EEUU, el agua del grifo es limpia, está disponible siempre y es mil veces más barata que el producto embotellado.
En un estudio realizado durante cuatro años de la industria del agua embotellada en Estados Unidos y de los estándares de seguridad gubernamentales –incluyendo la prueba independiente de más de 1.000 botellas de agua– se encontró que no existe la seguridad de que solo por el hecho de que el agua sale de una botella es más limpia o más segura que el agua que sale del grifo. De hecho, la segunda está sometida a pruebas más frecuentes que la embotellada.
¿De dónde viene el agua de botella?
Si usted se fía de la millonaria propaganda, está perdonado por creer que por dos dólares compra la impoluta agua de un glaciar que baja de la montaña sin haber sido tocada por la mano del hombre. De hecho, buena parte del agua vendida en Estados Unidos es el agua depurada que alimenta nuestros sistemas municipales de suministro, es decir, del mismo sitio de donde viene el agua del grifo.
Mientras California está en medio de una histórica sequía, Nestle –la embotelladora de agua más grande del mundo– está extrayendo cada año millones de litros de agua de tierras públicas en la reserva forestal nacional de San Bernardino, en el sur del estado. Utilizando una autorización que en realidad expiró en 1988, Nestle puede extraer un enorme volumen de agua de esas tierras públicas pagando al Servicio Forestal apenas 524 dólares por año. Entonces, al mismo tiempo que el gobernador de California declara el estado de emergencia por la falta de agua, Nestle se aprovecha de la poca que queda. ¿Tiene esto sentido para usted?
En cuanto al envase plástico en el que viene el agua, este material se fabrica a partir del petróleo, y nada bueno sale de la perforación y la extracción de ese recurso. Para evitar más perforación, lo ideal sería reciclar todo el plástico una y otra vez, pero no es eso lo que sucede.
En Estados Unidos, normalmente, se recicla menos de un tercio de las botellas de plástico. Tiradas a la basura, procedentes de vertederos mal gestionados y de otras fuentes, es frecuente que las botellas de plástico acaben en el mar o ensuciando nuestras costas. Es aquí donde empieza un problema realmente deprimente. El plástico no se degrada como sí lo hacen los materiales orgánicos naturales –no desaparecen–; una botella flotando en el mar solo se transforma en pequeñas partículas que son comidas por los peces y otras especies marinas o sencillamente se desparraman mucho más lejos todavía. Una sola botella tirada a la basura puede fragmentarse en tantas pequeñas partículas como para poner una de ellas en cada kilómetro y medio de todas las playas del mundo. Cada año, entre 10 y 20 millones de toneladas de plástico acaban en el mar.
El agua embotellada no es más que uno de los miles de productos intensamente promocionados de los que podríamos prescindir sin ninguna dificultad.
Mientras planifica sus próximas vacaciones con sus amigos o con la familia, por favor trate de pensar antes de comprar. ¿Me hará esto más feliz? ¿Puedo pedir prestado o compartir algo? ¿Existe alguna versión de esto que tenga menos embalaje o que no sea de usar y tirar? O, ¿podría simplemente arreglarme sin esto?
¡Tenga usted unas felices vacaciones!





EcoWatch

Traducción del inglés por Carlos Riba García.


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El recambio climático, el sobrecalentamiento global y el defecto invernadero




No hay duda que las equivocaciones en contra de la Madre Tierra, marcan el rumbo ecológico de nuestra Humanidad. Somos erráticos por naturaleza, y estamos destruyendo el futuro ambiental de las próximas generaciones de Seres Humanos, por el capricho de vivir bajo un estilo de vida salvajemente capitalista, consumista y egoísta.En nuestro mágico planeta NO todo lo que brilla es oro, y aunque a simple vista siempre pecamos de inocentes, la realidad siempre se encarga de romper esa mágica ficción. Llueve sobre mojado cuando las letras de sabiduría, chocan de frente con la clásica violencia verbal, que jamás se cansa de ofender, humillar y maltratar a la hermosa Pachamama.
Creemos que la sustentabilidad del Medio Ambiente solo es posible de alcanzar, demostrando un poco de amor y respeto por la biosfera de la Tierra. De allí, que la práctica del Conservacionismo garantiza el bienestar del entorno social que albergamos, y masifica el interés de las comunidades y sus habitantes, en lograr la preservación de los recursos naturales, la utilización de fuentes de energías renovables, y el reciclaje de los desechos sólidos generados a diario.
Pero lamentablemente, el tercermundismo mental que sufre la Sociedad Moderna del siglo XXI, arruinó la posibilidad de evolucionar con los ojos del corazón, y eligió involucionar con los billetes de la razón. Por eso, la irracionalidad humana que coexiste a sol y sombra del Universo, nos castiga con una horda de gravísimos inconvenientes ambientales, que son imposibles de resolver debido al cerebro retrógrado envenenado.
El primer inconveniente se llama “Recambio Climático”, que es la consecuencia directa del legendario Cambio Climático, visto como la acelerada variación del clima de la Tierra a escala regional y global, por los factores meteorológicos presentes en una zona específica y en un tiempo determinado (nubosidad, precipitaciones, temperatura).
El Cambio Climático no tendría que preocupar necesariamente a la Humanidad, porque su acción depende en gran medida de los designios celestiales de la Madre Tierra. Sin embargo, la sistemática intervención del Hombre en los espacios geográficos naturales, viene trastocando con rudeza el equilibrio ecológico de los territorios.
Una prueba irrefutable del Recambio Climático, se observa con la omnipresencia del fenómeno El Niño, que se ha convertido en un fuerte dolor de cabeza para los latinoamericanos, a causa de una rebeldía llena de inestabilidad atmosférica que se traduce en calor, sequía, lluvias, inundaciones, deslaves, y millonarias pérdidas económicas para los agricultores, ganaderos y campesinos.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), ya alzó la voz de alerta para los países de Centroamérica y Sudamérica, que no deben esperar la estampida climática para socorrer a las víctimas de la desgracia. El fenómeno de El Niño, pasó de ser una eventualidad a una constante en los pueblos latinoamericanos, que resienten la emergencia sanitaria por la falta de acceso al agua potable, por las fallas en el suministro de electricidad, por la desertificación de los suelos, y por la sobrepoblación que deviene del agresivo crecimiento urbanístico.
La fuerza destructiva de El Niño, obligó a que las naciones de América Latina recurrieran a la “siembra de nubes” con yoduro de plata, para derrotar la sequía que seca los embalses de agua, y complica el abastecimiento del vital líquido. Además, se espera que durante el primer semestre del 2016, se intensifique el holocausto de un hiperactivo Niño, que promete ser uno de los más devastadores en los últimos 65 años.
El segundo inconveniente se llama “Sobrecalentamiento Global”, que es la consecuencia directa del legendario Calentamiento Global, visto como el fenómeno causado por el aumento de la temperatura promedio en la atmósfera terrestre y en los océanos.
Si bien el Calentamiento Global es parte de la cíclica homeostasis planetaria, es también evidente que los grados centígrados, las corrientes marinas y los índices de humedad en el planeta Tierra, están manifestando un comportamiento climático anormal en las cuatro estaciones del año, superando el impacto ambiental negativo ocasionado por la contaminación del Hombre, y adentrándose en una disyuntiva socio-cultural de pronóstico reservado.
La trágica llegada del Sobrecalentamiento Global, augura una disminución de la capacidad de reproducción humana, que impedirá el correcto desarrollo sexual y alterará los rasgos fenotípicos de los individuos, poniéndose en riesgo la supervivencia de nuestra especie. También se advierte que antes de la finalización del siglo XXI, será imposible la habitabilidad del Hombre en Oriente Medio, porque la gigantesca ola de calor no permitirá que el cuerpo humano regule su temperatura en el Golfo Pérsico. En paralelo, se teme que el irreversible deshielo en la Antártida Occidental, aumente en tres metros el nivel del mar, porque la tasa de fusión del hielo no puede resistirse al cálido ecocidio vislumbrado.
El tercer inconveniente se llama “Defecto Invernadero”, que es la consecuencia directa del legendario Efecto Invernadero, visto como la retención de gases tóxicos en la atmósfera, por la exagerada quema de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón), que se acumulan por el canibalismo corporativo de las transnacionales, y que se liberan en forma de Dióxido de Carbono, Metano y Óxido Nitroso.
Aunque el Efecto Invernadero fue emparentado con la exitosa globalización financiera, tecnológica y comercial del planeta Tierra, que obligó a polucionar el aire para obtener productos y servicios de venta a los consumidores. Con el paso de los años, terminó siendo un cruel reflejo de la anarquía asiática y norteamericana, que acrecentaba la oferta y demanda de artículos de consumo masivo, a costa de malograr las condiciones ambientales del orbe.
El efecto letal del vicio consumista en el siglo XX, se transmutó en el Defecto Invernadero que bloqueó los pulmones de la Tierra en el siglo XXI, porque las emisiones de dióxido de carbono aumentaron en más de un 60% desde el año 1990, porque el forzamiento radiativo se incrementó en más de un 35% desde el año 1990, y porque las profundidades del Océano Pacífico llevan más de 25 años recibiendo millones de toneladas de basura doméstica e industrial, que tarde o temprano, liberarán millones de toneladas de metano para acidificar por completo el sagrado manantial azulado.
Resulta obvio afirmar que la crisis ambiental en el Mundo, rebasó los linderos de la comprensión humana. Es muy difícil frenar el vertiginoso Recambio Climático, mientras se espera dejar en pobreza extrema a más de 100 millones de personas en el 2030. Aceleramos con la voracidad del Sobrecalentamiento Global, que viene arrebatándoles la filopatría a las maravillosas aves migratorias. Y remarcamos el tatuaje enrojecido del furioso Defecto Invernadero, que se vale del smog fotoquímico para corromper el alma de los esclavos al volante.
Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y vemos que la Humanidad está convirtiendo las profecías de los científicos más chiflados, en el más catastrófico preludio de una muerte anunciada.
Basta con recordar la inolvidable serie de televisión estadounidense “Dinosaurios”, que fue transmitida a principios de la década de los años noventa, y que retrató en detalle la devastación ambiental que sufriría el planeta Tierra. Allí vimos la relación malsana entre Earl Sinclair, quien trabajaba como un obrero encargado de derribar árboles, para cumplir con las órdenes impuestas por el mandamás B.P Richfield, quien era el dueño de la tiránica empresa “PorqueYolodigo”.
Earl vivía adulando y obedeciendo las reglas de Richfield, porque necesitaba el trabajo y el dinero para alimentar a su familia. Pero Richfield quería apoderarse de las riquezas materiales e inmateriales del Mundo, y usaba tácticas de manipulación para que sus asalariados cumplieran con la deforestación.
En el último capítulo de la serie llamado “Naturaleza Cambiante”, vimos la arbitrariedad vandálica de Richfield, quien autorizó la fumigación y masacre de todo el pelotón de escarabajos, que cada 14 de mayo se dedicaban a cubrir el cielo con un fascinante arcoíris, y se comían las infinitas enredaderas de amapola. Richfield decidió transformar la ciénaga donde se aparearían los escarabajos, en una gigantesca fábrica de fruta escarchada con tecnología de punta, y obligó a que se exterminaran todas las enredaderas con un potente herbicida, el cual acabó extinguiendo la flora autóctona del entorno.
Earl no quiso defender al pelotón de escarabajos, ya que solo pensaba en estrenar su nueva barbacoa con inyección de combustible, en beber un frenesí de cervezas, y en ser el “tonto útil” que apoyaría públicamente el exterminio de las enredaderas. Pero tras observar el desolador paisaje contaminado desde la ventana de su casa, Earl intentó convencer a Richfield para que detuviera la pesadilla ambiental, y no le declarara la guerra a la todopoderosa Naturaleza.
No obstante, el multimillonario Richfield prefirió crear una lluvia artificial mediante la colocación de bombas, en el interior de todos los volcanes del Mundo. Desafortunadamente, las erupciones volcánicas no produjeron la torrencial lluvia natural que restablecería el clima, y tampoco ayudaron a recuperar la cadena alimenticia en los ecosistemas de Pangea. Por el contrario, se formaron densas nubes de hollín y azufre, que bloquearon la entrada de los rayos solares, y generaron una mortífera nieve que presagiaba la era de hielo.
Sabiendo de antemano el trágico final que se avecinaba, Earl le pidió perdón a su familia por haber confiado ciegamente en el progreso tecnológico, y con tristeza reconoció sus errores en contra de la Naturaleza. Mientras que Richfield estaba alegre y eufórico, porque la gente mitigaba el frío comprando estufas, frazadas, chocolate en taza, y todos los productos de la marca “PorqueYolodigo”.
Lo más impactante, fue ver la reacción que tuvo el hijo menor de Earl llamado “Bebé Sinclair”, quien tras conocer el desastre ambiental le preguntó con nerviosismo a su familia ¿Y qué pasará con nosotros? Nadie pudo responderle con certeza al infante, que simbolizaba el miedo latente de los niños del planeta Tierra, por la irresponsabilidad ecológica de sus padres.
Al final, Richfield jugó a ser dios para ganar más y más dinero, pero fue por culpa de esa terrible ambición y codicia, que acabó extinguiendo a todos los dinosaurios, y mató a su propia especie animal.
Queda claro que la perversión de la empresa “PorqueYolodigo”, es un espejo de la seguidilla de ecocidios perpetrados en la actualidad por transnacionales como Monsanto, Bayer, Coca-Cola, Shell, Nestlé, Volkswagen, Chevron, McDonalds y muchísimas otras corporaciones, que no se cansan de enfermar a la gente con alimentos transgénicos, de arrasar hectáreas fértiles con la infertilidad del Glifosato, de extinguir el milagroso vuelo de las abejas, de manchar los océanos con derrames de petróleo, y de perforar las rocas con los megaproyectos mineros.
Nadie sabe qué tan cerca o lejos estamos de una sexta extinción masiva, de una infernal era de glaciación global, o de una tormenta solar de proporciones bíblicas. Lo único que podemos afirmar con total seguridad, es que el dedo intermedio del simpático Aye-aye en Madagascar, ya señaló al orgulloso Ser Humano como la próxima víctima del siniestro evangelio nocturno.
No olvidemos que sin tierrita sucia en nuestros pies, no hay economía, no hay deporte, no hay educación, no hay salud, no hay amor y no hay religión. Sin tierrita sucia en nuestros pies, no hay compras en el supermercado, no hay clases en la universidad, no hay películas en el cine, no hay trabajo en la oficina, y no hay besos hasta el amanecer. Sin tierrita sucia en nuestros pies, simplemente NO hay vida por vivir.
Querido lector y querida lectora, no podemos seguir rechazando el gran valor del Conservacionismo, por culpa del bombardeo publicitario de la televisión, por culpa de la corrupción de los gobiernos de turno, y por culpa de la tremenda indiferencia que nos caracteriza. Si usted desea caminar a paso firme, debe tomar enserio el tema ecológico, y no seguir viviendo a expensas de la ignorancia.
A lo largo del artículo demostramos que la alerta roja de nuestro reloj biológico, se queda corta ante la psicodélica amenaza que sufre el planeta Tierra. De norte a sur y de este a oeste, hay más calor en verano y más frío en invierno, por lo que el Vals de primavera ya no armoniza la música del paraíso otoñal. Sigamos leyendo, informándonos y compartiendo el aprendizaje adquirido, para construir un mejor mañana en el oscuro horizonte por recorrer.

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domingo, 29 de noviembre de 2015

20.000 personas marchan en Madrid contra el cambio climático


A lo largo del fin de semana se han celebrado más de 2.300 eventos y marchas reivindicativas en todo el mundo




Decenas de miles de personas han salido hoy a las calles de numerosas ciudades españolas para pedir un compromiso de los líderes mundiales que frene el cambio climático en la Cumbre del Clima que comienza mañana en París. Se trata del mayor movimiento que ha habido en el país para defender el clima.

En Madrid, convocados por la Alianza por el Clima, se han reunido 20.000 personas que han marchado entre Cibeles y la Puerta del Sol, donde han sido recibidos por los bailarines de la escuela de swing Big South antes de que la actriz y directora Icíar Bollaín leyera un manifiesto. Eventos similares han tenido lugar este fin de semana en otras ciudades como Barcelona, Bilbao, Murcia, Pamplona, Sevilla, Valladolid, Las Palmas o Zaragoza.

La movilización se inició ayer en Filipinas, Nueva Zelanda, Australia… países en los que se han desarrollado marchas multitudinarias que han logrado congregar a cientos de miles de personas.

En la víspera del comienzo de la 21 cumbre del clima de París, la ciudadanía ha querido mostrar a los Gobiernos de todo el mundo la necesidad de alcanzar un acuerdo justo, ambicioso y vinculante que evite las peores consecuencias del cambio climático y acelere la transición hacia un modelo energético 100 % renovable en 2050.

Todos estos eventos, marchas y acciones ciudadanas se celebran con un único objetivo: exigir a los líderes mundiales un acuerdo justo, ambicioso y vinculante que evite las peores consecuencias del cambio climático y acelere la transición hacia un modelo energético 100% renovable en 2050.

Las organizaciones convocantes y la ciudadanía coinciden en que la lucha contra el cambio climático será también la lucha contra la desigualdad y la pobreza, a favor del empleo digno y por la defensa de los derechos humanos y la paz.


*Alianza por el Clima está compuesta por: Coalición Clima, Coordinadora de ONGD, Cumbre Social, Foro de Acción Rural, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, Plataforma Rural, Plataforma Tercer Sector, Avaaz, Ecodes, CC OO, UGT, USO, UPA, COAG, CECU, Asgeco, Hispacoop, Manos Unidas,InspirAction, Ongawa, Oxfam Intermon, Caritas, Alianza por la Solidaridad, REDR, REDER, Aproca, Fundación Renovables, Acción en Red, Ecooo, ATTAC, WWF, SEO/BirdLife, Greenpeace, Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra, Fundación Global Nature, 350BCN, Xarxa per la Sobirania Energética, FRAVM, FSC, Naturalia ailarutan, Movimiento Católico Mundial por el Clima, Decrece Madrid, Escuelas Adventistas, ASDE, Asamblea Marea Verde, MEDSAP-Marea Blanca, Festess Madrid...
Listado completo en http://ecospip.org/alianza-clima


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sábado, 28 de noviembre de 2015

Una breve respuesta al Foro Atómico sobre el carácter renovable y alternativo de la industria atómico-nuclear






Con la máxima brevedad.El cinismo, cuado no abierta caradura, de la industria atómico-nuclear y de sus bien pagadas asociaciones de intervención pública no tiene apenas parangón. La última que nos ha llegado del foro nuclear: la energía nuclear es una energía alternativa, una energía de futuro. No contamina, no genera CO2, no contribuye al cambio climático. ¡Es la solución que buscamos! ¡Es la energía renovable del futuro, no usa combustibles fósiles! ¡Adelante pues, no nos opongamos al progreso radiante que se abre ante nosotros! Y eso después de Fukushima…
Sin olvidar el problema no resuelto de los residuos radiactivos y otras numerosas caras del poliedro (entre las que la pataza atómico-militar no es secundaria), valen para una breve respuesta estas tres consideraciones del científico franco-barcelonés y activista antinuclear Eduard Rodríguez Farré [1].
1. ¿Cómo son las instalaciones nucleares?
Son construcciones industriales muy complejas por la variedad de tecnologías industriales empleadas y por la necesidad de seguridad elevada que comportan. Las características de la reacción nuclear hacen que puedan resultar muy peligrosas si se pierde su control y prolifera por encima de una determinada temperatura a la que funden los materiales empleados en el reactor, así como si se producen escapes de radiación nociva por esa u otra causa.
No olvidemos, además, que la energía nuclear se caracteriza por producir inevitablemente, además de energía eléctricaresiduos nucleares altamente radiactivos que hay que albergar en depósitos aislados y controlados durante largo tiempo. A cambio, dirían sus partidarios, en afirmación muy discutible por lo demás, no produce la contaminación atmosférica de gases derivados de la combustión ni precisan el empleo de combustibles fósiles convencionales. Sin embargo, las emisiones contaminantes indirectas derivadas de su propia construcción, de la fabricación del combustible y de la “gestión” posterior de los residuos radiactivos, es decir, todos los procesos de tratamiento de los residuos, incluido su almacenamiento, no son despreciables en absoluto.

2. Cuando hablamos de la salud humana y de los principales riesgos que para ella significan las actividades relacionadas con la industria nuclear, suelen citarse en un lugar destacado los residuos radiactivos. Recientemente Patrick Moore, presidente y dirigente científico de Greenspirit Strategies, señalaba que aunque el movimiento antinuclear afirme que los residuos de las centrales son peligrosos durante miles de años, en realidad, después de 40 años, el combustible nuclear utilizado contiene menos de una milésima parte de la radiactividad que tiene al salir del reactor. De hecho, apunta, es incorrecto usar el término “residuos” ya que después del primer ciclo siguen conteniendo el 95% de su energía potencial. ¿Qué te parecen estas consideraciones del que fuera miembro fundador de Greenpeace?
Vayamos por partes si te parece. Pensando en el funcionamiento normal de una central nuclear, sin tener en cuenta ahora posibles accidentes, creo que puede afirmarse sin ningún género de dudas que el principal riesgo para la salud humana es el proveniente de la generación de residuos radiactivos, generación, por lo demás, que es inherente a la propia tecnología nuclear. No hay forma de evitarlos.
Como vimos, un reactor nuclear no es nada más que un sistema para calentar agua. Para ello se utiliza la fisión del átomo de uranio 235 que, al romperse, al fisionarse la denominada “desintegración nuclear”-, produce una enorme liberación de energía térmica y varias docenas de radionúclidos -palabra utilizada usualmente en lugar de radionucleidos, aunque ésta sería más correcta- o radioisótopos, términos sólo hasta cierto punto equivalentes, elementos que tienen aproximadamente un peso atómico que es la mitad del uranio 235, entre el 40% y el 60%. Existen, pues, docenas de productos radiactivos que van a permanecer ahí, en algún lugar, y en algunos casos durante millares de años. Esto representa claramente una hipoteca a futuro pero es también un punto crítico de contaminación ambiental que se origina no tan sólo alrededor de las centrales sino en relación al medio ambiente, con su difusión por la biosfera y su entrada en los ciclos de las cadenas tróficas, de donde obviamente pueden llegar a los seres humanos.
Esto es así diga lo que diga y publicite el señor Patrick Moore. Y todo esto, vale la pena insistir, en la hipótesis del funcionamiento normal, sin accidentes, de las centrales. Hay aquí una generación de elementos radiactivos nuevos, con difusión ambiental porque, además, siempre existen escapes. Hoy por hoy no hay forma de evitarlos totalmente.
3. Desde el punto de vista del medio, desde la perspectiva de la contaminación.
Desde ese punto de vista, si consideramos el ciclo completo de tecnologías de generación eléctrica como la nuclear o las renovables, podemos observar como por cada kilowatio/hora producido, la industria nuclear emite más CO que cualquiera de las energías renovables. ¿Por qué? Por la gran cantidad de combustibles fósiles que es preciso consumir en todas estas etapas del ciclo.
Es decir, desde un punto global, donde debemos buscarnos, también en el punto señalado la falsedad y el engaño permanecen en el puesto de mando.

Notas.
[1] ERF y SLA, Casi todo lo que usted deseaba saber algún día sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente, Barcelona, El Viejo Topo, 2007.

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2015, el año más caluroso... hasta 2016

En vísperas de la COP21, un informe de la agencia del clima de Naciones Unidas


EcoWatch

Traducción del inglés de Carlos Riba García.

La Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) ha anunciado hoy [25-NOV] que es probable que 20l5 encabece el registro de los años más calurosos en las mediciones modernas, en la cual el quinquenio 2011-2015 es el más tórrido jamás registrado.Cuando aún falta agregar dos meses completos, la temperatura media mundial en superficie entre enero y octubre de este año ha sido 0,73 ºC por encima de la media del periodo 1961-1990. Esta medición ya pone a 2015 bien por arriba de 2014, cuando la temperatura media global superó en 0,57 ºC el promedio 1961-1990.
El anuncio de hoy se ha hecho coincidir con el inicio de la COP21 en París, donde los gobernantes del mundo se reunirán el lunes para comenzar a discutir para llegar a un acuerdo de reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Hito ‘importante’
Esta noticia, dicha de otro modo, nos dice que probablemente la temperatura global de 2015 supere el listón “simbólico e importante” de un grado centígrado por encima del nivel de la era preindustrial, dice la WMO.
Temperaturas globales medias comparadas con el periodo 1961-1990, basadas en los tres principales bases de datos de temperatura global (HadCrut4, NASA GisTEMP y NOAA).
Las barras rojas muestran El Niño del año, las azules corresponden a La Niña y las grises son neutrales. Margen de error: 0,1 ºC. Imagen de la WMO.
Este anuncio sigue al reciente de la Oficina Meteorológica de que se espera que en 2015 la temperatura en la base global de datos HatCrut4 –una de los tres utilizadas por la WMO­– supere la marca de 1 ºC. Acerca de esto, el doctor Ed Hawkins, de la Universidad de Reading dijo: “En este registro de 1 ºC, aproximadamente el 95 por ciento se debe a la actividad humana. Es probable que los ciclos naturales del sistema climático, entre ellos El Niño, la actividad solar y las variaciones naturales, sean responsables del resto del calentamiento”.
A principios de este mes, la WOM señaló que los gases invernadero en la atmósfera habían alcanzado un nuevo record, con un aumento de la concentración en el hemisferio norte de 400 ppm.
Impacto mundial
El calentamiento global de los océanos medido en los 700 metros debajo de la superficie y a 2.000 metros de profundidad alcanzó cifras record en los primeros nueve meses de 2015, dijo la WMO. El promedio global a nivel del mar en la primera mitad del año ha sido el más alto desde que empezaron los registros satelitales en 1993.
La mayor parte de los lugares en tierra –aunque no todos– experimentaron temperaturas más altas que la media entre enero y octubre de 2015. Sin embargo, Hawkins no cree que este año haya un record en Gran Bretaña: “Aunque en el Reino Unido, 2015 no rompa el record del año más caluroso (2014), sabemos que en lapsos más prolongados el calentamiento en este país es un 20 por ciento más rápido que el del promedio global. Las zonas de tierra se calientan más de prisa que los mares; esto significa que muchas regiones de tierra en todo el mundo, donde vive la mayor parte de la población, han superado el umbral de 1 ºC hace algunos años y continúan calentándose con más rapidez que el promedio global”.
Anomalías en las temperaturas medias globales medidas en superficie en comparación con las medias del periodo 1961-1990,
Imagen de Carbon Brief, usando valores medios extraídos de las bases de datos de temperaturas medias globales de HadCRUT4, NASA GisTEMP y NOAA.
Las altas temperaturas registradas en 2015 agravaron muchos fenómenos climáticos extremos, señala el informe de hoy. Europa ha sido afectada por olas de calor. El norte de África y Oriente Medio, en la primavera y el verano de 2015, y muchos otros lugares sufrieron intensas lluvias. El secretario general de la WMO Michel Jarraud dijo hoy en una entrevista radial: “El estado en que se encuentra el clima mundial en 2015 es un hito histórico por varias razones... Es probable que el de este año sea un registro record en cuanto al calentamiento desde que se empezaron a registrar las mediciones de temperatura. Es posible que se supere el umbral de 1 ºC... Esta es una muy mala noticia para el planeta”.
Para contextualizar mejor el estado del clima, la WMO compiló los datos promedio de cinco años, en lugar de tener en cuenta los anuales. El informe de hoy indica que el quinquenio 2011-2015 ha sido el más caluroso de los registrados, con un promedio de 0,57 ºC por encima de la línea de referencia correspondiente a 1961-1990. Además, con el fenómeno de El Niño alcanzando su pico alrededor del cambio de año, es muy probable que esto continúe durante 2016, dice la WMO.
Fuera del margen de error
El año pasado, la diferencia entre las temperaturas globales 2013 y 2014 estuvo por debajo del nivel de certeza con el que los científicos pueden hacer mediciones, que está en el orden de la décima de grado centígrado. Esto hizo que la WMO describiera 2014 como el año “nominalmente” más cálido registrado, con la advertencia de que podría no ser absolutamente cierto cuál de los últimos años ha sido el más caluroso.
Este año, el cuadro es mucho más claro. La diferencia entre la mejor estimación para 2015 y el pasado es de 0,16 ºC, considerablemente mayor que el margen de error de una décima de grado.
Anomalías temperaturas globales incluyendo barras con el margen de error de una décima de grado, que muestran que las temperaturas esperadas por la WMO para 2015 superan en 1 ºC las de la era preindustrial (1850-1899).
Imagen de Carbon Brief, usando el promedio de los registros globales extraídos de las bases de datos de HadCRUT4, NASA GisTEMP y NOAA

Si bien esto no responde al desafío planteado por algunas comunicaciones del año pasado en cuanto a cuál había sido el año más caluroso, lo cierto es que resulta más revelador observar el cuadro en el largo plazo, dice el profesor Tim Osborne, de la Universidad de East Anglia. Él le ha dicho a Carbon Brief: “Por supuesto, los registros hechos año a año son útiles por varias razones, pero no sirven para mostrar el calentamiento en el largo plazo. Cualquier año de un siglo podría ser cinco centésimas de grado centígrado más cálido que el año anterior. Con un margen de incertidumbre de +/– 0,10 ºC, ningún año estaría fuera del intervalo de confianza del año anterior; aun así después de 100 años podríamos tener un calentamiento de 5 ºC”.
La reunión cumbre de París que empieza de semana próxima marcará el final de un año excepcional, dice David Reay, profesor de ‘Manejo del carbono’ en la Universidad de Edimburgo. Reay dice: “En los últimos años, los records climáticos se han roto con tanta frecuencia que resulta fácil no tener en cuenta lo importante que ha sido 2015. Los libros de historia dejarán asentado en sus relatos la superación de los umbrales de dióxido de carbono y temperaturas extremas. Si el capítulo final de 2015 incluirá o no una nota al pie más positiva depende ahora de París”.
Y antes de que el lunes se abran las puertas de la sala de conferencias en París, ha dejado un mensaje muy claro para los negociadores: “La emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan el cambio climático, pueden controlarse. Tenemos el conocimiento y las herramientas para actuar. Nosotros tenemos la posibilidad de elegir. Las generaciones futuras no la tendrán”.

Fuente: http://ecowatch.com/2015/11/25/2015-hottest-year-on-record/?utm_source=EcoWatch+List&utm_campaign=dc24d5108f-Top_News_11_25_2015&utm_medium=email&utm_term=0_49c7d43dc9-dc24d5108f-85932365


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Brasil: El lodo del desarrollo


Correio da Cidadania


El desastre ocurrió el 5 de noviembre, en el municipio de Mariana, estado de Minas Gerais. Causado la muerte de 11 trabajadores, 12 desaparecidos y miles de desamparados. Más de 250 mil habitantes de la zona vieron suspendido el suministro de agua potable, como resultado de la cantidad de barro y de la presencia de metales como arsenio, cadmio, plomo, cromo, níquel, cobre y mercurio por sobre el límite legalmente permitido. La catástrofe ecológica y social, la mayor en la historia de Brasil, fue consecuencia de la ruptura de un dique que contenía 62 millones de metros cúbicos en depósitos de agua y de residuos minerales, propiedad de la empresa Samarco. El lodo tóxico llegó al océano Atlántico después de recorrer 650 kilómetros, destruyendo la vida a las orillas del Rio Doce, llegó a la playa de Regencia, en el estado de Espírito Santo, una importante área de corales. El artículo que reproducimos critica el modelo de desarrollo basado en la “asociación público-privada”. Denuncia los impactos depredadores sobre las condiciones de vida de los trabajadores y el medioambiente. Y propone discutir proyectos de desarrollo más allá de la acumulación capitalista. (Redacción de Correspondencia de Prensa]
La idea de sustentabilidad defendida en los discursos propagandistas de las grandes empresas productivas y mediáticas, cae por tierra cuando las catástrofe, nada naturales, ocurren. El caso de la ruptura de la represa en Marina expone:

1. La vulnerabilidad de un grupo expresivo de trabajadores, que viven o de la venta de su fuerza de trabajo o de la condiciones de “autogestores” de su sobrevivencia, como de las poblaciones ribereñas, en tiempos de acentuación de la precarización del trabajo;
2. La participación orgánica de las esferas públicas en asociación directa con los grandes capitales, tanto en la propuesta como en la ejecución de las políticas de desarrollo;
3. La necesidad, del capital, de participación conjunta entre esferas públicas y privadas para la resolución de situación como estas. En el momento de la catástrofe, el discurso del Estado mínimo no existe y apuntan como natural algo producido socialmente;
4. Los grandes medios protagonistas de noticias intencionalmente construidas que expresan y refuerzan una conmoción nacional, sin abrir un debate sobre los impactos ambientales y sociales del modelo que busca el lucro sobre la vida;
5) La centralidad puesta en la solidaridad, como única alternativa común próxima de la consigna “uno para todos, todos para uno”, en sustitución a las políticas de socorro de las reales víctimas: los trabajadores.




¿Pero cuándo no hay catástrofe y apenas lucro? ¿El lucro pertenece a todos? ¿No pertenece a pocos, frente a muchos “ningunos”?
El desarrollo es una cuestión siempre abierta. Urge ser debatida con profundidad, pues expone, en momentos de dramas como las catástrofes sociales, la historia de las malezas del subdesarrollo. La catástrofe alcanza varios sujetos y coloca en la agenda del día la discusión sobre lo que se tiene y lo que se quiere. Pero se hace fuera de una perspectiva de clase, pues, aunque sean muchos los afectados, no lo son en la misma magnitud.
El debate sobre el desarrollo presenta problemas históricos que se acentúan a lo largo de los desdoblamientos del capital en Brasil: latifundio, monocultivo, contaminaciones de todo orden, trabajo precarizado, hambre, deuda, desempleo, desigualdad de acceso a las políticas públicas, etc.
La hegemonía de la idea de progreso llevada a cabo en Brasil, desde 1940, manifiesta la actual centralidad del complejo agro-industrial, que exige: la consolidación continua de grandes represas; un sistema logístico que recoge sus mercaderías; las transposiciones de ríos; la ampliación del extractivismo; la remoción de familias de las áreas que entran en la valorización inmobiliaria; la especulación de todo lo que pueda tornarse en mercadería, entre otros efectos del capital financiero en los territorios.
En los megaproyectos, el gran capital no se preocupa con las múltiples poluciones de la naturaleza, sumadas a la acentuación de la súper-explotación de la fuerza de trabajo.
Para el capital, el desarrollo narra su moral consolidada de forma objetiva: el lucro. Luego, su único temor es la baja del lucro. Su único proyecto es la ampliación del lucro. A cualquier costo, desde que sea calculado por ellos y fiscalizado por el Estado, socio manifiesto en el funcionamiento de las compañías. En caso que algo se salga del camino, el prejuicio se comparte entre todos, de forma coimera.
La tragedia, cuyas fisuras fueron abiertas en Mariana y se propagan a otras regiones de Minas Gerais y Espírito Santo, es un ejemplo real del sentido que la burguesía da al desarrollo. Esos pocos gigantes, aunque momentáneamente afectados en el bolsillo, no corren riesgos de vida en esa catástrofe. Pues, el capital acumulado a lo largo de la historia, a costa de sangre y sudor de los trabajadores y de la extracción de los recursos naturales, les permite que ellos recuperen en poco tiempo la pérdida económica generada por su propia negligencia.
En el caso de los trabajadores afectados por tales catástrofes ¿quién garante sus vidas? ¿Cómo se recuperan de un daño de esa dimensión?
El gobierno Federal modificó legalmente un artículo para poder incluir la catástrofe social como proceso natural. Con eso, permite a los trabajadores acceder al FGTS (1) Fondo de Garantía del Tiempo de Servicio para la reconstrucción de su casas. ¿Pero ese es el único camino viable? ¿Incluso legal, es justo? No se explicita la forma en que el gobierno debe pagar las cuentas de una catástrofe social como esta, cuyos protagonistas son evidentes?. ¿Todos sufren los mismo riesgos? ¿Quién paga la cuenta, por detrás del cuento de la solidaridad?
El debate sobre el desarrollo exige explicitar las cosas como ellas de hecho son: proceso desigual y combinado, anclado en una estructura de cosificación de la fuerza de trabajo y de la naturaleza. En el progreso o en las crisis, los dueños del capital manifiestan la ecuación social sobre quién paga la cuenta del progreso, en la opulencia depredadora de pocos gigantes propietarios privados.
En tiempos de ideas posmodernas, la catástrofe social e histórica en el lodo del desarrollo, nos exige parar de discutir sobre lo menos malo y volver a pensar sobre lo inédito, necesario y viable proceso de reconstrucción de otros proyectos de desarrollo más allá del capital. La relación entre los seres humanos, demás seres vivos y naturaleza en este modelo de desarrollo no es sustentable y nunca los será. Sus bases están enraizadas en la sangría de los cuerpos y en el veneno de la tierra.
La catástrofe de Mariana, narra, la loca corrida por la ampliación de los lucros por el capital financiero monopolista que compone la Vale (2) , el terror del desarrollo capitalista desmedido, que utiliza la naturaleza y el ser humano como objetos para la producción de riqueza en la forma de propiedad privada de pocos.
Es lamentable que en tiempos de crisis, en la defensa del ideal, algunos no sean capaces de exponer y tomar partido sobre las reales condiciones de vida del pueblo en una sociedad como esta. Sin tomar partido, sin diferenciar un proceso de otro, el tema concreto gana valores morales y las ideas, en vez de ser debatidas como proyectos societarios de disputa de poder, se transforman en caminos colectivos de socorros comunes.
Pero no hay igualdad posible en una sociedad que ancla en la desigualdad. Ni libertad concreta cuando los mecanismos de esclavitud significan la obtención de ingresos mínimos para consumos innecesarios máximos. Frente a la catástrofe, se abre un debate sobre la política, la naturaleza del modelo de desarrollo y la posibilidad de porvenir.

Notas de Correspondencia de Prensa

1) Fondo de Garantía del Tiempo de Servicios (FGTS).
2) Vale S.A. conocida como Vale do Rio Doce, empresa multinacional brasileña fundada en 1942 con sede en Río de Janeiro. Opera en los sectores de minería, logística, energía siderúrgica y petróleo. Es la segunda compañía minera más grande del mundo, la mayor productora mundial de hierro y segunda en Niquel. En el sector de la energía eléctrica, la compañía participa en “consorcios” y actualmente opera diversas plantas hidroeléctricas. La compañía cotiza en las principales bolsas de valores del mundo.
Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa


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viernes, 27 de noviembre de 2015

La Alianza contra la Pobreza y la desigualdad se une a la convocatoria de la Marcha Mundial por el Clima

Manifestación Estatal en Madrid, 29 de noviembre, de Cibeles a Sol, 12h




La humanidad está en peligro. O parte de ella.Estas dos consideraciones, toda o parte de la humanidad, es la que altera el discurso y acción de los Estados y la ciudadanía.
Si bien hay comprensión de que el cambio climático producido por un aumento de la temperatura media, originada por la alteración de los parámetros de la biosfera producto de elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, ocasiona y ocasionará problemas de supervivencia y esperanza de vida en el planeta, males económicos y sociales, no hay un acuerdo global de cómo reducir esos efectos y la distribución de los costes de hacerlo.
El cambio climático y los desastres naturales derivados afectan mucho más a las poblaciones pobres. Véase la diferente cifra de mortalidad en los terremotos de Nepal o Chile. O las inundaciones en una u otra parte del planeta.
Al igual que en el asunto de la riqueza y la desigualdad, donde el mundo y los estados están cada vez más polarizados, ocurre lo mismo en las respuestas al problema del cambio climático. Se produce una división en la asignación del reparto de los costes para mitigar esa elevación de temperatura media. Entre países ricos y los que no lo son; entre los que creen que el esfuerzo tiene que ser proporcional entre los causantes históricos de la contaminación o la del presente; sobre si es una necesidad financiar globalmente o no a los países que cuentan con reservas naturales, etc.
Esta lucha de posiciones para lograr resultados ‘beneficiosos’ a costa del sacrificio del otro impide que haya acuerdos normativos ambiciosos.
Además, para que esos acuerdos sean efectivos tendrían que comprender un cambio de paradigma energético, productivo, de consumo y de relación con la naturaleza, si entendemos que es necesaria una prosperidad compartida. Y una transición justa que garantice oportunidades de empleo de calidad y un reparto de la riqueza.
A escala mundial 1 de cada 9 personas carece de alimentos suficientes y más de 700 millones viven en la extrema pobreza. Las 85 personas más ricas del mundo tienen la misma riqueza que los 3.500 millones de personas más pobres del planeta.
En el Estado español 1 de cada 5 personas se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión. Entre los elementos que señalan esa pobreza están las personas que carecen de rentas para pagar las facturas de luz, agua y gas, los pobres energéticos. Es preciso que las autoridades públicas tengan como prioridad la lucha contra la pobreza y desarrollen coberturas universales.
La lucha contra el cambio climático va unida a reivindicar una menor desigualdad.
La Conferencia de Cambio Climático COP21 será trascendental en la medida en que se alcance un acuerdo internacional legalmente vinculante para que después del año 2020 se garantice una reducción de emisiones suficientemente ambiciosa para evitar los peores impactos ecológicos, económicos y sociales del cambio climático.
Desde la Alianza contra la Pobreza y la Desigualdad hacemos propio el Manifiesto de la Alianza por el Clima y apostamos por poner en marcha medidas para reducir las emisiones, y creemos que todos los países tienen que hacer esfuerzos para la mitigación, bajo el principio de las responsabilidades compartidas pero diferenciadas, teniendo en cuenta sus emisiones históricas y su grado de desarrollo e industrialización.
Esto sólo se conseguirá con una ciudadanía consciente de los problemas y de las soluciones, una ciudadanía exigente y movilizada.

Santiago González Vallejo USO-SOTERMUN/Alianza contra la pobreza y la desigualdad.


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