"Permacultura (Agricultura Permanente) es el diseño consciente y mantenimiento de ecosistemas agrícolas productivos, los cuales tienen la diversidad, estabilidad y resistencia de los ecosistemas naturales. Es la integración armónica del paisje y la gente produciendo comida, energía, cobijo y otras necesidades y no materiales de una manera sostenible"
(Bill Mollison 1988, Permaculture A Designers' Manual)
Zoe Costa del Forcallo
Biologa y Permacultora
Explicar qué es la Permacultura en pocas palabras a veces no es fácil, porque ésta abarca muchas cosas. A menudo se la ha encasillado como una corriente de Agricultura Ecológica, pero va mucho más allá que eso, ya que no sólo busca una manera diferente de hacer agricultura, sino que también busca maneras y respuestas para que nuestras vidas sobre este planeta sean más sostenibles, englobando por tanto aspectos como la Economía, la Bioconstrucción, las Energías renovables, el tratamiento natural de las aguas, las relaciones sociales o el desarrollo comunitario. Hay palabras que pueden asociarse bien a ella, para mi, la Permacultura es Sostenibilidad, alguna gente dice que es una filosofía de vida e incluso es proclamada como una revolución; es el cuidado de la tierra y puede ser incluso una forma de vivir y hasta una forma de sentir.
El Diseño de PermaCultura es el conjunto de conocimientos, filosofías y técnicas conocidas (milenarias y hasta muy modernas), para llegar a construir una Cultura Permanente. La Permacultura como sistema de Diseño de cara al desarrollo sostenible de nuestro planeta, fue por primera vez propuesta en los años setenta por Bill Mollison y David Holmgrem en Australia, como resultado de sus investigaciones y la combinación de técnicas tradicionales y nuevas alternativas del uso de los recursos naturales. La Permacultura es un sistema holístico que trata de restaurar el daño causado a los sistemas naturales al mismo tiempo que gestionar los recursos de manera sostenible para beneficio mutuo de la especie humana y la naturaleza. Trata de trabajar con la naturaleza, no en contra de ella.
¿En qué se basa la Permacultura?
No existen recetas estándar para hacer Permacultura, pero sí existen unos principios de diseño y una ética sencilla que es la base sobre la cual todo se asienta. Esta ética es cuidar la tierra, cuidar la gente y compartir los recursos.
El cuidado de la tierra significa cuidar las cosas vivientes y no vivientes: suelos, especies y sus variedades, atmósfera, bosques, microhábitats, animales y agua, lo cual implica la realización de actividades inofensivas y rehabilitadoras, la conservación activa y el uso ético de los recursos. Todas las acciones tienen que garantizar que los ecosistemas queden sustancialmente intactos y capaces de funcionar saludablemente.
Con el cuidado de la gente se estimula la ayuda mutua entre las personas y las comunidades, tomando en cuenta las necesidades básicas de alimento, abrigo, educación, empleo satisfactorio y contacto humano. Si podemos proveer nuestras necesidades básicas no necesitamos hacer prácticas destructivas a gran escala contra la tierra.
Compartir los recursos es la contribución del tiempo y energía para lograr los objetivos enfocados al cuidado de la tierra y de la gente. Después de haber cuidado nuestras necesidades básicas y diseñado nuestros sistemas lo más hábilmente posible, podemos extender nuestra influencia y energías en ayudar a otros a lograr este enfoque.
Los principios, aunque no vamos a entrar aquí en detalle, incluyen actitudes tales como: Trabajar con la naturaleza, no en contra; el problema es la solución; mínimo cambio para el máximo efecto, todo afecta a todo y el rendimiento de un sistema es teóricamente ilimitado. Existen también unos principios de diseño.
Esta claro que todo el mundo puede hacer Permacultura, se puede aplicar tanto en el campo como en la ciudad, en una gran finca o en un pequeño huerto, e incluso viviendo en un pequeño apartamento en la ciudad. Lo importante es empezar a tomar nuestras propias responsabilidades para encontrar soluciones creativas.
Aunque existen muchos países en los que la Permacultura está mucho más desarrollada que aquí en España o concretamente en Canarias, existen algunos ejemplos vivos que aunque no numerosos si interesantes.
Una finca de Permacultura en algún lugar de Canarias…
La casa es bioclimática, aprovecha las energías naturales y se ha construido con materiales naturales y locales. Toda la finca está diseñada y dividida en zonas, el huerto familiar, donde lo que se produce se cosecha de forma regular, está situado cerca de la casa (Zona 1), los huertos de frutales, bosques comestibles y animales como gallinas o cabras, que aún necesitan cierta atención aunque no constante, se encuentran un poco más alejados (Zona 2), las áreas de los cultivos principales, granos y frutas para comerciar se encuentran todavía un poco más lejos (Zona 3) y las zonas de bosque que requieren sólo atenciones estacionales (Zona 4 – 5).
También se tienen en cuenta los sectores: por dónde viene el viento, por dónde hay peligro de fuego, cuál es el recorrido del sol y se han adoptado estrategias para aprovechar estas energías o para evitar que entren en nuestro terreno. Por dónde viene el viento caliente en verano y hay peligro de incendio hay plantada vegetación que no arde fácilmente y varios estanques de agua, se han colocado barreras de viento de setos de árboles y arbustos para proteger la finca de los viento fríos del invierno, estos además proporcionan hábitat para las especies silvestres, incrementan la biodiversidad y proporcionan productos adicionales tales como frutos silvestres y frutos secos, material para acolchado e incluso proporciona especies que fijan nitrógeno que incrementarán la fertilidad. La casa y las huertas en terrazas están orientadas al este para aprovechar bien la luz y el calor. Se hace un aprovechamiento interesante de la altura, tanto para la recogida y transporte de recursos y nutrientes como para la creación de microclimas.
El agua también se recoge y se cicla tan eficientemente como sea posible, con la recolección y el almacenamiento en estanques y zanjas en las curvas de nivel que además proporcionan paraísos para la vida silvestre (y control de plagas) y acuacultura. Se recoge toda el agua de lluvia a través de cada superficie plana como tejados, caminos, etcétera,… y se ha recuperado el uso del aljibe. Las aguas grises procedentes de las viviendas se utilizan para regar los frutales, mientras que los baños secos ahorran un gasto innecesario de agua y devuelven la fertilidad al suelo que de otra manera se perdería.
La producción agrícola es ecológica y reduce al mínimo posible los insumos, integrándose de manera armónica con la ganadería. Los animales proporcionan fertilidad y trabajo mecánico para la limpieza del terreno, además de los diversos productos que por si mismo ofrecen. Existe una gran diversidad de productos a diferencia de otras fincas convencionales. Los exsumos incluyen frutas y verduras, cereales y granos, madera, etcétera,... Mientras que el valor económico de cada uno de estos productos difícilmente sea tan grande como aquellos equivalentes producidos en un sistema de monocultivos, la diversidad de productos incrementa en gran manera el exsumo o beneficio total del terreno. Otros productos con un ‘valor añadido’ pueden incluir setas que crezcan en paja, vino, muebles rústicos, carbón vegetal, postes, miel, la propagación de plantas comestibles poco corrientes para vender o fertilizantes líquidos embotellados hechos de plantas. La mayor parte de los productos se comercializan desde el lugar o a través de mercados locales, incluyendo los mercadillos de agricultores y un sistema de cestas por encargo. El lugar también está diseñado para ser lo más autosuficiente posible, minimizando de esta manera la necesidad de importar energía o fertilidad de fuera. Se aprovecha la energía del viento, mientras que la energía solar se captura directamente a través de paneles fotovoltaicos en los tejados de las construcciones, o indirectamente a través de la biomasa de los árboles y la madera que puede después ser utilizada como combustible.
Pero… ¿y si no tengo una finca o vivo en la ciudad?
El anterior ejemplo se ha presentado de forma hipotética de lo que podría llegar a ser una finca de una extensión considerable, ya que en Canarias, que yo conozca, no existen muchos proyectos que estén ya en fases más maduras. Pero, ¿qué hacemos si no tenemos esas condiciones?
Como dice uno de los principios de actitud “El problema es la solución”, esto no supone una limitación sino una grandísima oportunidad para aprovechar cualquier espacio por pequeño que parezca para cultivar algo de tu comida y así tomar responsabilidad por nuestra propia alimentación; balcones, terrazas, patios, áticos y hasta jardineras en las ventanas tienen un infinito potencial limitado tan solo por nuestra falta de imaginación. Pero además hay muchas otras cosas que pueden hacerse en una ciudad como formar parte de grupos de trueque o cooperativas de consumo, preocuparte de donde viene lo que consumes y empezar a introducir algunos cambios, reciclar tus basuras, asociarte con tus vecinos y amigos para darle uso a aquellas terrenos no explotados y plantar algunos árboles y verduras, etcétera,…
La Permacultura en el mundo
En la actualidad existen proyectos de Permacultura en más de 120 países, estos representan ejemplos vivos de Desarrollo Sostenible. Muchos de estos proyectos han ido también de la mano del programa de Agenda Local 21. Se trata de una comunidad internacional trabajando en distintos proyectos a nivel local con el mismo objetivo de transformación social y ecológica.
La formación en Permacultura y la Academia Canaria de Permacultura
El curso de Diseño de Permacultura está reconocido en todo el mundo y consiste en 72 horas mínimas de enseñanza que cubren los fundamentos de cómo diseñar sistemas sostenibles: asentamientos como huertos, organizaciones, grupos, EcoAldeas, pueblos, hogares, fincas o granjas.
En los cursos se estudia y se diseña abarcando áreas de bioconstrucción, reciclaje de residuos, energías alternativas, sistemas de ‘economía verde’, agricultura ecológica, biodiversidad, sistemas sociales, de salud y más, conectándolos en un diseño holístico, global y racional que necesitamos para llegar a una sociedad sostenible.
Se fomenta una sólida actitud de cooperación como pragmática, científica y realista necesaria para llevar a cabo proyectos con éxito en el ‘mundo real’ en una economía global insostenible y en transición; pero alimentando al mismo tiempo el espíritu utópico, soñador e idealista imprescindible para la motivación hacia los ideales de la sostenibilidad, la innovación necesaria para llevarla a cabo y la energía necesaria para nutrir la iniciativa individual.
Recientemente se consolidó en La Palma la Academia Canaria de Permacultura que organiza estos cursos básicos de Diseño en Canarias e incluso en la Península.
Para más información sobre los cursos y el programa puedes consultar la página:www.geocities.com/reddepermacultura
(Bill Mollison 1988, Permaculture A Designers' Manual)
Zoe Costa del Forcallo
Biologa y Permacultora
Explicar qué es la Permacultura en pocas palabras a veces no es fácil, porque ésta abarca muchas cosas. A menudo se la ha encasillado como una corriente de Agricultura Ecológica, pero va mucho más allá que eso, ya que no sólo busca una manera diferente de hacer agricultura, sino que también busca maneras y respuestas para que nuestras vidas sobre este planeta sean más sostenibles, englobando por tanto aspectos como la Economía, la Bioconstrucción, las Energías renovables, el tratamiento natural de las aguas, las relaciones sociales o el desarrollo comunitario. Hay palabras que pueden asociarse bien a ella, para mi, la Permacultura es Sostenibilidad, alguna gente dice que es una filosofía de vida e incluso es proclamada como una revolución; es el cuidado de la tierra y puede ser incluso una forma de vivir y hasta una forma de sentir.
El Diseño de PermaCultura es el conjunto de conocimientos, filosofías y técnicas conocidas (milenarias y hasta muy modernas), para llegar a construir una Cultura Permanente. La Permacultura como sistema de Diseño de cara al desarrollo sostenible de nuestro planeta, fue por primera vez propuesta en los años setenta por Bill Mollison y David Holmgrem en Australia, como resultado de sus investigaciones y la combinación de técnicas tradicionales y nuevas alternativas del uso de los recursos naturales. La Permacultura es un sistema holístico que trata de restaurar el daño causado a los sistemas naturales al mismo tiempo que gestionar los recursos de manera sostenible para beneficio mutuo de la especie humana y la naturaleza. Trata de trabajar con la naturaleza, no en contra de ella.
¿En qué se basa la Permacultura?
No existen recetas estándar para hacer Permacultura, pero sí existen unos principios de diseño y una ética sencilla que es la base sobre la cual todo se asienta. Esta ética es cuidar la tierra, cuidar la gente y compartir los recursos.
El cuidado de la tierra significa cuidar las cosas vivientes y no vivientes: suelos, especies y sus variedades, atmósfera, bosques, microhábitats, animales y agua, lo cual implica la realización de actividades inofensivas y rehabilitadoras, la conservación activa y el uso ético de los recursos. Todas las acciones tienen que garantizar que los ecosistemas queden sustancialmente intactos y capaces de funcionar saludablemente.
Con el cuidado de la gente se estimula la ayuda mutua entre las personas y las comunidades, tomando en cuenta las necesidades básicas de alimento, abrigo, educación, empleo satisfactorio y contacto humano. Si podemos proveer nuestras necesidades básicas no necesitamos hacer prácticas destructivas a gran escala contra la tierra.
Compartir los recursos es la contribución del tiempo y energía para lograr los objetivos enfocados al cuidado de la tierra y de la gente. Después de haber cuidado nuestras necesidades básicas y diseñado nuestros sistemas lo más hábilmente posible, podemos extender nuestra influencia y energías en ayudar a otros a lograr este enfoque.
Los principios, aunque no vamos a entrar aquí en detalle, incluyen actitudes tales como: Trabajar con la naturaleza, no en contra; el problema es la solución; mínimo cambio para el máximo efecto, todo afecta a todo y el rendimiento de un sistema es teóricamente ilimitado. Existen también unos principios de diseño.
Esta claro que todo el mundo puede hacer Permacultura, se puede aplicar tanto en el campo como en la ciudad, en una gran finca o en un pequeño huerto, e incluso viviendo en un pequeño apartamento en la ciudad. Lo importante es empezar a tomar nuestras propias responsabilidades para encontrar soluciones creativas.
Aunque existen muchos países en los que la Permacultura está mucho más desarrollada que aquí en España o concretamente en Canarias, existen algunos ejemplos vivos que aunque no numerosos si interesantes.
Una finca de Permacultura en algún lugar de Canarias…
La casa es bioclimática, aprovecha las energías naturales y se ha construido con materiales naturales y locales. Toda la finca está diseñada y dividida en zonas, el huerto familiar, donde lo que se produce se cosecha de forma regular, está situado cerca de la casa (Zona 1), los huertos de frutales, bosques comestibles y animales como gallinas o cabras, que aún necesitan cierta atención aunque no constante, se encuentran un poco más alejados (Zona 2), las áreas de los cultivos principales, granos y frutas para comerciar se encuentran todavía un poco más lejos (Zona 3) y las zonas de bosque que requieren sólo atenciones estacionales (Zona 4 – 5).
También se tienen en cuenta los sectores: por dónde viene el viento, por dónde hay peligro de fuego, cuál es el recorrido del sol y se han adoptado estrategias para aprovechar estas energías o para evitar que entren en nuestro terreno. Por dónde viene el viento caliente en verano y hay peligro de incendio hay plantada vegetación que no arde fácilmente y varios estanques de agua, se han colocado barreras de viento de setos de árboles y arbustos para proteger la finca de los viento fríos del invierno, estos además proporcionan hábitat para las especies silvestres, incrementan la biodiversidad y proporcionan productos adicionales tales como frutos silvestres y frutos secos, material para acolchado e incluso proporciona especies que fijan nitrógeno que incrementarán la fertilidad. La casa y las huertas en terrazas están orientadas al este para aprovechar bien la luz y el calor. Se hace un aprovechamiento interesante de la altura, tanto para la recogida y transporte de recursos y nutrientes como para la creación de microclimas.
El agua también se recoge y se cicla tan eficientemente como sea posible, con la recolección y el almacenamiento en estanques y zanjas en las curvas de nivel que además proporcionan paraísos para la vida silvestre (y control de plagas) y acuacultura. Se recoge toda el agua de lluvia a través de cada superficie plana como tejados, caminos, etcétera,… y se ha recuperado el uso del aljibe. Las aguas grises procedentes de las viviendas se utilizan para regar los frutales, mientras que los baños secos ahorran un gasto innecesario de agua y devuelven la fertilidad al suelo que de otra manera se perdería.
La producción agrícola es ecológica y reduce al mínimo posible los insumos, integrándose de manera armónica con la ganadería. Los animales proporcionan fertilidad y trabajo mecánico para la limpieza del terreno, además de los diversos productos que por si mismo ofrecen. Existe una gran diversidad de productos a diferencia de otras fincas convencionales. Los exsumos incluyen frutas y verduras, cereales y granos, madera, etcétera,... Mientras que el valor económico de cada uno de estos productos difícilmente sea tan grande como aquellos equivalentes producidos en un sistema de monocultivos, la diversidad de productos incrementa en gran manera el exsumo o beneficio total del terreno. Otros productos con un ‘valor añadido’ pueden incluir setas que crezcan en paja, vino, muebles rústicos, carbón vegetal, postes, miel, la propagación de plantas comestibles poco corrientes para vender o fertilizantes líquidos embotellados hechos de plantas. La mayor parte de los productos se comercializan desde el lugar o a través de mercados locales, incluyendo los mercadillos de agricultores y un sistema de cestas por encargo. El lugar también está diseñado para ser lo más autosuficiente posible, minimizando de esta manera la necesidad de importar energía o fertilidad de fuera. Se aprovecha la energía del viento, mientras que la energía solar se captura directamente a través de paneles fotovoltaicos en los tejados de las construcciones, o indirectamente a través de la biomasa de los árboles y la madera que puede después ser utilizada como combustible.
Pero… ¿y si no tengo una finca o vivo en la ciudad?
El anterior ejemplo se ha presentado de forma hipotética de lo que podría llegar a ser una finca de una extensión considerable, ya que en Canarias, que yo conozca, no existen muchos proyectos que estén ya en fases más maduras. Pero, ¿qué hacemos si no tenemos esas condiciones?
Como dice uno de los principios de actitud “El problema es la solución”, esto no supone una limitación sino una grandísima oportunidad para aprovechar cualquier espacio por pequeño que parezca para cultivar algo de tu comida y así tomar responsabilidad por nuestra propia alimentación; balcones, terrazas, patios, áticos y hasta jardineras en las ventanas tienen un infinito potencial limitado tan solo por nuestra falta de imaginación. Pero además hay muchas otras cosas que pueden hacerse en una ciudad como formar parte de grupos de trueque o cooperativas de consumo, preocuparte de donde viene lo que consumes y empezar a introducir algunos cambios, reciclar tus basuras, asociarte con tus vecinos y amigos para darle uso a aquellas terrenos no explotados y plantar algunos árboles y verduras, etcétera,…
La Permacultura en el mundo
En la actualidad existen proyectos de Permacultura en más de 120 países, estos representan ejemplos vivos de Desarrollo Sostenible. Muchos de estos proyectos han ido también de la mano del programa de Agenda Local 21. Se trata de una comunidad internacional trabajando en distintos proyectos a nivel local con el mismo objetivo de transformación social y ecológica.
La formación en Permacultura y la Academia Canaria de Permacultura
El curso de Diseño de Permacultura está reconocido en todo el mundo y consiste en 72 horas mínimas de enseñanza que cubren los fundamentos de cómo diseñar sistemas sostenibles: asentamientos como huertos, organizaciones, grupos, EcoAldeas, pueblos, hogares, fincas o granjas.
En los cursos se estudia y se diseña abarcando áreas de bioconstrucción, reciclaje de residuos, energías alternativas, sistemas de ‘economía verde’, agricultura ecológica, biodiversidad, sistemas sociales, de salud y más, conectándolos en un diseño holístico, global y racional que necesitamos para llegar a una sociedad sostenible.
Se fomenta una sólida actitud de cooperación como pragmática, científica y realista necesaria para llevar a cabo proyectos con éxito en el ‘mundo real’ en una economía global insostenible y en transición; pero alimentando al mismo tiempo el espíritu utópico, soñador e idealista imprescindible para la motivación hacia los ideales de la sostenibilidad, la innovación necesaria para llevarla a cabo y la energía necesaria para nutrir la iniciativa individual.
Recientemente se consolidó en La Palma la Academia Canaria de Permacultura que organiza estos cursos básicos de Diseño en Canarias e incluso en la Península.
Para más información sobre los cursos y el programa puedes consultar la página:www.geocities.com/reddepermacultura
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com
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