Allí donde rondan los buitres, hay un cadáver. Lo sabe cualquiera que haya visto un western. Y lo sabe también la Policía, que impulsó en Alemania un proyecto inédito con aves oriundas de América
Sherlock no tiene habilidades extrasensoriales, como el pulpo Paul, pero sí una visión y un olfato muy agudos. Y por eso despierta el interés de la Policía, que espera poder contar en el futuro con su colaboración para dar con personas desaparecidas o, mejor dicho, con sus restos.
En el marco de un proyecto de cooperación sin precedentes en el mundo entero, entre la Policía de Baja Sajonia y el parque ornitológico de Walsrode, Sherlock entrena desde el año 2008 para cumplir el oficio de sabueso, a todas luces muy apropiado para las facultades visuales y olfativas de su especie. Se trata de un aura común (Cathartes aura), un ave originaria de América, que habita desde el sur de Canadá hasta el sur de Chile y que, a diferencia de los buitres europeos o africanos, puede olfatear por ejemplo el cadáver de un ratón desde una distancia de hasta 1000 metros.
Mejor que los perros
La idea de poner estos dones naturales al servicio de las fuerzas de la ley y el orden se le ocurrió a un policía de la ciudad alemana de Kaiserslautern, quien recurrió al comisario Rainer Hermann, un especialista en huellas dactilares y en ornitología. Entusiasmado con la perspectiva de poder rastrear áreas de grandes dimensiones con más rapidez y eficiencia que con la ayuda de perros, el comisario puso manos a la obra e impulsó este innovador proyecto, que ya comienza a dar frutos en el parque ornitológico de Walsrode, el más grande del mundo en su tipo.
Gracias a las enseñanzas de su entrenador, Germán Alonso, Sherlock ha aprendido a identificar el olor de los cadáveres humanos, lo cual es imprescindible para que en su futuro trabajo policial no se distraiga siguiendo la pista de difuntos de otra especie. En la actualidad, demuestra las destrezas adquiridas en dos presentaciones diarias ante el público. Su misión consiste en encontrar trozos de mortajas enterrados en agujeros, y la cumple con pleno éxito.
Sólo en equipo
No obstante, hay un problema por superar: Sherlock sólo rastrea hasta ahora áreas pequeñas. Sus cuidadores lo atribuyen a que, en la naturaleza, las auras comunes vuelan en grupos y no en solitario. Por esa razón, era necesario conseguirle acompañantes. Y, afortunadamente, el parque de Walsrode consiguió traer dos polluelos desde Austria, que serán igualmente entrenados. Germán Alonso se muestra optimista en cuanto a que, de a tres, las aves se animen a recorrer mayores distancias.
Si todo resulta según lo previsto, en el futuro Scherlock y sus camaradas podrán ponerse en el futuro a disposición de la Policía y contribuir a lograr un considerable avance en la búsqueda de personas desaparecidas.
Autora: Emilia Rojas
Editor: Pablo Kummetz
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