miércoles, 25 de agosto de 2010

Historia del cambio climático


Ramón Rocha Monroy

¿Por qué el hombre depreda la naturaleza? ¿Qué procesos mentales le inducen a enfrentarse con ella y a dominarla? Esa es la herencia que recibimos de Occidente con el colonialismo. Para Occidente, el hombre es el centro del universo, es la medida de todas las cosas, es el sujeto que conoce y obra para dominar a la naturaleza, transformarla, usarla y abusarla. Para las culturas andinas, el cosmos es el centro del universo, la Pachamama es la medida de todas las cosas, y el ser humano es apenas una partícula de ese gran Todo, con el cual debe vivir en armonía. El hombre occidental, como sujeto, es el hombre blanco, letrado, constructor de una cultura, propietario, elector, heterosexual; los seres humanos que tienen atributos contrarios no son sujetos, son objetos de conocimiento: la mujer, los hombres de color, los analfabetos, la naturaleza, los hombres que no han transformado a la naturaleza, los desposeídos, los no electores, los homosexuales y lesbianas.



Este proceso mental comenzó con el filósofo francés Renato Descartes. Él estableció esta diferencia sujeto/objeto, que es la base del pensamiento de Occidente, de la depredación de la naturaleza, del colonialismo y del sometimiento del otro, el hombre y la mujer de color, los iletrados, los desposeídos, las minorías sexuales.
Esta semilla mental ha sido la gran impulsora de la inteligencia técnica antes que de la inteligencia social; en ella hay que buscar la transformación agresiva de la naturaleza propia de la Revolución Industrial, del capitalismo, del colonialismo y del imperialismo, los excesos de la modernidad y postmodernidad; pero esa semilla mental está también presente en el pensamiento liberador occidental. Marx, Engels, Lenin son tributarios de ella porque para ellos lo más importante para la liberación de la humanidad era el desarrollo de las fuerzas productivas, el mito de la productividad común al capitalismo y al socialismo. Por esta razón, uno no sabe cuál de los sistemas fue más depredador de la naturaleza, si el capitalismo salvaje que se ensañó con las colonias, o el socialismo, que subordinó las economías locales, tradicionales, a la industrialización forzosa.
El resultado salta a la vista con el calentamiento global, que es producto del excesivo dominio y explotación del hombre sobre la naturaleza; y el remedio también es claro: es la restitución de la vieja concepción andina, para volver cada elemento a su sitio: el cosmos, la Pachamama, como centro del universo, y el ser humano como su tributario.
Para Bolivia y, especialmente, para Cochabamba, es un privilegio histórico propagar este principio en un evento planetario; hacer ver que no se necesita ser comunista o socialista para percibir que el actual depredador más grande de la naturaleza es el capitalismo salvaje; no el emprendimiento del capitalista productor de mercancías útiles, de alimentos, de valores de uso, sino del especulador financiero, del especulador alimentario que compra tierras para sembrar productos transgénicos, pero no para aliviar el hambre de la humanidad, sino para venderlos como materia prima de biocombustibles o para alimento del ganado, que produce más ganancias frente a la necesidad de dar alimento a los hambrientos.
Lo que se gesta este mes de abril en Cochabamba es la verdadera gran revolución liberadora de la humanidad: la restitución del concepto de vivir bien, con el cosmos en su lugar y el hombre en su lugar viviendo ambos en plena armonía, que es la base de la armonía entre las culturas. Es la superación del mito de la productividad occidental, que produce y produce sólo para especular y concentrar la riqueza, y no para producir valores de uso. Es la verdadera liberación del ser humano que crea condiciones para vivir y no para acumular, para distribuir y no para acaparar, para intercambiar con solidaridad, complementariedad y reciprocidad, y no con el sordo sentido de competencia del mercado occidental. Estos temas tendrán un peso sustancial en la agenda electoral de todos los pueblos y gobiernos del mundo.



MadalBo@web.de

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