Traducido por Eva Calleja
“Estos preocupantes descubrimientos aumentan la urgencia de aplicar un control en el uso de plaguicidas para salvar la biodiversidad”
“Los escarabajos y los colémbolos tienen un enorme impacto en la porosidad del suelo y están siendo dañados, y las lombrices también se están viendo afectadas” dijo el coautor del estudio Nathan Donley, un científico del Centro para la Diversidad Biológica.
Un estudio publicado el jueves en la revista Frontiers in Environmental Science da la voz de alarma sobre el papel que juegan los plaguicidas agrícolas en lo que los científicos han denominado la “bichocalipsis”, y ha llevado a los autores a demandar normativas más estrictas en todo EE.UU.
Investigadores de la Universidad de Maryland además de grupos como Amigos de la Tierra EE.UU. y el Centro para la Diversidad Biológica están detrás de lo que describen como “el mayor análisis y el más completo que se haya hecho nunca sobre los efectos de los plaguicidas agrícolas en los organismos del suelo”
Los autores del estudio alertan de que los plaguicidas analizados suponen un grave peligro para invertebrados que son esenciales para la biodiversidad, para mantener un suelo sano y para el secuestro de carbono en la lucha contra la emergencia climática, y que las autoridades reguladoras de EE.UU no se están prestando atención a estas amenazas.
“Bajo la superficie de los campos cubiertos de monocultivos de maíz y de soja, los plaguicidas están destruyendo los cimientos mismos de la red de la vida”, dijo en una declaración el coautor del estudio Nathan Donley, un científico del Centro para la Diversidad Biológica.
Un estudio tras otro indican que el uso de plaguicidas sin control en decenas de millones de hectáreas cada año está envenenando a los organismos esenciales para mantener suelos sanos”, añadió Donley. “Sin embargo, nuestras autoridades reguladoras llevan ignorando los daños en estos importantes ecosistemas durante décadas”.
Como detalla el documento, los investigadores revisaron casi 40 estudios “sobre los efectos de los plaguicidas en invertebrados a los que no están dirigidos y que tienen huevos, larvas o desarrollo inmaduro en el suelo”, también en hormigas, escarabajos, abejas que anidan en el suelo y lombrices. Han examinado 275 especies únicas, taxones, o taxones combinados de organismos del suelo y 284 ingredientes activos distintos o mezclas únicas de plaguicidas.
“Encontramos que el 70,5% de los parámetros probados mostraban efectos negativos”, dice el documento “mientras que el 1,4% y el 28,1% de los parámetros mostraron un efecto positivo o uno no significativo con la exposición del plaguicida respetivamente”.
Donley dijo a The Guardian que “el nivel de deterioro que estamos viendo es mucho mayor de lo que creíamos que sería. El suelo es extremadamente importante. Pero la manera en la que los plaguicidas están dañando a los invertebrados del suelo consigue menos cobertura mediática que los polinizadores, los mamíferos y los pájaros, es enormemente importante que esto cambie”.
“Los escarabajos y los colémbolos tienen un impacto enorme en la porosidad el suelo y están siendo dañados, las lombrices también se están viendo afectadas”, dijo. “Mucha gente no sabe que la mayoría de los escarabajos anidan en el suelo, y esa es una importante vía de exposición para ellos”.
Subrayando la necesidad de cambios de gran alcance, Donley apuntó que “no es solo uno o dos plaguicidas los que están causando los daños, los resultados son muy consistentes en toda clase de venenos químicos”.
La coautora Tara Cornelisse, una entomóloga del Centro por la Diversidad Biológica, coincide en que “es extremadamente preocupante que más del 70% de los casos muestran que los plaguicidas dañan de manera significativa a los invertebrados del suelo”.
“Nuestros resultados se añaden a las pruebas que muestran que los plaguicidas están contribuyendo al descenso en el número de insectos, como los beneficiosos escarabajos buceadores, y las abejas polinizadoras solitarias”, dijo en una declaración. “Estos preocupantes descubrimientos aumentan la urgencia de controlar el uso de plaguicidas para salvar la biodiversidad”
En diciembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un informe destacando lo esenciales que son los organismos del suelo para la producción de alimentos y para la lucha contra la crisis climática, destacando que estas criaturas y las amenazas a las que se enfrentan no están recibiendo una atención adecuada a escala mundial.
“Los suelos no son solo los cimientos de los sistemas agroalimentarios y donde se produce el 95% de los alimentos que consumimos, sino que su diversidad también es de vital importancia en nuestros esfuerzos para terminar con el hambre y conseguir sistemas agroalimentarios sostenibles”, dijo entonces el Director General de la FAO QU Dongyu, exigiendo que se intensifiquen las medidas para proteger a los “héroes dedicados y silenciosos” que son los organismos del suelo.
Un creciente número de investigaciones también ha revelado que ha habido un descenso de casi un 25% en el número de insectos como hormigas, mariposas y saltamontes en los últimos 30 años. Los expertos detrás del análisis no solo lo achacaron a los plaguicidas sino también a la pérdida de hábitat y a la contaminación lumínica.
En enero, una colección de documentos científicos alertaban de que “los insectos están sufriendo “una muerte por miles de heridas”, y apelaron a los responsables políticos de todo el mundo a que abordaran el tema con urgencia. El llamamiento siguió a la publicación de una hoja de ruta realizada por 73 científicos en enero del año anterior, que resumía los pasos necesarios para abordar el “apocalipsis de los insectos”.
Las principales recomendaciones de esa hoja de ruta incluían frenar las emisiones que calientan el planeta, limitar la contaminación lumínica, del agua y acústica, evitar la introducción de especies exóticas invasoras y reducir el uso de plaguicidas y fertilizantes sintéticos.
“Sabemos que las prácticas agrícolas como los cultivos de cubierta y el compostaje construyen un ecosistema del suelo sano y reducen la necesidad de plaguicidas” dijo Aditi Dubey de la Universidad de Maryland, coautora del nuevo estudio. “Sin embargo, nuestra políticas agrícolas continúan apoyando un sistema alimentario con un uso intensivo de plaguicidas”.
“Nuestros resultados subrayan la necesidad de políticas que apoyen a los agricultores a adoptar métodos que ayuden a hacer crecer la biodiversidad, tanto dentro del suelo como en su superficie” declaró Dubey.
Aunque según los investigadores las soluciones están claras, la industria química está bloqueando el camino.
“Las empresas que producen plaguicidas están intentando continuamente hacer un lavado de imagen verde a sus productos, defendiendo el uso de plaguicidas en la agricultura “regenerativa” o “climáticamente inteligente””, dijo la coautora Kendra Klein, una científica de los Amigos de la Tierra. “Esta investigación echa por tierra esa noción y demuestra que la reducción del uso de plaguicidas debe jugar un papel esencial para combatir el cambio climático en la agricultura.
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