“Necesitamos acciones individuales que estén conectadas a esfuerzos más grandes para lograr un cambio sistémico”, reflexiona Julia K. Steinberger.
¿Acción individual o colectiva? ¿Creías que se podían separar? Esto es en realidad un falso dilema. La respuesta, como en la mayoría de los grandes desafíos, no es ni una ni la otra, sino ambas. La acción colectiva es, en gran parte, el nivel más importante (ver partes 1 y 2 de esta trilogía [en inglés]), pero como vivimos en un mundo dominado por ideas neoliberales , donde la conexión social no es nada y el crecimiento económico se eleva al nivel de un dogma religioso, los medios de comunicación a menudo se centran solo en acciones individuales: ¿qué puede hacer tú, por tu propia cuenta? En un estilo único, Kate Aronoff le hizo a CNN un toma y daca en su enfoque individualista sobre el tema del clima:
En segundo lugar, y esto es de vital importancia, la acción individual, por sí sola, sin la ayuda de otras medidas, puede ser casi peor que nada. Por ejemplo, si utilizamos todo el tiempo que disponemos para ‘evitar el desastre planetario’ en nuestra meta personal de emitir cero carbono, sin que nos quede nada tiempo para luchar porque que nuestro fondo de pensiones no dependa de los combustibles fósiles, nuestros esfuerzos serán obviamente terriblemente ineficaces en términos de horas dedicadas a evitar emisiones de carbono.
Otra forma de verlo es en términos de ‘petulancia silenciosa’, si el resultado de participar en actividades individuales con baja emisión de carbono es que sentimos que al menos hemos hecho nuestra parte, y ya no es nuestro problema si las otras personas hacen la suya, la acción individual se convierte en una manera de desvincularnos del problema mayor. Y, bueno, las catástrofes planetarias son el problema mayor. Es por eso que el objetivo de este artículo no es solo decirte lo que puedes hacer, sino cómo asegurar la máxima repercusión social de tus acciones.
Evitar lo peor del colapso climático y la crisis ecológica exige cambios en la forma en la que todas las personas vivimos, trabajamos, consumimos, viajamos, comemos, interactuamos, etc. Algunas personas optan por interpretar el hecho de que solo unas 100 compañías son responsables del 71% de las emisiones para argumentar que el cambio a nivel individual es inútil, es solo una distracción. Keith Alexander resume muy bien lo que falla en este argumento:
‘Ser el cambio’ como parte de una revolución más grande
Necesitamos acciones individuales que estén conectadas a esfuerzos más grandes para lograr un cambio sistémico. De hecho, para afirmar un hecho evidente, no existe el cambio ‘colectivo’ por sí solo. En última instancia, todos los grandes cambios sociales consisten en una red de acciones individuales multiplicadas, comunicadas e interconectadas, cada una de las cuales se replica y amplía las demás. Es esencial que comprendamos cómo ocurren estas replicas y amplificaciones, para que podamos convertirnos en fuerzas potentes del cambio, para el florecimiento y la supervivencia de nuestras comunidades. (Sin embargo, para que esta potencia se realice, también es necesario comprender las fuerzas alineadas en nuestra contra. Pero, por ahora, concentrémonos en la ofensiva, en lugar de la defensa).
Leor Hackel y Gregg Sparckman escribieron recientemente un excelente artículo titulado ‘La reducción de tu huella de carbono todavía importa: se hecho, hacer que la política y la industria aborden el cambio climático puede comenzar en casa’. En este artículo describe varias formas de lograr que la acción individual se extienda hacia al cambio sistémico:
1. La acción individual es crucial para una comunicación creíble.
“Los humanos son animales sociales, y utilizamos señales sociales para reconocer emergencias. Las personas no entran en acción solo porque ven humo; entran en acción porque ven a otras corriendo con cubos de agua”. Si queremos que, en nuestro trabajo, familia, vecindario, empresas y nuestra clase política entiendan que está ocurriendo una emergencia climática y que afecta nuestra flora y fauna, es mejor que avisemos a través de nuestras acciones para que realmente creemos que esta emergencia es real. Llevar un cartel de «¡El fin del mundo está cerca!» mientras vuelas a conferencias o en días festivos para comer carne de animales alimentados con soja de la deforestación amazónica no engañará a nadie, hace obvio que solo finges preocuparte, pero en realidad no crees ni por un solo nanosegundo que existe un problema real.
2. La acción individual conduce a una nueva normalidad.
“El comportamiento conservacionista se extiende entre las personas. No es suficiente decirle a la gente que deben preservar el medio ambiente; las personas tienen que ver lo que hacen las demás”. Las personas aprenden a cambiar cuando ven que otras lo hacen: efectivamente, el cambio individual es liderar con el ejemplo. Demuestra a las personas de tu trabajo, vecindario, familiares, etc. que (a) este cambio es prácticamente factible; (b) las personas de su entorno lo están haciendo (es decir, no es algo extraño); (c) esta es una dirección en la que podría ir el mundo, por lo que deberían aprender al respecto.
Creo que el último punto ha sido subestimado: a las personas les gusta tener conciencia de las nuevas tendencias y horizontes, especialmente en los que respecta a su salud y bienestar. De modo que demostrar una nueva forma ‘correcta’ de hacer las cosas es un tema que genera curiosidad e interés de forma automática: ¿Es esto lo que todas las personas deberíamos estar haciendo?, ¿Podemos aprender cómo se hace?, ¿Podemos intentarlo? Y solo se necesita una persona para comenzar una tendencia. Es posible que no te veas a ti mismo como influencer o como alguien que crea tendencia, pero inevitablemente eres parte de una red de personas que buscan señales, información y soluciones. Puede (y seamos sinceros, debe ser) la chispa que ilumina una forma diferente de hacer las cosas, una forma diferente de ser parte del mundo, de toda esa red.
3. La acción individual conduce a la acción colectiva.
“Así como el sacrificio convence a otras personas de que la acción climática es importante, nos convence de nuestro propio compromiso; comenzamos a vernos responsables de defender el clima. Comer menos carne crea una puerta de entrada a la defensa en el lugar de trabajo, como proponer reuniones virtuales o presionar por la instalación de paneles solares, lo que abre una puerta para firmar peticiones o protestar”.
Esto es realmente grande: una vez que te involucras de manera personal en algo, caminando, poniendo tu cuerpo y acciones en movimiento para avanzar en esta causa, te vuelves más valiente y estás más dispuesto a acercarte a otras personas para pedirles que cambien también. En nuestra sociedad individualizada, pedirle a alguien que cambie se considera grosero, un tabú terrible. Y lo sentimos como tal: sentimos que tenemos que pedir disculpas por recordarle a nuestro entorno que comemos alimentos a base de plantas, o que no volamos ni manejamos, ¡imagínate tener que pedirles además que cambien! Pero el colapso climático y la extinción de especies nos obliga a ser más audaces y valientes, y aquí las acciones individuales son los pasos más pequeños: una vez que hayas pedido tu primera hamburguesa vegetariana o te hayas comprometido a ir en bicicleta al trabajo, estarás aprendiendo a colocarte en una nueva posición.
Desde esa nueva posición, aprendes a esperar más de otras personas también, y puedes invitarlas a que se unan a ti. Aprendes a esperar más de la clase política, en términos de acción e infraestructura: menos dinero para automovilistas, más para el resto de la ciudadanía. Aprendes a esperar más de tu lugar de trabajo y de tu fondo de pensiones. Expandes el horizonte de tus posibilidades y ambiciones, y así va cogiendo cada vez más fuerza.
Hay un cuarto elemento que agregaría a esta lista:
4. La acción individual permite aprender haciendo
El cambio, a veces, es difícil. Y a pesar de lo simplista que puede parecer la frase «¡puedes cambiar a X!», representar las diferencias diarias que creemos que son necesarias para cambiar el mundo a un curso menos desastroso implica obstáculos y contratiempos. Hacer grandes cambios permanentes por nuestra cuenta es, en cierto sentido, demasiado pedir: nos piden que vivamos y trabajemos dentro de estructuras diseñadas principalmente para el uso de combustibles fósiles. Pero podemos intentarlo. Y sucede algo muy interesante cuando lo intentamos, incluso cuando no tenemos éxito por completo la primera vez: hablamos con la gente, nos comunicamos, solucionamos problemas, aprendemos. Entonces, al hacer preguntas, debatir sobre las dificultades, reírse de los intentos fallidos de hacer hamburguesas vegetarianas, una persona aprenderá y enseñará a otras cómo puede ser una vida libre de carbono y cómo puede adaptarse a diversas situaciones, y extenderse.
¿Qué cambios individuales?
La tendencia habitual de las personas a estar en desacuerdo sobre los detalles, incluso cuando están de acuerdo con el panorama general, se manifiesta particularmente en este ámbito. Pero, lamentablemente, queridas amistades pendencieras, no tenemos elección. ¿O no recuerdas que vivimos en un mundo que lo quiere todo y de inmediato? Por lo tanto, esta lista no tiene prioridad: la única prioridad que existe es escoger cuál quieres abordar primero. Si algunos de estos cambios necesitan un plan más a largo plazo para realizarse, entonces ese debe implementarse para que pueda llegar un punto en el que todo esto sea posible.
A medida que leas la siguiente lista, por favor esté atento a tu (nuestra) habilidad para la autojustificación. Las personas somos cognitivamente super-ultra buenas para justificar nuestras propias acciones injustificables e incoherentes (todo gracias a Clive Hamilton, cuyo excelente pero deprimente ‘Requiém para una especie’ me hizo darme cuenta de esto). ¿Cómo crees que las juntas directivas de las compañías de combustibles fósiles y criminales de guerra duermen toda la noche y se ponen a trabajar por la mañana?
La mayoría de los humanos son maestros de jiu-jitsu cuando se trata de encontrar excusas para nuestras acciones, y así continuar funcionando día a día. Esa pequeña voz que dice: «Está bien volar a Tailandia, porque la semana pasada fui en bicicleta al trabajo y hoy comí un almuerzo casi vegetariano, y de todos modos me dedico a la ciencia climática«. ¡Soy la solución, no el problema! ¡Esa vocecita! Practica tomar conciencia de ello y debatir al respecto. Eso te ayudará a comprender y comunicarte con amabilidad y eficacia con otras personas, así como a aprender a tener una paciencia limitada con tus propias travesuras. ¡Vamos!
1. No volar o volar menos
Ese es un gran dilema. Si vuelas, el transporte aéreo es sin duda una gran fracción de tus emisiones personales, probablemente en más de un tercio de ellas. No volar es una de las acciones más simples, como una «acción única», así como también una de las acciones más impactantes que puedes tomar. También requiere que lo comuniques a la gente (¿por qué no vas a un lugar exótico en vacaciones? ¿Por qué no asistes a una conferencia que es importante para tu trabajo?), Lo cual es bueno, porque solo las acciones que se comunican se extienden. No volar también es una acción, a diferencia de algunas otras, que requiere un sacrificio obvio. Esto también es bueno: según Leor Hackel y Gregg Sparckman, las acciones que involucran sacrificios personales nos recuerdan nuestro compromiso y nos hacen más propensos a participar más en la defensa del medio ambiente.
La profesora Ingrid Robeyns resume a continuación muchos de estos temas, incluido cómo manejar las expectativas familiares y profesionales. Pero esta comunicación en sí misma, y chocar contra las normas sociales, (en lugar de aceptarlas) es parte de nuestra difícil tarea.
Cabe señalar que la influencia a menudo funciona de otra manera: Greta Thunberg, una chica sueca de 15 años pionera en la defensa del clima, convenció a su madre y padre de que dejaran de volar , a pesar del impacto en sus carreras, y la profesora Robeyns siguió el ejemplo de su hijo de 9 años para convertirse en vegetariana.
¿Qué puedes hacer en lugar de volar? Mucho. Toma el tren o el autobús. Dentro de Europa, los billetes Interrail ahora están disponibles para todos los grupos de edad, lo que hace que las largas distancias en tren sean más asequibles. Exige reuniones virtuales y participación en conferencias, o conferencias con centros regionales conectados virtualmente. Ve de vacaciones más cerca. En el verano no pude viajar por enfermedad, nos quedamos en Inglaterra y pasamos unos días maravillosos descubriendo gemas históricas y naturales cercanas.
2. Deja de conducir (o más pequeño, o menos, o eléctrico)
Los coches son terribles. En serio, no tengo NADA bueno que decir sobre la invención del motor de combustión interna. Los coches contaminan, matan a las personas directa e indirectamente, son ruidosos, ocupan espacio en las ciudades y convierten a las personas en la peor versión de sí mismas. Al mismo tiempo, también se les considera necesidades de la vida moderna: muchas personas no pueden imaginar su trayecto diario al trabajo sin un coche, especialmente cuando ese trayecto involucra llevar a las criaturas al colegio y hacer la compra, además de otros recados. Utilizo coches para viajes que involucran a mis familiares de edad avanzada, o para viajes de fin de semana fuera de la ciudad.
Sin embargo, independientemente de mis sentimientos personales, no usar un coche de gasolina o diésel es una de las formas más efectivas de reducir tu huella de carbono y de tierra. ¿Sabía que una gran parte del aceite de palma (que impulsa la deforestación masiva y la pérdida de especies, por ejemplo en Indonesia) que utilizamos es para biocombustible? El transporte privado generalmente representa aproximadamente una quinta parte de las emisiones, y dado el inmenso impacto sanitario de la contaminación del aire en las ciudades, un problema atroz del que solo estamos aprendiendo actualmente, ir sin coches es una de las mejores formas de mejorar la calidad y la cantidad de vida en tu comunidad de forma inmediata.
¿Qué puedes hacer en lugar de conducir? Mucho. El transporte público puede tomar más tiempo (¡debido a todos esos malditos coches en la carretera!), pero te permite relajarte, leer o trabajar mientras viajas. Sin embargo, mi opción favorita en estos días son las bicicletas eléctricas. Son relativamente baratas (¡ciertamente comparadas con los coches!); pueden ir a velocidades decentes (algunos modelos hasta a 40 km/h, algo que suena sinceramente aterrador), te permiten viajar distancias más largas y múltiples viajes sin cansarte o sudar, mientras que haces ejercicio a un nivel moderado. Si tienes criaturas, las bicis eléctricas de carga son ideales para los viajes múltiples (ir a la escuela, el trabajo, hacer la compra…) Muchas de mis amistades profesionales de la arquitectura o la ingeniería, que trabajan en varios sitios, van de un lado a otro, bajo la lluvia o el sol, en sus bicicletas eléctricas. Actualmente, estoy en Ginebra, pedaleando en mi vieja bicicleta no electrónica, y felizmente sorprendida de todas las señoras mayores con trajes a medida que pasaban por mi camino cuesta arriba, y las madres y padres geniales con sus peques parlanchines en los remolques. Andar en bicicleta también te hará automáticamente querer defender una mejor planificación urbana, políticas de transporte público y calidad del aire, todo lo cual es beneficioso.
Exención de responsabilidad importante: las personas discapacitadas o con alguna dificultad (como las personas de edad avanzada, por ejemplo) obviamente necesitan vehículos motorizados para desplazarse, y sus necesidades se descartan cuando decimos que ‘todas las personas pueden simplemente subirse a una bicicleta’. Sin embargo, el orden de prioridad aquí debería centrarse primero en tener espacios públicos accesibles (los que no requieren automóviles son excelentes para esto) y el transporte público. Si todavía es necesario un coche o una furgoneta, estos pueden ser lo más pequeños posible y eléctricos. El único mensaje que alguien que conduce un todoterreno voluminoso está enviando al mundo es que creen que su símbolo de estatus vale más que la vida de los demás, que no son un buen prójimo.
3. Come una dieta a base de plantas
Este ni siquiera implica sacrificio (en lo que a mí respecta), y se puede hacer prácticamente de la noche a la mañana. La carne, el pescado y los productos lácteos son algunos de los peores impulsores de la devastación ambiental, a través de las emisiones de metano, las emisiones y la contaminación por desechos animales, el uso de fertilizantes (para alimentación) y especialmente la deforestación. También son increíblemente ineficientes, ya que la mayor parte de la producción de carne y productos lácteos depende de alimentos a base de granos: cultivos que son comestibles por los humanos, pero donde una caloría de carne roja consume hasta 10 calorías de alimento y, por lo tanto, lo mismo ocurre con la cantidad que se utiliza de tierra, fertilizantes y agua. Los alimentos son una de las categorías más grandes de emisiones relacionadas con el consumo personal: alrededor de 20-30%, y mucho más por los impactos relacionados con la tierra (y, por lo tanto, con biodiversidad).
Comer una dieta basada en plantas se ha vuelto ridículamente fácil en muchos países, con múltiples sustitutos para leche, queso, salchichas, hamburguesas, hamburguesas de pescado, lo que sea. Algunos grandes supermercados se están subiendo al carro, y ven las dietas basadas en plantas como el futuro de la industria alimentaria. Y en la era de internet, descubrir cómo hacer platos veganos que sean sabrosos, rápidos, fáciles y baratos es posible para cualquiera.
Nuevamente, esta acción individual es importante tanto en términos de reducción de emisiones como en términos de alterar los patrones establecidos y cambiar la discusión y las normas a tu alrededor. Cuando te invitan a comer con otras personas, puedes insistir en ir a un restaurante con opciones para ti más allá de la ensalada (factible la mayoría de lugares en este momento), u ofrecer traer un plato para compartir si estás comiendo en casa de alguien (¡conversión tras probar algo delicioso!). Exige la opción vegetariana en tu lugar de trabajo: esto es habitual en muchos entornos académicos, por ejemplo.
4. Vida doméstica de bajo consumo
¿Cómo permites que la vida de tu hogar requiera menos energía y todo eso? Aquí estaría mi lista de prioridades:
- Vive urbano y pequeño;
- Prueba la frugalidad;
- Aislado y eficiente;
- Genera energía renovable.
Una ubicación urbana es importante porque permite el uso del transporte público y los modos no motorizados de transporte (andar en bicicleta y caminar). Las personas que viven en ciudades a menudo viven en pisos o casas adosadas: los espacios más pequeños requieren menos calefacción y refrigeración, así como menos tierra. Las vidas urbanas a menudo también nos permiten beneficiarnos de inmensas riquezas públicas y culturales, experimentando, como lo llamó George Monbiot, suficiencia privada y lujo público .
Una vida frugal significa reducir a propósito nuestro uso y consumo de energía dentro del hogar: calentar a temperaturas más bajas, sin participar deliberadamente en el consumismo. Aislar los hogares y usar bombillas y electrodomésticos más eficientes es importante, y marcará la diferencia, pero por sí solo probablemente generará complacencia y efecto rebote (donde el dinero ahorrado en energía se volverá a gastar en otras cosas que posiblemente generen más carbono como en la infame campaña de Tesco “Convierte las luces en vuelos” ). Por supuesto, si es posible, también se deben instalar generadores de energía renovable en el hogar y lugar de trabajo, pero usar menos energía en general no es una mala forma para comenzar.
Estos cambios pueden ser difíciles para las personas que están acostumbradas a ir de comprar como una forma de pasar tiempo, por ejemplo. Yo recomendaría frecuentar espacios y actividades públicas: asociaciones organizadas en torno a intereses comunes, pasatiempos, activismo, deportes, artes, actividades culturales, voluntariado, manualidades y arreglar cosas, etc. Hay muchas formas más sociales y divertidas de pasar el tiempo que ir al centro comercial. Y nuevamente, es un ejemplo de cómo una vida cotidiana de bajo consumo puede extenderse: al tener más tiempo y energía para participar en espacios compartidos.
5. Agrega tus propias ideas
Ciertamente hay algunas áreas que he omitido, sin embargo, creo que ninguna pertenece a una escala de emisión individual que sea significativa. Pero si falta el que más te interesa, ¿lo dejas en los comentarios? Recuerda: debe ser significativo y debe poder extenderse.
Dos referencias
Dejo dos enlaces con estudios relacionados (por favor, agrega tus estudios en los comentarios, como de costumbre esta no es mi área de especialización) Sin embargo, aprende a ver cada estudio con escepticismo y no te tomes todo de forma literal. Ninguno de ellos es ‘perfecto’, o perfectamente comparable, porque ninguna investigación es la última palabra. Aquí hay algunas formas en que los estudios difieren:
- Límites del sistema (lo que está incluido o excluido, también conocido a veces como «alcance»);
- Qué área geográfica o período de tiempo cubre el estudio: si no eres de Finlandia, estimar las emisiones de la combinación de energía o flota de vehículos finlandesa no será tan relevante como usar estimaciones de su propio país, por ejemplo;
- ¿Qué emisiones están incluidas (¿solo dióxido de carbono, otros gases de efecto invernadero como el metano y el óxido nitroso, qué otros?…), ¿incluye el estudio el cambio en el uso del suelo y la deforestación, así como las emisiones? (Este punto es particularmente importante para estudios sobre alimentos y dietas, donde una gran parte del efecto del calentamiento global proviene de las emisiones no relacionadas con el carbono y el cambio en el uso de la tierra).
Referencia nº 1:
‘Evaluación del impacto ambiental del consumo de los hogares’. Ivanova, D., K. Stadler, K. Steen-Olsen, R. Wood, G. Vita, A. Tukker y EG Hertwich (2015). Journal of Industrial Ecology 20 (3): 526–536. https://doi.org/10.1111/jiec.12371
Este estudio es fantástico en muchos sentidos: compara múltiples tipos de huellas (emisiones, uso de la tierra, agua, materiales), tiene una cobertura internacional global y utiliza un método de contabilidad completo, consistente en todo momento (sin doble conteo). Probablemente representa el estándar más alto hoy en día.
Referencia nº 2:
‘La brecha de mitigación del clima: Educación y recomendaciones gubernamentales vs. Acciones individuales efectivas’. Wynes S y Nicholas K 2017 Environ. Res. Lett. 12 074024.
Post-Scriptum sobre niñez y población: debido a que es probable que esto surja, la razón por la que no incluí no tener otra criatura en esta pieza NO es porque no creo que la planificación familiar, la emancipación de las mujeres y, en general, los niveles de población más bajos sean beneficiosos. (Estoy de acuerdo con todas esas cosas). Es porque generalmente estoy de acuerdo con David Roberts al criticar el estudio original (NO la excelente revisión de Wynes & Nicholas) en el que se basa este número y en sus razones más amplias para no hablar sobre población como un «problema» a tratar en cuestiones ambientales. Si alguien tiene más preguntas sobre esto, probablemente le recomiendo que lea el excelente libro de Peter Staudenmaier y Janet Biehl sobre Ecofascism, ¡así que ve a leer eso también! Entonces estaré feliz de hablar al respecto.
¡La trilogía del manual para la acción climática!
Esta publicación es la parte 3 de una trilogía [en inglés]:
Julia K. Steinberger es profesora de Ecología Social y Economía Ecológica en la Universidad de Leeds.
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com
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