martes, 24 de septiembre de 2019

Argentina. Un acuerdo para sobrevivir

Por Laura Litvinoff

UTT y FECOFE, dos organizaciones de productores y productoras alternativxs de alimentos, se unieron para ofrecer soluciones ante la tremenda crisis alimentaria que está atravesando el país, mientras el Gobierno aún sigue sin hacerse cargo.
El pueblo no da más: la gente tiene hambre, necesita comer. Por eso, hace más de diez días, con los estómagos vacíos y el frío que aún no se decide a irse, las principales organizaciones sociales y del campo popular volvieron a salir a las calles para manifestarse y exigirle al Gobierno una inmediata solución ante este problema de gravedad extrema. La semana pasada el Poder Legislativo dio como respuesta la sanción por unanimidad de la Ley de Emergencia Alimentaria. Ahora su aplicación depende del Ejecutivo; ese mismo poder que, paradójicamente y mediante las sistemáticas políticas implementadas durante los últimos años, condujo al país hasta esta situación límite.
Pero en la cadena de responsabilidades que terminó derivando en esto, el Gobierno, más allá de sus constante falta de interés y protección hacia la producción local, no fue el único culpable, porque, ¿cuánto depende esta crisis social de quienes se encargan de producir los alimentos? ¿Y cuánto de quienes los comercializan? ¿No son acaso también los supermercados cómplices y responsables del hambre de la gente? 


“Como productores agropecuarios que producimos alimentos, creemos que podemos hacer algo frente a la situación acuciante que está viviendo el país”, expresa Juan Manuel Rossi, presidente de FECOFE, la Federación de Cooperativas Federadas que representa a decenas de cooperativas agroalimentarias de varias regiones del país. Por eso, el miércoles pasado, esta Federación, junto a la UTT, la Unión de Trabajadores de la Tierra que nuclea a miles de familias pequeño productoras y campesinas en 16 provincias argentinas, crearon un acuerdo para garantizar alimentos a precios justos y populares para toda la sociedad: “Alimentos Soberanos, Justos y Cooperativos” llega en medio de este angustiante contexto social para seguir demostrando que todavía hay maneras y producciones alternativas que están pensando en la gente y no en sus propios negocios o intereses: “Queremos acercarnos a la sociedad para reconciliar esa idea de campo/ciudad, y demostrar que no todo el campo es lo mismo, y que también hay agricultores familiares, y pequeños y medianos horticultores que podemos trabajar en conjunto en pos de tener alimentos a precio justo, que además son cooperativos y producidos por pequeños productores. Por eso necesitamos que el Estado empiece a comprar alimentos al sector cooperativo y a los pequeños productores, y deje de comprarle a las grandes empresas multinacionales, porque hace ya mucho tiempo que el gobierno nacional apostó a la timba, a la especulación financiera y a los grandes bancos, y no a la producción nacional, generando así muchísimas pérdidas en nuestro sector, por eso necesitamos financiamiento para la producción”, concluye Rossi.


Además de favorecer a pequeños y medianos productores, este acuerdo también tiene otra particularidad: muchos de los productos ofrecidos son agroecológicos, lo que podría ayudar a que el agronegocio, ese sistema de producción protegido por empresas, medios de comunicación y políticos que tanto daño le generan a la salud de las personas y al medio ambiente, no sea la única alternativa para el consumo. La Delegada Regional santafecina de la UTT, Delicia Zenteno, opina: “La idea es poder buscar todas las alternativas habidas y por haber para poder hacer llegar a la mesa argentina productos sanos a buen precio y de buena calidad, porque también en muchos casos se está avanzando hacia la agroecología, la producción sin agrotóxicos”. Y agrega que apoya cien por ciento la firma del convenio, porque cree que es una gran alternativa para favorecer tanto al productor como al consumidor, y que también puede ayudar a apalear la terrible situación económica que se está viviendo en todo el país.
Por otra parte, para la economista Camila Barón este pacto también es más que positivo, en el sentido de que permite replantearse qué tipo de producción y consumo es mejor para la sociedad: “Este convenio es sin dudas un gran paso adelante para pensar políticas que no sólo combatan el horror del hambre en nuestro país, sino que avancen en dar respuestas sobre qué modelo de producción y de consumo necesitamos ¿Por qué hay hambre en la Argentina? Evidentemente no se trata sólo de aumentar las partidas presupuestarias para los comedores. Es necesario que la ley de emergencia alimentaria deje de ser un parche, una política asistencialista, y que nos sirva para pensar y construir políticas que se pregunten qué comemos, cómo producimos y cómo lo distribuimos. No queremos combatir el hambre a costa de destrozar nuestros recursos naturales, de alimentarnos con productos basura ni de llenar los bolsillos de unos pocos empresarios”.


La diferencia de estos productos con respecto a los precios que se pueden encontrar en la góndola de un supermercado, rondará entre un 15 y un 25 % menos. Además, a través de la firma de este convenio, tanto la UTT como la FECOFE se ofrecieron a donar alimentos producidos por sus cooperativas y productorxs asociados, como verduras, leche, harina y yerba, a instituciones de bien público que asisten a las personas más vulnerables, prioritariamente vinculadas a la primera infancia y a adultxs mayores. Estas son algunas de las cooperativas que ya se sumaron al acuerdo: Cooperativas Agrícola Tambera de James Craik, de Córdoba; Agrícola Ganadera de Armstrong y de Tamberos de Rosario, ambas santafesinas; Agropecuaria y de Consumo “El Colono”, de Misiones; y por supuesto todas las familias productoras que forman parte de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).
La idea de que el Estado compre estos productos para distribuirlos y que, a la vez, esta propuesta también esté abierta a organizaciones, productorxs y cooperativas o pymes, pueden generar una democratización en la producción y en la comercialización de los alimentos que den una esperanza y que ayuden a frenar, al menos un poco, la crisis, la inflación y, por sobre todas las cosas, el hambre que hoy están sufriendo muchísimas personas, y que día a día sigue aumentando a pasos desmesurados en toda la Argentina. 
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