Armando Mariaca |
Las regiones vírgenes del planeta Tierra tienen enorme importancia como almacenes de biodiversidad, como áreas de protección de grandes cuencas de captación de agua y como controles contra los cuales se puede comparar el manejo de los Ecosistemas Terrestres Prioritarios más degradados. También son los últimos lugares donde los habitantes nativos tienen esperanzas de conservar su estilo de vida tradicional y es muy factible que se vuelvan paulatinamente más valiosos como lugares recreativos, estéticos e incluso espirituales en un mundo cada vez más superpoblado que, conforme pasa el tiempo, hará que la humanidad necesite más de la naturaleza y sus beneficios como son los bosques, la fauna, la flora y todos los bienes creados por Dios para beneficio de todas las generaciones.
Una parte de los ecosistemas es el complejo de áreas protegidas Tambopata-Madidi, situado en plena frontera entre Perú y Bolivia y constituido por el parque nacional boliviano Madidi (1.900.000 hectáreas), el parque peruano adyacente (325.000 hectáreas) y las partes aledañas de la zona reservada de Tambopata-Candamo. El Parque Nacional Madidi es contiguo a la reserva de la biósfera Pilón-Lajas, de donde parte una cadena de áreas protegidas y está integrada por el territorio indígena Chiname, la reserva de la biósfera Beni y un poco más abajo la reserva de Ulla-Ulla. Madidi es la reserva más vasta del complejo y fue declarada prioridad de conservación el año 1995.
Madidi es una de las regiones más ricas de la naturaleza; tiene una extensión de 1.895.740 hs. Desde las serranías de Altuncama hasta el riío Heath y Madidi el área abarca un radio altitudinal que va desde los 5.760 hasta los 180 m sobre el nivel del mar; es esencialmente montañosa con relieves abruptos y profundos cañones, conforma una gran diversidad de pisos ecológicos. Su hidrografía posee gran cantidad de cuencas hidrológicas y está conformada por los ríos Tuichi, Madidi y Quendeque.
Esta maravilla de la naturaleza que es considerada patrimonio de la humanidad, ha sido vista por el gobierno -dentro del Proyecto Hidroeléctrico Angosto de El Bala- como espacio importante para la instalación de dos centrales hidroeléctricas -El Bala y El Chepete- para producir: con la hidroeléctrica El Chepete 3.251 megavatios y con El Bala 425. Ambas tendrán un costo de 6 mil millones de dólares monto que, por los bajos precios de la electricidad en los mercados de exportación, tardará muchísimos años en recuperarse y, muchos más en proporcionar utilidades; pero, lo grave radica en que todo será mediante el sacrificio de 200 mil hectáreas de ricos bosques, pérdidas en fauna y flora y destrucción de vegetales de toda clase al margen de tener que desplazarse a casi 20 comunidades indígenas que habitan en esas zonas. Las represas conformarán un lago de inmensas proporciones (casi la extensión del lago Titicaca en la parte que corresponde a Bolivia).
Es un hecho que cualquier inundación causa daños y, mucho más si las aguas permanecen indefinidamente y ello daña la diversidad biológica y el material que se pudre genera metano que es un gas muy dañino y, sobre todo, las aguas inundarán tierras con contenidos muy ricos y necesarios para la conservación de la naturaleza. Lo más grave es que se atentará contra la existencia de muchas familias que viven en la región y, por más que se anuncien traslados a otras regiones, nadie garantiza que ellas sean efectivas y convenientes y, para muestra, está el caso de 50 familias trasplantadas a sitios de Pando y de cuya situación nadie ha informado.
La energía que se logre con ambas hidroeléctricas bien puede ser lograda con sistemas alternativos como generación con rayos solares, energía eólica, termoeléctrica y otros con inclusión del litio y lo últimamente descubierto: el grafeno que es potencialmente más rendidor que cualquier sistema de energía y muchísimo más barato. El Bala es, sin duda alguna una de las maravillas de la naturaleza; pero su utilización mediante el cierre del espacio que debe ser de varios metros, se perjudicará a todo el medio ambiente, a la diversidad, al derecho de vida de pobladores, a la fauna y flora.
Hace poco tiempo, el Presidente anunció que se “invertirán 1.624 millones de dólares” en la construcción de hospitales; cabría preguntar, con 33,8 millones de dólares que se invertirán tan sólo en los estudios sobre El Bala, ¿cuántos hospitales y centros educativos debidamente provistos de lo más moderno se podría construir? ¿Cuántos caminos serían posibles? ¿Cuántas viviendas podrían construir y cuántos asilos para ancianos podrían crearse? Son muchas las obras que pueden concretarse con tanto dinero.
Lo mismo corre con la posible inversión de 6 mil millones de dólares: ¿No servirían mejor siendo invertidos para paliar la pobreza en el país, para cambios en la educación y atención de salud integral para los bolivianos? ¿Cuánta dependencia y pobreza se podrían superar?
El caso será analizado por muchos estudiosos y entendidos en esta materia de El Bala, las represas y las plantas de energía eléctrica. Los apuntes de esta nota son, simplemente, mensajes para que no se cometa el desatino de un proyecto tan caro y muy lejano de ser realidad en los resultados que, muy optimista, ven el gobierno y sus equipos.http://www.eldiario.net/noticias/2016/2016_08/nt160812/opinion.php?n=17&-represas-el-bala-y-el-chepete-graves-amenazas-para-el-pais
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com
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