miércoles, 15 de junio de 2016

Bellavista, tierra preñada de amianto (I)



Rebelión


DedicatoriaA la memoria de los presos políticos de la colonia penitenciaria del Canal del Bajo Guadalquivir, cuyos familiares conformaron en una apreciable proporción la plantilla de la factoría de la empresa Uralita, radicada en la barriada de Bellavista, en Sevilla.
1 – El origen: el apeadero
En la ciudad de Sevilla existe una barriada denominada Bellavista. No siempre ha sido así. En tiempos de la dictadura franquista, Bellavista pertenecía al término municipal de Dos Hermanas, pero surgió una incidencia, que trastocó esa situación. En dicha barriada, el Ejército era titular de unos terrenos, en los que pretendía erigir un hospital militar, el que después se llamaría Hospital «Vigil de Quiñones», en honor y memoria del médico militar de “los últimos de Filipinas”, los postreros resistentes españoles a la independencia del país tagalo, hasta que la lectura de un periódico les convenció de que desde hacía ya varios meses, se había firmado la paz, poniendo término a la dominación colonial española, del susodicho país asiático.
Para poder proseguir en ese propósito de situar allí el hospital, era preciso obtener del Ayuntamiento de Dos Hermanas, la oportuna licencia municipal de obras, pero hete aquí que en el susodicho ayuntamiento se razonaba, con muy buen criterio, que de los servicios de una instalación de esa índole, subsidiariamente los habitantes del municipio deberían de poder beneficiarse, al menos para los casos de urgencias, y aunque fuera de forma excepcional. Pero, entonces, tendrían una incongruencia: que el hospital quedaría en la inmediatez de las afueras de la ciudad de Sevilla (que era lo que convenía a los propósitos de los militares), pero completamente alejado del punto más próximo de la ciudad de Dos Hermanas, ubicación esta última, que era lo le interesaba a los ciudadanos de ese ayuntamiento.
Como consecuencia de una reflexión, en éstos o en parecidos términos, el ayuntamiento opuso una resistencia numantina a conceder la licencia, como medio de que se atendiera al propósito de que el hospital quedase radicado en la localización que convenía a los intereses de los “nazarenos”, apelativo con el que son conocidos los habitantes de Dos Hermanas: cerca de esta ciudad, y, en consecuencia, lejos de Sevilla, y no al revés. El transitorio bloqueo de la situación, se resolvió de un plumazo, en forma de un inapelable decreto firmado por el dictador, en virtud del cual, toda la barriada de Bellavista y sus terrenos, quedaron segregados del término municipal de Dos Hermanas, y añadidos al de Sevilla.
En Bellavista, RENFE tenía construido y operativo un apeadero de mercancías, en terrenos de su propiedad, situados al borde de la carretera Sevilla-Cádiz; esa ubicación fue decisiva para que Uralita decidiera, a su vez, la adquisición de terrenos de uso industrial, destinados a construir en ellos su futura fábrica, en la máxima proximidad posible al mencionado apeadero de mercancías, con el evidente propósito de minimizar el coste del desplazamiento de sus previstas materias primas –el cemento y el amianto en bruto-, desde el punto de descarga, hasta la propia fábrica. Así, en efecto, el apeadero quedó a un lado de la susodicha carretera, y la fábrica quedó situada enfrente, al otro lado de la misma. Los terrenos del apeadero han permanecido siempre en propiedad de RENFE, hasta nuestros días.
El 31 de julio del año 2014, el diario «El Mundo» publicaba una noticia con el siguiente titular: “Bellavista tendrá una segunda estación de cercanías para el verano de 2015”. En el texto correspondiente, se afirmaba que el tren pasaría entre las calles «Dionisio» y «Zeus», en proximidad a los bloques «Jardines de Hércules», edificados sobre los terrenos de la antigua fábrica de amianto-cemento de la empresa Uralita, tras una recalificación del primitivo uso industrial de los mismos, no exenta de polémica.
Para enmarcar históricamente a todo este asunto, tendríamos que remontarnos, entre otras cosas, a las condiciones en las que Uralita vendió los terrenos de su antigua fábrica, en las condiciones en las que se realizó su desamiantado -y por quiénes- y el papel que en todo ello jugó la alcaldesa de Sevilla, y que después sería nombrada Defensora del Pueblo, la señora Becerril, la cual, en una reunión con representantes de los trabajadores, cuando ya eran vox populi los planes tendentes a conseguir la recalificación, les habría asegurado enfáticamente, según testimonio de los asistentes a tal reunión, “que mientras que ella fuese alcaldesa, jamás se concedería esa licencia”.
Y es que la susodicha vox populi también propagó en su día, a tenor de lo antedicho aquí, el rumor de que donde ahora corren trenes, antes circularon maletines... cosa esta última, rarísima en España, desde los tiempos de Viriato… (véase, al respecto, lo indicado en: José Gallego Espina – “Uralita: 14 años después, un palmeral con piscinas y pádel” – 09/06/2013 - http://elcorreoweb.es/historico/uralita-15-anos-despues-un-palmeral-con-piscinas-y-padel-BEec460098 ).
Conocedores, por nuestra parte, del propósito de RENFE, de acometer obras en el apeadero de mercancías, para transformarlo a apeadero de viajeros, por nuestra parte consideramos procedente, en su momento, evacuar una “queja” dirigida a la institución del Defensor del Pueblo Andaluz, alertando de la posibilidad –harto probable, a nuestro parecer-, de que los terrenos del apeadero que se pretendía reconvertir para el uso de pasajeros, pudieran estar contaminados con amianto.
Abundando en lo ya advertido inicialmente en su momento, con fecha de 10 de septiembre de 2014, dirigíamos escrito a la mencionada institución, en el que se insertaban los siguientes párrafos: “Por lo que tengo averiguado, y salvo error por mi parte, la nueva edificación se realizará en los terrenos del antiguo apeadero de RENFE, en el que se descargaban a mano los sacos de amianto blanco, procedentes de Los Urales. Sacos de yute que, por no ser herméticos, permitían que las fibras de amianto (tanto las visibles como las invisibles sin auxilio de microscopio), saliesen a la atmósfera y se decantasen sobre el terreno. Como quiera que fue una situación que se mantuvo durante bastantes años, no parece aventurado colegir la posibilidad, e incluso la alta probabilidad, de que dichos terrenos estén contaminados por amianto”.
El diario «El Correo de Andalucía» de fecha 10 de noviembre de 2014, publicaba una crónica firmada por el periodista José Gallego Espina, la cual incluía una fotografía en la que se puede apreciar con toda claridad, que la urbanización «Jardines de Hércules» -edificada sobre terrenos que pertenecieron a la antigua fábrica de Uralita-, queda a un lado de la vía que inicia la carretera Sevilla-Cádiz, mientras que la obra de reconstrucción, para nuevo uso, del apeadero, queda al otro lado de la susodicha vía.
A mayor abundamiento, el citado artículo también incluía un dibujo de la pasarela peatonal a construir, para permitir el acceso, por encima, y atravesándola, de la mencionada vía. Es decir: que una cosa es el solar, hoy edificado, de la antigua fábrica, y otra completamente distinta, y de diferente titularidad y ubicación, son los terrenos en los que se asienta el apeadero de RENFE. Y la pasarela de tránsito no se justifica, más que en base a esas localizaciones respectivas, a uno y otro lado de la vía que se proponga en la carretera con destino a Cádiz.
Sin embargo, sorprendentemente, con fecha 13 de julio de 2015 (¡vaya reflejos!...), recibimos comunicación de la institución del Defensor del Pueblo Andaluz, en la que se incluían los siguientes párrafos: “De los datos contenidos en los mismos se desprende fundamentalmente que al tiempo de la desmantelación de la fábrica de Uralita, se adoptaron las medidas previstas en el Real Decreto 108/91, de 1 de febrero, sobre la prevención y reducción de la contaminación del medio ambiente producida por el amianto.
En concreto la Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales nos explica que la limpieza y desamiantación de las instalaciones se llevó a cabo conforme a un plan de trabajo que incluyó un plan de retirada de residuos inertes (desde el 8 de mayo hasta el 9 de agosto del año 2000), y un plan de retirada de residuos peligrosos (desde el 12 de julio hasta finales de septiembre del mismo año).
Se indica a continuación que durante la ejecución de los mismos se llevaron a cabo controles de partículas y fibras de amianto en inmisión, mediante tres captadores de alto volumen en las inmediaciones, y toma de muestras en el ambiente laboral, obteniendo un resultado (niveles de fibras de amianto en aire) muy inferior al establecido en la normativa de referencia.
Por lo visto con fecha 5.10.2000 se comunicó la finalización de la retirada de todos los residuos, y a este respecto el Ayuntamiento también señala que en la tramitación del Plan Especial de Reforma Interior PERI-GU-201 Bellavista-Uralita, que se aprobó definitivamente el 28.12.2001, consta un “Informe sobre las actuaciones de limpieza del solar y retirada de los residuos procedentes del desmantelamiento y demolición de las instalaciones de la antigua fábrica de Uralita”, que concluye afirmando, con arreglo a la normativa, que “el recinto queda limpio de depósitos o restos de residuos que puedan contaminar el entorno o afectar a usos futuros”.
Nos dice también la Administración Sanitaria que con posterioridad, y con ocasión de la edificación de la urbanización “Jardines de Hércules”, se recibieron algunas denuncias, pero que no se estimó oportuno realizar una reevaluación de riesgos, teniendo en cuenta que en el escenario de mayor exposición, y por tanto de mayor riesgo, no se alcanzaban los niveles legales, (los cuales vienen establecidos en base a evaluaciones de riesgo para trabajadores expuestos a dichos contaminantes en ambientes de trabajo), por lo que no había motivos para pensar en la existencia de residuos de fibra de amianto, varios años después de su retirada”.
Todo un paradigma de aplicación del método Ollendorf, en virtud del cual, se responde sobre aquello acerca de lo cual no se preguntó, como medio de soslayar respuestas incómodas, y, en términos taurinos, para hacer una faena de aliño, para poder dar el capotazo de remate. Diciéndolo en expresiones coloquiales, igual se nos habría podido responder: “Vendo naranjas”, o “No me pises”, etc., etc.
Porque, en primer lugar, nuestra “queja” quedaba claramente referida a los terrenos del apeadero, que siempre, y sin solución de continuidad, había estado en manos de RENFE, y no a los terrenos de la antigua fábrica de Uralita, después vendidos, recalificados en su uso -de industrial a urbano- y sobre los que se edificó la urbanización «Jardines de Hércules».
Y en segundo lugar, porque en la respuesta se nos habla de unas mediciones realizadas en atmósfera, una vez ultimada la demolición completa de la fábrica, y lo procedente habría sido, a la vista de nuestro alegato de precaución, referirse específicamente a aquellas comprobaciones que habrían podido garantizar quelos terrenos del apeadero (no los de la extinta fábrica), no estaban contaminados, y eso sólo puede hacerse mediante la oportuna práctica de catas, por supuesto que en el lugar adecuado, efectuando la extracción de las muestras correspondientes, practicando los pertinentes análisis de las mismas, y evaluando, cuantificándola, la eventual presencia de fibras de amianto.
Todo esto no deja de resultar bastante chusco, si tenemos presente que, como tendremos ocasión de exponer después, en otros lugares de la misma barriada de Bellavista, después del tan ponderado desamiantado eficaz, se han llegado a localizar residuos de amianto, macroscópicos, enterrados a profundidades incluso de hasta un metro y medio. Como para que una puntual medición en atmósfera lo hubiera podido detectar, cuantificar y evaluar.
Si a todo ello unimos un retraso en la respuesta, que tenía como obligada consecuencia que, ante hechos consumados, ya carecía de todo sentido e interés atender a la inquietud de prevención que en su momento nos motivó, por todo ello habremos de decir, que sobran los calificativos, porque los hechos hablan por sí solos. A ello, como veremos en su momento, se vienen a unir todas las otras circunstancias que han concurrido en Bellavista, a causa del amianto.
2 – Amianto en la fuente del rey
En Uralita somos conscientes de que la estrategia, políticas y decisiones producen un impacto en nuestro entorno y por ello, nuestro compromiso va más allá de las meras obligaciones jurídicas. En Uralita consideramos que el cumplimiento equilibrado de las responsabilidades en materia económica, social y medioambiental, junto con una gestión eficaz y transparente, es esencial para el desarrollo sostenible”.
(Fuente: http://ddd.uab.cat/pub/infanu/146043/irsURALITAa2005ispa.pdf)
Todos los años, el 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Salud por los accidentes laborales y enfermedades profesionales. Con este motivo, en ese día del año 2014, la «Asociación de Víctimas del Amianto» -AVIDA-Andalucía- y la Asociación de Vecinos «San Fernando», se reunieron para celebrar un acto conjunto, en la barriada de «Fuente del Rey».
Ese acto estaba dedicado a la memoria de Ana Ortiz García, vecina de esa barriada, que había fallecido recientemente, a consecuencia de un mesotelioma, cáncer asociado a la exposición al amianto. De esta forma se contempla, aseguraban ambas entidades en un comunicado, en los informes médicos emitidos por los especialistas del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, del cual la homenajeada había sido limpiadora.
Una mujer, como su esposo, que nunca trabajó en Uralita, por lo que, aseguraban, “su única relación con el amianto fue el contacto en su niñez con los residuos que la empresa vertió durante años en las proximidades de Fuente del Rey”.
Y es que, en efecto, en esa barriada (así denominada, por un manantial que en tiempos por ella discurrió, y por la laguna así llamada también, actualmente alimentada por varios afluentes, y situada en sus límites), se edificaron las viviendas, antes de ser urbanizada, con el resultado de que sus calles inicialmente estaban sin acerado ni calzada para el rodaje de los vehículos. Como quiera que la barriada, aunque perteneciente al término municipal de Dos Hermanas, era, de hecho, una prolongación de la de Bellavista, de la que queda segregada únicamente por la frontera que constituye la carretera nacional Sevilla-Cádiz, cayendo en el mismo lado de la misma que el correspondiente al apeadero de RENFE ya antes mencionado, sus vecinos, en su ignorancia de los graves riesgos que asumían, habían contactado con la dirección de la fábrica, para solicitarle que los camiones cargados de residuos de fabricación, que periódicamente se retiraban de la fábrica, con destino a un vertedero más o menos lejano, en vez de hacerlo así, se descargasen en lugares predeterminados de su propia barriada, al objeto de que los mismos pudieran ser utilizados como base de compactación para el asfaltado y acerado de sus calles. La empresa, que de esa inesperada manera contemplaba la posibilidad de ver aliviados sus costes de operación, accedió complacida a esa petición, que le evitaba el coste del traslado a vertedero.
Esa situación se prolongó durante bastante tiempo, hasta que los miembros del comité de empresa, de los trabajadores de la fábrica, tuvieron conocimiento de la misma, después de que en el seno de dicho comité ya se hubiera abordado la cuestión del transporte a vertedero de los residuos, por el problema derivado de que los camiones que antes habían estado llevando esos residuos al vertedero, partían desde la fábrica con una protección de la carga, que sólo consistía en una malla de contención, lo cual determinaba, que incluso ya a escasos hectómetros desde el inicio de su desplazamiento, ya comenzara a desprenderse de ellos una amplia estela de polvo de amianto-cemento, que era esparcida por toda la atmósfera del entorno.
Durante ese intervalo en el que se mantuvo la descarga en la barriada, hasta que sus vecinos fueron alertados del peligro, por parte de los miembros del susodicho comité de empresa, los residuos habían quedado amontonados en diversos puntos de la barriada, en los que los niños de la misma realizaban sus juegos, incluso con manejo de los mismos, y con la remoción y dispersión de esos residuos amontonados.
De momento, y que sepamos, ya hay, por lo menos, una víctima bajo tierra, a causa de toda esa situación.
A día de hoy, debajo del acerado y de la calzada de sus calles, permanece soterrada esa capa de residuos, compactados en su momento por el paso previo de una apisonadora, hasta el día en que, por obsolescencia, haya que proceder a su remoción. Espada de Damocles, que como tantas otras del amianto, permanece pendiente sobre las cabezas de la generación actual, y de las futuras, si nadie lo remedia, con una retirada programada, en condiciones de seguridad.
Si bien es cierto que prácticamente todas las poblaciones asumen el riesgo y el problema de contar en su subsuelo con la abundante presencia de amianto, por la existencia de redes de abastecimiento y/o alcantarillado, formadas por tuberías de amianto-cemento, de ello, no obstante, sus respectivos ayuntamientos cuentan con datos y planos que permiten tener localizada su ubicación, permitiendo anticiparse al riesgo, en situaciones originadas por reparaciones de averías, roturas sobrevenidas, remodelaciones de trazado, etc.
En cambio, por lo que respecta al amianto soterrado en la barriada de «Fuente del Rey», la situación es completamente diferente, puesto que no existe registro alguno, y menos aún preciso y exhaustivo, de todo el asbesto allí presente. Sus límites concretos, resultan imprecisos o totalmente desconocidos, y abarcando tanto al acerado como al firme de las calzadas para circulación de vehículos.
¿Alguien está en condiciones de garantizar plena e indefinidamente, que con motivo de toda esta situación, no se van a producir reiteradamente en el futuro y en el presente, diversos incidentes más o menos graves, de riesgo medioambiental por amianto, afectando tanto a vecinos residentes como a los operarios encargados de realizar las reparaciones o modificaciones que resulten precisas?
Unamos a todo ello la posibilidad de que también pueda darse, en simultaneidad, la presencia de amianto en los asfaltados bituminosos que pueda haber presentes en algunos puntos de la barriada o de sus accesos, habida cuenta de la profusión con la que en el pasado se ha recurrido a tal tipo de mezclas; por ejemplo: el 40% de las carreteras de París, incluyendo la carretera de circunvalación, incluye restos de amianto en el asfalto.
Referido a Bellavista, Fuente del Rey, Dos Hermanas y el distrito sur de la propia capital sevillana, se echa en falta la realización de un estudio epidemiológico retrospectivo sobre la tasa de mesotelioma y de otras patologías malignas asbesto-relacionadas, similar a los realizados por equipo del doctor Tarrés para el entorno de la fábrica de Uralita que se ubicó en Sardañola (Barcelona), y que por nuestra parte incluimos en la bibliografía del presente trabajo, al igual que ya lo hacíamos en el también nuestro anterior, titulado «VECINDADES PELIGROSAS. Amianto y riesgo residencial».
Nuestro personal criterio es, que este tipo de estudios debieran de abarcar cuestiones tales como la indagación de las tasas de esterilidad, abortos, partos prematuros, malformaciones congénitas, displasia broncopulmonar, enfermedad trofoblástica gestacional, mortalidad infantil –especialmente la perinatal-, retraso mental infantil, síndrome de muerte súbita en bebés, suicidios e intentos de realizarlos, depresiones profundas, alcoholismo, drogadicción, trastornos psiquiátricos, evidencia radiográfica de placas pleurales, cáncer de mama, cáncer gástrico, cáncer de colon, cáncer de ovarios, leucemia aguda, cáncer de pulmón… y análisis, mediante microscopía electrónica, de la eventual presencia y cuantificación de fibras de asbesto en las placentas desechables, tras parto.
Reivindicando la necesidad o conveniencia de realizar tales indagaciones, y aportando los razonamientos justificativos correspondientes, incidimos en ello en nuestros trabajos: «Amianto y somatización inversa», «El daño moral en las enfermedades del amianto. Daño moral /Angustia / Padecimiento psíquico», «VECINDADES PELIGROSAS. Amianto y riesgo residencial», «Amianto e infancia», y «Amianto y género».

3 – En terreno propiedad del Ayuntamiento
A la Mesa del Congreso de los Diputados
Al amparo de lo establecido en el Reglamento de la Cámara, se presentan las siguientes preguntas, dirigidas al Gobierno, para las que se solicita respuesta escrita:
¿Conoce el Gobierno el peligro de contaminación por amianto que sufren los vecinos del barrio de Bellavista (Sevilla) en virtud de los vertidos procedentes de la demolición de la fábrica Uralita? ¿Se han medido las consecuencias ambientales y de todo tipo del polvo contaminante que, sin duda, impregna en cierto grado el barrio citado?
Palacio del Congreso de los Diputados, 20 de junio de 2000.-Felipe Alcaraz Masats, Diputado”.
El 13 de junio del año 2013, el blog «El Técnico Ambiental» publicaba un texto, que incluía los siguientes párrafos: “Y pensaréis, ¿a qué viene hablar del amianto ahora, si hace décadas que no se puede manufacturar? Pues resulta que hoy mismo, viendo las noticias, me he quedado anonadado cuando los vecinos del barrio de Bellavista (Dos Hermanas (sic), Sevilla) denunciaron en septiembre un polvo blanco que salió en el suelo en un terreno propiedad del Ayuntamiento, después de las primeras lluvias, y después de los análisis pertinentes, ha dado positivo en amianto.
Resulta que en ese espacio, hace 15 años había una empresa (Uralita) que trabajaba con amianto, y los vecinos aseguran que veían cómo los operarios llegaban con sacos llenos de polvos blancos y los vertían en el canal que rodea ese terreno. Hace unos días ha comenzado el primer juicio colectivo por la vía civil contra dicha empresa en la que los ex trabajadores reclaman 2,2 millones de euros. Ya que un total de 26 empleados (algunos familiares) han resultado afectados por el amianto inhalado, llegando incluso al fallecimiento de algunos de ellos.
Si ya de por sí esos hechos son graves, debido a las deficientes medidas de seguridad, que 15 años después salgan brotes en el suelo de un material cancerígeno, a 100 metros de un parque, cercano a un colegio y rodeado de 60-70 viviendas me parece deleznable. Pero que los vecinos se quejen en septiembre de 2012, y que todavía en junio de 2013, tengan el mismo problema, es de juzgado de guardia. Aquí es donde los distintos departamentos burocráticos demuestran su ineficacia e inoperancia y lentitud, mucha lentitud. Ahora juegan a pasarse la pelota: la Junta de Andalucía dice que la responsabilidad es del Ayuntamiento, y éste que las competencias son de instancias más elevadas, pero mientras tanto hay un grupo de vecinos respirando un aire que se sabe que es nocivo, durante la friolera de DIEZ MESES… y a saber cuánto tiempo más.
Ojalá sean capaces de limpiar aquel terreno, antes de tener que lamentarlo”.
La mención que en este texto se hace de un litigio motivado por el amianto, nos da pie para precisar por nuestra parte que el término «Bellavista» aparece, hasta el presente, hasta en cinco ocasiones, en las sentencias publicadas en la web del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), siendo ejemplo de ello lo figurado en la resolución judicial STSJ AND 10898/2014: “Consta informe elaborado por la Inspección de Trabajo de 30/10/2008 en la que se pone de manifiesto que no fue hasta marzo de 1977 cuando URALITA elabora un plan integral de actuaciones en materia de higiene industrial, tendente a mejorar el deficiente estado de las instalaciones del centro de trabajo sito en la Avenida de Jerez de Bellavista”.


Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com

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