Entre las costumbres agrícolas que aún conservan los guarayos se puede mencionar a la minga, que consiste en la preparación y realización de fiestas para la iniciación de las labores de siembra o cosecha, para la que se elaboran ingentes cantidades de chicha de maíz o de yuca. “Cuando se acaba la bebida, se acaba la fiesta, y comienza al día siguiente la dura faena agrícola”.
La organización social de esta etnia se basa en la familia nuclear, de lazos fuertes, característica que no se pierde pese al acelerado proceso de mestizaje desde el periodo posterior a la Reforma Agraria que impulsó una “avanzada de blancos (carai)” hacia su espacio.
El antropólogo Wigberto Rivera destaca como un momento cultural fundamental en la historia de esta etnia la etapa en que se abrió a un intercambio cultural y económico con la sociedad, “lo que, lamentablemente, desembocó en la pérdida de muchos de sus conocimientos ancestrales”. La actividad económica de los guarayos es básicamente la agricultura y la crianza de animales domésticos para su alimentación y venta. Practican la caza y la pesca, pero ya no en forma persistente y sistemática como antaño, sino cuando son urgentes y posibles, dada la invasión de sus tierras por parte de los estancieros y madereros. También recolectan recursos como madera para la construcción de sus casas y frutos —especialmente el CUSÍ cuyo aceite usan en su alimentación básica—. En las últimas décadas los jóvenes empezaron a vender su fuerza de trabajo como peones en las estancias de la región o como cazadores y mozos en las empresas madereras.
“Como este pueblo fue misionado por sacerdotes franciscanos —apunta Rivero—, tienen muy arraigada en su identidad la ritualidad y la fe cristiana, pero al mismo tiempo que rezan y cantan salmos, mantienen un gran respeto por sus espacios sagrados, como la chapacura, lugar al límite norte del territorio guarayo, o Cerro Grande, en el departamento de Santa Cruz. También conservan las creencias animistas sobre los “dueños” del bosque, de las aguas, de ríos, lagunas y de los animales.
Ecorregión: Chaco-Oriente.
Departamento: Santa Cruz.
Provincia: Guarayos.
Municipios: Ascensión de Guarayos, Urubichá, El Puente y San Javier.
Comunidades: Ascensión de Guarayos, Urubichá, Salvatierra, San Pablo, Yaguarú y Yotaú, y las comunidades de El Puente, Nueva Jerusalén, El Verano, Santa María, Cururú, Momené, Surucusi, San José Obrero, Cerro Chico, Cerro Grande, Cachuela y Puerto Ñuflo de Chávez.
Idioma: Tupi guaraní.
Actividad Principal: Agricultura y crianza de animales.
Productos: Arroz, maíz, yuca, plátano, zapallo, maní, frijol y cítricos.
Vías de acceso: Aérea: en Ascensión de Guarayos hay una pista de aterrizaje. Terrestre: desde Santa Cruz se puede acceder a las comunidades guarayas por la carretera Santa Cruz Asunción de Guarayos Beni.
La organización social de esta etnia se basa en la familia nuclear, de lazos fuertes, característica que no se pierde pese al acelerado proceso de mestizaje desde el periodo posterior a la Reforma Agraria que impulsó una “avanzada de blancos (carai)” hacia su espacio.
El antropólogo Wigberto Rivera destaca como un momento cultural fundamental en la historia de esta etnia la etapa en que se abrió a un intercambio cultural y económico con la sociedad, “lo que, lamentablemente, desembocó en la pérdida de muchos de sus conocimientos ancestrales”. La actividad económica de los guarayos es básicamente la agricultura y la crianza de animales domésticos para su alimentación y venta. Practican la caza y la pesca, pero ya no en forma persistente y sistemática como antaño, sino cuando son urgentes y posibles, dada la invasión de sus tierras por parte de los estancieros y madereros. También recolectan recursos como madera para la construcción de sus casas y frutos —especialmente el CUSÍ cuyo aceite usan en su alimentación básica—. En las últimas décadas los jóvenes empezaron a vender su fuerza de trabajo como peones en las estancias de la región o como cazadores y mozos en las empresas madereras.
“Como este pueblo fue misionado por sacerdotes franciscanos —apunta Rivero—, tienen muy arraigada en su identidad la ritualidad y la fe cristiana, pero al mismo tiempo que rezan y cantan salmos, mantienen un gran respeto por sus espacios sagrados, como la chapacura, lugar al límite norte del territorio guarayo, o Cerro Grande, en el departamento de Santa Cruz. También conservan las creencias animistas sobre los “dueños” del bosque, de las aguas, de ríos, lagunas y de los animales.
Datos
Habitantes: Censo INE (2001): 8.450. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 9.520.Ecorregión: Chaco-Oriente.
Departamento: Santa Cruz.
Provincia: Guarayos.
Municipios: Ascensión de Guarayos, Urubichá, El Puente y San Javier.
Comunidades: Ascensión de Guarayos, Urubichá, Salvatierra, San Pablo, Yaguarú y Yotaú, y las comunidades de El Puente, Nueva Jerusalén, El Verano, Santa María, Cururú, Momené, Surucusi, San José Obrero, Cerro Chico, Cerro Grande, Cachuela y Puerto Ñuflo de Chávez.
Idioma: Tupi guaraní.
Actividad Principal: Agricultura y crianza de animales.
Productos: Arroz, maíz, yuca, plátano, zapallo, maní, frijol y cítricos.
Vías de acceso: Aérea: en Ascensión de Guarayos hay una pista de aterrizaje. Terrestre: desde Santa Cruz se puede acceder a las comunidades guarayas por la carretera Santa Cruz Asunción de Guarayos Beni.
Para mayor información comunicate con nosotr@s al mail: madalbo@gmail.com
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