martes, 30 de junio de 2015

Ecología Política : Conceptos, principios y fundamentos teórico-políticos.




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a.- Principales conceptos. 

Qué es la ecología. Es la ciencia o más bien la convergencia de varias ciencias cuyo objeto es la relación triangular entre los individuos de una especie y su medio ambiente, de tal manera que interesa tanto los efectos del medio ambiente sobre los individuos como los efectos de la actividad de los individuos sobre el medio ambiente y de los individuos entre sí. 

En el caso de los seres humanos que son una especie social y política, que piensa, habla, escoge y se relaciona mas o menos conscientemente, la ecología humana es la relación-efecto entre: 

1º el medio ambiente y los individuos, 

2º de los individuos entre sí, como también 

3º la relación-efecto de las relaciones y de las actividades de los seres humanos sobre el medio ambiente. Pero en este último caso, es normalmente una acción consciente, voluntaria o que puede ser consciente, por lo tanto, responsable. 

Otra manera de definir la ecología es la ciencia que estudia las relaciones recíprocas entre el medio y los organismos vivos, así como las interacciones de unos organismos con otros. 

Qué es la economía ecológica. Es la ciencia de la gestión de la « sustentabilidad » (viabilidad en el tiempo de un sistema capaz de satisfacer las necesidades fundamentales de las generaciones presentes y futuras). O es también la ciencia que estudia las relaciones entre los sistemas económicos y los ecosistemas, a partir de la critica ecológica de la economía convencional que no toma en cuenta ni la biosfera ni la comunidad. 


desarrollo sustentable



Qué es la ecología social. En el seno de la economía ecológica la ecología social pone el acento en la solución de los problemas de equidad, de distribución y de justicia social, para la realización de una sociedad sustentable. Pone también el énfasis en los conflictos sociales ecológicos inter e intrageneracionales. 

Qué es la ecología política. Desde el punto de vista teórico es la capacidad de todo ser humano de dar sentido a sus formas de coexistencia y decidir sobre la organización de los humanos entre ellos y con el medioambiente. En sentido práctico, es la participación responsable de cada ciudadano y de las comunidades, en la orientación y realización de una sociedad sustentable. 

Por lo tanto, la participación en el proceso de toma de decisiones (junto con las instancias políticas institucionales) para la organización y puesta en practica de las decisiones tomadas por la comunidad. La ecología política, sobre los datos que proporcionan las ciencias (datos siempre relativos), formula juicios y orientaciones de manera tal de asegurar la justicia ambiental para las generaciones presentes y futuras del planeta. En cuanto las personas son una especie social y política, es decir, responsable de su destino, dentro de los limites del quehacer humano, y en la medida en que sus actos son voluntarios, deben dar sentido a las acciones, tanto de conjunto como individuales, para asegurar la viabilidad del planeta para todos. Este sentido esta dependiendo de un debate, del intercambio de los distintos puntos de vista, experiencias e intereses, para buscar pautas comunes que hagan posible una coexistencia lo más equitativa posible. La ecología es política porque apunta directamente a resolver en conjuntos los problemas que atañen a la coexistencia. Es política, en consecuencia, porque supone la participación de todos para resolver estos problemas. En ausencia de certezas, y frente a la incertidumbre, los humanos deben tomar decisiones que son políticas: confrontación, con una mentalidad amplia, de ideas y de iniciativas para decidir sobre el tipo de coexistencia deseado. No se trata solamente de mantenerse en conjunto sino de co-existir equitativamente, respetando la diversidad, la pluralidad. 

Aquellos que consideran la ecología política como los movimientos sociales ecológicos y ambientales que luchan por una sociedad ecológica, es correcto, en la medida en que son ellos los que están luchando por dar esta orientación a la sociedad, es decir para que todos los seres humanos participen en las decisiones y logren una sociedad democrática y justa. 

Lo que diferencia a los movimientos sociales ecologistas, como lo veremos más adelante, de otros movimientos políticos de izquierda, es la plena conciencia de que la sociedad ecológica es esencialmente antiproductivista. La toma de conciencia de los daños que la economía tradicional provoca en los ecosistemas de los cuales formamos parte, nos enfrenta, no a una sociedad de abundancia sino de escasez, en la cual el "espacio ambiental" para todos, no permite continuar con la concepción de la izquierda tradicional. 

Retomando el hilo anterior, podemos decir que en la condición humana, la ecología, la economía ecológica, la ecología social y la ecología política se suponen mutuamente. 
Ecología Política no es lo mismo que Ecología y Política. Si bien toda política conlleva una buena o mala ecología y toda ecología humana conlleva una buena o mala política, ecología y política dice relación a las políticas (en tanto medidas) que puede tomar el Estado o las personas para mejorar la relación entre los seres humanos y el medio ambiente . En cambio, Ecología Política, es mucho más que eso, dice relación al sentido mismo de la vida humana para permitir hacer del mundo, un mundo común entre los humanos y con integridad ecológica. 

La ecología política comprende los siguientes principios y fundamentos: 

b.-Principios de la ecología política. 

Principio de responsabilidad. Responsable, según el diccionario, es aquel que debe responder de sus actos o de las personas a su cargo y responsabilidad, la obligación de reparar una falta, de cumplir un compromiso y de tomar una decisión. Antes de ser un principio jurídico, es un principio ético. Supone la libertad de cada cual, si no de todos su actos, al menos de los principales entre ellos, los actos voluntarios. Somos libres porque podemos pensar y dar sentido a lo que hacemos y aunque los efectos finales sean impredecibles, asumimos las posibles consecuencias de lo que comenzamos o continuamos. Como vivimos en una sociedad plural, de muchos, «la tierra esta habitada por hombres y no por uno solo de entre ellos », nuestras acciones – aunque sean pasivas (dejar de hacer) – tienen efectos queridos o no queridos; somos actores nunca autores propiamente tales ( no hemos escogido las condiciones de nuestro nacimiento sólo podemos asumirlas) pero somos responsables frente a los otros y a nosotros mismos. Podemos, dar un sentido a lo que estamos haciendo. Es el principio de responsabilidad el que esta a la base del sufragio universal, de la mayoría de edad y de la responsabilidad penal. 

El principio de solidaridad. El diccionario dice: dependencia mutua, sentimiento que empuja a los humanos a ayudarse mutuamente. Es la toma de conciencia de un destino común (vivimos en el periodo comprendido entre la natalidad y la mortalidad), toma de conciencia de que las formas de coexistencia (positivas o negativas) dependen de la manera en que nosotros y cada uno asumimos este destino común. 
En la práctica, la ecología política, es la participación de todos en la toma de decisiones y acciones que conciernen el destino común, y en este sentido, lo son prioritariamente los movimientos sociales que se diputan por lograr esta orientación. Pero, además, hoy día, las decisiones son imperiosamente solidarias considerando que, por ejemplo, los cambios climáticos, efecto invernadero, migraciones forzadas, no dejan ninguna posibilidad de tomar decisiones supuestamente puramente individuales. 

El principio de unicidad. Este principio se refiere al carácter único de cada cual, cada uno es políticamente indispensable, cada cual ve el mundo desde su experiencia única, desde su particular condición de mujer, hombre, niño, palestino, australiano, americano, desde su condición especifica, familiar y cultural, condición que es necesario asumir para aportar la riqueza de esta diversidad al destino común. Supone el reconocimiento del otro como par, como igual en la diferencia. Supone el reconocimiento y la implementación de la igualdad social y política, por sobre las diferencias sociales. Nadie de las generaciones pasadas, ni presentes, ni futuras, es remplazable, precisamente por esta condición específica de cada cual. 

El principio de pluralidad. « La tierra esta habitada por hombres y no por uno solo »(Arendt). Este es un principio de constatación y derivado del anterior, de que nadie es reemplazable.. Ninguno de nosotros (as) tiene la verdad sino solo una parte de ella. El reconocimiento de esta pluralidad, es el fundamento de la necesidad del debate, de intercambiar puntos de vistas y experiencias y que vuelve ilegítimo que algunos tomen las decisiones que afectan por todos, salvo haber sido específicamente delegado para ello. El espacio publico, político, de confrontación, persuasión y decisión supone necesariamente la pluralidad. El principio de mayoría y de minoría lo supone igualmente, pero se trata de explicitarlo y de ser consecuente con él. 

El principio de participación. Este principio se deriva directamente del principio de responsabilidad. Si los seres humanos son conscientes y libres, por lo tanto, responsables, deben hacerse cargo directa e indirectamente de la situación de la humanidad y del planeta, así como de su relación. Supone, entonces, estar presentes tanto para decidir sobre las políticas a seguir, llevarlas a cabo y asegurar el control de las mismas. En cuanto las decisiones son resultados de juicios de valor, de juicios políticos sobre el sentido del acontecer y de sus posibilidades de orientarlo en beneficio de todos, los ciudadanos, deben confrontarlos con los resultados y redefinir muchos de ellos. Supone debate, toma de decisiones colectivas y revisiones periódicas, cuando ello sea necesario. La imposibilidad de estar en todas las cosas, en un mismo espacio y tiempo, hace necesario delegar muchas responsabilidades en personas elegidas para este efecto. Delegación que es siempre transitoria y no puede convertirse en un substituto de la participación tampoco en renunciar a la implicación directa. 
Hoy en día se hace necesario revitalizar la participación directa y responsable frente a la pasividad que genera el Estado centralizado, el consumo y la búsqueda abstracta del « bienestar ». La participación es una cualidad propia del ciudadano (responsable) y no de las masas, las que necesariamente son pasivas. 

Principio de integridad ecológica. "Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida. Aportar a todo nivel planes de desarrollo sustentables y planes de desarrollo que permitan incluir la conservación y rehabilitación ambiental como parte integrante de todas las iniciativas de desarrollo. Evitar dañar el medio ambiente y proceder con precaución. Impulsar el estudio de la sustentabilidad ecológica, promover su amplia difusión, discusión y aplicación "(Carta de la Tierra, 2000). 

c.- Fundamentos teórico-políticos. 

1.- Derechos humanos y del ciudadano.
 


En una concepción filosófica moderna de los derechos humanos, éstos ya no son los derechos “naturales” como si existiera en cada uno una ley natural que bastaría sólo con explicitarla. Son derechos en la medida en que los humanos se reconocen iguales en dignidad y derechos, declaran estos derechos y los institucionalizan para resguardarlos (en la Constitución democrática). De esta manera, lo fundamental es la toma de conciencia de los derechos y así reivindicarlos y preocuparse para que las instituciones jurídicas apliquen en consecuencia la justicia. Los derechos humanos requieren una comunidad, un Estado, una sociedad que los defienden frente a todo poder o persona que quiera ponerlos en entredicho. De esta manera, cuando una comunidad organizada y sus instituciones defienden estos derechos, los derechos humanos no son ya los derechos del hombre abstracto ni del hombre egoísta, sino que constituyen esencialmente una relación de personas. Los derechos humanos son una relación porque el derecho de hablar es el derecho del otro de escuchar, el derecho de ir y venir es el derecho de establecer relaciones, el derecho de asociación es el derecho de formar una comunidad, de compartir con otros, etc. Los derechos se pueden ampliar gracias a la toma de conciencia, a las luchas de los movimientos sociales por su reconocimiento en cuanto condición de los derechos ya aceptados. Aparecen así nuevos derechos, exigencias necesarias para poder cumplir con los derechos esenciales: el derecho de ser libre, de ir y venir, de relacionarse, de opinar, de constituir el gobierno, de determinar la forma de sociedad, es decir los derechos clásicos de, suponen como condición los derechos a: el derecho a alimentarse, el derecho a trabajar y a ganarse la vida, el derecho al espacio ambiental, derecho al agua, al aire no contaminado, el derecho a la salud, etc. Sin éstos no hay derechos efectivos de (libertad, expresión etc.); no hay derechos efectivos de ciudadanos, de comunidad organizada. 

Algunos hablan de derechos de 1°, 2° y 3° generación. 

De los derechos se deriva el problema de la justicia en general, darle a cada uno lo que le corresponde, y en particular, en nuestro caso, de la justicia ambiental. 

Aquellos bienes que antes parecían tan en abundancia como el agua, el aire, la naturaleza como biosfera (esferas de vida), “sistema organizado de los ecosistemas”, son en realidad bienes escasos y deben ser tratados como tal. El tipo de “desarrollo” que los humanos han impulsado y que llega al paroxismo con la globalización es, hoy día un desarrollo absolutamente insustentable. Los bienes esenciales, condición de toda sobrevivencia humana, devienen escasos para las generaciones presentes pero en especial para las generaciones futuras. Se puede así comprender el concepto de justicia ambiental: todos tienen los mismos derechos a respirar un aire puro, a mantenerse en buena salud, a alimentarse correctamente, a realizar sus capacidades y a tener la misma esperanza de vida. La vida como condición sine qua non de toda acción humana, de toda relación y de toda organización. La justicia ambiental es la condición mínima indispensable en el reconocimiento de los derechos ciudadanos. 

Si aquellos bienes que aparecían abundantes ya no lo son, es efecto de la prerrogativa que se atribuyeron los humanos de dominar el mundo, la naturaleza, para satisfacer intereses egoístas, ganar más dinero de cualquier forma e identificar el bienestar al consumismo. Así, la artificialidad de la que el humano es capaz (crear cosas, inventar) se transforma en una relación de explotación de los humanos y de la naturaleza, sin respetar la pluralidad, la diversidad, el otro. La explotación sin medida de los recursos naturales, de los seres no humanos y también de los humanos, considerados en una posición jerárquica inferior, destruye la posibilidad misma de comunidad humana, cuyos casos extremos son el nazismo, los genocidios, Hiroshima y otros acontecimientos. 

La utilización, en los tiempos modernos y post-modernos, de la técnica para la creación artificial de seres sintientes, es la no-aceptación de la condición humana, de la pluralidad, de la biodiversidad. La artificialidad (la técnica, la maquinaria, la producción de nuevos objetos que crean nuevas necesidades) que hasta un cierto punto facilitan la comunidad humana, se vuelven destructivos por el "derecho" que algunos se atribuyen de dominación de algunos sobre los otros. De aquí la necesidad de reconsiderar el derecho de todos, no solo al medio ambiente sino de respeto de la diversidad natural, fuente irrecuperable de posibilidad de vida y de acción humana. 

La toma de conciencia de la situación ecológica actual y de sus posibles y terribles efectos para los seres humanos, en especial para los mas desfavorecidos (las peores condiciones ambientales se intensifican en los barrios y países pobres) y, en particular, para las generaciones futuras, se transforma en un imperativo ético (individual) y político (de comunidad) para cambiar radicalmente el modelo actual de vida y de relación basado en la injusticia social, en la concentración del ingreso, en el consumismo irresponsable y en la destrucción de los ecosistemas. 


2.- Derechos de la naturaleza y de los seres vivos. 

Lo que hacen los humanos con los ecosistemas depende de lo que piensan de sus relaciones con la naturaleza. Somos parte de los ecosistemas de los seres vivos del planeta, lo que hacemos a la naturaleza nos lo hacemos a nosotros mismos. El respeto por los derechos de la naturaleza y de los seres vivos es parte del respeto a nosotros mismos y a nuestros semejantes. El que no tiene consideración de cada ser viviente, fácilmente no lo tiene tampoco del otro ser humano, olvida el contexto sin el cual no podría ser ni desarrollarse. Los orígenes semánticos de una concepción errónea entre los seres humanos y la naturaleza son ciertas interpretaciones tanto bíblicas, religiosas como de otras ideologías, al concebir al ser humano como aquel que debe « dominar » (entiéndase explotar) el mundo como si el mundo y los otros seres vivientes existieran sólo para satisfacer los intereses del dominador. Las justificaciones que disfrazan la dominación: "colonizar", "extender la civilización", "llevar la verdad", "guerra preventiva", etc. no cambia el fondo del problema. 

Se hace necesario cambiar radicalmente de concepción y de relación. El planeta seguirá su curso, somos los seres humanos los que corremos peligro de desaparecer con la ruina de las otras especies. El que no se adapta, muere. Esta es la visión fatalista pero hay otra manera de entender también las cosas: respetar cada ser del sistema del cual hacemos parte. Sus derechos y los nuestros. 

En este sentido, la justicia ambiental no es sólo un problema « ambiental »en el sentido clásico, es una reformulación de las relaciones humanas y de las relaciones con todos los seres vivientes. Se trata de cambiar las relaciones de dominio, de explotación del planeta por otras de solidaridad, conciencia de unicidad, (cada cual es único y necesario al mundo común), de pluralidad, de respeto, de participación colectiva, no sólo en consideración de un deber ser sino también y prioritariamente por la toma de conciencia de la relación intrínseca entre « ellos » y “nosotros”. La comprensión de la relación estrecha que existe entre las condiciones de vida y la coexistencia de la seres vivientes, ayudará a cambiar de actitud. El «desarrollo sustentable» aparece, entonces, como un desafío inmediato e imperioso. Citando una vez más a Lipietz , decimos que siempre es posible "no querer un desarrollo sustentable" y contentarse con un « después de mí el diluvio», pero un nuevo paradigma para la acción se impone a todo aquel que no juegue a la indiferencia y a la ceguera y esté dispuesto a mirar dos metros más allá de sí mismo. Es un imperativo ético pero sobretodo político, de coexistencia; no se trata solamente de « mantenerse » en conjunto sino de posibilitar hacer del mundo, un mundo común. 

3.- Justicia ambiental. 

El problema relativo a la justicia ambiental es reciente. Hasta hace pocas décadas, el acceso a bienes como el aire, en general el agua – no así la tierra cuya propiedad privada se estableció antes que nada- aparecía sometido a pocas restricciones, abundante y gratuito – en todo caso- accesible. Aquellos bienes que parecían abundantes, desde hace al menos 40 años, devienen escasos, en particular, por el tipo de “desarrollo” que han impuesto los seres humanos: el modelo fordista-keynesiano, de mayor consumo y de consumo de masas, a la vez que «democratiza» relativamente el acceso a bienes manufacturados, se transforma – bajo el imperativo del mayor beneficio monetario- en un desarrollo que es hoy día absolutamente insustentable, imposible de prolongar en el tiempo sin acentuar la tendencia que pone en peligro la existencia misma de la humanidad. No se trata de ser catastrofista sino de aportar un juicio realista. El derecho a los bienes elementales, como el derecho a un aire libre de contaminación, al agua y alimentos de buena calidad y no-contaminados, son ya escasos para las generaciones presentes de muchas regiones del mundo. Se impone, entonces, revisar los criterios vigentes para hacer efectiva la justicia ambiental como condición indispensable para la realización de todos los otros derechos reconocidos internacionalmente. 

Entonces, la justicia ambiental, el derecho a un medioambiente sano, ¿es un derecho más, entre muchos otros derechos? Sí y no. Si, porque depende de los seres humanos buscar, reconocer y establecer una forma de convivencia que haga posible que todos los hombres y mujeres sean iguales en dignidad y derechos. No, porque considerando la necesidad urgente de cambiar el estilo de desarrollo actual, absolutamente inviable, por uno sustentable y equitativo, el derecho a la justicia ambiental es, hoy día, no solo un derecho más sino una condición sine qua non de la existencia de las generaciones presentes y futuras. La justicia ambiental es, entonces, un nuevo paradigma para la acción. La toma de conciencia de la significación de las relaciones que ponen en peligro la perdurabilidad de la convivencia humana hace de la justicia ambiental un derecho prioritario. Lejos de significar la postergación de otros derechos, los hace realizables. Supone cambiar radicalmente las relaciones de explotación por relaciones de igualdad, las relaciones de injusticia social (cuyo resultado es la situación de pobreza en la cual viven millones de seres humanos) por relaciones de equidad y participación en las decisiones que los conciernen. Este nuevo paradigma no puede imponerse por la fuerza sino por la persuasión, por la toma de conciencia y por la acción reguladora de las instituciones democráticas.. Como dice Lipietz en su libro Qué es la Ecología Política, en el sub-capítulo “Por un reformismo radical” :«estamos obligados a ser reformistas». Esta frase señala la imposibilidad de quedarnos en la lúgubre delectación de «ir a la catástrofe» y subraya la necesidad de buscar la forma de « doblegarle la mano » a la evolución de la sociedad. 

Toda explotación indebida de la naturaleza (naturaleza como aquello que es exterior a nosotros pero que en gran parte esta modificada por el nosotros) va unida a relaciones de explotación humana. Porque las relaciones entre los seres humanos son de explotación, de opresión, de dominación, se posibilita mundialmente la injusticia ambiental: las desigualdades enormes en el acceso a los recursos y en las decisiones sobre qué hacer con ellos. Desde hace mucho tiempo que las relaciones de desigualdad entre clases, países y continentes ha sido denunciada, pero lo nuevo que aparece ahora con mas claridad es la unidad que existe entre el tratamiento al planeta y a la humanidad. 

En relación con la contaminación a nivel mundial y el peso específico de los países en ella, es oportuno dar un ejemplo: Estados Unidos con el 5% de la población mundial, acapara un tercio de los recursos del globo y echa a la atmósfera el 25% del dióxido de carbono responsable del efecto de invernadero. Y ¿los efectos en los países pobres? En la India las superficies que se inundan anualmente pasaron de 19 millones de hás en 1960 a 23 millones en 1970, a 49 millones en 1980 y a 59 millones en 1984. Hay que agregar los efectos de la modernización, del monocultivo, de la pérdida de variedad genética, impulsados por la búsqueda de mayor ganancia de parte de las multinacionales, etc. 

En las actuales condiciones climáticas, por el efecto invernadero, la temperatura del planeta subiría en algunas décadas en, al menos, dos grados, con los consecuentes deshielos, aumento del nivel del mar en 50 cm, derivándose de este hecho: grandes inundaciones que coexisten con procesos acelerados de desertificación, en consecuencia migraciones masivas de los habitantes de los países pobres, ( ¿hacia donde? ); la intensificación del frío, por un lado y del calor, por otro, con sus efectos respectivos,... 

Es oportuno preguntarse si esta interrelación entre humanidad y planeta nace de una preocupación ¿antropocéntrica o ecocéntrica?, es decir, ¿nace de una preocupación por las necesidades humanas o de una preocupación por el respeto de los ecosistemas?. Se critica a menudo el antropocentrismo como expresión de la mala relación de dominación que establecen los seres humanos con los otros seres vivos; en este sentido, el antropocentrismo llevaría a una relación de omnipotencia, de explotación irresponsable y arbitraria de la naturaleza y de la alteridad; relación avasalladora de la diversidad, de los ecosistemas, del dinamismo de la naturaleza, de las cuales los humanos forman parte. De esta manera se plantearía como alternativa el ecocentrismo, el derecho ontológico de todos los seres de la tierra sin excepción, a la existencia y a la perdurabilidad, de los cuales el ser humano no es sino un pequeña parte. Sin embargo el planeta, con desaparición de la humanidad o no, reencontrará su equilibrio compensatorio. En la historia del planeta han desaparecido innumerables especies. Lo que nos interesa es este mundo, esta humanidad y con su descendencia. En este sentido es una concepción antropocentrista a condición que sea bien comprendida. (ver artículo sobre “lo que debe eliminarse del antropocentrismo”) Incluso si se trata de una afirmación ecocéntrica esta resulta de una mirada humana que se propone restarle prioridad a una de estas especies: la especie humana. Es un juicio de valor atribuido a la forma de coexistencia y es, por lo tanto, un juicio político que debe confrontarse con otros. 

Desde nuestro punto de vista, es necesario redefinir el antropo -centrismo, redefinir la relación entre los hombres y de los hombres con los seres del planeta; la naturaleza tiene una historia propia y también una historia específicamente humana, son los humanos los actores (autores según la cita) de los « estados de naturaleza » La necesidad de redefinir el antropocentrismo antes que nada excluye toda relación de dominio y de superexplotación. Redefinir las relaciones entre los humanos y de los humanos con los seres del planeta es dejar en claro que las relaciones de los seres humanos con el entorno no son separables de la relación entre los humanos. Puede llamarse tanto antropocentrismo como ecocentrismo, a condición de comprender el contenido de estos términos y dando la posibilidad a todos los humanos, pasados (los rastros que dejaron), presentes, y futuros, de desarrollar sus facultades. 

Considerando los derechos humanos y los derechos de los seres vivos como una relación de relaciones, es decir, como múltiples relaciones de unicidad (cada ser es único) y de pluralidad (diversidad), la tierra que nos une y nos separa toma sentido desde la pluralidad para hacer del mundo un mundo común 

Bajo un ángulo socio-económico la pluralidad, respetuosa del entorno y de la alteridad, se llamó en los años 70, ecodesarrollo: «Los principios del ecodesarrollo apartan todo enfoque reductor (…) Afirman la primacía de todos los seres vivos, solidarios y no de una minoría: el principio de la solidaridad de las generaciones presentes con las generaciones futuras; la necesidad de un desarrollo social que se base en una relación humana con la naturaleza respetuosa de los principios de la ecología científica. Autonomía de las decisiones de las comunidades humanas, responsabilidad equitativa de las necesidades de todos y todas, prudencia ecológica, resumen el enfoque del ecodesarrollo… » 

De aquí que la ecología humana sea esencialmente una ecología política; la ecología política supone, en primer lugar, un juicio, un juicio político, es decir, otorgar un sentido a los acontecimientos; las decisiones que se tomen, aunque tengan una base científica, serán prioritariamente el resultado de un debate democrático que requiere de la participación de todos. La ecología es política porque apunta directamente a resolver los problemas que atañen a la coexistencia humana. Los seres humanos tienen la posibilidad de tomar conciencia de los acontecimientos, de dar un significado a sus actos voluntarios, en resumen, de ser responsables. En resumen, política quiere decir tres cosas: que atañe a la coexistencia, que supone decisiones que dependen de un juicio que es político y de un espacio público de debate, en el cual todos los afectados deben participar desde su particular ubicación. Las decisiones son colectivas, los involucra a todos. Y si se trata de ecología, toma en cuenta los ecosistema de los cuales formamos parte como condición sine que non de las relaciones humanas. 

Hoy día hay mayores posibilidades de tomar conciencia de la urgencia de la justicia ambiental gracias a los fenómenos que la gran mayoría puede constatar: agujero en la capa de ozono, lluvias ácidas, cambios climáticos que van desde alzas de la temperatura, deshielos, recrudecimiento de los fríos, inundaciones, propagación de las algas, contaminación de las aguas, aire, tierra, desaparición de miles de especies animales, artificialización de los modos de vida, alimentos transgénicos, clonación, con consecuencias más o menos catastróficos y desconocidas (vaca loca, ayzeimer, multiplicación del cáncer y de nuevas enfermedades) Ya no son cambios producidos a partir del conocimiento y respeto de las leyes de la naturaleza, sino de alteración esencial de los ecosistemas. Y de destrucción. Los seres humanos no aceptan sus condiciones de existencia y pretenden llegar a ser inmortales, como dioses. Se realizan experimentos, «resultan», « funcionan», aunque no se sepa, en forma definitiva, con qué efectos en el futuro de las generaciones humanas y de los seres vivos. La cualidad fundamental de seres humanos limitados es la prudencia y el objetivo principal que la deja de lado no es la búsqueda de un mayor bienestar para la humanidad sino la ganancia monetaria, la obtención de dinero, la dominación del mercado y de los otros seres. Pero todo esto llegó a un punto de SATURACIÓN: los recursos naturales se agotan, los efectos de los procesos progresivamente artificiales no son controlados. Las principales víctimas son aquellos que menos contribuyen a la destrucción de los ecosistemas: las regiones más pobres, los mas desprovistos de medios.. 



A PROPÓSITO DE LA ECONOMIA ECOLOGICA



La mayor parte de los autores que trabajan en economía ecológica han ido coincidiendo en la definición siguiente: 

La economía ecológica es la ciencia de la gestión de la “sustentabilidad”. 


Si además consideramos que la sustentabilidad (o la viabilidad en el tiempo de un sistema), está condicionada por sus intercambios con el entorno físico y que ésta es una relación esencial no considerada en el análisis de la economía tradicional, se puede complementar la definición diciendo que: 

La Economía Ecológica es también la ciencia que estudia las relaciones entre los sistemas económicos y los ecosistemas, a partir de una crítica ecológica de la economía convencional. 


El enfoque de la economía, ha estado tradicionalmente centrado en la formación de los precios en los mercados, disociando el mercado de la biósfera y de la comunidad y dejando a éstas dos últimas fuera de su campo de estudio. Pero pese a ello, el surgimiento de la evidencia de que las consecuencias de las transacciones del mercado, sobrepasan los límites estrictamente económico, ha obligado a esta economía tradicional a intentar nuevas respuestas.

La principal de estas respuestas, viene de la “economía ambiental”. Sin embargo este enfoque debe ser considerado, sólo como una “nueva especialización”, ya que en tanto disciplina se constituye a partir de los mismos métodos, conceptos y valores de la economía tradicional. 

La preocupación central que identifica a la economía ambiental, es tratar de encontrar soluciones teóricas que le permitan integrar en sus modelos tradicionales, las consecuencias o los “efectos externos no deseados” de la actividad económica. Su trabajo consistirá en lo esencial, en la búsqueda de proposiciones que permitan internalizar, a través de los precios, las externalidades ambientales negativas. 

Se puede decir que la economía ambiental, intenta por el camino de la atribución de precios a los impactos ambientales, “ampliar ecológicamente” la definición convencional del mercado. 
La economía ecológica sostiene en contrapartida a estas proposiciones, que es imposible adjudicar valores monetarios a las externalidades, porque muchas de ellas son inciertas, desconocidas e irreversibles. De esta manera la economía ecológica, en la medida que va avanzando en los temas de distribución y de los criterios éticos y ecológicos, se va transformando, en tanto ciencia en una verdadera crítica de la economía tradicional y por lo tanto, también de la economía ambiental. 

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA ECONOMIA ECOLOGICA 

1. Investiga aspectos que quedan ocultos por un sistema de precios, que infravalora la escasez y los prejuicios ambientales y sociales actuales y futuros. 

2. Hace de la discusión de la equidad, la distribución, la ética y los procesos culturales, un elemento central para la comprensión del problema de la sustentabilidad. 

3. Pone énfasis en los conflictos ecológicos distributivos ínter e intrageneracionales. 

4. Considera como una cuestión central la sustentabilidad ecológica de la economía, en oposición a la visión tradicional solamente centrada en el crecimiento económico. 

5. La economía ecológica entiende que “la escala de la economía”, está limitada por los ecosistemas y que gran parte del patrimonio natural, no es substituible por el capital fabricado por el hombre. 

6. Reconoce la importancia de desarrollar indicadores biofísicos, que permitan superar la insuficiencia de los indicadores, exclusivamente monetarios, para medir la sustentabilidad ecológica. 

7. Se plantea el uso de los recursos renovables (como pesca, leña, etc.), en un ritmo que no exceda su tasa de renovación, así como el uso de los recursos no renovables (como el petróleo y la minería en general), en un ritmo no superior al necesario para su sustitución por recursos renovables. 

8. Tiene como objetivo conservar la diversidad biológica y entiende que los residuos, sólo pueden ser generados, en una magnitud que el ecosistema pueda asimilar o sea capaz de reciclar. 

La economía ecológica no está relacionada con las técnicas de manipulación de la propiedad y la riqueza, ni comparte los objetivos de maximizar al más corto plazo los valores de cambio monetarios, para propietarios determinados. La economía ecológica es una economía que adopta una visión de largo plazo y que evalúa los costos y beneficios considerando los intereses del conjunto de la comunidad. 

Supone una visión sistémica y transdisciplinaria, que trasciende, la perspectiva del paradigma económico predominante en la actualidad. Una economía ecológica es una economía que reconoce, que la racionalidad económica y la racionalidad ecológica no son suficientes por sí solas, para alcanzar decisiones correctas, acerca de los problemas ecológicos-ecómicos contemporáneos. 

La economía ecológica debe ser por lo tanto una economía politizada, en la cual las decisiones sobre los límites ecológicos de la economía, se basen en debates científico-políticos, con objetivos de evaluación social y de carácter democrático, en los cuales participen todos los actores sociales interesados. 

Conceptos Ecológicos Fundamentales



¿Qué es la Ecología? 

El término lo estableció el célebre biólogo alemán Ernest H. Haeckel (1834-1919) en el año 1869, quien lo definió como el estudio de las relaciones de un organismo con su ambiente inorgánico y orgánico. La Ecología es una tentativa humana de conocimiento y comprensión de una cierta categoría de fenómenos naturales, utilizando métodos científicos. Mientras las otras ciencias primero tienden a generalizar para luego dividir su campo de estudio, ella en sí es una ciencia de síntesis que combina conocimientos de diversas disciplinas con puntos de vista propios, es decir, se ha formado de varias raíces que finalmente han convergido en un tronco común: el estudio de las relaciones entre los seres vivos y su medio ambiente. La ecología ha sido definida de varias formas. Así, para algunos es la economía de la naturaleza o la biología de los ecosistemas. La ecología es una disciplina, una ciencia que se preocupa de las interacciones de los seres vivos y su entorno. 

¿Qué es la Degradación Ambiental? 

Es el deterioro o destrucción de los sistemas sustentadores de vida de nuestro planeta, imposibilitando la productividad, adaptabilidad y la capacidad de renovación natural de los suelos, aguas o la biosfera en su conjunto. Por su origen puede distinguirse la degradación ambiental producida por causas de orden natural y la provocada por la acción del hombre. Los de origen natural (por ejemplo una erupción volcánica) se deben a los procesos evolutivos de nuestro planeta y su aparición es azarosa. Pero la degradación producida por el ser humano es la que puede evitarse. Si bien es cierto que toda acción del ser humano modifica el ambiente, algunas acciones tienen sentido degradante, es decir, tienden a sobrepasar la capacidad de carga de los ecosistemas afectando su equilibrio natural. 


Daño ambiental: toda pérdida, disminución, detrimento o menoscabo significativo inferido al medio ambiente, a uno o más de sus componentes. 

Problema ambiental: efecto de deterioro del medio ambiente como consecuencia de la actividad desarrollada por un agente contaminante. 

Un Nivel de Organización, los Ecosistemas 

Un ecosistema es todo conjunto de organismos vivos que dependen entre sí y la zona donde habitan. Es un sistema compuesto por organismos de muchas especies que viven juntos y por los factores fisicoquímicos del ambiente que les rodea, implicados en un proceso incesante de interacción. Hay que pensar en el ecosistema no como una unidad en el espacio, sino como un nivel de organización formado por individuos de muchas especies que, más o menos, se mantienen a sí mismos y persisten a través del tiempo debido a su interacción, utilizando una fuente de energía externa. 

Medio ambiente: entorno de un ser vivo, el espacio que le rodea, y los organismos con los que comparte. 

Naturaleza: componente biogeofísico del medio ambiente. 

La degradación ambiental en que se encuentra nuestro planeta ha llevado hace ya muchos años a ciertos grupos a preocuparse por este tema. Hoy, las crisis en que se ve envuelta la Tierra ha masificado esta preocupación, aunque sin llegar aún a niveles de conciencia que permitan revertir la situación. 

La Historia de la Conciencia 

La respuesta a los problemas ambientales se puede encontrar en el estilo de desarrollo de las sociedades del planeta. El estilo de vida consumista del que son ejemplo los países industrializados, y que lamentablemente son imitados por el resto de los países. Hoy día, el crecimiento económico se ha hecho sinónimo de desarrollo, y el consumo, la generación de desperdicios, la degradación ambiental y los altos niveles de contaminación son el pan nuestro de cada día. 

Frente a los problemas ambientales ha habido diversas iniciativas para proponer un cambio en la relación que mantiene el ser humano con su entorno. 

En 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos señaló en su artículo Nº 25: “Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida adecuado que le asegura, a sí como a su familia la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”. 

En 1972, en Estocolmo, se realizó la Conferencia sobre el Medio Ambiente, de las Naciones Unidas, donde se proclama “la necesidad de un criterio y unos principios comunes que ofrezcan a los pueblos del mundo inspiración y guía para preservar el medio humano. 

La Declaración sobre un Nuevo Orden Económico Internacional, convocada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), del primero de mayo de 1974 expresa: “La protección de la naturaleza y el medio ambiente evitando la contaminación (de las aguas, aire, tierra, plantas, animales, etc.) con industrias y experimentos de otro país o del mismo que van en contra de este derecho”. 





Desarrollo Sustentable: una Propuesta de Solución. 

A partir del debate sobre el desarrollo económico, surge la tendencia de que el real desarrollo era imposible si no se consideraba el medio ambiente. Se ha hablado de la sustentabilidad de las economías, y muchos autores han definido un desarrollo capaz de sustentarse en el tiempo, un Desarrollo Sustentable, con distintas perspectivas y énfasis, pero con un objetivo común: buscar la manera en que la economía no acabe con los recursos naturales y el medio ambiente. Lo que no se puede negar es la creciente aceptación, evolución y popularidad de esta propuesta. 

La Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, fue creada en diciembre de 1983 por las Naciones Unidas como un “órgano independiente para estudiar los graves problemas ambientales y de desarrollo del planeta; sus misiones son formular propuestas realistas para resolver esos problemas y para asegurar la continuidad del progreso humano a través de un desarrollo capaz de respetar los recursos de las generaciones futuras”. 

La Comisión fue presidida por la primera Ministro de Noruega, Gro Harlem Brundtland, y del trabajo de dicha Comisión nació el llamado Informe Brundtland, Our Common Future, documento que señala la teoría del desarrollo sustentable como eje de las políticas que recomiendan a los gobiernos terminar con la enemistad entre la economía y el medio ambiente. 

Como fruto del trabajo de dicho organismo surge la siguiente definición de Desarrollo Sustentable: “es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.” 

“Esta definición encierra en sí dos conceptos fundamentales, el concepto de necesidades, en particular las necesidades esenciales de los pobres, a las que debería otorgar prioridad preponderante; y la idea de limitaciones impuestas por el estado de la tecnología y la organización social entre la capacidad del medio ambiente para satisfacer necesidades presentes y futuras”. 

La estrategia para aplicar la teoría del desarrollo sustentable tiende a promover relaciones de armonía entre los seres humanos entre sí y con la naturaleza. 

Para conseguir un desarrollo sustentable el Informe de la Comisión Brundtland señala que se requiere un sistema político democrático que asegure a sus ciudadanos una participación efectiva en la toma de decisiones; un sistema económico capaz de crear excedentes y conocimiento técnico sobre una base autónoma y constante; un sistema social que evite las tensiones provocadas por un desarrollo desequilibrado; un sistema de producción que cumpla con el imperativo de preservar el medio ambiente. 

También propone la existencia de un sistema tecnológico capaz de investigar constantemente nuevas soluciones, de un sistema internacional que promueva modelos duraderos de comercio y finanzas, y de un sistema administrativo flexible y capaz de corregirse de manera autónoma. 

El informe enfatiza en que estos requisitos son más bien metas que deberían guiar las acciones destinadas al desarrollo de cualquier país, concibiendo de este modo que el desarrollo sustentable o sostenible es un proceso de estudio, de adaptación, de avance a una sociedad mejor, más que un estado de equilibrio completo. Sin embargo, por muy universal que sea el interés por la teoría del desarrollo sustentable, no hay acuerdo en una definición de ella, ni tampoco de la estrategia a seguir. Hay autores que argumentan que el crecimiento económico y el desarrollo sustentable son opuestos, y que por lo tanto confiar en el crecimiento y la tecnología para lograr un desarrollo sustentable no llevará a lograrlo. 

La sociedad ecológica enfatiza en los efectos a mediano y largo plazo de esta acción, y tiende hacia a aplicación de medidas que, aunque signifiquen un alto costo social de inmediato, a mediano y largo plazo sean de mayor beneficio y tiendan a la conservación y mejoramiento del medio donde el ser humano vive y sin el cual no podría subsistir. 

Los seres humanos nos hemos comportado como si no formáramos parte de la naturaleza. Durante mucho tiempo, mientras el número de seres humanos era bajo, el impacto que ellos producían sobre el ambiente fue muy limitado. Cuando se deterioraba un lugar, se trasladaban a otro. Pero con la vida sedenta¬ria, el crecimiento demográfico y los avances de la ciencia, con la consecuente industrialización, han desatado graves problemas ambientales, que hoy invitan a repensar la relación entre los seres humanos y nuestro entorno. Así, hablamos de ecología, como la ciencia que se centra en esta preocupación. La ecología ha llevado a innumerables reflexiones y acciones. 

Actualmente, la discusión sobre el tema diferencia entre ecología natural y ecología social. La ecología natural constituye una rama de la biología. Se trata del estudio científico de la interacción entre las plantas y los animales para formar un todo coherente. Estudia las condiciones de estabilidad de los ecosistemas y determina las posibles causas de ruptura de esa estabilidad. La ecología social tiene una visión más amplia, que involucra una preocupación por el quehacer del ser humano en relación al medio ambiente, su influencia y responsabilidad en el estado del medio ambiente actual. 

La Ecología Social 

La ecología social sostiene que la degradación del ambiente tiene un origen social. La actitud de dominio de la naturaleza proviene de la forma de organización social. Es necesario armonizar las relaciones entre los seres humanos para poder establecer relaciones sanas con la naturaleza. La ecología social propone abolir todas las formas de jerarquía y de dominación en la sociedad. 

Es una preocupación en una esfera amplia de intereses humanos, donde lo importante es una relación armónica con la naturaleza y la superación de los problemas sociales y ambientales que el modelo económico liberal ha traído consigo. 

Su interés trata de preocupaciones relativas a la guerra, la paz, el medio ambiente, las nuevas tecnologías, nuevas instituciones, la reducción del poder de las personas frente al crecimiento del poder del Estado y de los monopolios transnacionales. 

La ecología social trata de expresar ese nuevo horizonte y desarrollar esos intereses por los temas globales y darles una coherencia teórica y una significación programática, práctica y política. 



ACCIONES SUGERIDAS



Con pequeñas acciones se puede colaborar a la protección ambiental. 

politica ecologica Identificar los principales factores de degradación ambiental y las fuentes de contaminación de la región donde vive, hacer un cuadro con sus causas, electos y de cómo sería si no existieran. 

desarrollo social. Hacer visitas para observar directamente los proble¬mas ambientales identificados. 

Ecología Política: Conceptos, principios y fundamentos Denunciar las acciones de degradación ambiental a las autoridades pertinentes. 

medio ambiente Celebrar el día de la Tierra (22 de abril) y el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio). 

economia Comprometerse con una acción personal para mejorar la calidad del ambiente, por ejemplo, usar menos plásticos o detergentes, usar productos alternativos a los agroquímicos, dejar de fumar, etc. 

principios Usar el mínimo de energía: apagar aparatos y luces que no se estén utilizando. 

desarrollo sustentable Emplear el automóvil lo menos posible. 

conceptos Preferir la ducha al baño: En la ducha se usa un tercio del agua que se usa en la bañera. 

fundamentos teorico-politicos Ahorrar agua, por ejemplo, lavarse con dientes con la llave cerrada: al dejar la llave corriendo por tres minutos se pierden siete litros de agua. 

ecologia politica Frenar la propaganda postal. 

politica ecologica Usar pilas recargables, aunque contienen cadmio duran mucho más que las alcalinas. 

desarrollo social. Siempre que sea posible comprar ropa de fibras naturales. 

Ecología Política: Conceptos, principios y fundamentos Durante los períodos secos dejar la hierba cortada encima del césped, actúa como un abono natural y una capa que retiene la humedad, además que reduce la cantidad de basura. 

medio ambiente Rechazar el exceso de bolsas al comprar. Si cada comprador rechaza una bolsa cada mes se ahorrarían millones de bolsas al año. 

economia Acudir a los centros de reciclaje de papel, vidrio y aluminio. 

principios Plantar un árbol. 



BIBLIOGRAFÍA 

- María Rosa Miracle. Ecología. Salvat Editores, S.A., Barcelona, 1986. 
- Alfonso de Val, Adolfo Jiménez. El libro del Reciclaje, Manual para la recuperación y el aprovechamiento de las basuras. Integral, Barcelona, España, 1993. 
- Medio Ambiente. Revista Peruana de ecología y desarrollo. N057. Noviembre, 1993. 
- John Stidworthy. Aprende a ser un buen ecólogo. Parramón ediciones, S.A. Barcelona, España, 1992. 
- John Button. ¡Háztelo verde! Mil ideas para poner ecología en tu vida cotidiana. Friends of the Earth, Integral, Barcelona, España, 1990. 
- Paola Escobar Marchant. Manual de Vigilancia ambiental. Programa de Atención Primaria Ambiental. Instituto de Ecología Política, Santiago, Chile, 1996. 
- Diana Mitlin, Desarrollo Sustentable: Una guía a la literatura. Environment and Urbanization, Londres, Vol. 4, N0 1, Abril 1992. 
- Ricardo Armijo, Ecoliderazgo. IEP. 
- 1º Instituto de Ecología Política. Conceptos ecológicos fundamentales. Cartilla nº 1, “Ecología”, 7 páginas. Revisado por Alvaro Gómez, Santiago, 2000. 



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