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cumbre de agropecuarios. Todos los sectores involucrados en la producción alimentaria esperan apoyo. |
Entre la expectativa y la desconfianza, hoy comienza la Cumbre Agropecuaria “Sembrando Bolivia”, donde se podrían definir aspectos claves del modelo de producción de alimentos, pero donde solo estarán presentes 100 representantes de los diferentes sectores.
Las posiciones más antagónicas de quienes estarán presentes en la Cumbre son, por un lado, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), y por otro, las del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
Los sectores empresariales y de la CAO proponen un debate sobre cuatro ejes: seguridad jurídica, transgénicos, ampliación de la Función Económica Social (FES) y exportaciones sin restricciones.
Por su parte, los sectores campesinos no quieren que se debata sobre el uso de transgénicos porque temen que se termine favoreciendo la posición de la agroindustria exportadora, y prefieren mantener su soberanía y autonomía productiva.
La CAO argumenta que ampliar el uso de transgénicos en la producción agrícola permitirá producir más alimentos y ser competitivos con los países vecinos. “Nosotros sin esta tecnología, no podemos acceder a los rendimientos y costo de producción que tienen otros países en maíz y algodón”, señaló en su momento el presidente de la CAO, Julio Roda.
Asimismo, este sector quiere asegurar la ampliación de la frontera agropecuaria en un millón de hectáreas anuales por cinco años. Activistas han advertido que en los hechos esto supone la destrucción de enormes extensiones de bosques tropicales ricos en biodiversidad y no aptos para la agricultura, con el propósito de subordinar más la agricultura nacional a los mercados externos.
“Esto profundizara más el desabastecimiento y el aumento de precio de alimentos para los bolivianos”, ha advertido PROBIOMA (Productividad Biosfera y Medio Ambiente), una organización con 23 años de experiencia en las áreas de agroecología, manejo y uso sostenible de la biodiversidad y biotecnología.
La ampliación de la frontera agropecuaria también conllevará mayores gastos. Según la CAO, se requiere 100.000 millones de litros de diesel sólo para el desmonte, lo que costará más de 46 millones de dólares, de acuerdo con los cálculos de PROBIOMA, que advierte que además de estos costos se requerirán “inversiones millonarias en infraestructura, energía, subsidios, créditos, etc.”.
Santa Cruz es hoy en día el principal productor de alimentos del país, que concentra el 70% de la producción nacional. Pero de ese total de alimentos producidos, la mayor cantidad son productos de exportación como la soya, el azúcar, el aceite, que se producen en grandes extensiones de tierra y en muchos casos con tecnología transgénica, cuyo destino principal es el mercado internacional y no así la alimentación de los bolivianos.
Las posiciones más antagónicas de quienes estarán presentes en la Cumbre son, por un lado, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), y por otro, las del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
Los sectores empresariales y de la CAO proponen un debate sobre cuatro ejes: seguridad jurídica, transgénicos, ampliación de la Función Económica Social (FES) y exportaciones sin restricciones.
Por su parte, los sectores campesinos no quieren que se debata sobre el uso de transgénicos porque temen que se termine favoreciendo la posición de la agroindustria exportadora, y prefieren mantener su soberanía y autonomía productiva.
La CAO argumenta que ampliar el uso de transgénicos en la producción agrícola permitirá producir más alimentos y ser competitivos con los países vecinos. “Nosotros sin esta tecnología, no podemos acceder a los rendimientos y costo de producción que tienen otros países en maíz y algodón”, señaló en su momento el presidente de la CAO, Julio Roda.
Asimismo, este sector quiere asegurar la ampliación de la frontera agropecuaria en un millón de hectáreas anuales por cinco años. Activistas han advertido que en los hechos esto supone la destrucción de enormes extensiones de bosques tropicales ricos en biodiversidad y no aptos para la agricultura, con el propósito de subordinar más la agricultura nacional a los mercados externos.
“Esto profundizara más el desabastecimiento y el aumento de precio de alimentos para los bolivianos”, ha advertido PROBIOMA (Productividad Biosfera y Medio Ambiente), una organización con 23 años de experiencia en las áreas de agroecología, manejo y uso sostenible de la biodiversidad y biotecnología.
La ampliación de la frontera agropecuaria también conllevará mayores gastos. Según la CAO, se requiere 100.000 millones de litros de diesel sólo para el desmonte, lo que costará más de 46 millones de dólares, de acuerdo con los cálculos de PROBIOMA, que advierte que además de estos costos se requerirán “inversiones millonarias en infraestructura, energía, subsidios, créditos, etc.”.
Santa Cruz es hoy en día el principal productor de alimentos del país, que concentra el 70% de la producción nacional. Pero de ese total de alimentos producidos, la mayor cantidad son productos de exportación como la soya, el azúcar, el aceite, que se producen en grandes extensiones de tierra y en muchos casos con tecnología transgénica, cuyo destino principal es el mercado internacional y no así la alimentación de los bolivianos.
TEXTO: AGENCIAS
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