Antiguas fortificaciones subterráneas alemanas en el oeste de Polonia han recobrado una nueva vida gracias a las decenas de miles de murciélagos que las han convertido en refugio durante la hibernación en Europa.
Cerca de 37.000 murciélagos duermen ala con ala en los profundos túneles de las fortificaciones de cemento de Festungsfront im Oder-Warthe-Bogen, construidas por los nazis en vísperas de la Segunda Guerra Mundial para proteger el III Reich de Adolf Hitler contra un hipotético ataque polaco o soviético.
Caída en el olvido después, la antigua línea fortificada se convirtió en 2011 en un atractivo turístico y una reserva de estos mamíferos voladores gracias al Museo de las Fortificaciones y de los Murciélagos, probablemente único en el mundo.
"La línea de defensa se extiende a lo largo de más de 60 kilómetros. En su parte central, unas veinte casamatas están comunicadas por 33 kilómetros de galerías", en algunos casos a 40 metros bajo tierra, dice Leszek Lisiecki, director del museo situado cerca de Miedzyrzecz, a 80 kilómetros de la frontera polacoalemana.
"Condiciones perfectas"
"Los mayores centros de hibernación de murciélagos se encuentran en las cuevas naturales de Rumanía. Pero aquí tenemos el mayor sitio artificial de Europa", explica a AFP Jan Cichocki, zoólogo de la Universidad de Zielona Gora (oeste de Polonia). "El lugar es ideal por su temperatura y su humedad estables. La temperatura es de entre 7 y 10 grados, y la humedad alcanza el 90% en algunos puntos", explica Cichocki. "Son condiciones perfectas para la hibernación de los murciélagos", añade este responsable de un proyecto de registro y observación de los quirópteros que hibernan en el fondo de estos túneles, en la oscuridad absoluta.
Durante su largo sueño, la temperatura corporal de los murciélagos baja y es apenas superior a la ambiental. Sus funciones vitales se ralentizan, y el pulso cardíaco se reduce a unas pocas pulsaciones por minutos.
De vez en cuando se ve a un individuo estirándose durante su sueño, pero despertar a un murciélago antes de que haya terminado su hibernación puede llegar a matarlo, por la mucha energía que le cuesta volver a la vida activa. Por esta razón, buena parte de los túneles subterráneos están cerrados en invierno, con unas suntuosas verjas aseguradas con candados.
"Es una reserva. Para entrar hace falta una autorización, para proteger los murciélagos de los vándalos y los turistas", explica Cichocki.
Cada vez más turistas
Los turistas que vienen a visitar las fortificaciones son cada vez más numerosos.
La construcción militar impresiona por su envergadura, su sofisticación, su acabado irreprochable y el esmero que los arquitectos pusieron en la comodidad de los soldados."Cada soldado tenía su propia cama, había baños, equipamientos médicos, todo lo necesario para la vida cotidiana. La cocina estaba equipada de tal modo que hoy en día las autoridades sanitarias no tendrían nada que decir", destaca Lisiecki.
Al igual que la Línea Maginot en el este de Francia, la Festungsfront im Oder-Warthe-Bogen no tuvo prácticamente ningún papel durante la Segunda Guerra Mundial. La línea, superada por la evolución de las concepciones militares y carente del personal necesario, cayó rápidamente en manos del Ejército Rojo soviético.
Después de la guerra, las fortificaciones sirvieron de campo de ejercicio al ejército polaco, aunque también fueron muy "visitadas" por saqueadores.
En los años '80, las autoridades comunistas se plantearon colocar ahí un depósito de desechos nucleares, pero tuvieron que renunciar ante las protestas de los habitantes locales.
Transformada en museo, la línea de fortificaciones sólo sirve ya para proteger a estos pequeños mamíferos voladores.
"Los murciélagos están muy bien aquí. No tienen nada que temer", dice Cichocki con una sonrisa.
Con Información de El Nacional_Paraguay
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