Carta a Evo Morales por lo que está sucediendo en el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure
Señor presidente Evo Morales Ayma
La Paz Bolivia
Estimado presidente del fraterno pueblo de Bolivia:
Como hermano latinoamericano me siento en la obligación de transmitirle mi preocupación por lo que está sucediendo en el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure (TIPNIS). La posibilidad de que una carretera atreviese este refugio de vida y más aun de que esta sea una ruta para la apertura de la exploración y explotación petrolera en el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure, teniendo al lado del parque las concesiones hidrocarburíferas de Chispani y Rio Hondo a empresas trasnacionales, me mueve a escribirle.
Lo hago porque reconozco que Bolivia, Estado plurinacional, ha proclamado los derechos de las Naciones y de los Pueblos Indígenas, constitucionalizándolos. Lo hago porque ustad ha difundido una política internacional de defensa de los derechos de la Naturaleza, firmando las resoluciones de Tiquipaya donde abiertamente se consagran estos derechos y se exige defender a la Madre Tierra contra el capitalismo explotador, avasallador y extractivista. Lo hago también porque su gobierno está jugando un papel central en el contexto internacional y por supuesto en su país en defensa de la Madre Tierra. Y también porque debemos ser profundamente solidarios con los caminos de transformación gestados en ese país hermano de Bolivia.
Me preocupa, señor presidente, las tensiones existentes en la Amazonia boliviana, por la creciente apertura a la actividad petrolera. Nosotros en Ecuador, por una dura experiencia de cuatro décadas, sabemos muy bien las amenazas y riesgos que esto implica. Nosotros conocemos los impactos y costos de esta actividad, expresados en distorsiones de carácter económico, en la destrucción de la Naturaleza y en la creación de condiciones deplorables de salud y seguridad para los pueblos que habitan nuestra Amazonia petrolerizada. Pueblos enteros, como los tetete y los sansahuari, desaparecieron por la actividad petrolera.
Señor presidente, es imposible construir el sumak kawsay en esas condiciones. Por eso mismo, desde la sociedad civil, en Ecuador se han desarrollado caminos de resistencia activa, como lo es el juicio en contra de la transnacional Chevron-Texaco, y caminos de construcción de alternativas, como es la propuesta de dejar el crudo en el subsuelo demandando una contribución internacional, plasmada en la Iniciativa Yasní-ITT.
La actividad petrolera, que responde a un patrón hegemónico de dominación del capital transnacional, utiliza diferentes estrategias para mimetizarse bajo urgencias nacionales. Construye presiones diversas para postergar las agendas nacionales y finalmente conlleva a incorporar nuevos territorios para la extracción de recursos indispensables para sostener el capitalismo transnacional, mientras se pierden espacios para construir el sumak kawsay.
Es indispensable, señor presidente, que abramos las puertas a diálogos amplios y respetuosos que nos permitan la transición plural y democrática hacia un modelo postextractivista, centrado en la vida y no en las demandas del capital. Hoy más que nunca, presionados por los perniciosos y graves efectos locales nacionales y globales, tenemos que superar la dependencia de los combustibles fósiles, resguardar territorios libres de petróleo, como bases para construcción del Buen Vivir, porque como usted muy acertadamente afirma “Vivir Bien es pensar no sólo en términos de ingreso per-cápita, sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra Madre Tierra.”
En este contexto se inscribe la propuesta de las organizaciones bolivianas de allanar el camino para la no explotación de los recursos del subsuelo de la región de la Amazonia, particularmente en el Territorio y Parque Nacional Isibore Sécure (TIPNIS), territorio de los pueblos Chiman, Yuracare y Moxeño.
Solidarizándome con el proceso de cambio del pueblo boliviano y, además, consecuente con esa solidaridad, no puedo sino saludar a las organizaciones que están llamando la atención sobre los riesgos de estos proyectos extractivistas. Con el respeto que usted se merece, le recomiendo y alerto para que no sacrifiquen lo andado, que busque otros caminos para construir democráticamente una sociedad más justa y equitativa, capaz de atender las demandas de toda la población boliviana.
Con un saludo fraterno,
La Paz Bolivia
Estimado presidente del fraterno pueblo de Bolivia:
Como hermano latinoamericano me siento en la obligación de transmitirle mi preocupación por lo que está sucediendo en el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure (TIPNIS). La posibilidad de que una carretera atreviese este refugio de vida y más aun de que esta sea una ruta para la apertura de la exploración y explotación petrolera en el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure, teniendo al lado del parque las concesiones hidrocarburíferas de Chispani y Rio Hondo a empresas trasnacionales, me mueve a escribirle.
Lo hago porque reconozco que Bolivia, Estado plurinacional, ha proclamado los derechos de las Naciones y de los Pueblos Indígenas, constitucionalizándolos. Lo hago porque ustad ha difundido una política internacional de defensa de los derechos de la Naturaleza, firmando las resoluciones de Tiquipaya donde abiertamente se consagran estos derechos y se exige defender a la Madre Tierra contra el capitalismo explotador, avasallador y extractivista. Lo hago también porque su gobierno está jugando un papel central en el contexto internacional y por supuesto en su país en defensa de la Madre Tierra. Y también porque debemos ser profundamente solidarios con los caminos de transformación gestados en ese país hermano de Bolivia.
Me preocupa, señor presidente, las tensiones existentes en la Amazonia boliviana, por la creciente apertura a la actividad petrolera. Nosotros en Ecuador, por una dura experiencia de cuatro décadas, sabemos muy bien las amenazas y riesgos que esto implica. Nosotros conocemos los impactos y costos de esta actividad, expresados en distorsiones de carácter económico, en la destrucción de la Naturaleza y en la creación de condiciones deplorables de salud y seguridad para los pueblos que habitan nuestra Amazonia petrolerizada. Pueblos enteros, como los tetete y los sansahuari, desaparecieron por la actividad petrolera.
Señor presidente, es imposible construir el sumak kawsay en esas condiciones. Por eso mismo, desde la sociedad civil, en Ecuador se han desarrollado caminos de resistencia activa, como lo es el juicio en contra de la transnacional Chevron-Texaco, y caminos de construcción de alternativas, como es la propuesta de dejar el crudo en el subsuelo demandando una contribución internacional, plasmada en la Iniciativa Yasní-ITT.
La actividad petrolera, que responde a un patrón hegemónico de dominación del capital transnacional, utiliza diferentes estrategias para mimetizarse bajo urgencias nacionales. Construye presiones diversas para postergar las agendas nacionales y finalmente conlleva a incorporar nuevos territorios para la extracción de recursos indispensables para sostener el capitalismo transnacional, mientras se pierden espacios para construir el sumak kawsay.
Es indispensable, señor presidente, que abramos las puertas a diálogos amplios y respetuosos que nos permitan la transición plural y democrática hacia un modelo postextractivista, centrado en la vida y no en las demandas del capital. Hoy más que nunca, presionados por los perniciosos y graves efectos locales nacionales y globales, tenemos que superar la dependencia de los combustibles fósiles, resguardar territorios libres de petróleo, como bases para construcción del Buen Vivir, porque como usted muy acertadamente afirma “Vivir Bien es pensar no sólo en términos de ingreso per-cápita, sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra Madre Tierra.”
En este contexto se inscribe la propuesta de las organizaciones bolivianas de allanar el camino para la no explotación de los recursos del subsuelo de la región de la Amazonia, particularmente en el Territorio y Parque Nacional Isibore Sécure (TIPNIS), territorio de los pueblos Chiman, Yuracare y Moxeño.
Solidarizándome con el proceso de cambio del pueblo boliviano y, además, consecuente con esa solidaridad, no puedo sino saludar a las organizaciones que están llamando la atención sobre los riesgos de estos proyectos extractivistas. Con el respeto que usted se merece, le recomiendo y alerto para que no sacrifiquen lo andado, que busque otros caminos para construir democráticamente una sociedad más justa y equitativa, capaz de atender las demandas de toda la población boliviana.
Con un saludo fraterno,
madalbo@gmail.com
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