martes, 14 de septiembre de 2010

Descubren un pez que come madera y una nueva especie de mono titi en las selvas sudamericanas


Crustáceos "asesinos" invaden las costas de Inglaterra y ponen en peligro a las especies autóctonas


Nueva Delhi, Londres, Washington y Beijing (PL).- Una expedición científica descubrió un pez de casi un metro de longitud que se alimenta de madera en zonas de la Amazonía peruana. El mes pasado fue hallada una nueva especie de mono titi en la selva colombiana y en las selvas de Sri Lanka se fotografió a un primate que se consideraba extinguido.


Un pez de casi un metro de longitud, con dientes en forma de cuchara para roer madera, fue descubierto en los ríos Purús y Yurús de la Amazonía peruana por una expedición científica estadounidense. Los pobladores de la región lo denominan carachama gigante.
Estos peces se alimentan de crustáceos, restos vegetales y algas del fondo de los lagos, ríos y madera en proceso de descomposición por el agua. Tienen hábitos alimenticios superiores al resto de su competencia, detalló Arsenio Calle, jefe del Parque Nacional Alto Purús en la revista especializada Copeia.
Grupos similares fueron encontrados también en la selva de la región de San Martín, en el noreste peruano. Una docena de esta variedad habitan en las grandes cuencas hidrográficas de América del Sur, pero la mayoría son endémicas, explicó el investigador.
El mes pasado, una expedición financiada por Conservación Internacional halló una nueva especie de mono titi desconocía hasta ahora, bautizado como zogui zogui. Su nombre científico es Callicebus caquetensis y se encuentra en riesgo de extinción por la destrucción de los bosques, indicó Thomas Defler, uno de los responsables del hallazgo. Apenas 250 de estos simios viven en la región de Caquetá, una cifra baja, pues una población saludable debería contar con miles de individuos.
La existencia de este animal del tamaño de un gato con barba colorada, pelaje grisáceo y rayas grises en su cola se sospechaba desde la década del 70, pero hasta ahora no se había podido confirmar. Este primate es monógamo, solo pare una cría al año al que la pareja espanta del nido cuando crece para atender a un nuevo vástago. Los grupos familiares están formados por cuatro individuos que se desplazan juntos por la selva y es frecuente ver a las parejas adultas con las colas entrelazadas.
Además, a mediados de julio por primera vez pudo ser fotografiada en las selvas de Sri Lanka una subespecie de mono que se creía desaparecida, anunció un equipo de investigadores del London Zoological Society. Para fotografiar al primate de hábitos nocturnos los científicos la tuvieron que esperar durante más de 200 horas.
Hasta ahora se pensaba que el loris tardigradus nycticeboides, una subespecie de lori rojo, se había extinguido entre 1939 y 2002, pero encontraron pruebas de su existencia. Antes de que fuera considerado desaparecido, este escurridizo simio solo pudo ser observado unas cuatro veces desde 1937.
De otra parte, una invasión de crustáceos en las costas de Inglaterra pone en peligro especies autóctonas como los tigópteros, los llamados caballitos del diablo. Esos crustáceos matan a numerosas presas pero sólo se comen a algunas, dominan los hábitats que invaden y en ocasiones provocan la extinción de las especies nativas.
Según la Agencia de Medio Ambiente, se trata de la gamba asesina, del género Dikerogammarus vellosos, cuya presencia es peligrosa para los notonectidae, conocidos como nadadores de espalda.
Expandidos de manera rápida en los últimos años desde el oeste de Europa, no supone ninguna amenaza para el agua potable, sin embargo, los especialistas advierten a los pescadores que usan los embalses tomar medidas preventivas contra la posible extensión hacia otros lagos.
Las medidas de bioseguridad fueron implantadas de manera rápida y aún se investiga el alcance del problema para proteger a la fauna nativa y a los peces jóvenes del peligro potencial que supone la presencia de estas gambas, expresó el subsecretario de Medio ambiente Richard Benyon.
Antílopes y tortugas de agua dulce en peligro
La tercera parte de las 280 especies de tortugas de agua dulce, entre ellas rafetus swinhoei y batagur, está en peligro de extinción por la caza indiscriminada, advierten especialistas de Conservación Internacional. El comercio de mascotas y la pérdida de hábitat a causa de la construcción de represas hidroeléctricas en los ríos figuran entre los posibles motivos de reducción.
Estos animales tardan entre 15 y 20 años en alcanzar la madurez y después viven de tres a cuatro décadas, explicó Peter Paul van Dijk, director del Programa de Conservación de Tortugas de Agua Dulce de esa institución.
Cada año ponen huevos, pero si se atrapan en los primeros años de vida por esos motivos es difícil su reproducción. A diferencia de las tortugas marinas, las de agua dulce se adaptaron a vivir arriba de los sistemas fluviales, en pequeños arroyos, ríos, lagos y manglares.
La especie necesita además aguas claras para que puedan ver sus alimentos, así como de plantas subacuáticas, precisó el especialista. La cría de estos animales en cautiverio podrá frenar el actual decrecimiento de estas poblaciones. Si podemos eliminar la recolección en el medio silvestre, es posible la recuperación del 80 por ciento de las especies, sugirió van Dijk.
En China, cuatro reservas naturales chinas aúnan esfuerzos para intensificar su colaboración en la protección del antílope tibetano, una especie en peligro de extinción desde 1979.
Los cuatro parques, dos ubicados en la noroccidental provincia de Qinghai y los otros en las regiones autónomas del Tíbet y Uygur de Xinjiang, se encuentran como promedio a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Allí viven también el yak salvaje ("buey gruñón" o "búfalo con cola de caballo") y los silvestres burros tibetanos.
Tseten Druk, director de la administración nacional de Hoh Xil, reserva natural en la provincia de Qinghai, indicó que prevén compartir el patrullaje en los hábitats de esos animales para protegerlos de la caza furtiva.
Gracias a planes del gobierno chino, la población del citado antílope en la meseta Qinghai-Tíbet, víctima durante décadas de la caza furtiva por su fina lana, creció en los últimos años.
Según un estudio publicado en 2009, existen 91 especies diferentes de antílopes, 25 de las cuales se encuentra en serio peligro de extinción.





MadalBo@web.de

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