domingo, 8 de agosto de 2010

Experiencias y propuestas para afrontar los desastres naturales


Lorenzo Solíz y Pamela Cartagena (*)




Este año el país está experimentando desastres naturales ya conocidos con magnitudes también conocidas: sequía y “surazo” en el Chaco y Trópico, y sequías y heladas en los Valles y Altiplano que ha provocado la muerte de ganado y pérdida de cultivos y cosechas. Sin embargo, recientemente nos encontramos ante eventos climáticos poco usuales en el pasado reciente: nevada en el Chaco, muerte de peces en tierras bajas y de llamas en el Altiplano por el descenso de temperaturas.



Empero, los desastres naturales ya conocidos por la población no son comparables con la sequía ocurrida en el año 1982-83 en el país o la nevada caída en 2002 en los Lípez; tampoco se ha registrado hambruna generalizada con plagas de langosta como la que se ha dado en el Chaco en las comunidades y misiones del siglo XVII[1][1]. Lamentablemente, hemos aprendido muy poco de estos desastres naturales, y nuestro hábito de reaccionar una vez ocurridos los desastres sigue tan vigente como en el pasado.
Aquí no pretendemos redundar sobre los desastres naturales y sus consecuencias, nuestro propósito es llamar la atención acerca de cómo podemos afrontarlos; compartir experiencias, aunque sólo sean locales, que se están llevando a cabo en muchas comunidades campesinas e indígenas para afrontar los desastres naturales; igualmente, sobre la necesidad de cambiar hábitos y prácticas para prepararnos como país ante este tipo de eventos; al final presentamos algunas propuestas para cambios estructurales.
Experiencias y emprendimientos nuevos
Las siguientes son experiencias locales validadas por varios años de implementación en diferentes eco regiones del país.
a) Nueva Ganadería.
Consiste en el manejo de ovinos de pelo y del ganado bovino criollo que implementan algunas comunidades guaraníes del Chaco cruceño y chuquisaqueño. Incluye un conjunto de prácticas para aminorar los impactos de la sequía, fortalecer la economía de las familias guaraníes y lograr la disponibilidad de alimentos durante todo el año: siembra de silvopasturas, manejo del bosque, con reserva y clausura para asegurar la recuperación de forrajes nativos, rotación de potreros; infraestructura para captación y manejo del agua que garantizan reservas de este líquido para el consumo animal. Un ejemplo es el caso de Yembiguasu, ubicado en plena llanura chaqueña frontera con Paraguay, 15 comunidades manejan de forma asociada 386 cabezas de ganado criollo en 3.000 hectáreas (una carga animal de 7,7 hectáreas/cabeza). En el último año la cantidad de leche ordeñada se ha incrementado de 6.000 a 8000 litros y estas familias han producido 800 kilos para el mercado local y regional, frente a los 600 del año pasado. Si bien la zona ha sufrido también de sequía y helada, el ganado, como se puede apreciar el la foto, tiene buen aspecto al 24 de julio recién pasado (Informe Ing. Roberto Ureña).
b) Ganadería altoandina
La ganadería es muy diversificada en el Altiplano: llamas, ovejas y vacunos, aunque según las zonas un tipo de ganado puede ser más preponderante que otros; lo ideal, mantener la diversidad.
Hoy, el ganado bovino es imprescindible en la vida y economía no sólo de las familias campesinas sino de la economía del departamento de La Paz.
La propuesta de la ganadería altoandina implementada con familias aymaras del Altiplano contempla la crianza de bovinos, camélidos y ovinos, mejora de la calidad del hato, siembra de forrajes, recuperación de praderas nativas, establos (atemperados o no), sanidad animal, manejo y aprovechamiento comunal y familiar de las praderas nativas, infraestructuras de riego de bofedales, entre otros. Por ejemplo en Viacha, Ancoraimes y Guaqui, 240 familias han construido sus establos para el manejo de unas 1.500 cabezas de bovinos bajo los criterios antes indicados y prácticamente se ha eliminado el riesgo de mortandad por el frío. Los establos atemperados están incrementando la producción deleche enun 6% por el menor desgaste de energía de las vacas, lo que mejor también las condiciones laborales de la familia, particularmente de las mujeres.
c) Agricultura sostenible y producción diversificada.
Don Celso Herrera y su esposa, guaraníes del Chaco cruceño, nos dijeron hace más de una semana cuando -en plena llovizna- visitamos su parcela en la comunidad Igmirí, Charagua Norte: “nosotros estamos trabajando aquí para producir, no estamos quejándonos como otros…”. Cultivaban una diversidad de hortalizas: cebolla, lechuga, zanahoria, acelga, y yuca; habían concluido la cosecha de cítricos; tenían casi media hectárea de plátanos listos para cosechar, y papaya y café en crecimiento. Todo este sistema diversificado de producción bajo riego y la aplicación de riego por goteo que ellos realizan también los hacen otras 14 familias bajo estos mismos criterios. Un día después de la visita cayó la helada y nevada en esa región, afectando buena parte de la producción que estaba en proceso. Sin embargo, estas familias pese a las pérdidas que han tenido no se quedan de brazos cruzados, con más fuerza están procediendo a recuperar sus cultivos, resembrar las hortalizas, podar los frutales afectados, etc., porque ellas ya tienen experiencia que con el agua hay vida.
En el Valle alto cochabambino, Municipios como Sacabamba y Anzaldo de la Mancomunidad de Municipios de la Cuenca del Caine, implementan el riego con el propósito de transformar su sistema de producción de secano a riego y diversificar su producción (tubérculos, hortalizas, frutales, cereales, hongos, apicultura) bajo un enfoque de manejo de cuencas y microcuencas que incluyen infraestructuras pequeñas y medianas de riego. En esta Mancomunidad en los últimos diez años, por ejemplo, se han construido más de 400 atajados, que les ayuda a afrontar de alguna manera a los cambios en el régimen de lluvias; aunque la implementación del riego por aspersión y goteo aún está en proceso.
Y es que muchas familias del Chaco, los Valles y el Altiplano han asumido que la agricultura bajo riego requiere desiembra y cosecha de aguas. Sembrar el agua implica proteger los suelos con cobertura vegetal mediante forestación y reforestación (arbórea y arbustiva) para retener el agua de lluvias y mantener la humedad de los suelos; protección de las vertientes y ojos de agua; manejo de cuencas y microcuencas. Manejo de suelos cultivables y no cultivables, muchas veces erosionados, a través de obras mecánicas y agromecánicas (terrazas o tacanas, zanjas de infiltración, zanjas de coronación, etc.), mejora de la fertilidad de los suelos, etc.
d) Sistemas agroforestales en el Trópico y la Amazonía
Los sistemas agroforestales son una alternativa al sistema tradicional de producción agropecuaria - basado en el desbosque, la quema, la ampliación de la frontera agrícola y los monocultivos-, y son una alternativa para afrontar los efectos del cambio climático, como las inundaciones, sequías e incendios por su mayor capacidad de resiliencia. Consiste en la combinación adecuada de cultivos anuales o de corto plazo (hortalizas, arroz, plátano, cumanda, sorgo, camote, yuca, maní, joco, maíz, fréjol, piña, etc.), plantaciones de mediano plazo (cacao, copoazú, tamarindo, pacay, achachairú, papaya, manga, café, tamarindo, palta, pupuña, coco, majo, cítricos, etc. plantas medicinales: sangre de grado, copaibo y sucuba) y de largo plazo (mara, serebó, cedro, chonta fina, teca y castaña). Las familias indígenas y campesinas que optan por esta alternativa tienen alimentación e ingresos desde el primer año y a lo largo de todo el año. La obtención de beneficios del sistema agroforestal se prolonga por muchos años, como la mara, cuyo corte es a los 40 años.

Cuadro 1. Sistemas agroforestales y manejo de bosque de cacao y otros rubros. 2000-2009, zonas de trabajo de CIPCA.
Regional
Nº de comunidades
Nº de familias
Nº de hectáreas
Santa Cruz: Guarayos
66
1.859
5.994,3
Beni: Mojos y amazonía sur
58
1.081
3.171,3
Norte: Vaca Diez y este de Pando.
85
1.573
3.395,7
Pando: oeste de Pando
19
223
202,4
Total
228
4.736
12.736,7
Fuente: CIPCA, 2010
En zonas como Mojos, Baures, Urubichá se están manejando bosques con chocolate silvestre –que requieren una norma legal para su protección-, con los mismos criterios del sistema agroforestal.
Parte de la producción de cacao de los sistemas agroforestales y de los bosques de cacao silvestre va al consumo familiar y el resto se comercializa en mercados locales, nacionales e internacionales. En 2010 se ha exportado 90 toneladas de cacao, beneficiando a 266 familias indígenas campesinas. (Comrural XXI, 2010).
Estas propuestas alternativas de agricultura sostenible, nueva ganadería, sistemas agroforestales, manejo de bosques, y otras que existen en el país, que ya son validadas por años de trabajo constituyen en experiencias y esfuerzos para afrontar los desastres naturales como los que está viviendo el país. No son recetas acabadas, pero pueden constituirse en insumos y aportes para políticas públicas de apoyo, fomento y promoción de la actividad agropecuaria y agroforestal en el país; para los planes y programas de desarrollo nacional, departamental y municipal. Por ello, las ponemos a disposición de las autoridades municipales, departamentales y nacionales, que apenas comienzan sus gestiones de cinco años, pero también a disposición de otras organizaciones, instituciones de desarrollo y centro académicos y estudiosos del desarrollo rural.
Propuestas para cambios estructurales
Proponemos que al Estado tomar en cuenta y apoyar experiencias locales a pequeña escala como las indicadas en el punto anterior y, con esa base, implementar por ejemplo un programa nacional de sistemas agroforestales y de gestión integral del bosque.
Igualmente debe ocuparse de propuestas de magnitud como la de riego, estudiar la factibilidad y viabilidad de obras de trasvase –por ejemplo de las aguas de la cordillera que van al trópico volcarlas hacia el Altiplano y los Valles- y acueductos –por ejemplo conducción de agua de río Grande y Parapetí hacia el Chaco. Sólo si se combinan adecuadamente propuestas de pequeña, mediana y gran escala se pueden lograr cambios estructurales en esta materia. De lo contrario, el problema de la escasez de agua como la que se experimenta hoy, será siempre recurrente y sólo las acciones locales serán insuficientes para cubrir las demandas y necesidades de la seguridad alimentaria y la economía de las familias de productores pero también de la del país.
Promover y garantizar inversiones concurrentes entre los diferentes niveles de gobierno y con diverso tipo de actores públicos y privados, de tal modo que dichas iniciativas puedan ser financiadas y sean sostenibles.
Las familias y comunidades campesinas indígenas conjuntamente con sus organizaciones deberán seguir desarrollando y difundiendo iniciativas productivas sostenibles, pero también garantizar el involucramiento de sus gobiernos locales para financiar dichas iniciativas.
Finalmente, las instituciones de desarrollo, centros de investigación y universidades deberán acompañar iniciativas sostenibles generadas en las mismas comunidades, pero también a la generación de conocimientos basados en la interacción de saberes locales y conocimientos científicos.

[1][1] Pifarré, Francisco. Los Guaraní-Chiriguano. Historia de un Pueblo. 1989.


(*) Lorenzo Solíz es Director General y Pamela Cartagena es responsable de la Unidad Nacional de Desarrollo de Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).






MadalBo@web.de
Fundacion_MadalBo@web.de

No hay comentarios: