martes, 31 de diciembre de 2019

¿Demasiado tarde?



Agustín Prieto

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Un demoledor artículo de Mempo Giardinelli, Elogio de la tierra, el aire, el agua y el planeta en que vivimos, pinta un panorama apocalíptico para el planeta Tierra. https://www.pagina12.com.ar/239094-elogio-de-la-tierra-el-aire-el-agua-y-el-planeta-en-que-vivi

También Fernando Dorado acaba de publicar un trabajo igualmente asolador, Guerra de exterminio global https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263940

Eludiremos extendernos para recomendar la lectura de ambos artículos, sin obviar que otros autores alertan igualmente que nuestra situación es desesperada.

La amenaza de guerra, el caos climático y su correspondiente negacionismo avanzan junto a las desigualdades sociales sin que exista un liderazgo claro que combata estas realidades. Aunque existe, sí, un recóndito liderazgo que las induce, el que se ha dado en llamar la oligarquía financiera global, el verdadero poder que arrasará con todo.

Y es aún más desolador leer que el gobierno estadounidense acaba de autorizar un presupuesto de 738.000 millones de dólares para crear la Fuerza Espacial. La nueva división del ejército imperial cumple así aquel sueño de Ronald Reagan, el primero en aspirar, en 1982, a contar con esta arma. Ahora nos agredirán desde allí arriba. Se cumpliría así el eterno sueño del dominio total.

En fin, la verdadera recomendación que haremos es que no pierdan el tiempo leyendo esta reseña. Quienes no lo sepan, harán mejor en enterarse quién fue el líder visionario que más ha luchado por el medioambiente, que describió magistralmente la situación y hasta propuso cómo solucionarla. En 1992, en Río de Janeiro, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el comandante Fidel Castro hizo una alocución tan breve como brillante.

Recreando aquel discurso podría pensarse que ha sido escrito hace quince minutos, no 27 años https://mundo.sputniknews.com/ecologia/201908281088510865-fidel-castro-previo-la-tragedia-en-amazonia-y-el-video-de-1992-ahora-es-viral/

Ese carácter visionario fue el que llévó al presidente argelino Abdelaziz Bouteflika a declarar en 2001 «Fidel viaja al futuro, regresa y lo explica».

Una desgraciada característica humana es que manoteamos las soluciones a último momento, cuando el daño es prácticamente irreparable, cuando está todo en ruinas, cuando es imposible resucitar a las víctimas, cuando ya tenemos el agua al cuello. Seguramente llegará el momento en que la desesperación nos lleve a intentar salvar este agredido planeta. Pero el comandante clausuró aquel histórico discurso advirtiendo «Mañana será demasiado tarde».

Fidel, eso sí, no nos perdonaría que bajemos los brazos. Él, quien fuese un luchador incansable, no consentiría la rendición.


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La apatía mundial ante los incendios de Australia es un presagio aterrador para el futuro

Un helicóptero transporta agua mientras vuela cerca de la ciudad de Bilpin, ubicada al oeste de Sydney en Nueva Gales del Sur, Australia, el domingo 29 de diciembre de 2019.

David Wallace-Wells
NYmag

Traducido por Eva Calleja

Ahora mismo, en las afueras de una megalópolis hipermoderna del primer mundo, a finales de un año en el que el público parecía haber despertado finalmente a la dramática amenaza del calentamiento global, se lleva desarrollando durante cerca dos meses enteros un desastre climático de un horror inimaginable y el resto del mundo casi no está prestando atención.

Los incendios de Nueva Gales del Sur llevan ardiendo desde septiembre, destruyendo más de seis millones de hectáreas y permanecen casi completamente incontrolados por las fuerzas de bomberos voluntarios desplegados para combatirlos; el 12 de noviembre, Sídney declaró una alerta de incendios “catastrófica” sin precedentes. Eso fue hace seis semanas, y los fuegos casi seguramente continuaran ardiendo hasta finales del mes que viene, lo más pronto que puede llegar la lluvia. Por supuesto pueden durar más tiempo todavía ayudados, en parte, por las olas de calor que rompen todos los records y que al mismo tiempo están azotando el país (técnicamente un continente entero, Australia tuvo una media de más de 37ºC a principios de este mes) y destruyendo la vida marina del océano que le rodea. “En tierra, las altas temperaturas son “apocalípticas”, escribió el Straits-Times de Singapur. “En el océano es todavía peor”.

El humo ya ha envuelto la ciudad de Sídney en un aire al menos diez veces más saturado de humo de lo que se considera seguro para respirar, haciendo saltar alarmas contra incendios en el interior y suspendiendo el servicio del ferry de la ciudad, ya que los barcos no pueden navegar en la niebla tóxica. La ciudad de Melbourne, a más de 800 kilómetros de distancia, se ha estado ahogando en humo también y los lejanos glaciares de Nueva Zelanda han cambiado de color debido a los incendios. Un informe previo que decía que los koalas estaban “funcionalmente extintos” resultó estar equivocado, pero un informe más reciente sugiere que, debido a los incendios, 480 millones de animales han muerto. Y como las plantas contienen carbono que se libera cuando se queman, cuando los incendios de Nueva Gales del Sur terminen de arder, seguramente casi se habrán doblado las emisiones de carbono de Australia para este año, o más.

Puedes elegir casi cualquier día de los últimos dos meses y quedarte horrorizado por las imágenes de lo que ha ardido ese día. Pero en la víspera de año nuevo, hubo algo en la muestra aleatoria que apareció en mi muro de una red social que es especialmente desgarrador.








Imágenes como estas ya son inquietantemente familiares, especialmente desde los incendios de California en 2017 y 2018. Pero la respuesta a lo que se ha visto en Australia, de nuevo, durante un periodo que se ha convertido en meses, es desconocida, para mí al menos y no para bien. Los incendios de California acapararon la atención del mundo, pero mientras que los que están todavía ardiendo descontroladamente en Australia han tenido algo de atención mediática fuera del país, en general se han presentado como una historia local alarmante pero no apocalíptica.
¿Cuál es la diferencia? Están los factores habituales, el deseo de mirar hacia otro lado, el evitar contemplar los aspectos más alarmantes de la vida contemporánea o lo que presagia para nuestro futuro, la estrechez de miras de los medios, reacios a cubrir los desastres climáticos, al menos como desastres climáticos, y las fuerzas de la negación que, aparentemente ahora están encarnadas tanto en el primer ministro australiano Scott Morrison (que fue elegido después de una campaña centrada contra la acción climática y quien despreocupadamente se fue de vacaciones a Hawái mientras su país ardía) como en Donald Trump o Jair Bolsonaro.

Pero se me ocurren otras dos explicaciones más, ninguna de ellas alentadoras. La primera es la duración de este horror climático que nos ha permitido normalizarlo incluso mientras sigue desarrollándose y continua torturando, brutalizando y aterrorizando. El incendio de Paradise, California, causó casi todo su daño en solo cuatro horas, y su corta duración pudo haber sido tan importante para nuestro horror colectivo como su velocidad. Quizá si hubiese durado más, incluso ardiendo con la misma ferocidad, simplemente nos hubiésemos acostumbrado a él como el ruido blanco de la catástrofe a nuestro alrededor, por imposible que pueda parecer, dada la escala del sufrimiento que acarreó.

Por supuesto, esta hipótesis es especialmente preocupante teniendo en cuenta la manera en la que el cambio climático inevitablemente amplificará esta clase de horrores en las décadas futuras. En la actualidad, hay categorías de desastres naturales, como las sequias, que entendemos pueden durar meses, o incluso años, y aunque deberían captar nuestra atención, raramente lo hacen. A esa categoría de desastres ya hemos añadido otros como las inundaciones, que devastaron el Medio Oeste esta primavera, que duraron muchos meses en algunos lugares, impidiendo a granjeros americanos plantar sus cosechas en siete millones de hectáreas. Pero comprender que las inundaciones son un desastre que puede durar meses es una cosa, por muy impensable que pueda haberle parecido a cualquier americano medio hace cinco o diez años. Llegar a ver la época de incendios como una amenaza permanente es otra adaptación terrible, aunque los californianos están haciendo precisamente eso. Pero considerar los incendios mismos, que pueden viajar a 90 kilómetros por hora o más creando sus propios sistemas meteorológicos que lanzan rayos a kilómetros de distancia de las llamas causando más fuegos, no como una catástrofe repentina, sino como una condición semipermanente, me da la impresión que es otro nivel de normalización. Y sin embargo, aquí estamos.

La segunda explicación es incluso más inquietante. Si me hubiesen dicho, incluso hace seis meses, que un desastre climático como este azotaría un lugar como Australia, probablemente hubiese esperado una cobertura mediática generalizada, ver la opera de Sídney contra un inquietante fondo de humo naranja es una imagen espectacular, pero no es quizá tan importante para las redes sociales como ver a las Kardashian evacuar el valle en Instagram, sin embargo yo habría esperado mucho más que esto. No es por una fe moralista en los medios o en el interés del público por historias desgarradoras como esta. Es por una razón más siniestra: durante décadas, en EE.UU. y Europa Occidental, hemos prestado muchísima más atención al sufrimiento a pequeña escala por la fuerza de desastres naturales cuando afectan a partes del Occidente rico que lo que nunca hemos mostrado por aquellos que ya están sufriendo tanto por el cambio climático en Asia y especialmente en el sur del mundo.

Esos prejuicios son una atrocidad moral y una característica especialmente preocupante de la respuesta mundial al cambio climático, que ya está castigando al mundo en desarrollo de maneras que casi nadie en el Occidente rico consideraría justas, si se permitiesen verlo. Pero también ha resultado ser irritantemente terco y yo habría esperado que los mismos prejuicios hubieran unido la compasión y la empatía de millones de personas en EE.UU. y Europa por la mala situación de una antigua colonia como Australia, principalmente blanca y angloparlante, enfrentada al desastre, esté lo lejos que esté.

Desafortunadamente, la respuesta mundial a los incendios ha sugerido algo que es más bien lo contrario: que ningún lazo de alianza o lealtad tribal es lo suficientemente fuerte para no desecharlo, si desecharlo nos permite ver el sufrimiento de otros que viven en otro lugar del planeta como algo insignificante para nuestras propias vidas. Estos incendios no son más que un desastre, por supuesto, y el planeta tiene muchos campos de prueba como este para el futuro. Pero entre una de las más perversas monstruosidades del cambio climático sería que trajese consigo el fin de esta clase de perjuicios mundiales, no para reemplazarlos por un sentido de humanidad compartida sino por un sistema de desinterés definido por círculos cada vez más pequeños de empatía.

Fuente: http://nymag.com/intelligencer/2019/12/new-south-wales-fires-in-australia-the-worlds-response.html?fbclid=IwAR0SiPyy5BdeMSBV9SLDJRQa-1G9DHBW6VIA6NfdR7rIy8NxfpzmylMORHU


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viernes, 27 de diciembre de 2019

2019 en 12 noticias climáticas


Termina el año y echamos la vista atrás para repasar las noticias climáticas más importantes. Estas son las que han marcado 365 días que pasarán a la historia.
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Se acaba el año, pero, al echar la vista atrás es difícil creer que hayan pasado solo 365 días. Si 2018 fue el año que abrimos los ojos a la crisis, este 2019 ha sido el año del auge de la lucha climática, en el que millones de personas han salido a las calles a reclamar justicia. Una justicia que parece, a veces, al alcance de la mano, como cuando 500.000 personas se manifiestan en Madrid, y otras, más lejana que nunca, como cuando Donald Trump anuncia que Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, inicia su retirada del acuerdo de París. También ha sido el año de la urgencia. El año del fuego. El año de la COP de Madrid. Un año que pasará a la historia, y que repasamos en 12 noticias climáticas.

Enero

Jair Bolsonaro antes de entrar a la Asamblea General. ONU/Eskinder Debebe
El año comenzaba con una noticia que no era tal, porque ya se conocía antes de empezar 2019. El ultraderechista y negacionista Jair Bolsonaro era investido presidente en Brasil, después de haber ganado las elecciones en 2018. Aunque ya se le identificaba como una amenaza, aún no se conocía lo lejos que iba a llegar en su primer año en la presidencia del país suramericano. Durante este año, las políticas de Bolsonaro han llevado a la Amazonia brasileña a un repunte de la deforestación. También se ha disparado la violencia contra las comunidades indígenas.

Febrero

Alexandria Ocasio-Cortez, en la presentación del Green New Deal. REUTERS
Si en 2018 la expresión del año fue “Huelga Climática”, este año bien podría ser “Green New Deal” (Nuevo Acuerdo Verde). El nombre salta a las portadas de prensa de todo el mundo el 7 de febrero. Ese día la joven congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez presenta un bloque de políticas verdes conjugadas en clave económica. Apelando al “New Deal” de Roosevelt, los demócratas apostaban por una estrategia de inversiones públicas y refundación del sistema energético estadounidense. La expresión se ha extendido por todo el mundo. El último caso es el “Green Deal» europeo presentado hace tan solo unas semanas por la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyden

Marzo

Cabecera de la manifestación de Madrid. Foto: Eduardo Robaina.
Volvimos a vivir un 15-M, pero esta vez en marzo, y climático. El movimiento iniciado en agosto de 2018 por la sueca Greta Thunberg estalló definitivamente en marzo, con millones de jóvenes echándose a las calles de más de 2.000 ciudades de todo el mundo. En España, donde las movilizaciones solo habían comenzado unas semanas antes (en la Universidad de Girona), los manifestantes cumplieron con creces, con unas 30.000 personas en ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla. “Es solo el comienzo”, decía la activista barcelonesa Gemma Barricarte. Y no andaba desencaminada.

Abril

Los cuatro candidatos de los principales partidos, durante el debate de Atresmedia. JUAN MEDINA / REUTERS
En abril, la noticia más llamativa fue lo que no ocurrió. Durante los principales debates de las que, a la postre, no serían las últimas elecciones del año, los candidatos pasaron por alto el cambio climático. Ni en RTVE ni Atresmedia. El problema que puede acabar con la civilización humana no mereció apenas mención por parte de los políticos. Los periodistas que moderaron los debates tampoco consideraron importante incluir preguntas o bloques sobre el tema.
La ministra en funciones de Energía y Transición Ecológica, Teresa Ribera, criticó duramente la incidencia. Ribera dijo que era “impensable” que un debate electoral en países de nuestro entorno no tocase temas medioambientales, y ha añadido que hay políticos “analfabetos” en estos temas “porque no penalizan electoralmente”. Más tarde, en los debates de las elecciones del 10 de noviembre, el cambio climático también brilló por su ausencia.

Mayo

La deforestación es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad. Foto: Alexander Gerst/Flickr. Lic: CC-BY-SA 2.0
Se oficializa la Gran Extinción. En mayo, el IPBES (el equivalente del IPCC en materia de biodiversidad) publicó un informe en el que alertaba de que el sistema económico estaba poniendo en jaque a los ecosistemas de todo el planeta. El ritmo de extinciones del último medio siglo, afirmaba el documento, no tiene parangón en los últimos 10 millones de años (al menos). Las pruebas, según el informe, son “aplastantes”. Y el cambio climático, causado por la quema de combustibles fósiles que mueven nuestra economía, es uno de los principales causantes de tal catástrofe.

Junio

Paisaje con derretimiento del permafrost en la provincia de Nunavut (Canadá). Foto: A. Cassidy, UBC Geography/Flickr. Lic: CC BY 2.0
Se despierta el gigante del Ártico. El permafrost (el suelo que permanece congelado todo el año) se está descongelando a un ritmo que los científicos no esperaban hasta finales de siglo. El derretimiento del permafrost supone emisiones aceleradas de metano y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Este es uno de los nueve puntos de inflexión que el mundo podría cruzar durante este siglo, y que acelerarían el cambio climático. 
En este mes destacamos, además, el nacimiento de Climática, el primer medio profesional dedicado en exclusiva al cambio climático en España.

Julio

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Obreros trabajando en Madrid durante la primera ola de calor de 2019. Foto: Eduardo Robaina.
Julio de 2019 se convirtió en el mes más caluroso de la historia. Nunca un mes había superado tantos récords de temperatura, según la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Cambio Climático Copérnico. El ascenso de temperaturas medias fueron especialmente notables en el Ártico, donde se alcanzaron temperaturas de más de 16ºC a menos de 1.000 km del Polo Norte. Las temperaturas veraniegas contribuyeron a que 2019 haya sido uno de los años más calurosos jamás registrados.

Agosto

El incendio de Gran Canaria visto desde el municipio de Moya. REUTERS/Borja Suarez
Agosto fue el mes que el fuego declaró la guerra a nuestro planeta. Desde España al Amazonas, desde Bolivia a Indonesia y desde California a África, este ha sido el año del fuego. En agosto, los incendios forestales se encaramaron a los titulares de todo el mundo, pero las llamas ya no nos abandonarían, y hoy continúan ardiendo en Australia. A mediados de agosto, Gran Canaria sufrió una serie de incendios consecutivos, el más grave de los cuales calcinó unas 12.000 hectáreas, suponiendo los más graves de la isla en toda una década. En la Amazonia brasileña los incendios se cuadriplicaron con respecto a 2018.

Septiembre

Pancarta en la manifestación global por el clima de Madrid. EDUARDO ROBAINA.
Después del gran éxito de las movilizaciones climáticas globales de marzo, Fridays for Future y muchas otras ONG convocaron otra semana de acciones entre el 20 y el 27 de septiembre. En España, la mayor parte de las acciones tuvieron lugar en esta última fecha, con decenas de miles de personas, la mayoría jóvenes, saliendo a protestar a las calles. En Madrid, la organización cifró en 200.000 personas a los asistentes, mientras que la Delegación del Gobierno calculó unos 20.000 manifestantes. Pero no sería, a la postre, la mayor manifestación climática del año en la capital española. En todo el mundo se manifestaron varios millones de personas, con Italia, Alemania, Canadá, Australia y Nueva Zelanda entre los países con más éxito de convocatoria.

Octubre

Un manifestante vestido como en ‘La Casa de Papel’ sostiene una bandera chilena durante una de las protestas. REUTERS/Pablo Sanhueza
La COP 25 tenía que haberse celebrado en Chile, después de que el gobierno negacionista de Bolsonaro renunciara a su organización. Sin embargo, la revolución social que vive el país andino sirvió de argumento al gobierno del derechista Sebastián Piñera para, también, echarse a un lado en la organización del evento a poco más de un mes del pistoletazo de salida. La decisión fue ampliamente criticada por movimientos sociales tanto en Chile como en el extranjero, ya que permitía al ejecutivo continuar con la represión contra las manifestaciones. Poco después de la renuncia de Piñera, España se ofrecía para acoger la COP, que finalmente se celebró en Madrid. Chile, no obstante, mantuvo la presidencia del evento.

Noviembre

Sede del Banco Europeo de Inversiones
Una de las noticias más importantes y positivas del año llegó de la mano del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que a mediados de noviembre anunciaba que dejará de financiar proyectos de combustibles fósiles a partir de finales de 2021. La decisión llegó después de varios retrasos y aplazamientos en la votación, y con gran incertidumbre ante el papel de Alemania, que hasta entonces no había apoyado abiertamente el paso adelante del banco. El BEI es la mayor institución multilateral de crédito del mundo, y el anuncio se acogió como muy positivo entre la sociedad civil, aunque se señaló que el banco podía haber sido aún más ambicioso.

Diciembre

Una mujer sentada en el recinto de la COP 25. Foto: Eduardo Robaina
Finalmente, después de ser rechazada tanto por Brasil como por Chile, la Conferencia de las Partes de la ONU, la mayor cumbre climática del planeta, se celebró en Madrid. Las negociaciones de la COP 25 se desarrollaron de manera muy accidentada, y concluyeron sin cerrar algunos de sus principales objetivos, como la articulación de los mercados de emisiones. La cumbre también estuvo marcada por la brecha entre lo que piden tanto la ciencia como la sociedad civil y lo que consiguen cerrar los políticos. Varios países mostraron su voluntad de bloquear casi cualquier avance.
Por otro lado, la Cumbre Social, que organizan los movimientos sociales y que también se organizó contrarreloj, fue todo un éxito. Uno de los momentos álgidos fue la manifestación del 6 de diciembre, que reunió a cientos de miles de personas en Madrid y se convirtió en la mayor movilización climática de la historia de nuestro país, y una de las mayores de todo el planeta.
Fuente original: https://www.climatica.lamarea.com/2019-noticias-climaticas/

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jueves, 12 de diciembre de 2019

La Cara Oculta de la Transición Energética en la Cumbre Social por el Clima

Junto a Ecologistas en Acción, Yes to Life No to Mining, War on Want y la Cumbre de los Pueblos de Chile, Salva la Selva participó del debate “La Cara Oculta de la Transición Energética” que cuestionó el auge del extractivismo de los metales relacionados con las energías renovables, como el litio, el cobre o el wolframio durante la Cumbre Social por el Clima.
Debate en Madrid - Cumbre social clima
Las organizaciones War on Want, Ecologistas en Acción, Fundación Home of the Mother Earth, Cumbre de los Pueblos y Salva la Selva llevaron a cabo un importante debate bajo el titulo La cara oculta de la Transición Energética. El debate se centró en la exploración de en palabras de uno de los ponentes, Asad Rehman, director de War on Want, por qué "No puede haber una'transición justa' que se base en la misma lógica de extracción de recursos y sacrifique las mismas zonas del Sur global que se han visto forzadas a apuntalar el colonialismo, el imperialismo y el neoliberalismo. Las respuestas no se encuentran en las baterías, sino en una transición justa".
Junto a Rehman, Bawawale Obayanju, como parte de Health of Mother Earth Foundation HOMEF, de Nigeria expuso las consecuencias del extractivismo minero comparándolas con aquéllas derivadas de la extracción petrolera, y advirtió que la minería a gran escala dejará huellas aún mayores.
Nicolás Quiroz, representante del Movimiento por el Agua y los Territorios MAT, trajo la voz y el mensaje de la Cumbre de los Pueblos, la urgencia de apartar a Chile de la COP por la acciones antisociales y graves violaciones de derechos humanos que ha cometido en las últimas semanas. Habló además de la lucha en defensa del agua en Chile, en el contexto minero-extractivo.
Isidoro Albarreal analizó los pasivos ambientales de la minería ejemplificando en torno a las catástrofes de Aznalcóllar, en Andalucía, hace más de 20 años y en Brumadinho, en Minas Gerais, Brasil este mismo año 2019. También destacó las preocupaciones existentes con respecto a las balsas de la mina de cobre de Rio Tinto, en la provincia de Huelva y expuso la peligrosidad de las mismas, comparable a la de tantas otras en el mundo.
Elena Solís, miembro del grupo de minería de Ecologistas en Acción al igual que Isidoro, expuso los impactos potenciales de la minería de materiales que se clasifican como críticos por su alta demanda y la dificultad por acceder a los mismos, en relación con la transición energética.
Guadalupe Rodríguez, de Salva la Selva explicó las políticas europeas de materias primas y su rol en la transición energética y la supuesta decarbonización de la economía. Cómo las mismas están destinadas a facilitar un acceso directo a las materias primas dentro y fuera de Europa en forma de neo colonialismo y nuevo extractivismo, y las redes ciudadanas que se han formado en contra de la ola de proyectos mineros.
El mensaje final estuvo en boca de Obayanju, quien dijo que "El momento de actuar, es ahora".
https://www.salvalaselva.org/noticias/9604/la-cara-oculta-de-la-transicion-energetica-en-la-cumbre-social-por-el-clima
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