lunes, 6 de octubre de 2025

Defensor hace un “llamado urgente” a las autoridades para mejorar las condiciones de trabajo de los bomberos

Dentro de una reciente resolución por incendios forestales, el Tribunal Agroambiental también exhortó a la provisión de insumos de los bomberos y a la cobertura de sus necesidades operativas de seguridad y de bienestar




El Defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, se sumó a las expresiones de solidaridad con la familia del sargento Abel Chillca, quien perdió la vida tras sufrir heridas en un incendio en el Parque Industrial de Santa Cruz.

“Este lamentable hecho debe ser un llamado urgente a las autoridades competentes para mejorar y garantizar las condiciones necesarias que protejan la vida de quienes, como él, arriesgan todo por salvaguardar a los demás”, afirmó Callisaya, mediante su cuenta en X.

En el mismo sentido, el pasado 8 de septiembre, el Tribunal Agroambiental también, entre otras medidas cautelares sobre los incendios forestales en Bolivia, exhortó a que se garanticen las necesidades operativas de los bomberos.

“Considerando que los bomberos voluntarios son reconocidos como defensores ambientales, en el marco del artículo 9 del Acuerdo de Escazú, se exhorta al nivel central del Estado y a las instancias legales competentes a garantizarles la provisión de insumos, así como la cobertura de sus necesidades operativas de seguridad, legales y de bienestar”, cita un comunicado del Tribunal.

El sargento Chillca resultó gravemente herido, junto a otros tres bomberos, en la explosión en un silo ubicado en el Parque Industrial de Santa Cruz el 19 de agosto.

Tras casi un mes de hospitalización, el bombero murió el pasado fin de semana.  Sus camaradas de diferentes unidades le rindieron homenaje el domingo y sus familiares informaron que su cuerpo será enterrado en Oruro.




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Gobernación cruceña prepara declaratoria de emergencia departamental por incendios forestales

La Gobernación de Santa Cruz anunció que se prepara para emitir la declaratoria de emergencia departamental debido al incremento de incendios forestales que afectan a distintos municipios, particularmente en la Chiquitania.

La Gobernación de Santa Cruz anunció que se prepara para emitir la declaratoria de emergencia departamental debido al incremento de incendios forestales que afectan a distintos municipios, particularmente en la Chiquitania.

El gobernador Luis Fernando Camacho explicó que la medida permitirá disponer de recursos económicos, logísticos y humanos para reforzar la atención de los focos de calor, varios de los cuales se encuentran en comunidades de difícil acceso. “He instruido que se active la declaratoria para poder contar con los recursos necesarios y atender esta crisis”, señaló.

Camacho realizó un recorrido terrestre por municipios afectados, entre ellos San Ignacio de Velasco, que ya declaró desastre municipal. En el lugar entregó ayuda humanitaria a familias damnificadas y reconoció que en algunas zonas solo es posible llegar con apoyo aéreo. Asimismo, lamentó que este año el fuego incluso alcanzara áreas protegidas como el parque Noel Kempff Mercado, lo que motivó investigaciones para establecer el origen de los incendios.

A nivel nacional, el Gobierno central declaró emergencia por incendios forestales el 21 de agosto, a través de un Decreto Supremo que busca proteger la salud de la población, la biodiversidad y las actividades productivas.

En el ámbito departamental, la Gobernación ya había declarado alerta roja el lunes, en aplicación de la Ley 602 de Gestión de Riesgo, con el objetivo de activar planes de prevención y respuesta. Según explicó Paulo Viruez, director de Recursos Naturales, esta medida obliga a los municipios a activar sus Comités de Operaciones de Emergencia (COEM) y movilizar recursos locales. “Recomendamos que cada gobierno municipal, según su situación, declare emergencia o desastre para responder con mayor rapidez”, añadió.

Actualmente, 26 municipios de Santa Cruz se encuentran en riesgo alto o extremo de incendios forestales, lo que ha intensificado la preocupación de las autoridades. En este contexto, la Gobernación insistió en la necesidad de fortalecer la coordinación interinstitucional y ejecutar de manera inmediata los planes de contingencia para reducir los impactos ambientales y sociales de la emergencia.





Fuente: https://brujuladigital.net/sociedad/2025/09/10/gobernacion-crucena-prepara-declaratoria-de-emergencia-departamental-por-incendios-forestales-50944?fbclid=IwY2xjawMu-KZleHRuA2FlbQIxMQABHt-c0sw7C-jI-rUeVy6Oi_WMXsuBV1KHW28n3akobE5V8vp6WrPkaN8RpP1X_aem_gala_IziCFA2Sagfw1u0zQ




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viernes, 3 de octubre de 2025

Naciones indígenas: de la conquista jurídica al olvido político





Leonardo Tamburini, director de ORE, advierte que las grandes victorias históricas de los pueblos indígenas están en riesgo de ser revertidas en un país que, tras haberlos incluido en la Constitución, ahora los margina y divide.

Los pueblos indígenas de tierras bajas conquistaron derechos históricos que transformaron a Bolivia: el reconocimiento de sus territorios, el autogobierno y su inclusión en los cuatro órganos del Estado. Sin embargo, a más de tres décadas de la marcha de 1990 y tras la dura fractura del TIPNIS, esa agenda aparece debilitada, fragmentada y bajo amenaza en el actual escenario político.

“Se conquistaron muchos derechos, pero no se ejercieron plenamente”. Con esa frase, Leonardo Tamburini, director ejecutivo de la Organización de Apoyo Legal y Social (ORE), resume la paradoja que viven los pueblos indígenas, que no tienen una potestad plena sobre sus propias atribuciones que están contempladas en la propia Constitución Política del Estado (CPE) y observa que se trata de una suspicacia político partidaria. “¿Cuál es el temor de cederle esos derechos? (10:37) El temor es el que pierdas poder”, sentencia.

En entrevista con la Hora Pico, recuerda que la marcha por el Territorio y la Dignidad de 1990 fue el punto de inflexión ya que, por primera vez, los pueblos de tierras bajas irrumpieron en el escenario político nacional para exigir el reconocimiento de sus derechos. Aquella movilización abrió la puerta a la titulación de más de 26 millones de hectáreas como territorios indígenas y sentó las bases de un nuevo mapa político-administrativo que, décadas después, desembocaría en la CPE de 2009.


Tamburini subraya que esos avances transformaron el país en dos dimensiones. Primero, en lo territorial: “Antes los indígenas eran invisibles, no se les reconocía ni cultura ni tierra. Hoy tienen territorios reconocidos, la posibilidad de autogobernarse y estructuras políticas propias”. Y segundo, en lo institucional: lograron representación en los cuatro órganos del Estado, desde diputados plurinominales hasta asambleístas departamentales, pasando por magistrados y vocales en el Órgano Electoral.


Pero esa aparente victoria histórica pronto mostró sus límites. El analista recuerda que, tras el conflicto del TIPNIS en 2011, el gobierno optó por una estrategia de división y desgaste de las organizaciones. “Ahí se quebró todo. El poder político bajó una línea dura y no pudieron resistir. Desde entonces, la agenda indígena prácticamente desapareció”, señala. “No tienes el apellido de una obra pública del MAS, como le han puesto, para el vivir bien, lo plurinacional. No tienes la posibilidad de que esos pueblos puedan definir su propio destino de acuerdo a sus usos y costumbres”, acota.


Ese proceso, asegura, coincidió con el relevo generacional: las dirigencias históricas, que habían encabezado las luchas de los 80 y 90, se replegaron o envejecieron, mientras que las nuevas camadas asumieron estilos de liderazgo que no estuvieron a la altura del momento político. Resultado: la fragmentación orgánica, el debilitamiento de la CIDOB y un desvío hacia relaciones directas con gobernaciones o municipios, sin articulación nacional.


A pesar de ello, la agenda indígena sigue teniendo tres pilares fundamentales:

  • Conservar y fortalecer sus territorios. Las autonomías indígenas representan un espacio de autogobierno que busca funcionar sin la tutela de los partidos políticos.
  • Garantizar condiciones de vida digna. Salud, educación, caminos e infraestructura deben gestionarse desde su propia lógica territorial, no desde municipios lejanos y ajenos a sus realidades.
  • Proteger la cultura y el medio ambiente. La cosmovisión indígena mantiene aún áreas de conservación y economías locales que se contraponen al modelo extractivista y a las lógicas capitalistas convencionales.

Sin embargo, Tamburini advierte que estos pilares enfrentan amenazas crecientes. El riesgo más evidente, afirma, viene desde el discurso electoral. Algunos candidatos han planteado la revisión de la propiedad colectiva de la tierra, un núcleo duro de las conquistas sociales de los últimos 30 años. “No se trata solo de Tierras Comunitarias de Origen (TCO), también está en juego la base de las comunidades campesinas. Si se toca eso, se desmorona todo el pacto social alcanzado tras décadas de lucha”, advierte.

En el actual escenario electoral, donde las campañas han estado dominadas por el racismo, la polarización y la disputa de élites, la causa indígena aparece relegada a un segundo plano. Sin embargo, su peso histórico es innegable: la inclusión del Estado Plurinacional, uno de los mayores cambios políticos de Bolivia en el siglo XXI, nació de aquellas demandas.

Tamburini es categórico: “La gran conquista no fue jurídica, fue política. Los pueblos indígenas lograron que el Estado se reconozca como plurinacional. Pero si esos derechos no se ejercen, si solo quedan escritos en la Constitución, entonces serán un trofeo vacío, un auto guardado en el garaje que nadie maneja”.

Treinta años después de irrumpir en la historia nacional, los pueblos indígenas enfrentan una encrucijada: consolidar sus conquistas o verlas desmoronarse bajo la presión de los partidos y la indiferencia del poder. En tiempos en que las promesas electorales apuntan a revisar incluso la propiedad colectiva, la advertencia es clara: si Bolivia olvida a sus pueblos indígenas, no solo traicionará su historia reciente, sino que pondrá en riesgo la propia esencia del Estado Plurinacional.



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Locutoras: Cecilia Méndez y Cecilia Martínez 







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martes, 30 de septiembre de 2025

“Tierra–Territorio y Medio Ambiente: la gran cita sin presidenciables, ¿desinterés o falta de compromiso?”



En Bolivia, la defensa de la tierra, el territorio y el medio ambiente volvió a ponerse en el centro del debate. Más de 50 organizaciones indígenas, campesinas, juveniles y de la sociedad civil se reunieron en Santa Cruz en el Foro Nacional por la Tierra, Territorio y Medio Ambiente.
El lema: “Compromiso de todos en defensa de la vida”.


Representantes de pueblos indígenas, fundaciones, académicos, colectivos ambientales y plataformas ciudadanas debatieron propuestas para enfrentar la crisis ambiental.
Las cifras son duras: en 2024 Bolivia perdió más de 12 millones de hectáreas de bosque por incendios y deforestación. Y en la última década la pérdida supera las 50 millones de hectáreas.
Hoy, 58 territorios indígenas enfrentan minería ilegal, contaminación con mercurio, expansión petrolera y avasallamientos.

Miguel Vargas, del CEJIS, alertó: “Las propuestas de gobierno, en lugar de darnos alternativas frente a esta crisis, nos plantean profundizar el modelo extractivo. Por eso somos las organizaciones las que tenemos que tomar la iniciativa y construir la hoja de ruta que el país necesita”.





El foro concluyó con un manifiesto de 27 puntos, entregado a los candidatos presidenciales. Destacando los siguientes puntos: 

• Titulación colectiva de tierras indígenas pendientes.
• Auditoría al INRA y la ABT por irregularidades en la distribución de tierras.
• Prohibición de transgénicos y minería en territorios indígenas.
• Una nueva Ley de Aguas con gestión comunitaria.
• Estrategias para fortalecer la agroecología y sistemas de vida sostenibles.
El mensaje central fue categórico: “Nuestra Madre Tierra no está en venta”.



Luis Rojas, del Bloque de Organizaciones Campesinas e Indígenas del Norte Amazónico, nos recordó:
“Lo que hemos logrado en torno a la defensa de la tierra y el territorio fue gracias a la unidad y la movilización. Pero hoy enfrentamos incendios, deforestación y extractivismo que amenazan nuestra propia vida. Solo unidos podremos garantizar nuestros derechos y el futuro de nuestras comunidades”.

Rosa Pachuri, de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia, destacó la presencia de mujeres y jóvenes:
“Para nosotros es importante haber llegado hasta aquí. Queremos definir cómo vemos nuestro territorio, nuestra casa. Porque lo que está en juego no es solo la tierra, sino la vida de nuestros hijos y nietos”.

Desde el altiplano, Eliseo Llave, dirigente de Nor Lípez, advirtió:
“Yo vengo desde el Salar de Uyuni. Debemos debatir sobre nuestros recursos naturales porque son patrimonio común de los pueblos. No podemos dejarlos en manos de quienes solo piensan en el negocio. El agua, la tierra y los minerales no son mercancía, son vida”.

Y desde Santa Cruz, Alejandra Crespo, de colectivos ambientales, lanzó una alerta:
“El extractivismo avanza con monocultivos, transgénicos y deforestación. Nos toca resistir desde las bases, reencontrarnos y plantear una agenda común, porque los años que vienen no serán fáciles: la crisis política y ambiental nos exige más unidad”.


Sin embargo, hubo un hecho que marcó el foro: ninguno de los candidatos a la presidencia ni a la vicepresidencia asistió, pese a estar formalmente invitados.
¿Es un desaire a los pueblos indígenas y a la sociedad civil? ¿O un mensaje claro de que la agenda ambiental no está en sus prioridades?
Solo un vocero del PDC se hizo presente para recibir el documento.


Y aquí surge la reflexión final:


👉 ¿Qué significa que quienes quieren gobernar Bolivia no escuchen estas demandas?
👉 ¿Puede haber democracia plena si se ignora la voz de quienes cuidan los bosques, el agua y la vida?
👉 ¿Es esta ausencia un aval a la falta de compromiso ambiental?
👉 ¿O simplemente una muestra de que el modelo extractivo sigue pesando más que la defensa de la naturaleza?

El mensaje de las comunidades fue contundente: “Estamos en pie de lucha, la defensa de la tierra la haremos en y desde los territorios”.
La pregunta queda abierta para usted, que nos escucha: ¿qué compromiso espera de los próximos gobernantes con la tierra y con la vida?

 

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sábado, 27 de septiembre de 2025

PRIMERA CIRCUNNAVEGACIÓN CIENTÍFICA DEL LAGO TITICACA – UNA EXPEDICIÓN HISTÓRICA PARA LA CIENCIA Y LAS COMUNIDADES



El Lago Titicaca, orgullo de los Andes y lago navegable más alto del mundo, es también uno de los ecosistemas más amenazados de Sudamérica. Contaminación por aguas residuales, pérdida de biodiversidad, presencia de plásticos y el impacto del cambio climático están poniendo en riesgo no solo su riqueza natural, sino también la vida de miles de familias que dependen de él para alimentarse, trabajar y mantener viva su cultura.
Hoy el Titicaca nos recuerda que es urgente escuchar su llamado y actuar con ciencia, compromiso y cooperación.


En ese marco, el 30 de septiembre comenzo una misión sin precedentes: la primera circunnavegación científica integral del Lago Titicaca, organizada por la Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca, la Fundación PlanetSolar de Suiza y el SENAMHI de Bolivia.

La expedición se desarrollará entre el 30 de septiembre y el 16 de octubre de este año, recorriendo más de 800 kilómetros de litoral entre Perú y Bolivia a bordo del MS PlanetSolar II, el primer barco solar científico del lago.

Durante este recorrido se estudiará la calidad del agua en 39 puntos estratégicos, evaluando procesos de contaminación y eutrofización. Se aplicará tecnología de última generación para validar imágenes satelitales y se identificarán sitios prioritarios para la restauración ecológica y el tratamiento de aguas residuales.

Este proyecto es binacional e innovador: combina teledetección satelital, sondas multiparamétricas y energías limpias para investigar sin generar mayor impacto ambiental. Un verdadero modelo de ciencia aplicada y sostenible.


Pero más allá de los datos, esta expedición busca sembrar futuro. Permitirá implementar un sistema binacional de alerta temprana para proteger el lago, capacitar a técnicos locales y ofrecer información científica que será vital para la toma de decisiones.

Los aportes no solo serán para la comunidad científica: también beneficiarán directamente a las comunidades indígenas que viven a orillas del lago, para quienes el Titicaca no es solo agua, sino fuente de vida, de sustento y de identidad cultural. Este esfuerzo demuestra que sí es posible unir ciencia, tecnología limpia y cooperación para recuperar un patrimonio natural que pertenece a todos.



El futuro del Lago Titicaca depende de acciones como esta, pero también de cada uno de nosotros.
👉 Le dejamos estas preguntas:

• ¿Qué significa para usted que el Lago Titicaca esté hoy en el centro de una investigación internacional?
• ¿Cree que estos proyectos pueden marcar un cambio real en la vida de las comunidades ribereñas?
• ¿Qué responsabilidad nos toca como ciudadanos para cuidar el lago que es corazón espiritual y cultural de los Andes? La expedición científica abre un camino. El siguiente paso está en nuestras manos.



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viernes, 26 de septiembre de 2025

La cruzada para cuidar al gato andino, el mensajero de los espíritus guardianes en Bolivia

La Fundación Teko Kavi impulsa la iniciativa dentro del proyecto Conservación del Gato Andino en Bolivia y Perú, que se desarrolla con financiación del Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos y apoyo del Gobierno de Canadá.




Los recientes avistamientos de gatos andinos en un área protegida en el noroeste de Bolivia darán pie a un plan de acción para preservar a esos esquivos felinos, considerados “mensajeros de los achachilas”, que se encuentran en "peligro crítico" en el país.

La Fundación Teko Kavi impulsa la iniciativa dentro del proyecto Conservación del Gato Andino en Bolivia y Perú, que se desarrolla con financiación del Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF, en inglés) y apoyo del Gobierno de Canadá.

La fundación trabaja en Bolivia en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba, en el norte del departamento de La Paz.

"Nuestro objetivo es tener un plan de acción de conservación del gato andino del área protegida de Apolobamba (...) Todas nuestras acciones las realizamos con los guardaparques del área protegida y trabajamos con las comunidades", explicó a EFE el coordinador del proyecto, el biólogo Josef Rechberger.

Para lograrlo, se instalaron 40 cámaras trampa que estuvieron activas entre mayo y agosto en las markas, o conjuntos de comunidades, de Apacheta, Suni Alpaqueros y Cañuhuma y en minas abandonadas en el sur de Apolobamba, precisó a EFE la bióloga Oriana Prado.

Según Prado, en ese periodo se tuvieron registros, aunque no se sabe "exactamente de cuántos individuos" porque no se les puede identificar "a detalle".

Por la distancia entre las cámaras, se piensa que podrían ser unos tres, aunque "podrían ser más o quizás alguno se ha movido mucho", indicó.

Estos avistamientos complementan otros registros obtenidos en la primera fase del proyecto realizada en 2023 también en Apolobamba, pero en los territorios de la Nación Puquina, en el norte del área protegida.

La bióloga precisó que con estos datos, se hará "el plan de acción para la conservación" del gato andino en Apolobamba.


Gato “mensajero”

El gato andino (leopardus jacobita) habita en Argentina, Bolivia, Chile y Perú y se calcula que en la región existen entre 2.400 y 2.500 individuos, un "número muy pequeño", según Rechberger.

Estos animales llegan a pesar hasta siete kilos y se caracterizan por sus orejas grandes y ligeramente redondas, nariz negra, pelaje con manchas y una gruesa cola con anillos oscuros.

Rechberger precisó que en Sudamérica, el gato andino se encuentra en peligro y en Bolivia "tiene una categoría más avanzada", pues según el Libro Rojo de Vertebrados del país, está "en peligro crítico".

Los gatos andinos viven en lugares altos y rocosos, una de las razones por las que su población es reducida, pues estos sitios no son continuos, lo que también los vuelve vulnerables al cambio climático y a algunas enfermedades.

Su alimento principal son las vizcachas. Con esto, los felinos contribuyen a evitar la sobrepoblación de esos animales que se alimentan de las plantas de los bofedales, actuando también en el ciclo del agua en estas zonas.

La Nación Puquina lo considera "sagrado" y lo llama el “mensajero de los achachilas”, un portador de buenos presagios, mientras que los pobladores del sur de Apolobamba lo evitan porque creen que si lo hieren o molestan, "se van a enfermar, o les puede hasta caer el rayo", señaló Rechberger.

Amenazas y acciones 

Según Rechberger, una de las "amenazas más terribles para el gato" es la minería, que le afecta indirectamente por la contaminación de los cuerpos de agua en los lugares donde habita este animal.

Con el proyecto también se detectó que los perros y gatos domésticos de las comunidades aledañas en ocasiones llegan hasta el hábitat del gato andino en busca de alimento, lo que supone otra amenaza por las enfermedades que podrían transmitir a los felinos silvestres.

Ante esto, Teko Kavi trabaja con las escuelas en Apolobamba para explicar sobre el rol ecológico del gato y busca concienciar a los pobladores sobre la tenencia responsable de mascotas.

Además la entidad realizó talleres de sensibilización sobre la minería responsable para evitar la contaminación del agua y prevén apoyar una iniciativa para que las indígenas de la zona hagan artesanías tejidas con la imagen del gato andino, algo que les genere ingresos y, a la vez, apoye a la conservación de estos animales.

BD/


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domingo, 21 de septiembre de 2025

DÍA DEL ARBOL: Conmemoración y memoria en medio de una crisis.




Cada 1 de octubre Bolivia celebra el Día Nacional del Árbol, establecido en el Decreto Supremo 4158 como una fecha destinada a despertar conciencia sobre la conservación de los árboles, recursos naturales invaluables para la humanidad.

Pero más que una celebración, hoy es también un llamado de alerta: cada año nuestro país pierde alrededor de 4 millones de hectáreas de bosques a causa de la deforestación. No se trata solo de un número, sino de un golpe directo a la vida. Los bosques bolivianos están siendo arrasados por la expansión agrícola y ganadera, prácticas muchas veces avaladas o toleradas por políticas estatales que favorecen desmontes a gran escala. A ello se suma la minería, que contamina ríos y suelos, dejando cicatrices que tardarán siglos en sanar.

Bolivia alberga 2.934 especies de árboles, de las cuales 249 son endémicas, es decir, únicas en el mundo. Cuando perdemos un bosque, no solo desaparecen árboles: desaparece un patrimonio biológico irremplazable, desaparecen culturas, desaparecen futuros.

Un ejemplo claro es el copaibo, un árbol al que muchos llaman “árbol milagroso”. Crece en los bosques secos de la Chiquitanía, en el norte paceño y en la Amazonía boliviana. Su aceite, extraído con cuidado por comunidades indígenas, ha sido utilizado durante siglos como medicina natural para tratar inflamaciones, enfermedades respiratorias, problemas de piel y hasta dolencias reumáticas. Hoy en día, también es transformado en cosméticos y remedios naturales que generan ingresos para mujeres organizadas en emprendimientos locales.



Pero el copaibo está en peligro. Aunque la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo clasifica aún en categoría de “Preocupación Menor”, estudios nacionales ya advierten que los ecosistemas donde crece se encuentran Vulnerables y En Peligro. Y no es casualidad: los incendios forestales y la deforestación avanzan sin freno sobre su hábitat.

Aquí se esconde una verdad preocupante: el aumento exponencial de los incendios forestales no solo destruye hectáreas de bosques, sino que también está eliminando especies enteras de árboles como el copaibo. A largo plazo, esto significa la pérdida de servicios ecosistémicos esenciales: el agua que bebemos, el oxígeno que respiramos, la regulación del clima y hasta la fertilidad de los suelos que alimentan nuestros cultivos. Significa también que muchas comunidades que dependen del bosque para su subsistencia, su salud y su economía se quedarán sin sustento. Y, quizás lo más doloroso, significa la pérdida de identidad cultural, porque con cada árbol que desaparece se rompen lazos históricos, saberes ancestrales y tradiciones que forman parte de lo que somos como pueblo.

Hoy, en este Día Nacional del Árbol, no podemos quedarnos solo en la conmemoración. Debemos mirar de frente la realidad: nuestros bosques se están consumiendo y con ellos se consume nuestro futuro.



La esperanza está en que las autoridades entrantes, que serán elegidas en octubre de 2025, asuman con seriedad la responsabilidad de hacer cumplir las leyes ambientales, frenar los desmontes ilegales y potenciar la protección de nuestros espacios naturales. Porque la riqueza de Bolivia no está solo en el gas ni en los minerales: está en sus bosques, en su biodiversidad y en la vida que de ellos depende.

En definitiva, no se trata solo de un árbol. Se trata de nuestra salud, de nuestra economía, de nuestra cultura y de nuestro futuro como país.



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martes, 16 de septiembre de 2025

Incendios forestales: bomberos apagan brasas y recorren las cenizas para evitar que el fuego resurja

La extinción comienza una vez que el incendio está bajo control. Caminan largas distancias cargando agua y herramientas para sofocar cualquier chispa que pueda reavivar el infierno. Su entrega en la primera línea vence al cansancio

Juan Carlos Chané Abaeti (37) se adentró en un mar de cenizas a las 5:00 de la madrugada. A las 10:00 seguía en ayunas y con las fuerzas debilitadas. Hizo una pausa para desayunar tres panes y una soda que logró cargar en su mochila, donde también lleva agua. Su jornada terminó a las 17:00 después  haber apagado con sus manos cada tronco con brasas que encontró a su paso en medio de la devastación. Al regresar a su campamento recién pudo probar un plato de comida.

Así es el trabajo esforzado de  los guardaparques en Ñembi Guasu, que como tal se mantienen firmes en la misión de liquidación del fuego. Los héroes contra incendios ya sienten el desgaste de días enteros sin descanso, pero no se rinden. Gracias al esfuerzo conjunto, lograron controlar las llamas; sin embargo, un grupo permanece en el terreno, en la dura y lenta tarea de extinción del fuego, que puede prolongarse por varios días.

El trabajo es minucioso, deben revisar cada punto de calor oculto bajo las cenizas, tocar tronco por tronco para asegurarse de que no queden brasas en los árboles y en el suelo. Con sus manos apagan cualquier chispa que pueda reavivar el infierno. “Es un trabajo muy detallado. Tenemos que revisar cada árbol, acercarnos y tocarlo con la mano. Si está caliente, el viento puede reactivarlo”, explica Juan Carlos. Desde la línea de defensa, hacen un barrido de al menos 30 metros, aplicando técnicas que requieren enorme esfuerzo.

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Cuando encuentran troncos calientes o humeantes utilizan motosierras para derribarlos y  con machetes quitan las brasas. Luego, con la pala forestal, cavan un pozo para enterrarlo, porque de nada sirve cortarlo y dejarlo a la intemperie: volvería a arder.

Caminan largas distancias aplicando esta técnica, bajo un sol inclemente y entre un paisaje devastado. El calor se multiplica en medio del terreno ennegrecido.

El cansancio se refleja en sus rostros tiznados y en el olor penetrante a humo que impregna sus ropas. Aun así, se mantienen firmes en defensa de Ñembi Guasu, el gran refugio del pueblo guaraní en Charagua. Allí, las tareas de extinción comenzaron el anterior sábado y continuaba hasta el miércoles.

Cuando encuentran troncos calientes o humeantes utilizan motosierras para derribarlos y  con machetes quitan las brasas. Luego, con la pala forestal, cavan un pozo para enterrarlo, porque de nada sirve cortarlo y dejarlo a la intemperie: volvería a arder.

Caminan largas distancias aplicando esta técnica, bajo un sol inclemente y entre un paisaje devastado. El calor se multiplica en medio del terreno ennegrecido.

El cansancio se refleja en sus rostros tiznados y en el olor penetrante a humo que impregna sus ropas. Aun así, se mantienen firmes en defensa de Ñembi Guasu, el gran refugio del pueblo guaraní en Charagua. Allí, las tareas de extinción comenzaron el anterior sábado y continuaba hasta el miércoles.

Estar en primera línea también lo aparta de fechas familiares importantes. Por ejemplo, esta vez tuvo que perderse el cumpleaños de su madre, pese que había conseguido el permiso para ir a festejarla con una cena.

“Tocó el incendio y hay que cumplir, porque el deber llama. Se la debo a mi madre”, comenta. 

Juanito Cuéllar (53) es bombero forestal voluntario desde 2005. Vive en San José de Chiquitos y no dudó en desplazarse hasta Ñembi Guasu cuando los guardianes del área protegida pidieron apoyo. “El fuego no tiene barreras ni límites”, afirma.

El miércoles salió de la zona para reponer fuerzas y reencontrarse con su familia.

Señala que, cuando el fuego está activo, muchos bomberos se suman a las labores de sofocación, pero una vez controlado, la liquidación recae sobre las cuadrillas que  se quedan y deben hacer un barrido del área afectada. Cargan con la responsabilidad de evitar la reactivación. 

“Es muy duro. Se caminan largas distancias, hay que remover árboles y cavar para enterrar troncos con brasas que pueden reavivarse. También debemos estar atentos a la dirección y velocidad del viento, porque si cambia de golpe, podemos quedar atrapados”, relata.

La dificultad de la tarea depende de la topografía del terreno, del tipo de combustible que alimenta el fuego, de la temperatura y de las herramientas con que cuentan. En zonas boscosas, la liquidación puede tomar varios días. 

Sin agua disponible, se apoyan únicamente en los 20 litros que cargan en sus mochilas, una parte para calmar la sed y otra para hacer barro y sellar los troncos humeantes. “Es duro, pero motiva saber que estás salvando vida y naturaleza”, dice.

Las jornadas son interminables. “A veces caminamos kilómetros entre cenizas y árboles calcinados”, comenta.

Esta vez, Juanito y su cuadrilla ingresaron el martes, a las 16:00, a  Ñembi Guasu y recién salieron el miércoles a las 6:00.  “No hay horario de salida, estamos hasta  cuando las fuerzas lo permiten”, dice. Muchas veces trabajan de noche para evitar el desgaste del sol. 

Juanito forma parte de la Central Indígena Chiquitana Amanecer  Roboré (Cichar) y está a cargo de 16 cuadrillas de respuesta inmediata.

Tardan el triple

Hugo Sánchez (43) asegura que el rastreo que hacen en la fase de liquidación tarda hasta el triple de tiempo que el combate con las llamas. “Depende mucho del tipo de vegetación, cuando es monte alto y hay árboles gruesos, la liquidación es bien pesada. Si tardamos en controlar el incendio una semana, por lo menos son otras tres hasta lograr la liquidación”, asegura amparado en la experiencia que lleva combatiendo el fuego, desde 2018.

Como técnico de manejo de fuego de Nativa, llegó hasta el incendio en Ñembi Guasu, por el sector de Roboré. Apoya en la organización y planificación de las tareas, pero también está en combate.

Cuando las llamas se avivan no miden las horas de trabajo. “Trabajamos día y noche. Hemos tenido ocasiones en las que hemos trabajado 48 horas  continuas por la necesidad, porque a veces no hay mucho personal para hacer el relevo y, si uno se sale a descansar, el fuego sigue avanzando y se pierde todo lo que se hizo”, comenta.

Esta vez, por ejemplo, le tocó trabajar dos días seguidos haciendo una brecha con maquinaria pesada para detener el avance del fuego. 

Cuenta que cuando las llamas están activas y avanzan rápidamente, se abocan a las tareas de  sofocación. Una vez que el incendio está contorolado, sigue la fase de liquidación, que lo hacen con herramientas manuales, barro y  agua.

En medio del trabajo, el cansancio y la deshidratación debilita a los bomberos. “Deshidrata mucho la caminata en el campo”, dice.

Señala que una de las técnicas que utilizan es hacer barro para ahogar las brasas, de esa forma racionan el agua que cargan en la mochila. Además, tienen que llevar  herramientas para remover y golpear los troncos.


ElDeber


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