lunes, 5 de octubre de 2015

¿Hasta qué punto es inminente el colapso de la civilización actual? – y 14: ¿Qué más podemos hacer?


“Speak the truth … Operate from love.”[1] (Donnella Meadows, LLDC, 2004)
Dones
Si usted ha leído hasta aquí, cosa que le agradezco, lo más seguro es que sea porque le inquieta la respuesta a la pregunta del titular, y porque espera encontrar algunas orientaciones sobre qué camino elegir de entre los transitables. En una charla reciente, cerca de Segovia, poco después del congreso de Barbastro, los asistentes me interrogaron sobre ello en el turno de preguntas. No supe qué contestarles. Les dije que estaba todavía en estado de shock. Así estoy todavía, pero me siendo obligado a abordar esta cuestión al ir concluyendo un texto como éste.
Veamos pues caminos transitables. En el plano racional mencionaré lo que los autores de LLDC, habiendo sido criticados en su día por no aportar soluciones (concretas) en su trabajo original de 1972, aportaron en su revisión de 2004. Si no nos valieran ya para evitar este colapso nos deberían servir por lo menos para alejar el siguiente. Son éstas, de la forma en que fueron recogidas por la reseña de LLDC-30 realizada por Emilio Cerdá, de la Universidad Complutense de Madrid:
“a) Ampliar el horizonte de planificación … b) Mejorar las señales … c) Acortar los tiempos de respuesta …d) Minimizar el uso de recursos no renovable … e) Prevenir la erosión de recursos renovables … f) Utilizar todos los recursos con la máxima eficiencia … g) Desacelerar y finalmente detener el crecimiento exponencial de la población y del capital físico.“ (704)
Todo ello:
“Implica un cambio institucional y filosófico y una innovación social. Requiere definir objetivos en torno a la idea de desarrollo más que de crecimiento. Reclama, simple pero profundamente, una visión más amplia y satisfactoria de la finalidad de la existencia humana que la mera expansión y acumulación material.” (704)
Cómo conseguimos todo esto, si es que es esto lo que hay que hacer, querido lector, yo no lo sé muy bien, o no lo sé todavía. Hasta ahora veía casi imposible evitar el cataclismo climático; hoy veo el colapso energético también inevitable y además mucho más próximo. De todas formas ahí van algunas ideas a vuelapluma a la espera de una mayor sedimentación.
Una de las cosas que se pueden hacer es dar a conocer todo esto. Sabemos que no es eso condición suficiente, pero siempre será necesaria. Hay maneras algo duras, como ésta, a pesar de miss intentos de simplificación y divulgación, que proseguiré. Y las hay más directas, que le permitirán evaluar y confirmar lo que yo le cuento. Por ejemplo, usted puede encontrar estos modelos en Internet, ejecutarlos (algunos directamente) y examinar los resultados con detenimiento.
Puede examinar y ejecutar los modelos globales World3 aquí y aquí, el modelo Vensim aquí y aquí, y el que ha empleado Jørgen Randers lo encuentra a partir deaquí. También es interesante el modelo WorldChange, desarrollado por Jack Harich, el de la crux: es un World3 al que le ha añadido el lazo de la resistencia al cambio, que puede encontrar descrito a partir de aquí. El WoLim de la Universidad de Valladolid no está en línea para ser ejecutado, pero puede encontrar el código aquí.
Mejor todavía (supongo) es jugar. Hay un juego de ordenador que simula World3, desarrollado por la ASPO[2] de Polonia (705). Usted puede jugar a ser amo del mundo y tomar decisiones, a ver qué ocurre. Pero ándese con cuidado que la bajada del zip me ha avisado de que el fichero es peligroso (lagarto), y yo no lo he instalado. Sin embargo hay gente que manifiesta haberlo ejecutado sin problemas y parece contenta con él. Lo he conocido a través de aquí, donde están los enlaces al ejecutable, al manual (706) y comentarios de algunos usuarios.

¿Tecnología al rescate?

Por lo demás no cuente con la tecnología para el mantenimiento del status quo crecentista. El acento sobre este componente como tabla de salvación ecologista tiene su origen en la fórmula de impacto ambiental I=PAT, que hemos visto someramente aquí. Esta expresión nos permitía mantener el tabú cultural sobre la variable poblacional P (707), y el tabú económico sobre el crecimiento de la producción industrial por habitante A (affluence): siempre nos queda la tecnología T para compensar lo que haga falta (708). Pero resulta que, entre otras cosas, en las condiciones actuales, para conseguir esa tecnología supuestamente redentora habría que aumentar la producción industrial. Cosas de la visión sistémica, que permite ver cómo las variables P,A,T en realidad no son independientes sino que se realimentan entre sí  (709).
De hecho, Jorge Riechmann sostiene que es precisamente la tecnolatría lo que limita o impide la asunción de las cosas como son. Ciertamente contamos con los mágicos atributos de la tecnología, mágicamente atribuidos, como remedio a la angustia que nos genera la realidad que nos refleja LLDC y sucesores. Pero eso es un espejismo del que usted se librará en cuanto medite un poco sobre ello en términos sistémicos, para lo cual tiene que vencer previamente el temor a la angustia. O espejismo o angustia: elija, por favor.

Crear comunidad

Otra cosa que podemos y debemos hacer es apoyar a l@s nuestr@s, a quienes se juegan el tipo por la verdad. He hablado ya de algún@s de ell@s, pero los resumiré aquí de nuevo añadiendo algun@s más.
Joan Martínez Alier, 2014: “El crecimiento verde es una utopía” (740)
Joan Martínez Alier, 2014: “El crecimiento verde es una utopía” (741)
España es muy sabia en este terreno, por lo menos en términos relativos respecto a otros lares. Auténticos pioneros de la economía ecológica son españoles, comenzando por Joan Martínez Alier, uno de los fundadores de la disciplina, de la primera asociación profesional y de su publicación académica de referencia. Fue también uno de los creadores del Institut Català de Tecnologia Ambiental (ICTA), que tiene su sede en la Universitat Autònoma de Barcelona (Bellaterra). Se trata de un centro de máximo nivel internacional en este ámbito donde sociólogos como Joan David Tàbara se codean con los mejores especialistas mundiales en cambio climático (710), estudiosos de la comunicación (711) y de los sistemas de conocimiento(712), área esta última muy conectada con lo que aquí estamos tratando. Están ahí pioneros teóricos del decrecimiento como Esteve Corbera, Mario Giampietro, Giorgos Kallis y Christian Kerschner, entre otros.
Tenemos también analistas de la economía española en términos físicos, pioneros a su vez de la economía ecológica, como José Manuel Naredo, Óscar Carpintero (713) y Xoan Ramón Doldán, de la Universidad de Compostela y presidente en activo de la Asociación de Economía Ecológica en España – que cuenta actualmente con casi 50 miembros – junto a los chaparrones de agua fría con que hemos visto que nos instruye Pedro Prieto respecto a la tasa de retorno energética (TRE) de la energía solar peninsular (631). Y la contundencia expresiva de José Anastasio Urra, de la Universidad de Valencia. Hay divulgadores de la talla y la productividad de Antonio Turiel (o de la eficacia comunicativa del propio Prieto), quien irradia entusiasmo a su equipo del Institut de Ciències del Mar (CSIC) de Barcelona. Destaca ahí la profundidad y la variedad de los trabajos de Antonio García Olivares – que he referenciado ampliamente – líder del único intento serio hasta ahora de imaginar un mundo similar al actual accionado sólo con energías renovables teniendo en cuenta las limitaciones materiales – y que emplea y modifica la función de producción propia de la economía neoclásica[3] con la finalidad declarada de llegar a públicos poco predispuestos a atender mensajes originados en entornos que abracen el prefijo ecolo.
La gente de la Universidad de Valladolid, liderados por Carlos de Castro y Margarita Mediavilla, a los que también me he referido, aporta la imprescindible perspectiva sistémica. Y mucho más, pues son quienes han sugerido que lo que García Olivares et al habían ideado respecto a un todo renovables podría no ser del todo verosímil.
También contamos con los Valero, padre e hija, con su ingente trabajo termodinámico sobre la disponibilidad de materiales desde el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE) de la Universidad de Zaragoza. Su reciente obra magna ‘Thanatia’ (284), está destinada a convertirse en un clásico.
Finalmente tenemos unos pocos filósofos en activo conscientes de todo ello y a su vez divulgadores, como los ya citados Jordi Pigem (75) y Jorge Riechmann (104). El primero es ‘filósofo de la ciencia’ en Londres; el segundo es licenciado en ciencias matemáticas y doctor en ciencias políticas y profesor de filosofía moral en la Universidad Autónoma de Madrid, entre otros credenciales. Y poeta.
En el terreno social cabe destacar la asociación gallega Véspera de Nada (!) que se prepara para una Galicia sin petróleo. Uno de sus miembros. Manuel Casal Lodeiro – autor del artículo “Nosotros los detritívoros”, que se ha convertido en un breve libro (714) – acaba de iniciar la edición de la revista ‘15/15\15: Revista para una nueva civilización’ que dirige, y que ha sido financiada a través de Verkami. Sin olvidar la notable y voluntariosa labor de divulgación y la profundidad de los debates radiofónicos promovidos por el Colectivo Burbuja que promueve a su vez Juan Carlos Barba ni la inagotable actividad de Florent Marcellesi, diputado por Equo en el Parlamento Europeo y coautor del libro ‘Adiós al Crecimiento: Vivir bien en un mundo solidario y sostenible’ (715).
Conozco también, pero menos, la fundación Fuehm Ecosocial de Yayo Herrero, líder hasta hace poco de Ecologistas en Acción. Por cierto que esta organización es uno de los grupos activistas clásicos más conscientes de todo esto – y de los pocos no contaminados por la penetración corporativa. Ha promovido la edición de una obra de dos volúmenes, muy reciente, titulada “En la espiral de la energía”, elaborada por Ramón Fernández Durán y Luis González Reyes. He tenido conocimiento de ella concluyendo esta serie de escritos, por lo que no la he examinado todavía con detenimiento – si bien tiene un aspecto magnífico. Puede descargarlos o ver extractos publicados en el blog The Oil Crash sobre el papel de los colapsos sociales en los ciclos históricos (I y II). Pero lo mejor que puede hacer es adquirir la versión impresa aquí. Son también muy loables las acciones comunales promovidas por los movimientos denominados Ciudades en Transición.
Usted puede apoyar todas estas iniciativas de muchas maneras. Hágalo, por favor[4].

Explorar la inteligencia colectiva

De nuevo en relación al pensamiento sistémico, el suizo-húngaro Alexander László señala dos ópticas posibles. Una sería la orientada a la toma de decisiones, que es la que se enseña en las escuelas de negocios, y que está basada en el individualismo, la competición y la formación para las competencias profesionales. Es la que hemos visto hasta aquí. Denomina specialized systems thinking a esta orientación utilitarista.
La otra, que denomina general systems thinking, promueve el desarrollo de una conciencia global, cooperativa, basada en el trabajo en equipo, la exposición a todo el conocimiento y la sabiduría acumuladas hasta ahora por el ser humano, y en elaprendizaje para la vida (716). Por ejemplo, promoviendo la emergencia de lainteligencia colectiva (717).
Para ello la dinámica de sistemas, unida a Internet, podría ayudar, como intentan en el Centro de Inteligencia Colectiva del Massachusetts Institute of Technology – (ver ref. 718 para el caso concreto del problema climático, el proyecto CoLab y ref.719 para una versión previa más elitista de la Rand Corporation). Desarrollan ahí sistemas de argumentación, razonamiento y participación online para miles de personas simultáneamente, que intentan desde hace ya algún tiempo responder a la siguiente pregunta:
“¿Cómo podemos conectar personas y ordenadores de forma que – colectivamente – actúen de forma más inteligente que ninguna persona, grupo u ordenador lo haya hecho hasta ahora?” (720)
Una de las ventajas de estos sistemas es que si usted pretende algo que es físicamente imposible o comete un error de razonamiento lógico, el ordenador le señalará error. Por ejemplo, si usted tiene la ocurrencia de obviar las leyes de la termodinámica… ¡pip! Fatal error. Es la web semántica (721).
Habrá que seguirle la pista a esto, aunque personalmente no tenga mucha confianza en el éxito de los posibles resultados finales. Aunque lo mío es una sensación por ahora irracional, debida probablemente a mi reciente desencanto con las (excesivas) promesas de la tecnología (¡no de la ciencia!) – o por lo menos por el descubrimiento de su costado perverso y que no tengo todavía bien elaborado, con lo que podría estar siendo víctima de un cierto movimiento pendular excesivo. Pero sería magnífico si se acabara consiguiendo algo así, fuera comúnmente aceptado y sus resultados fueran vinculantes. Bien llevado, podríamos estar frente a una extensión eficiente de la democracia.
Ervin László, padre de Alexander László, consciente sin duda de lo que he ido exponiendo en estos escritos, señala en su libro You Can Change the World[5] el período 2012-2020 como crítico, durante el cual se produciría un Macroshift, entendiendo por tal un movimiento popular decisivo capaz de cambiar el curso de las cosas con la ayuda de Internet (722). Tal vez entre todos podamos ayudarle a tener razón, o por lo menos intentarlo.
Con todo, nada sustituye a la relación directa, el debate personal, la lucha. Las batallas se hacen, se ganan, a pie de calle. No (sólo) descomprimiéndose frente a una pantalla de ordenador o un dispositivo móvil. No habrá revolución desde la comodidad del sofá doméstico. Es necesario, como sugiere Giorgos Kallis, orientarse hacia el decrecimiento sostenible y promover una (re)radicalización de los movimientos sociales (723).

Más verdad, más fuerte

Frente a la evidencia de que la extralimitación ya se ha producido hace tiempo y de que estamos ahora cargándonos lo que necesitaríamos para que el colapso fuera más llevadero, los autores de LLDC apelan también a instrumentos ‘acientíficos’, algunos de ellos puramente espirituales. Son éstos:
“Visión, coordinación, verdad, aprendizaje y amor.” (724)
Is science losing its objectivityComo vemos, la verdad está en el centro. La verdad hay que decirla, repetirla, gritarla, jugarse el tipo por ella, lanzarla hacia adelante, mostrársela al poder. No admitir sonrisitas, ironías, negativas, negacionismos. No estamos pidiendo lujo alguno, ni imponiendo cosmovisión ninguna. Estamos simplemente diciendo la verdad, señalando cuáles son las condiciones que la realidad impone a nuestros deseos, y tratando de encontrar una ruta transitable para todos. Pero partiendo siempre de los caminos posibles, sin ilusiones vanas.
Tengo por cierto a estas alturas que la mejor manera de combatir la desinformación no es con más ni con mejor información – aun siendo desde luego necesaria – que siempre puede ser  presentada como contrainformación por los desinformadores. Lo que de verdad airea la falsedad y paraliza al farsante es la desnudez de las técnicas, de los orígenes y motivaciones, coyunturales y estructurales, de la información falsa o tendenciosa. Por el momento todavía tenemos (por aquí) libertad para exhibir estos comportamientos; ya veremos en el futuro. En España el periodista de investigación Pascual Serrano, fundador de Rebelion.org, ha editado un buen número de libros al respecto (725728) – en editoriales muy minoritarias – como concreción de las reflexiones del conocido Noam Chomsky. En el Reino Unido es muy interesante el trabajo crítico sobre los medios de comunicación de David Edwards y David Cromwell, de la organización Media Lens (729,730).
Eso es algo que, creo yo, todos podemos intentar descifrar, denunciar y difundir en alguna medida mientras tengamos Internet.O hacerlo en medio de la calle cuando sea preciso. No será suficiente, pero siempre será necesario.

Conciencia universal

Yendo un paso más allá, una corriente de pensamiento encabezada por el físico de Berkeley Fritjof Capra, que ya en 1975 escribió un libro sobre el Tao de la Física, teoriza ahora e intenta encontrar la vida como propiedad emergente de los sistemas en su reciente (e imprescindible) ‘The Systems View of Life: A Unifying Vision[6], publicado el pasado mes de junio (27). Dicha obra puede considerarse complementaria del magnífico y sugerente ‘La termodinámica de la vida’, que escribieron Eric D. Schneider y Oriol Sagan en 2005 (731), con el que comparte argumentaciones. También es posible encontrar conexiones con la mecánica cuántica. Todo ello son por ahora aproximaciones a posibles nuevas verdades, todavía incipientes, work-in-progress. En este terreno hay que ir con cierto cuidado, pues se escuchan algunas estupideces de apariencia ilustrada que es preciso saber desbrozar.
Algunos pasos más allá, en la frontera con lo esotérico, encontramos a los László, padre e hijo, dos de los fundadores del Club de Budapest. La tesis de los László y de las eminencias de este club es que no sólo la consciencia humana es a su vez una propiedad emergente. Ellos llegan a plantear la existencia de una conciencia universal de la que todos seríamos portadores. László denomina a este campo de consciencia ‘campo akásico’ que, según sostiene, crea coherencia entre los distintos campos electromagnético, gravitatorio, nuclear, cuántico y el de Higgs. Tiendo al escepticismo en esto de las teorías del todo, espíritu incluido. Pero no tengo por ahora criterio suficiente para valorarlo.
Observo mucho friki en este terreno, pero también gente realmente seria. El propio László no es un simple aficionado a lo espiritual, sino alguien muy venerable agraciado con cuatro doctorados honoris causa, además de acreditado concertista de piano. Entre los primeros fundadores del Club de Budapest se encuentran el Dalai Lama, Milos Forman, Mijaíl Gorbachov, Yehudi Menuhin, Mstislav Rostropóvich, Arthur Clarke, Desmond Tutu … ahora son ya más de 60 personas, según nos hizo saber Ervin László en La Vanguardia hace un par de años (732). Sin olvidar al físico y matemático Roger Penrose, de la Universidad de Oxford, cuya ‘nueva mente del emperador’ es un referente ineludible, pero que requiere dedicación y estudio (733). Este terreno espiritual es también explorado por el geólogo y filósofo español José Luis San Miguel de Pablos (734). Resulta por lo demás inquietante que una mujer como Gail Tverberg, que no es ninguna fundamentalista, apele al componente espiritual y a la religión como único remedio para todos nosotros (735).
Ciertamente el hecho de que la teoría de sistemas nos facilite una visión holística que, en lo más concreto, nos permita conocer lo que puede ser y, sobretodo, lo queno puede ser, tiene conexiones con una mirada espiritual de la existencia. Y el propio hecho del holismo, del permanente alejamiento crítico del contorno, unido a las propiedades emergentes, nos puede llevar muy lejos en la exploración del conocimiento. Quién sabe si por estas nuevas dimensiones es posible encontrar respuestas inesperadas. Intentaré profundizar algo en ellas en los próximos meses, sin olvidar la imprescindible área social, más terrenal y práctica.

Amar sin límites

Igualdad
Igualdad en la diversidad
Como sea, nos queda el amor como último recurso inagotable, polimórfico, transversal. No olvide el amor, querido lector, que nos queremos poco, y lo demostramos menos[7], y hasta los espíritus más generosos y predispuestos resultan influidos en algún grado por los prejuicios originados en el inevitable condicionamiento sistémico. Ése sobre el que insisto una vez más: el que está en la raíz de los modelos económicos ortodoxos, y que resulta transmitido culturalmente en un proceso que se autorrefuerza, hasta hacernos reventar de egoísmo homo economicus.
La propia Donella Meadows, una de las autoras de LLDC fallecida demasiado tempranamente, nos lo recordaba allá por 1992: hay límites al crecimiento, pero no al amor (736). Hay muchas cosas, muy valiosas, que tienen pocos límites. Pero hay que buscarlas en el interior de cada uno y promoverlas en los demás. El filósofo Juan Antonio Marina lleva años repitiendo que formar y abrir la mente de los jóvenes (que se dejen) es la primera obligación de todo adulto.
Reflexionando sobre estos caminos exploratorios a menudo me pregunto si nos vendría bien una cierta vuelta al matriarcado. Los valores que asociamos a la feminidad podrían ser más adecuados para abordar el futuro, ellas podrían estar menos contaminadas. Podrían ser mejores portadoras de los conceptos de igualdad,cooperación y cuidado, que Jorge Riechmann considera centrales a partir de ahora.
Porque nosotros, los hombres, tras haber reinventado el fuego, estamos a punto de abrasarnos y fracasar con gran estrépito.
P.S.
A propósito. Tal vez quede todavía una última posibilidad de mantener la situación actual en algunas zonas del mundo, por lo menos un tiempito más, aunque no sea seguro ni tan solo de esta forma. Ted Trainer, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, lo expresó así en 2002:
“Si quieres abundancia, prepárate para la guerra.” (737)
Éste sería nuestro último estertor.
Próxima y última entrada de la serie: Epílogo
Notas al pie
[1] Cuenta la verdad … funciona desde el amor (734)
[2] Association for the Study of Peak Oil
[3] García Olivares ha mejorado los trabajos de Robert Ayres, quien incluyó la energía en la función de producción de Cobb-Douglas (738,739). Él ha añadido, además, la información (740)
[4] Cuento con que no olvido a nadie significativo en España, pero podría muy bien ser dada mi condición de outsider. Si se siente excluido le ruego que me disculpe. Y que se manifieste, por favor
[5] Tu puedes cambiar el mundo
[6] La visión sistémica de la vida, una visión unificada
[7] Los catalanes somos especialmente adustos en la expresión afectiva, pero no en el sentimiento

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